"En una época no tan lejana, en una casona antigua con baños compartidos entre vecinos, vivía una niña llamada Alicia, acompañada de sus hermanas María y Milagros. Una divertida anécdota de ingenio, humor y venganza se desarrolló en ese peculiar escenario, donde la astucia y el trapeador se convirtió en las armas secretas de las hermanas para enfrentar a la vecina abusiva del caño. ¡Descubre cómo una simple travesura se convirtió en un espectáculo humorístico que hizo reír a todo el vecindario!
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En una casona antigua con caños compartidos entre vecinos, vivía una niña llamada Alicia que tenía que enfrentarse a la vecina abusiva del caño, la Señora Nora. Esta vecina siempre aprovechaba su estatus de adulta para sacar a Alicia del caño y tomar su turno sin respetar a la pequeña de 10 años.
Un día, harta de los abusos de la Señora Nora, Alicia, acompañada de sus hermanas María y Milagros, decidió tomar cartas en el asunto de una manera hilarante y vengativa. Con su ingenio y su trapeador en mano, Alicia decidió transformarse en la imponente Señora Nora, proclamando a gritos desde su patio que era su turno de lavar el servicio, la ropa, ¡e incluso las tripas! Moviendo el trapeador como si fuera la mismísima Señora Nora, logró hacer reír a todas las vecinas que esperaban impacientes, viendo el espectáculo humorístico frente a ellas.
La Señora Nora, desconcertada y molestada por la burla, intentaba acercarse a Alicia, acompañada de María y Milagros, pero esta, con astucia, entraba corriendo a su casa y cerraba la puerta, repitiendo la comedia una y otra vez para seguir irritando a su vecina abusiva. Con cada actuación, Alicia, María y Milagros lograron hacer reír a los vecinos ya ellas mismas, convirtiendo el caño compartido en un escenario de risas y enredos.
Al final, la Señora Nora, avergonzada y frustrada por la situación, se rendía frente a la astucia y el humor de Alicia, María y Milagros, quienes se encontraban en la comedia una venganza divertida y liberada. Aunque las quejas de la vecina abusiva no faltaban, las hermanas no se preocupaban, ya que habían logrado hacer reír a todos y, con eso, habían encontrado su propia revancha cómica... Fin
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