—Traje las cosas que me pediste del centro comercial —me dijo Kensuke, por detrás de la puerta—. Lo único que no encontré fueron las galletas de té verde que me pediste. Creo que las descontinuaron otra vez.
Corrí a abrirle la puerta mientras me colocaba el calzado. Lo encontré con las mejillas completamente rojas y el sudor recorriéndole la frente en largos hilos tibios.187Please respect copyright.PENANAWclOU0TivV
Levantó las bolsas hasta sus hombros, mientras me sonreía.
—Otra vez va a llover, el cielo se ve terrible. Me aburren como nunca los días nublados —pasó al rellano y comenzó a sacarse los zapatos con sus propios pies—. Definitivamente, jamás me iría a vivir a Europa. ¿No se ha ido la luz en tu casa?
Negué con la cabeza y le ayudé a cargar las bolsas hasta la sala.187Please respect copyright.PENANAebIWQpWFm1
—Ha estado bastante tranquilo y silencioso.
—Me imaginé que así se encontraría tu casa —se río—. Las cigarras me estaban volviendo loco, así que este lugar es como el paraíso.
Se dio un paseo desde el pasillo hasta la sala de estar.187Please respect copyright.PENANAVUMu4RVpV6
Comencé a desempacar las cosas rápidamente.187Please respect copyright.PENANApP2cfW3fwg
—Lamento haberte citado en mi casa tan tarde —me disculpé—. Creí que Tôji vendría contigo. ¿Dónde se metió?
—Se quedó jugando básquetbol con su hermana y sus amigas. Creo que las está entrenando para un campeonato o festival de verano sobre deportes —se sentó en el suelo y me arrebató de las manos una lata de gaseosa de uva como un gato al ataque—. Le fascina jugar a esas cosas, pero yo soy pésimo. Me romperían la cara con uno de esos pases de elefante.
Miré la hora en el reloj. Eran las seis de la tarde.187Please respect copyright.PENANA0eafqhXuDv
Giré para verlo y doble las bolsas plásticas mientras tomaba asiento a su lado.187Please respect copyright.PENANAtEsy5iV8nK
—¿Quieres poner una película? —le pregunté.
—¿Ya arreglaron tu videocasetera? —se levantó de golpe y le dio un trago a la bebida hasta que sus labios se tornaron púrpuras—. Te estabas tardando, Ikari.
Reí para mí y rompí el envoltorio de un paquete de osos de gomita.187Please respect copyright.PENANAiJyBuYccGu
—Elije la que quieras; todas me gustan y las he visto ya.
Dejó huellas de sudor candente por encima del suelo. Siguió bebiendo mientras recorría con un dedo el estante ordenado de películas que pertenecía a mi papá.187Please respect copyright.PENANAND0IPRsMco
Él no se encontraba, así que no había problema alguno.
Estaba bastante ansioso, así que no podía parar de comer una golosina tras otra.187Please respect copyright.PENANApgSH5HokIT
—¿Ya decidiste?
Dio media vuelta, girando sobre sus talones.187Please respect copyright.PENANAzDV1PHcd3p
—No —hizo una O final con sus labios—. Estaba dándome cuenta de una cosa.
—¿Qué cosa? —pregunté despistado.
Estiró la mano y sacó un total de tres VHS.187Please respect copyright.PENANAJwMsZjGnt0
Sobre su dorso se marcaron venas de esfuerzo.
—Me doy cuenta de que siempre estás muy solo en casa —revisó las cajas—. ¿No te aburre sentarte aquí y quedarte tan... ?
—¿Solo?
—Sí, solo.
—No.
Regresó a paso lento hacia mí, y volvió a sentarse. Botó las cintas al suelo.187Please respect copyright.PENANAaCIz0xXFSl
—Mamá me dice que te invite a comer de vez en cuando. Siempre le digo que no quieres, pero es porque sé que nunca aceptas. ¿No te gustaría? —se terminó el refresco en una pausa, y paré de comer—. Mi madre es una mujer algo extraña, pero le gusta abrazar. Le gusta pasar tiempo con las personas. De hecho, creo que le gustaría pasar tiempo contigo.
Observé el montón de chucherías que había sobre la mesa, aunque no les puse mucha atención.
Kensuke me robó un puñado de osos de gomita.187Please respect copyright.PENANASEV3zJTLr9
—Te haría de comer, y te haría de cenar. No hay problema nunca. Siempre nos sobra una silla y nos sobra un plato que pueda servirte.
—No es necesario —aclaré—. Lo agradezco, y no quiero sonar grosero... Pero no espero que sea un reemplazo sobre lo de... —lo miré tímidamente—. Ya sabes, eso.
Asintió.187Please respect copyright.PENANA2yBVBzaIQJ
—Yo lo sé, y lo sé mejor que nadie. Bueno, Tôji también lo sabe... Simplemente nos preocupas.
—Pero estoy bien —insistí.
—Pero nos preocupas, y también nos importas —me dijo, masticando—. La oferta seguirá en pie por el tiempo que todos nosotros sigamos vivos. Todo lo que necesites, lo puedo traer.
Y Kensuke no mentía. Siempre actuó de una forma servicial conmigo.187Please respect copyright.PENANAxZ1NfHyuzu
Después de saber lo que había ocurrido con mi madre, y que mi padre normalmente regresaba borracho a casa, lo menos que podía hacer era darme una mano.187Please respect copyright.PENANAwVpujBjNAn
A veces eran sopas, otras veces dulces.187Please respect copyright.PENANAM3fz0ga7H7
Siempre había algo que dar.
Por el otro lado, Tôji me protegía, y siempre velaba por mi físico. Sí enfermaba, me obligaba a ir a la enfermería con una patada en el trasero.187Please respect copyright.PENANA2FdYU6LGOg
Llegué al punto en el que solo debía pedir las cosa y agradecer.
—¿Para qué me citaste? —me preguntó, mientras se abanicaba con una de sus manos libres— Tengo un calor de perros. Tenías terraza, ¿no?
—Las sillas para sentarnos están sucias —me levanté y comencé a recoger las golosinas como un rayo—. Anda, vamos. Aquí terminaremos como bolas de arroz.
—En mis planes jamás estuvo volverme del que se queda pegado a la cacerola —se rió, ayudándome torpemente con algunas.
Pasando a través de la pequeña cocina integral, abrí una puerta corrediza de mosquitero.187Please respect copyright.PENANAbTYRtofZ7B
Kensuke me pisaba los talones.
Tan pronto estábamos afuera, nos golpeó el aire ligero y fresco de la tarde. Las cigarras habían callado como por arte de magia, y se escuchaban grillos distantes. 187Please respect copyright.PENANAqkYzXd0NSh
La orquesta del día había finalizado, y era hora de que los violinistas de insomnia comenzaran su pieza.
—Ahhh... —Kensuke se tiró sobre la silla empolvada—. ¡Esto es vida! Quisiera que mi madre hubiese comprado el departamento de la otra vez.
—¿El naranja de la terraza?
—Ahora otro par de imbéciles están probablemente fumando en ella, mientras yo me conformo con un montón de azúcar y calorías —hizo un puchero—. ¿Ya me dirás para que me has citado aquí?
Me recosté sobre la silla y crucé los pies al final. Abrí otra lata de gaseosa de uva.187Please respect copyright.PENANATQ3rpMirIG
—Tengo un problema.
—¿Un buen, o mal problema?
—Realmente no se si haya buenos o malos problemas —dije—. ¿Tú crees que debería haberlos? Me estoy desviando, lo siento. Es uno malo.
Colocó sus brazos sobre la cabeza.187Please respect copyright.PENANARy55WXVOSI
—¿Es tu papá de nuevo?
—No, él no me da problema. Lo único que sé es que al rato debo preparar la cena, y es lo único que me preocupa dentro de esta casa...
—Por el momento —me indicó, con uno de sus dedos índices, sonriéndome
Imité su gesto y me reí, pero tan pronto como me di cuenta de que lo disfrutaba, paré.187Please respect copyright.PENANAt0dpev7kuz
—Es sobre una persona.
—¡Ahhh! Una chica.
—Sí, pero no la conozco. Tuve un problema con ella.
—No sabía que te gustaban ya las chicas, Shinji. Siempre pensé que aún eras un niño.
—Claro que me gustan, pero esta en realidad no me gusta —respondí—. Probablemente, no esperas que un chico hable tan mal de una chica, pero ella es como una escoba, con piernas y brazos de fideo, y que tiemblan. O bailan, no lo sé.
—Ja, ja, ja, ja.
—Y su cabello es tan delgado que parece que se cae, y sus ojos tan perdidos que parece que va a chocar contra un poste... —hice ademanes con las manos.
—¡Oye, oye! Tampoco seas así de cruel... —se volvió a reír—. Debe ser una chica fea.
—Es que no es fea, simplemente no me gusta y tuve un problema con ella.
—¿Se te declaró?
—Para nada, no se ve que sea de esas. Más bien, creo que le desagrado y agrado al mismo tiempo.
—¿Y te preocupa todo eso?
—Me preocupa porque es mi culpa de cierta manera —le respondí.
Kensuke me miró confundido.187Please respect copyright.PENANAoXDe9OqZ0i
—¿Pues qué rayos le hiciste?
—Tampoco sobrepienses las cosas. No podría haberle hecho esa clase de daño que imaginas...
—Totalmente de acuerdo.
—Pero sí dije algo que no debí, y por momentos me siento muy mal, y por otros bastante tranquilo. ¿Qué piensas sobre eso?
—Pues primero, si algo retiene tu atención por un tiempo dado, debe ser resultado de alguna cosa que no aceptas. Me has dicho que no te gusta, ¿no es así? —me miró—. Pero te preocupa, y eso ya es algo. Ya ha entrado dentro de ti.
Mantuve la mirada recta hacia el cielo.187Please respect copyright.PENANAsTwwQWLLYg
Sus colores eran de algodón de azúcar, y la ciudad encendió sus estrellas plásticas por todas partes. A la lejanía, las personas se volvían pequeñas manchas obscuras de la noche.
Kensuke y yo ya éramos algo así, como siluetas.
—¿Te sonrojas cuando te acercas?
—Para nada —dije de inmediato—. Jamás.
—Pero, ¿te pone nervioso?
—¡Claro! Pero fue por lo que dije.
—¿Y me lo dirías? —me cuestionó.
—Me matarás porque te hice perder tiempo si te lo cuento como fue. Prefiero que no lo sepas.
Se removió alegre.187Please respect copyright.PENANA8gsJ2YSTO4
—A veces me recuerdas a los adultos. A la maestra Misato, cuando se molesta y nos da sus sermones.
—No, no. Tú eres como la maestra Misato. Me sermoneas.
—Pero te gusta, ¿o me equivoco? —preguntó.
—¿Que me sermonees o la profesora?
Nos miramos y nos carcajeamos; después, él suspiró.
—Míranos, Shinji. Acá arriba somos los espectadores de la vida. Hablamos como adultos, a nuestro criterio, cuando no sabemos nada sobre trabajar o ser despedido. Te preocupas como un viejo calvo de 56 años, y yo te respondo como su viejo amigo de 53 que usa peluquín.
—Tampoco me quieras hacer ver más viejo en tus fantasías; es injusto —me quejé, rascándome la frente.
—Pero hablo en serio —serenó su rostro—. Shinji, no hay que preocuparnos por si las cosas fueron hechas o no. Tenemos unos cuantos años, y éstos son los mejores. Si te equivocas, puedes arreglarlo; si algo rompes, puedes repararlo —abrió una bolsa de papas fritas—. ¿Para qué quieres pensar tanto las cosas como un adulto si no lo eres?
—No lo sé.
—Nunca pienses como ellos mientras tengas esta edad, en mi opinión. Las personas mayores son más necias que nosotros, los adolescentes, y no se pueden equivocar tan fácilmente. Creémos que tenemos la razón —negó y carraspeo—. Si lo echaste a perder con esa chica fea, ¿por qué no lo reparas? No es como si el tiempo se fuera a acabar.
Me quedé perdido en la conversación.
—Estás solo, y lo sabes bien. Tienes que cocinar la cena, y lo sabes bien también. Tenemos cosas qué hacer, tenemos cosas por las qué crecer... Por eso arruina todo lo que puedas cuando sientas que puedes aprender algo de ello. Rompe las cosas que puedan romperse, y crece tanto que las piernas te duelan, o los brazos... O tu cabeza —guardó silencio, para proseguir después de comer—. Mira allá, en ese edificio...
Lo señaló, y ambos lo miramos.187Please respect copyright.PENANA0GP5t0VmUB
Continuó.187Please respect copyright.PENANAGAffZ922X9
—Yo no sé qué haría allá, o que haría alguien en éste lugar si yo me encontrara desde sus ventanas. Yo no sabría nada, pero creería que sí lo sé y está bien, o está mal, y nada más, porque soy demasiado grande a mi criterio; y después me veo aquí, y me doy cuenta de que no sé nada, de que al hacer las cosas mal, puedo obtener consecuencias y seguir haciendo las cosas bien después de ellas.
—¿Y tú piensas que haría las cosas bien si no lo pensara tanto? ¿A eso te refieres?
Ya se había colocado la noche.
—Justamente eso quise decir, pero soy muy parlanchín. Sé irreverente por mientras puedas, y disfruta eso. No tengas miedo a acercarte... Estamos en la edad donde no se es ni tan estúpido ni tan inteligente. Simplemente se forja quien se es. ¿Lo ves?
Asentí.187Please respect copyright.PENANA5AB8R9xHPu
—Lo veo. Creo que sí.
Acto seguido, se levantó y me golpeó con la bolsa de patatas en el pecho.187Please respect copyright.PENANAqSQrOLw8B4
—Me tengo que ir, o me matarán en casa. Ni siquiera me fijé en el cielo; se despejó. Mañana va a ser un día muy bonito.
Entró a la casa, y le seguí los pasos.187Please respect copyright.PENANAtIvZhzTZ4I
Se colocó los zapatos mientras me quitaba otra lata de gaseosa.187Please respect copyright.PENANAsbUruEgEdX
—La necesitaré de camino a casa.
Abrió la puerta y me coloqué detrás de él.187Please respect copyright.PENANAN8ndqOGCcD
—Gracias por soportarme, Kensuke.
—Ahhh, ¡calla! Lo hago de corazón... —se detuvo a la mitad de la salida—. ¡Casi lo olvido! Te he grabado ésto... —rebuscó en sus bolsillos delanteros, y sacó un pequeño cuadrado de plástico que me facilitó—. Me dijiste que te gustaba el tipo ese... Marvin Gaye, o algo así. Te grabé esa canción el otro día que la escuché; ya sabes, música occidental. Espero que la disfrutes.
Lo acaricié con las yemas de mis dedos.187Please respect copyright.PENANAOUetORDbkt
—Gracias... —me abochorné—. Oye, ¿tú piensas en absolutamente todo, no?
Él negó mientras se alejaba, estirando el brazo como despedida.187Please respect copyright.PENANAOf2mxVIUo1
—Si lo pensara todo, no estaría aquí.
Esa noche, Ain't No Mountain High Enough de Marvin Gaye no paró de rebobinar en mis oídos.
—Eres un estúpido, Shinji —me susurré.
Se detuvo todo. Yo me quedé dormido y la cena jamás se hizo.
...
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