
—¡¿Cómo te atreves a humillarme de esa manera?! —le grito su padre cuando le dio la cachetada. Ella se disculpaba en el suelo entre lágrimas mientras contenía el dolor de su cuerpo, tanto del golpe de su padre como de su vientre. Si doblegaba su postura solo recibiría otro golpe—. Solo tenías que permanecer quieto y no hacer nada ¿Qué tan difícil era eso?
—Es que yo...
—¿No puedes al menos guardarme el respecto que me merezco? ¡Tenías que ser como tu madre!
¿Y lo que fue para ella, que acaso para ella no fue aún más humillante?
Ella nunca quiso que eso pasara. No quería sentirse así. Ella no quería estar allí. No quería ser así.
—¡Y deja de llorar como una niña!
—¡Pero soy una niña!
Input se lamentó de decir eso. Su padre la alzo con fuerza de su trenza lateral. Ella no había dejado de sangrar, sus prendas estaban teñidas de sangre. Lo de hace unos minutos había sido tan humillante y no solo para él, estuvo toda la guardia delante de ellos cuando su primer sangrado llego sin previo aviso. Para los machos ya era muy incómodo ver el pecho descubierto de la niña junto con su aspecto de varón, pero esto solo ocasiono más vergüenza, mientras que las hembras quisieron compadecerse de ella antes de que su padre se percatara, y hecho ira la expulsara del lugar.
—¡¿Y necesito extirparte los ovarios para que dejes de serlo, eso quieres?!
—¡No, por favor!
—Entonces no quiero que vuelvas a hacer este tipo de shows—advirtió y la soltó—. Mal agradecido ¿Así me pagas después de que todo lo que he hecho por ti luego de que tu madre nos abandonara por su amante? —recalco con desprecio, se fue a servir una copa de vino y la acabo de un trago—. ¡Esa maltita! —grito y lanzo la copa contra el muro—¡No fue buena para darme un varón, pero si a ese imbécil!
Input no se movió, estaba aterrada. Su padre la miro con odio.
—Eres mi hijo nos guste o no, Anpu.
***
—¿Dormiste bien? —pregunto con una voz decente el antropomorfo reptil sentado a unos pasos de ella.
Los rodeaba una inmensa oscuridad y la improvisada lámpara hecha de un cráneo abierto con fuego liquido dentro le ayudaba a ver su condición. Estaba colgada boca abajo con unas cadenas apretadas alrededor de todo su cuerpo hasta sujetar sus manos al suelo, desde que se las pusieron no pudo volver a su forma semi-canina. Adicionalmente, que las mismas conducían el calor por su metal con mayor intensidad que la tierra.
—Lamento si es incómodo, pero no esperábamos tu visita.
La veía con admiración, como si realmente se sintiera bendecido por su presencia. Sus quemaduras no estaban sanando, parte de su carne estaba quemada en donde apretaba el metal. Otros seres ya se hubieran degradado, debía agradecer a sus genes por la alta resistencia que poseía. Input tarto de moverse y las cadenas se incrustaron más, soltó un quejido. El dolor incluso aumento, era como si sus fuerzas hubieran decaído desde que le habían puesto el primer grillete.
—No te molestes, son las cadenas del maestro. Fueron creadas por su mismo herrero para bloquear a todo aquel que las use, eso los incluye a ustedes—dijo y se levantó—. La verdad no creía que fuera necesario ponértelas luego de lo que mis informantes decían de ti, pero luego de ver cómo te defendías de mis lacayos, me hizo arrancarles los ojos y metérselos a su culo por ser tan distraídos. Aunque—se acercó e inclino su cabeza a la altura de ella—, ahora que te veo por primera vez de frente, me he puesto a meditar—luego se retiró súbitamente y se llevó la mano a la cara—. Pero ¿dónde están mis modales? Debes de pensar que soy un acosador, después de todo nunca me presente. Soy Hay, líder de la resistencia demoniaca.
Ese demonio no era como los otros. Sus modales, su tono de hablar, hasta su postura. Lucia tan horrendo como los demás, pero era evidente que no seguía sus impulsos salvajes como los otros. Ella no respondió a su reverencia. Cayo a la cuenta de que sería difícil librase de allí. Lo de las cadenas era verdad, y desconocía en donde se encontraba. Cuando trato de defenderse de los demonios, no previno sus trampas y por ello acabo de esa manera. Ellos jugaban sucio, se podía esperar cualquier cosa de ellos.
—Si es mucho pedir ¿qué te trajo a nuestro humilde hogar? —continúo— Porque me siento muy alagado de que alguien de tu...nobleza, haya aparecido como si nada en uno de nuestros pasadizos secretos—Input no respondió, desconocía ese nuevo entorno y como estaba Anpu relacionado a todo eso—. Eres muy callado, pero no eres tan blandengue como me esperaba de ti. ¡Bien! —dijo y suspiro—Se acabaron las formalidades—continúo llevándose la mano a la quijada con una sonrisa—. Se rumora que además de ser el bastardo de ese cabron, tienes una especia de don para abrir puertas del inframundo. Te han visto, y solo por eso estoy reconsiderando sacrificarte o no. El problema—cambiando su rostro a chasco —, es que tú no eres Anpu.
Input no supo cómo reaccionar ¿debería estar feliz porque alguien no la confundía con su Dual, o preocupada de que eso la pusiera en mayor peligro? Hay se mostraba descontento con ella, por algo que ni le concernía en primer lugar. Ella no tenía por qué saldar cuentas de lo que sea que involucrara a Anpu, acababa de reencontrase con él y tenían mucho de qué hablar.
El demonio acerco su garra a las piernas de ella y empezó a rozarlas con sus dedos deslizándolos por su piel hasta abajo, ella se estremeció molesta y él se detuvo en su entrepierna.
—Y sé que no eres el, porque él es macho—dijo arrestando su mano por su estómago desnudo hasta topar con sus vendas — y tú eres hembra—y arranco de un jalón sus vendas.
Su pecho quedo expuesto y el demonio regreso a su asiento aspirando con fervor las telas malgastadas. Sintió asco de solo ver como el demonio cambio su semblante a una más depravado. Estaba enfadada, furiosa. ¿Cómo se atreve a tratarla de esa manera? Ningún macho se había atrevido nunca a tan solo verla de esa forma ¡pero tocarla! Se libraría de esas cadenas y le clavaria su cuchillo por todo el cuerpo, lo despedazaría.
No pudo evitar recordar aquel incidente de su pubertad, cuando su padre la aborreció por no haber nacido como varón. Desde aquel entonces, ninguno se atrevía a subestimar que ella era fémina, y este demonio se lo estaba recalcando de la manera más baja. El dolor físico que su cuerpo sufrió aquella vez no era tan cruel como el de la torturaba en esos momentos. Y su dignidad como mujer, pisoteada por ese maldito.
—¡Infeliz! —le grito con rabia—. ¡Vuelves a tocarme y te castro!
Hay rio.
—Definitivamente no eres el. Eres su Dual, su complemento. No posees su habilidad, pero es obvio que tienes más coraje que él.
—No me compares con ese idiota. Seremos Duales, pero no somos iguales.
—Esa es la esencia de los Duales, sobre todo en su familia, Sangre de Atum—dijo y empezó a jugar con las vendas, ella le lanzó una mirada letal —. Pero no me mires así, todavía estoy reconsiderando sacrificarte—dijo con escarnio—. Claro que solo si tu Dual llega a tiempo.
—Es más probable que yo te extinga primero.
—¿Acaso no confías en tu Dual? Porque dada tu situación, eso nunca pasara—Input no contesto—. Sabes porque me siento tan intrigado contigo, además de que eres la primera Necher en pisar este lugar desde la guerra—dijo y se inclinó hacia ella. Ahora lucia serio, sus ojos se entrecerraron y sujeto las vendas con fuerza—. Porque desde que te vi supe quiénes son sus padres. Nos conocimos, tu padre me dejo este recuerdo—dijo mostrándole una cicatriz extensa en su cuello. Era gruesa y asemejaba un collar—. Por cierto ¿cómo están? Escuche un rumor sobre infidelidad ¡pero solo son rumores! Si, solo eso. Porque eso sería pecado, y ustedes no toleran el pecado.
< ¿Qué quiere ese hijo de puta? Debes estarte preguntando —en realidad quería callarlo. Tomar su cuchillo y clavárselo en su entrepierna mientras que con sus garras le arrancaba la lengua—¿Sabes? Luego de que los suyos extinguieran a nuestro—se detuvo y trago saliva como tratando de controlarse—...nuestro sacerdote...era de esperarse que ustedes vivirían de su tan anhelada "pa...paz" y "armo...nía" —trato de decir con dificultad como si quisiera vomitar por esas dos palabras—, en su maravillosa y hermosa creación junto a su plaga humana. Eso es lo que pensamos, pues como vez, no podemos tener contacto con el mundo de los vivos. No sé qué es lo que ocurre realmente allá. Debe ser un lugar "ordenado" ¿no?
Input no respondió.
—¿No? —insistió Hay, pero Input no quiso responderle—. Eso significa que acabar con nuestro sacerdote valió la pena ¿verdad?
—Si.
—¡Mentira! —exclamo con su voz demoniaca y enrollo las vendas en el cuello de Input—. ¿Entonces porque no dejan de llegar escorias? —apretó las vendas lastimándole el cuello— ¿Por qué llegan tantas almas jóvenes? ¿Por qué mataron a uno de su propia sangre? Se supone que ahora existe el orden en nuestro mundo, pero cada alma que llega trae consigo recuerdos de un mundo mediocre. Nosotros también podemos ver sus Ibs—Input entrecerró los ojos, no por asfixiarse, sino por el dolor. La venda ya estaba cortándole la piel—. Entonces te lo preguntare una vez mas ¡¿valió la pena extinguir nuestro sacerdote?!
—Jefe —llamo un demonio sapo apareciendo de entre las sombras sin permiso y Hay al instante soltó a Input para estirar su mano a él y arrancarle la cabeza.
—¡¿Cómo te atreves a interrumpirme?! —protesto furioso con su cabeza entre sus garras.
—Dos enanos fueron encontrados con una cría de Devorador—se justificó asustado y Hay exploto su cabeza entre sus garras.
El demonio decapitado salió corriendo torpemente. Input trago saliva para comprobar el estado de su cuello. Un poco más y sangraba. Hay tomo compostura y se sacudió la mano para quitarse la sangre de su subordinado. Se giró para verla una última vez como si nada hubiera pasado.
—¿Un Devorador? es imposible que la hayan dejado entrar—dijo el sonriendo—. Al menos un demonio.
—Es un blandengue—contradijo ella con la voz dañada.
—Tal vez lo sea, pero es bien sabido por todos que ustedes nacen en pares para preservar la pureza de su sangre. Y al menos que ya hayan procreado, no creo que sus antecesores acepten un corte en su línea de descendencia.
Hay le hizo una reverencia sarcástica, y se retiró con pasos modestos llevándose la lámpara de cráneo y ahogando en total oscuridad a Input. Se dio cuenta de que incluso su visión se había debilitado. Ya no alcanza a ver ni sus cadenas.
No sabía si debía llorar o gritar, forcejear ni siquiera era posible. No conocía el lugar. No tenía fuerzas. No sabía cómo escapar. No tenía ni a quién recurrir. Su padre no se molestaría. Su madre no sabía de ella. Sus tíos, de seguro ni la recordaban. Sus abuelos eran caso omiso a todos ellos.
Estaba sola, y por su debilidad. Anpu ¿qué había pasado en todos esos años que no se vieron como para que se volviera tan famoso entre los demonios? Y aunque le molestara reconocerlo, deseaba que el intentara rescatarla. Después de todo, fue por el que estaba allí.
***
Debía salvarla, conocía lo suficiente a los demonios como para no saber lo que planeaban hacer con ella. Solo esperaba que no descubrieran la confusión, no quería ni imaginarse lo que le harían si supieran que era una chica. Se fama de lujuriosos no era suficiente para describir lo perversos que podría ser. Quien sabe que le estuvieran haciendo a Input, o peor aún, tal vez ya la hayan descubierto.
Hor sabía cuidarse solo y el Ojo Solar no lo dañaría o permitiría que lo dañaran. Quien sabe, Anhur podría llegar y salvarlo. O incluso si se apuraba lograría rescatar a Input y regresar para ayudarlo antes de que sea muy tarde. Si, los demonios eran menos misericordiosos que los cazadores, y solo tenía menos de una hora. O menos de un minuto.
¡Claro que no! ¿a quién quería engañar?
Ojalá y ella reconsiderara su actitud luego de todo lo que ocasiono por su negligencia. Ahora ¿Cómo lo salvaba? Abrir una puerta al escondite de los demonios nunca fue uno de sus deseos, y menos con un monstruo siguiéndolo a todos lados. Como desconocía el lugar abrir entradas dentro era un riesgo.
Probo medio abriendo unas puertas para ver qué tan profundo debía estar. Muros de tierra, de roca, parte de un túnel, hasta que dio con un cuarto que parecía vacío. Adentro no se escuchaba nadie y asomo su cabeza para comprobar que fuera seguro. No vio a nadie cerca. Abrió un poco más la puerta para que pudiera pasar y la cría se le fue entre las patas.
—¡No! —grito en un susurro.
Fue ignorado, la cría se perdió entre los sacos enormes. Cerro la puerta con cuidado y en silencio. Estaba todo oscuro, pero a él no le afectaba. Trasmuto su cuerpo a su forma teriomorfo canino como preventivo de cualquier peligro y se escabullo como una sombra.
Sacos y costales estaban dispersados por el lugar, similar a una bodega. Sin querré toco uno y una corriente de emociones desagradables recorrió su brazo. El sonido de un inexistente auxilio alentó su paso. Hizo un rasguño en el saco, abrió un poco y contuvo de decir algo. Los sacos tenían manchas rojas que por el entorno no noto a primeras.
No importara que tan masacrado o destruido estuviera el alma, su corazón seguiría latiendo hasta que alguien le pusiera fin. Ese fin no existía para ellos. Los corazones dentro del saco alzaron sus débiles suplicas. Los demonios de seguro ya habían devorado o jugado con el resto de ellos y dejado sus corazones cargados con lo que les quedaba de su vaga humanidad. Sus emociones. Sus deseos. Sus angustias. Sus recuerdos.
Se disculpó y siguió. Ignoro sus deseos de hacer algo por todos. No estaba en condiciones para atreverse a actuar tan imprudentemente. Algún día eso acabaría. No por nada fue bendecido con el don de ir y salir de ese lugar a su voluntad. Llego con la cría que estaba rasguñando la puerta de salida.
—Tú también la estás buscando ¿verdad?
La cría se alzó sobre dos patas con desesperación y se fue de espaldas por accidente, parecía que no podía darse la vuelta con sus pequeñas pataditas en el aire. Del otro lado se escuchaban pisadas y saltos, hasta arrastres. Pego su oído a la puerta, alguien se acercaba. Tomo a la cría y permaneció detrás de la puerta cuando unos demonios enanos entraron arrastrando más sacos adentro.
—...te lo digo pendejo, esta puede ser nuestra oportunidad—le susurraba la demonio.
—Ese hijo de perra no serviría ni para mover la lengua—recalco el otro.
—Los Nechers son los únicos con la capacidad de producir Bas y Kas, incluso a grandes cantidades. Si solo tuviéramos uno...
— ¿Y de dónde piensas sacarlo? Ya olvidaste que por el fin de la guerra esos malditos ya no volverán a este lugar. Al menos que consigamos uno con una gran cantidad de Ka, lo cual es imposible dada la situación actual, no existen alternativas—dijo y lanzo el saco con cólera—. Y aunque ese perro sirviera de algo, sería difícil robárselo a Hay junto con toda su orgia.
—¡Mierda! —grito colérica y lanzo igual—. Ni siquiera alcanzaremos a probarlo una vez que lo sacrifiquen a Isefet—¿¡Sacrificio a Isefet!? —. Al menos su semilla ¿eso sería mucho pedir? — continúo comenzando a fantasear con excitación.
Anpu se hostigo. Dio unos pasos hasta atrás de los sacos grandes. La cría se estaba volviendo violenta hasta soltarle cabezazos.
—Lo que realmente le da valor a ese perro es su sangre, su familia es como esa raza exótica al borde de la extinción en medio de los demás Nechers—dijo alucinando con cierto deseo—. Y pensar que por primera vez atrapamos uno de sus descendientes, su sabor debe ser diferente al de los otros Nechers.
—¡Exacto! ¡¿Por qué dejar que esos pendejos se lo echen solo?! Recuerda que no estamos soportando toda esta humillación por resinación—lo desafío ella.
El demonio lo pensó regresando por donde vino. La cría zafo su mandíbula y le mordió un dedo a Anpu, este ahogo el grito. Los demonios quedaron estáticos.
—¿Qué fue eso? —pregunto el demonio.
—Solo hay sacos con Ibs, seguro están llorando como siempre ¡Ya cállense o alimentaremos a los Devoradores con ustedes!
Los pasos del demonio acercándose a Anpu lo obligaron a tener lista su mano desnuda por cualquier cosa. Los pasos se detuvieron cerca del saco, el demonio estaba del otro lado. Podría asomarse en cualquier momento. Solo era un enano, no podría ser difícil.
—Quien quiera que seas, te metiste con los enanos equivocados maldito bastardo—advirtió el demonio.
La cría se le escapó de las manos a Anpu para saltar por encima del saco y lanzarle una mordida al demonio cuando estaba por acercarse más a ellos. El demonio trato de zafársela, pero la mordida era demasiado fuerte y profunda. La demonia lanzo maldiciones tratando de quitársela igual para solo ocasionar que se le desgarrar la piel al otro. El demonio golpeo el cuerpo de la cría contra la pared varias veces hasta que logró zafársela toda noqueada.
—¡¿Cómo llego esa Devoradora aquí?!
—¡Eso que importa! —respondió el demonio sujetándose su herida y agarro con brusquedad a la cría—. Cuando descubra como abrirla me la comeré viva. Vámonos.
Luego que se fueron los demonios enanos con la Devoradora, Anpu siguió su búsqueda.
Ya casi se aprendía todos los planos del lugar, se había trasportado a tantos lados que empezó a dudar de si Input se encontraba allí. La habían escondido muy bien. Cuando creí que algún demonio le daría una pista de dónde encontrarla, este terminaba en algún enfrentamiento con los otros y todo se iba abajo. Eso sí, heridos se encontró a muchos.
Estar cerca de ellos no le daba miedo, para el eran solo salvajes que buscaban hacerse sentir imponentes. Muy patéticos a su opinión. Ya antes se había librado de ellos sin recurrir a la violencia. Estaban tan concentrados en demostrar quien ganaría un fragmento de Input que ignoraban su presencia entre las sombras.
El escondite era más complejo de lo que se imaginó, nunca creyó que los demonios se tomarían la molestia de construir una aldea subterránea bajo los cimientos de la caverna. Era un espacio enorme que albergaba recintos incrustados en los acantilados y los demonios se trasladaban escalando las paredes sin problemas o por pequeños puentes colgantes hechos de huesos.
Cortando por el área central existía una corriente subterránea originada por una cascada pequeña, cuya luz del agua ardiente era más notoria que en el exterior debido a lo estrecho del lugar. Era la primera vez que veía ese tipo de hidrografía en el inframundo.
Desde donde se encontraba no era visible para los habitantes, o eso esperaba el. Cuando se acercaba un demonio el rápidamente abría una puerta y se trasladaba al primer punto vacío que tenía a la vista. Había demasiados demonios, de todo tipo y tamaño. Se caracterizaban por ser versiones horrendas y deformes de los espíritus. Por el momento no ubicaba algún lugar en específico donde pudieran contener a Input.
El tiempo corría y él se desesperaba más. Considero el pedir ayuda a alguien ¿pero a quién? Y si descubrían que rompió con la regla de no dejar traer a nadie al inframundo, estaría en grandes aprietos.
Ojalá Input estuviera bien. Se lo compensaría, se disculparía hincado de ser necesario.
Abrió una puerta para el pie del acantilado y pudo contemplar la actividad demoniaca junto al rio. En esa parte liberaban a las personas y las arreaban como si fueran ganado. Los acercaban al rio para a obligarlos a meterse, los que resistían el agua eran conducidos a corrales altos y llenos de púas en sus vallas para que no pudieran escapar, y los que no, eran sacados antes de que se terminaran de desintegrar y guardados en vasijas gigantes.
Unos demonios empezaron un pleito que termino en pelea, los demás se emocionaron hasta que uno con forma de minotauro los tomo y lanzo al rio. Apenas tocaron el líquido estos se incendiaron por completo sin estar totalmente dentro y desintegrarse en un instante, incluso más rápido que las personas.
Las vasijas eran rodadas cuesta arriba a una bóveda. Anpu se transportó dentro por curiosidad y se quemó al tocar una vasija por accidente. Era como si se estuvieran macerando al caliente. Las vasijas viejas eran sustituidas por las nuevas y conducidas a un hoyo en el centro del que salían gritos infantiles. Al abrirlas salía un vapor y tiraban el líquido al hoyo, que no era más que carne derretida por el calor dejando los huesos limpios. Eso explicaba de donde sacaban los huesos para construir.
Espero a que se alejaran para acercarse al hoyo. No quería decirlo, pero incluso las crías de Devoradores lucían mas lindas que las de demonio. Estas parecían sacos de carne sin una forma definida y sus extremidades no estaban bien ubicadas. Tenía entendido que los demonios no eran para nada considerados con sus engendros, que los dejaban a su suerte una vez que nacían. Parecía un chiquero. Los bebes podrían estar ahogándose o a gusto con su baño, no lo distinguía. Uno que otro se movió y abría la boca para tragar, otros estaban flotando acostados de forma inerte.
Arriba había un ducto del que provinieron gritos femeninos similares a los de una mujer en parto y al cesar cayeron unos bebes recién nacidos. Cuando los demonios regresaron el volvió a esconderse. Con un arpón pescaron a los bebes inertes, y por lo que escucho de la conversación, era la cena de algunos.
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