La taberna de Greedy el Eremita se colmaba de indeseables cuando alguna ventisca inesperada arrojaba las diligencias al bosque. El viejo se había ganado el apodo por su idea de construir su negocio en un saliente del monte Kleéshtso, a merced de terribles desprendimientos de rocas empeñadas en evitar sus gruesos muros de madera. La noche en que Clyde Valance entró agitando un papel enrollado y con una sonrisa salpicada de escarcha, supo que debía servir bourbon del caro. 327Please respect copyright.PENANAuqUp8FKyqy
- Hoy estoy dispuesto a escuchar tus cuentos de culebras, Greedy -dijo Clyde, señalando la serpiente de hueso incrustada en la pared. 327Please respect copyright.PENANAd3oWqMM7F6
- ¿Me presentas al pobre diablo que has traído atado a tu penco? Me gusta saber de quién es la sangre que rasco de mi establo.327Please respect copyright.PENANAZRapJEmkCI
Clyde desplegó el cartel sobre la barra. Dos ojos como medias lunas se escondían tras unos pómulos que parecían estar allí por un despiste de Sísifo, y de los que colgaban láminas de piel cuarteada con una herida abierta en medio. Se trataba de un hombre mestizo. Bello en su rudeza indígena y supurante de astucia. Al observar el retrato enmarcado por un letrero de “SE BUSCA” y una enumeración de los miembros de su banda, Greedy ofreció su mejor rictus de perplejidad, pero se reservó cualquier comentario. 327Please respect copyright.PENANAgKKFzk3U4N
- Olvida las manchas, viejo. Está congelado desde hace muchas millas -apuntó Clyde. 327Please respect copyright.PENANAAzqbm6vq04
Sin embargo, el tabernero se hallaba inmerso en sus cavilaciones, con la mirada perdida en los tarados que intentaban acertar con monedas y naipes arrugados en la boca de su amigo, una mole que roncaba tirado en el suelo. Al cabo de unos minutos que para Clyde supusieron océanos de impaciencia, llenó dos jarras de cerveza y se las entregó al cazarrecompensas. 327Please respect copyright.PENANANble3go9ZU
- ¿Ves al tipo que bebe solo en aquel rincón? -preguntó. Clyde se giró hacia donde señalaba Greedy. 327Please respect copyright.PENANAlcrOEAyrGg
- ¿Qué tripa se le ha roto? 327Please respect copyright.PENANAopdrsArJLp
- Llévale una de estas y enséñale lo que me has enseñado a mí. 327Please respect copyright.PENANACD2BpRAIB4
Clyde agarró las jarras y, nada más levantarse del taburete, vio al tipo del rincón empujar con el pie la silla de enfrente. A fin de igualar su iniciativa, atravesó la pantalla de gruñidos y aspavientos de los borrachos hasta llegar ante él. Visto de cerca, era evidente que el extraño era un visitante asiduo de la oficina del Sheriff, pero Clyde decidió sentarse y averiguar en calidad de qué.327Please respect copyright.PENANAUddzZRHg2V
- ¿Lechero o lechón? 327Please respect copyright.PENANAgoJLXNPQnD
- Lechero. Y a punto de emprender el reparto.327Please respect copyright.PENANAHIZ21NxMdc
Su voz era jovial, cosa rara en un cazarrecompensas de su edad, pues los despreocupados siempre morían jóvenes. También era posible que contara con un huérfano que le ayudara. En ese caso, eran los chicos los primeros en reunirse con sus padres. 327Please respect copyright.PENANAKWBwykYY5E
-Te he visto farfullar con el Eremita y mirarme de arriba abajo. Tienes pinta de lechero y hablas igualito que uno, pero la discreción no es lo tuyo. Me llamo Banks. ¿Qué demonios quieres? 327Please respect copyright.PENANAi1reO73SWg
Clyde le mostró el anuncio. 327Please respect copyright.PENANA4KrgotB5HE
- Dímelo tú. Banks esbozó una sonrisa burlona. 327Please respect copyright.PENANAJWGuOTz4JR
- Darren Day, la Rata del Desierto. Otrora buscado por masacrar ganado, asaltar diligencias y luego joder con la hija del sheriff dentro de ellas. Actualmente cazado, envuelto y atado a mi caballo. ¿Te he robado la presa, amigo? Si había algo que Clyde no soportaba, era el desdén. Mucho menos si venía acompañado de palabras que no entendía, como “otrora”.327Please respect copyright.PENANAoU1ELoSqiq
- Redicho de los cojones… ¡Te has equivocado de hombre! 327Please respect copyright.PENANA7h7tlGk6Ae
Banks golpeó la mesa tan fuerte que las jarras que había traído Clyde volcaron y le empaparon de cerveza las botas. 327Please respect copyright.PENANAepaTiwQDaa
- ¡No te conozco una mierda! No es mi culpa que seas un inútil y hayas dejado irreconocible a un cualquiera creyendo que se trataba de Day. Los parroquianos enmudecieron. 327Please respect copyright.PENANAlGb2aEpjEM
Al fondo, Greedy manoteaba furiosamente. 327Please respect copyright.PENANATMIT5wnE5P
- Sal afuera conmigo, lechero. Lo comprobarás -propuso Clyde. 327Please respect copyright.PENANAxRvaiG3zU7
Ambos abandonaron la taberna, que aguantó en silencio hasta que el gigante desmayado tosió quince centavos. A pesar de que el temporal había amainado un poco, el viento sacudía el portón del establo, apenas una cabaña con tres amarraderos y montones de paja esparcidos sin criterio. Los cazarrecompensas caminaron hacia sus respectivos caballos, descolgaron los bultos y los colocaron uno al lado del otro. Banks fue el primero en descubrir el rostro de su presa. 327Please respect copyright.PENANAptahf8I6N9
- ¿Es Day o no lo es? Vamos, dime. 327Please respect copyright.PENANAUuWJ0GW8Sq
Clyde cayó sobre sus rodillas y, temblando de los nervios, le apartó la manta empapada de la cara a la suya. 327Please respect copyright.PENANAMxUkjQHjVx
- Los dos son Day. No. No era posible. Ya había oído rumores de compañeros que asesinaron a hermanos o incluso a hijos de forajidos por error, pero no podía sucederle a él. No después de tres semanas de persecución y hambre inclemente. 327Please respect copyright.PENANAEYa6nEZJw1
- Putos hermanos gemelos… 327Please respect copyright.PENANAXdGUlM3DEk
Banks comenzó a preparar su montura mientras Clyde farfullaba incoherencias. 327Please respect copyright.PENANAF4oRSoGLVn
-No sé por qué demonios debería hacerlo, pero quiero ser justo. Pongamos que es un pacto entre lecheros honrados, ¿vale? -dijo Banks. 327Please respect copyright.PENANATiLiHwvm7l
Clyde se recompuso y asintió. 327Please respect copyright.PENANAs7PFqT3aBz
- La oficina del Sheriff se encuentra a veinte millas. Si nos plantamos allí los dos con nuestros regalitos repetidos, solo uno podrá cobrar la recompensa. El otro en cambio pasará una temporada peinando los pelos del culo de su compañero de celda. Eso, por supuesto, si no nos encierran a ambos porque ni siquiera ellos puedan distinguirlos. Así que yo tomaré la ruta que corre paralela a las cuevas. Es más peligrosa, pero conozco escondites por si arrecia la ventisca. Te propongo tomar el que bordea la ladera y que el propio monte te proteja de salir volando por los aires. El que llegue antes, se queda con la pasta. 327Please respect copyright.PENANAKgNTFB0lYc
Clyde no pudo más que aceptar y cabalgar en silencio junto a Banks hasta que sus caminos se separaron, aún invadido por una vulnerabilidad nueva para él. La actitud conciliadora de este, unida a la ligereza con la que había trazado el plan, le causaban un desasosiego semejante al que sentía cuando, una vez efectuado un disparo incierto, corría colina abajo sin saber si se toparía con un cadáver o un delincuente cabreado y listo para devolvérselo. Se dio cuenta de que admiraba a Banks, pero le temía más 5 todavía, pues su corazón no atinaba a quedarse en el punto exacto entre sendos extremos. Atisbando el porvenir con el ánimo de un fantasma, abrazó a su caballo y le habló al oído. 327Please respect copyright.PENANAv7uBslrnZ5
- ¿Qué me diferencia del muerto que estás cargando? Has galopado a mi lado desde hace años y jamás te he dado un nombre. De crío soñaba con domar un caballo y llamarlo… 327Please respect copyright.PENANA2ZdPjTIjDT
Justo en ese instante, el animal se desplomó y Clyde acabó en una cuneta preñada de cardos. Pasó unos minutos tumbado, temblando de dolor. Al despegar los párpados, leyó la palabra “LIBERTADOR” escrita en las estrellas y un puñado de lágrimas se congelaron en sus mejillas. Tal vez Banks había regado las riendas de esencia de peyote y por eso no era capaz de dominarse. Le haría pagar a la vuelta. Le obligaría a comerse un cactus y limpiarse con el sudario que envolvía a Day. No escucharía una de sus súplicas y mucho menos sus motivaciones. Alguien debía hacerse cargo de las grietas que ahora advertía dentro de sí. Clyde Valance se echó el cuerpo a las espaldas y caminó las doce millas y media que faltaban. A medida que la oficina del Sheriff iba cobrando entidad en el horizonte, su mente se iba vaciando de recuerdos y distracciones y una suerte de calor le nació en el pescuezo y se extendió a cada uno de sus miembros. De hecho, llegó a su destino tarareando una canción que juraría desconocer. Allí no había huellas que delataran la victoria de Banks, pero tampoco luz proveniente del interior del rancho. Clyde dejó el bulto en la nieve y llamó a la puerta. No hubo respuesta. 327Please respect copyright.PENANAfElueqGN4x
- Abre ya, maldito holgazán -gruñó. 327Please respect copyright.PENANAkPpgvOf8M9
De repente, una serpiente de cascabel salió de la cerradura y se le enroscó en el brazo. Lo zarandeó con tal violencia que perdió el equilibrio y aterrizó cerca del cadáver. La víbora se irguió ante él. Sus ojos eran los de un niño castigado recibiendo a otro en el rincón de pensar. Clyde reculó muy despacio y notó bajo su mano izquierda el tacto de la tela mojada. Perfecto. Despojaría poco a poco a Day de su mortaja y atraparía al bicho con ella. 327Please respect copyright.PENANATc4ltDmp13
- Te vas a enterar… 327Please respect copyright.PENANAGIfcw8sMxL
La manta amarillenta ondeó contra las primeras luces del amanecer. Lo siguiente que vio Clyde fue a un hombre mestizo entrar en la taberna de Greedy agitando un manojo de plantas silvestres y con una sonrisa radiante. El viejo supo que debía servirle su mejor bourbon. 327Please respect copyright.PENANAkMHtaTwlhw
- Hoy quiero contarte un cuento sobre culebras -dijo señalando las tres serpientes de hueso incrustadas en la pared. 327Please respect copyright.PENANAMLcPJ1BqAO
- Ya era hora, hijo mío -respondió Greedy.327Please respect copyright.PENANAWSGMyhgY54