
—Eso fue más fácil de lo que esperaba—dijo alegre la demonio corriendo con las piernas de Input sobre su hombro—. Te dije que funcionaria. Ese Hay tiene mierda en la cabeza.
—No cantes victoria aun—corrigió el otro demonio delante de ella cargando con el resto de la chica—, todavía no salimos de este lugar.
—¿Pero ella cabera por nuestro pasadizo secreto?
—Esta flaca, y si no cabe la rebajamos con mordidas.
—¡No sin antes cogerla entera! —reclamo ella. Input se sacudió bruscamente—. ¿No puedes estar cinco segundos quieta?
Input hacia sus luchas para librase de los brazos de sus raptores. Habían sujetado sus brazos contra su cuerpo, y sus piernas entre ellas. Incluso le taparon la boca para que sus gritos pasaran desapercibidos. Pareciera que las cadenas solo afectaban al que sujetaban, ya que los demonios no mostraban señales de dolor por el contacto con su piel desnuda mientras que ella sangraba.
No pudo ver con exactitud a sus nuevos raptores por la escasa luz. Su altura era muy baja por lo cerca del suelo que la llevaban. Lo mucho que noto fue la cabeza del demonio hembra a su frente.
Cuando estaba en su anterior secuestro, la puerta de la habitación se había abierto lentamente y los pequeños pasos entraran hasta donde ella. Reconoció que era una demonio por sus palabras lascivas y distorsionadas. Esta la uso como escalera para trepar hasta las cadenas y liberarla por unos segundos. Su compañero llego y entre los dos la sujetaron con rapidez para huir después de matar a los demonios que entraron a detenerlos.
El exterior se encontraba iluminado por lámparas improvisadas con huesos. Las habitaciones por las que entraban y salían le parecían más arcaicas que las humanas decoradas con retazos de sus víctimas. Estos demonios también se la comerían, ambos casos eran lo mismo. Su situación no había cambiado, seguía bloqueada e débil. Su única esperanza era ingeniárselas y usar su poca fuerza para mantenerse entera.
Como si eso fuera a servir de algo. Porque mientras no se liberará de esas malditas cadenas, sus esperanzas eran nulas. Quería pensar que los enanos tenían las llaves, de lo contrario no se explicaba como abrieron las cerraduras de antes.
Un grito lejano le saco unas risas a los enanos.
—Parece que ya se dio cuenta— se burló ella.
—No quiero ver a esa maldita serpiente cuando se nos aparezca. Aunque, por otro lado, no hay posibilidad de que sepa que fuimos nosotros al menos que haya sobrevivido uno.
—Si lo descubriera podríamos hacerle frente.
—Sí, y pelear por el control de la banda—dijo con sarcasmo—. Aún no sabemos que tantos Nechers se ha devorado en el pasado. Puede que más que nosotros.
—Eso dices ahora. Vas a ceder como siempre. Tenemos problemas—dijo refiriéndose a los demonios delante.
Input hizo atrás su cabeza para ver. Se movían con desesperación y parecían buscar algo, probablemente a ellos. Los enanos se giraron a otra vía y otros demonios aparecieron. Tomaron unas escaleras de bajada, al pie estaban otros.
—Pero qué carajo—renegó el enano deteniéndose.
Los de abajo los vieron, la distinguieron y no dudaron en ir por ella. El enano la lanzo en al aire y saco sus cuchillos para envestir a sus rivales. Al fin visualizo bien a la enana en esos segundos alzada. Horrenda, de dientes y uñas largas y descuidadas, orejas gatunas y usaba unas pieles de serpiente enredadas a su cuerpo para tapar sus partes decorosas.
En ese corto tiempo en el enano la soltó, los demonios se aceraron con sus garras y cuchillas por las escaleras y el techo, pero el enano se movió rápidamente entre los huecos entre cada uno y cortarlos en pedazos. Para cuando el enano la atrapo nuevamente, el camino se encontraba libre. Terminaron manchados con la sangre demoniaca.
—Putos—dijo él.
—Yo también quiero matar a unos ¿y si cambiamos lugares? —sugirió ella.
Una vez abajo se toparon con decenas de demonios con el mismo objetivo. Retrocedieron y de arriba venían otros.
—¿Pues qué esperas?
Ella soltó las piernas de Input y ella ahogo un quejido cuando las cadenas lograron encarnarse con el golpe. La enana se giró para escupir fuego hacia las escaleras y que las flamas se expandieran hasta arriba. Input se quedó estática. Una demonio escupiendo fuego, para ese nivel se requería haber devorado un número inmenso de Nechers, y no cualquieras. Esos tampoco eran demonios cualquieras, lo que dijo la enana hace rato sobre hacerle frente a Hay no debió ser a lo tonto.
Los demonios bajaron prendidos en llamas y pasaron a sus lados. Los demás al verlos procuraron esquivarlos sin percatarse de la enana que los atacaba antes de que se dieran cuanta. El enano arrastro a Input hacia la siguiente salida.
—Solo espera un poco, perra, ya casi salimos de este desastre—dijo el enano y cuando llego su compañera, esta escupió fuego nuevamente a el resto del lugar, generando un incendio—. No puedo esperar para jugar contigo.
Y entraron a un último cuarto.
Era una armería con diversas armas blancas, y una que otra extraña pieza que prefería no pensar el como la usaban ni a quién. Fueron a una esquina y la depositaron en el suelo para poder movieron un estante que ocultaba un hoyo pequeño. Era su pasadizo secreto.
¿Eso era todo?
Si estos demonios se la llevaban su paradero se perdería, nunca la encontrarían.
Ella tenía razón. Anpu nunca vino por ella. No fue por ella cuando la olvidaron con su padre, ni cuando supo que lo habían dado por desaparecido dentro de su nación junto con los demás rebeldes, ni en todos estos años que se hizo pasar por el para orgullo de su padre. Por eso no debió ser sorpresa que la mandara al inframundo sin titubear.
Si, seguro fue por eso.
Una vez su padre le dijo, que antes de su circunciso él ya era famoso por acabar con legiones de demonios. Ella ya era una jovencita y estaba por ser extinta por dos. Ojalá que su extinción fuera rápida y sin dolor, aunque sabía que no lo seria.
—Esto es tan excitante, no puedo evitar mojarme de la impaciencia—alardeaba la demonio.
Se acercó a ella y paso sus tétricos dedos por su cara con una sonrisa tan demente y pervertida, que la hacían lucir como todo monstruo de pesadilla para cualquier humano.
—Estaba pensando, que si te portas mal talvez tenga que disciplinarte y eso tardara mucho, pero si te portas bien, tratarte de acabarte rápidamente—dijo deslizando su dedo hasta uno de sus senos—. Y personalmente, me gusta más la primera opción. Amo las chicas malas.
—Y a mí me da igual siempre y cuando grite del dolor y se ahogue en mi pito—agrego el otro enano. Su compañera lo miro con una sonrisa de cómplice—. ¿Cuándo fue nuestro último trio con una de esas?
Desde esa posición Input aprecio el aspecto del demonio. Tan espantoso como su compañera con la diferencia de estar mas corpulento y bajo que ella. Tenía una barba y melena hasta el cuello manchadas de sangre, y su única prenda era un taparrabo de piel de león sujetado con un cinturón de piel de serpiente que fallaba al no tapar la erección del enano.
—¿Cómo recordar? Tuvimos tantos buenos recuerdos, y momentos—dijo acercándose de forma seductora—. Nuestros favoritos eran las serpientes y los leones. Y una vez robamos un hipopótamo en plena orgia. Ah, fue una época maravillosa.
Se pegó al otro con malicia y lo rodeo con sus delgados brazos. El otro la acerco con una mano en su cintura y se besaron de una forma asquerosa y babosa, sin impórtales el incendio que estaba consumiendo el lugar. Input quiso vomitar ante la desagradable escena y sin poder evitar pensar en cómo la tratarían.
¿Qué hizo para merecer eso?
No podía caer tan bajo, mas que humillante era indignante. Dejarse usar como juguete de diversión para seres tan blasfemos ¡y alguien con su sangre! Era una vergüenza para su linaje, su creador debiera estarse revolcando desde su lugar donde quiera que esté.
Entre el movimiento de esos dos, noto unas piezas de metal volando en el cinturón del demonio. Las llaves. Allí estaban, tan cerca y a la vez tan inalcanzables. Su liberad estaba ante sus ojos, con la limitante de su condición. Así como si alguien quisiera sacar con sus manos desnudas de entre las llamas a aquella pieza que se le callo allí por accidente.
Sus fuerzas decaían a cada minuto, su sudor se evaporaba en sus poros, las cadenas habían logrado llegar a sus músculos, su grasa fritaba su carne, su sangre se secaba en el metal. Su cuerpo físico estaba siendo destruido, su Ka luchaba por fugarse para restaurarla, incluso su alma se negaba a separase de ella.
¿Así se sentía estar muriendo?
¿Morir? ¡Ella iba a morir! Si moría ya no podría volver al mundo de los vivos, quedaría atrapada en el infierno junto con estos monstruos, y eso solo si su espíritu lograba abandonar su cuerpo aun con las cadenas reteniéndola.
Alguien por favor, que la rescatara.
—Hora de irnos—dijo el enano separándose de su amante al ir por la Input.
Un conocido grito proveniente de las llamas los alerto y la cría de Devorador se fue sobre la pierna del enano que tanto odiaba. Le clavando los dientes hasta sus huesos y el sangro. Callo de espalda y se revolcó por el suelo tratando de enderezarse, la cría lo volvía a tirar con cada giro que daba similar a un cocodrilo en el agua.
La enana intervino sujetando la cría contra el suelo mientras el otro buscaba algo con que quitársela. El forcejeo llevo a aflojar su cinturón y las llaves se deslizaron cerca de input. Ella abrió los ojos incrédula. Era ahora o nunca. Tonta si no la aprovechaba.
Trato de moverse, no lo logro. Relajo su cuerpo evitando pensar en el dolor y se sacudió. Dolió, pero consiguió sacudirse. Los demonios estaban intentando inmovilizar a la cría, por momentos parecía que quería soltara y cuando estaban por separarla volvía a apretar y agitar el enano para que soltara gritos del dolor.
Input repitió la acción con mayor angustia, avanzo poco. Los enanos recurrieron a los cuchillos, los insertaron entre los huecos en la mandíbula y se rompieron o malgastaron.
Siguió luchando. Su sangre le gritaba que no se rindiera. No sería la segunda de su familia en extinguirse. Aún tenía esperanzas de vivir, de existir. Esa llave eran su libertad. Las llamas estaban cerca de ellos, o salían por la salida o tomaban el riesgo de atravesar el fuego.
El enano busco pararse con la cría colgada sobre algunos muebles. La cría desangro al enano, podría arrancarle la pierna si se lo proponía. Ella estaba jugando, disfrutando de su juguetito masticable. Con sus garras delanteras rasguñaba a la enana cuando atravesaba sus manos por socorrer al otro.
La primera vez la habían agarrado recién nacida, en la segunda ella ya contaba con la poca experiencia necesaria para saber cazas a sus presas. Aprender de sus fallas y adatarse a su cruel entorno. Un instinto de supervivencia tan primitivo que jamás dejaba de funcionar en los seres salvajes.
—¡DEJATE DE PENDEJADAS Y QUITAME ESTA COSA!
—¡Estoy haciendo lo mejor que puedo!
—¡MUERDELA!
—¡Me gustan mis colmillos, gracias! Porque no mejor te arranco la pierna.
—¡QUEMALA!
—¡Estas cosas nadan en el rio, mi fuego no les hace ni cosquillas!
El enano bufo del dolor.
—¡Usa las cadenas! —exigió con desesperación tratado de controlarse — ¡Solo así se debilitará!
El mundo se le cayó a Input ante la idea. El enano busco en su cinturón con torpeza y descubrió que no las tenía. Su compañera noto su expresión e indago por su cinturón, tampoco las encontró. Consideraron que se les callo y la enana busco por los lados que aún no estaban incendiados.
—¡Imbécil, las perdiste! —reprocho auxiliándolo de que la cría lo arrastrara a las llamas.
Input contemplo la escena con pesadez. Ya no podía dar más de ella, sus fuerzas cesaron. Su visión le empezó a engañar mientras observaba a los seres del inframundo pelear entre ellos, porque creyó ver por detrás de ellos una puerta pequeña abrirse de la nada con la cabeza de Anpu asomándose.
—¡Input!
***
Fueron varias puertas, todas con flamas del otro lado.
No dudo de soltar a la cría al confiar que esta buscaba a Input, y valla que no se equivocó. Ignoro a todo demonio se le atravesaba—estos igual gritaban al verla— y fue directo al incendio de que todos escapaban. Ella entro como si nada, en cambio el busco algún punto dentro donde no hubiera fuego o le permitiera ver la ruta de la cría.
No podía perderla, sus esperanzas estaban en ella, Input dependía de ella. Y cuando al fin dio con un espacio intacto, allí estaba ella. Tirada como esperpento en el suelo sujetada por esas peligrosas cadenas. Estaba acabada, sangrando y algo quemada. Eso no lo desalentó, fue tal su alegría que no contuvo de llamarla.
Ella no respondió, ni siquiera parecía que lo escucho. Los que sí, fueron los demonios que estaban entre ellos. Una enana jalaba a la cría en un vago intento de quitársela al enano tirado en el suelo. Estaban pasmados, incluso la cría dejo de forcejear al reconocerlo.
Miraron a Input, y luego a él. A Input, y a él. Input y el.
—Ah. Eso explica muchas cosas—entendió la demonio.
—Discúlpenme—fue lo único que dijo y cerró la puerta antes de que la enana lo alcanzara.
Se rasco la cabeza con la mano vendada. Eso era un gran problema. Ni modo. Por lo menos la cría los estaba ayudando, quizás no eran creaturas tan malas después de todo.
Abrió otra puerta al mismo lugar, pero a unos centímetros de diferencia, la enana lo ubico y tuvo que cerrar. Probo otra más lejos, ella lo anticipo. Otra, volvió a estorbarle. Una más, casi llega. Y así busco un tras otra, pero la enana lo alcanzaba o no dejaba acercarse a Input. Hasta que dio una abajo de Input y esta cayo en sus brazos junto con la enana sobre ella.
Se lanzo sobre la cara de Anpu tumbándolo para atrás y el cuerpo de Input rodo lejos. La cría cruzo la puerta antes que se cerrara seguida del demonio cojeando y sangrando. El Necher luchaba por quitarse la horrenda enana pero esta se aferro con sus garras hasta sangrarlo y cortarle los tendones por descuidos.
—Dame tu semilla cachorrito.
—¡Cuidado, Beset!—alerto el enano a su compañera antes que una patada lo mandara a volar repentinamente.
—¡BES!—exclamo su compañera y salto esquivando la daga de su agresor—¡Tu!
Input estaba recuperando su posición defensiva con los cuchillos del demonio, sus quemaduras estaban sanándose y su forma canida volvió a ella. Estaba rabiosa y cansada. Atrás estaban las cadenas con la llave en los grilletes y al fondo las llamas plagando la guarida. Los demonios huían a zonas seguras.
—¡Maldita Perra!—bramo la enana tomando el braza de Input en el aire y desvainando su daga.
Input contraataco la apuñalada. Sus dagas resbalaron rosando los rostros de ambas y las regresaron intentando decapitarse sin éxito. Estrello su brazo contra un muro para aplastar a la demonio formando un cráter profundo en este. El enemigo aflojo su agarre escupiendo sangre y Input dirigió una apuñalada final, pero la demonio abrió su boca para arrojar fuego. La Necher no alcanzo a esquivarlo y su brazo se incendio.
Agito desesperadamente su extremidad para apagarlo alejándose del demonio con dolor. Anpu le suplico que guardara la calma y ella le gruño. Se desplomaron por un inédito sismo acompañado de un grito desgarrador. Los demonios fueron directo a su ubicación y una nube de polvo ardiente proveniente de la torre de Hay invadió el lugar seguido de unas grietas por los muros.
La canida ladro en defensa terminando de apagar su brazo. Estaba chamuscado y no parecía que sanaría rápido.
—Input, vámonos—dijo Anpu tomándola de su mano sana.
Ella se la arrebato alzándose.
—¿Por quien me tomas?
—¡¿Que?! No pensaras enfrentarte a todos esos demonios tu sola—advirtió parado.
—No huiré del enemigo, y mucho menos después de como me humillaron.
—Olvida tu orgullo por esta vez, mira como quedo tu brazo.
—¡Soy una loba!—bramo de frente indignada—. Fui entrenada para luchar ante la adversidad. Algo que un cobarde como tu no entendería, chacal.
No eran iguales. A simple vista podrían parecer simples canes teriomorficos para los demás, pero entre ellos sabían diferenciarse por los pequeños detalles. Los Nechers canidos se clasificaban en lobos, perros y chacales; y cada uno destacaba por algo. Los lobos por ser osados y lideres, y los chacales cobardes y carroñeros. Ellos estaban en extremos muy separados.
Anpu la miro dolido mientras se frotaba sus vendas. Era igual de obstinada que su padre, no le cambiaria su opinión, no por las buenas. Cuando ella se armo con su daga a la espera de los enemigos, el toco el suelo bajo ellos para abrir una puerta de salida. No paso nada.
Incrédulo volvió a repetir la accion sin resultados ¿Qué estaba pasando?
Volvió a todos lados hasta dar con un grillete en su pata que conectaba con la de Input a través de la cadena. La demonio enana rio detrás de ellos, a una altura lejos de la Devoradora que daba brincos tratando de alcanzarla, girando las llaves en su dedo antes de tragárselas. Los dos canes se miraron nerviosos antes de volver a su forma humana.
—¡Karma!—maldijeron ambos y no les quedo de otra que salir huyendo.
No sin antes Input esquivar el ataque de la enana y lanzarla por el precipicio. Anpu aseguraba que sabia la ruta de salida, o al menos creía saber cual era luego de su previa exploración al buscar a Input. Subieron escalones seguidos de la Devoradora gritando de impotencia al perderles el paso. Anpu volvió por ella contra las quejas de Input teniendo cerca algunos demonios.
Se sentía preocupado por el brazo de su Dual, no logro regenerase la gran cosa antes, estaba igual de vulnerable que el. Llegaron a una cueva alcanzada por las grietas de antes, derrumbaron el techo detrás de ellos aplastando a algunos demonios. Era difícil correr contra el calor abrazador que sentían por culpa de las cadenas. Cruzaron un puente colgante sobre el rio subterráneo seguidos por unos y se detuvieron a la mitad por los que los esperaban del otro lado.
Input tomo la cadena y tras examinar el lugar.
—Sostente—indico ella y se lanzo del puente. Anpu se resbalo tras ella pero abrazo al borde del puente con la cría pescada a su ropa. Input se columpio hasta balancear el puente con sus dagas de frente—¡Resiste!
Mientras los demonios se acercaban contemplando el espectáculo con diversion, ella tenia fijo el borde del acantilado cerca de la cascada que conectaba con el rio. Los demonios no se atrevían a acercarse al puente, porque si sus presas se lanzaban al rio seria imposible para ellos alcanzarlos. Las grietas llegaron a ellos y, antes que desmoronaran las paredes, Input le grito a Anpu que se soltara para alcanzar a incrustar la daga en su meta casi cayendo por el peso de ambos. Anpu se estrello de espaldas ganando una gran quemadura.
Input le grito que trepara antes que ella rápidamente para luego el ayudarle a trepar. Después subieron por el túnel mas cercano siendo casi alcanzados por unos demonios que Input detuvo lanzándoles sus dagas y que cayeran sobre los que estaban detrás, ocasionando una obstrucción. Sus quemaduras ardieron con sus pasos.
Llegaron a lo que parecía el ultimo tramo arriba para salir y un demonio babuino se les atravesó, la cría se lanzo a su entrepierna y este callo. Lo rodearon dejando atrás a estos dos peleando. Llegaron a la puerta aliviados buscando como abrirla. Input maldijo por no hallar la manera justo cuándo fueron alcanzados por los demonios. Los duales se miraron desesperados. Sabían que eran presa fácil. Estaban débiles y sin sus poderes. Así no debió ser su reencuentro.
Detrás de la puerta sonaron gritos de personas, y después el de una creatura similar a la bestia anterior. Los demonios palidecieron sin moverse. La cría soltó al demonio y contesto al grito. Anpu empujo a Input lejos de la puerta y la madre Devoradora atravesó la puerta sin problemas devorando de un mordisco al demonio babuino y sembrando terror en los demás.
Los Nechers dejaron atrás la masacre atravesando una pequeña cueva con salida al valle. Otro sismo los hizo caer seguido de un silencio. La monstruo rugió estruendosamente y después se escucharon gritos de agonía que cesaron con un crujido. Los demonios reían y regocijaban alabando el nombre de Hay, su líder.
Huyeron despavoridamente hasta salir a la mitad de una pendiente rocosa hacia al rio de fuego y, del otro lado, un sendero que daba a lo alto de la colina.
—¿Se van sin despedirse?—cuestiono Hay desde el fondo de la cueva con la cabeza del monstruo jalando de su melena—. Al menos déjenos un recuerdo.
Corrieron por el sendero seguidos de Hay a pasos lentos. Lanzo la cabeza por la pendiente sin lastima y sus demonios salieron detrás de el dando voces a su honor. Anpu y Input llegaron a lo mas alto frenando en el acantilado con caída al rio.
—Gracias por su visita—dijo la malévola serpiente con una sonrisa lamineado la sangre del monstruo que tenia en su brazo—. Que pena que sea la primera y ultima.
Anpu miro lo acorralados que estaban y, antes que Hay diera la orden de atraparlos, tomo a Input y se lanzo al rio. Hay exclamo furioso que intentaran atraparlos en el aire pero fue muy tarde, algunos demonios resbalaron y cayeron al agua desintegrándose al primer toque. Cuándo Hay llego a la orilla solo vio el humo de sus lacayos sin rastro de los Nechers. Colerito soltó un rugido que resonó por todo el lugar.
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