El doctor le pidió a Taj que se recostara en la camilla. Taj se acomodó con cierta incomodidad en la camilla de acero inoxidable. El doctor lo examinó con detenimiento, tomándole las medidas con un instrumento digital de alta precisión.
Después de la exploración, el doctor les pidió que se sentaran en un par de sillas de diseño moderno que estaban frente a su escritorio.
Quiero explicarle que los implantes que le vamos a colocar son de titanio. Son adaptables, es decir, que a medida que usted siga desarrollándose y creciendo, el implante se adaptará a su cuerpo gradualmente de forma automática. No habrá necesidad de cambiar el implante durante su crecimiento.
El procedimiento es fácil y rápido. En unas horas ya estarás caminando con su nueva pierna y su nuevo brazo. Saldrá de aquí caminando, Taj", le dijo el doctor con una sonrisa tranquilizadora.
El doctor tomó una pequeña tableta digital y comenzó a hablar por el intercomunicador. "Enfermera Suzuki, favor de traer un implante del brazo derecho y una pierna derecha, con las medidas que se le acaban de tomar al paciente".
El doctor le explicó a Taj que, terminando de ponerle el implante, pasaría a la sala de rehabilitación donde un enfermero lo ayudaría a empezar a utilizar sus brazos y su pierna nueva. Le dijo que eso no tomaría más de 45 minutos.
Taj se sintió un poco nervioso, pero la sonrisa del doctor lo tranquilizó. Ayame le apretó la mano con fuerza y le susurró: "Todo estará bien, mi amor".
Al salir del Centro Especializado Conexión Nerviosa, Taj, emocionado por sus nuevos implantes, le pidió a su madre que caminaran un poco. Ayame se sintió un poco insegura al principio, pero se aferró a la mano de Taj y le dio su apoyo.
El sol de la tarde brillaba con fuerza, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados. Taj se quedó mirando el mundo desde una nueva perspectiva. La sensación de la arena bajo sus pies, el aire en su rostro, la luz del sol en sus ojos... Era como si estaría experimentando todo por primera vez.
Se dio cuenta de que las cosas se veían de una forma completamente diferente. La aldea le parecía más grande, más viva, más llena de detalles. Los colores se veían más brillantes, los olores se sentían más intensos, los sonidos se escuchaban con más claridad.
Se paró un momento a contemplar un campo de flores de cerezo que se extendía frente a ellos. Las flores se mecían suavemente con la brisa, formando un mar de rosa y blanco.
El corazón de Taj latía aceleradamente mientras más avanzaban a la sala de espera. Los pasillos del centro eran amplios y luminosos, con paredes blancas que reflejaban la luz artificial. En las paredes había pantallas que mostraban imágenes de personas con implantes robóticos, realizando actividades cotidianas con naturalidad y facilidad.
Ya en su casa, Taj no podía dormir de la emoción. Se quedó mirando su nuevo brazo y su nueva pierna, tocando la piel artificial que cubría los implantes de titanio. No podía creer que ya no tuviera que usar la silla de ruedas.
Al día siguiente, Ayame lo ayudó a preparar para ir al instituto. Le cortó el cabello y le compró un traje nuevo, elegante y bien perfumado. Taj se miró al espejo y no podía creer lo bien que se veía. Se sintió alto, con un buen porte, y con una confianza que nunca antes había sentido.
Cuando Taj llegó al instituto, todos se quedaron en silencio al verlo. Casi no lo reconocían. Era como si hubiera nacido de nuevo..... Continuará.
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