El primer día de clases fue uno de los primeros en llegar, se acomodó en primer fila, sacó su cuaderno su cartuchera con instrumentos en exceso y limpió sus lentes.
Se sentó con las rodillas juntas y la espalda recta, casi se podría decir que era un maniquí. Todo los que entraban saludaban con desparpajo y se acomodan por acá y por allá. El salón estaba casi lleno, entró una señora de mediana edad y la clase comenzó.
- Buenos días, mi nombre es Marina y voy a ser su docente de Precálculo...
Quince minutos después se abrió la puerta, tímidamente entró una mujer disculpándose por la tardanza. Escaneo el lugar y al no encontrar puesto más atrás, le sonrió a Jorge amablemente al ver un puesto en la primera fila libre.
Su corazón casi explota, podía sentir las pulsaciones bombear por todo su cuerpo, algo completamente entendible si ustedes también la hubieran visto... aún más, si la hubieran visto en cámara lenta como lo hizo él desde la puerta hasta su lado.
🎶 The Troogs - Wild Thing 🎶257Please respect copyright.PENANAgeHryus31Y
Caminaba seguro, paso firme a pesar de haber llegado tarde y una sonrisa que la disculpaba de cualquier mal. Irradiaba sensualidad varios metros a la redonda y su cabello ondulado se movía con naturaleza dejando un suave aroma por donde pasaba. Era la mujer más hermosa que había visto en su vida257Please respect copyright.PENANAjRyVqIHQ6e
Ella sacó su cuaderno, tras buscar en su bolso hasta el fondo y no encontrar con que escribir volteó hacia él apoyando su mano en su brazo y preguntándole en voz baja.
- Ay hola, disculpa ¿de pronto tienes un lápiz de sobra?257Please respect copyright.PENANABUGAP4tSxG
- Si, si claro -se apresuró a buscar uno en su cartuchera-257Please respect copyright.PENANAHUPyENeOpy
- Gracias
Ese pobre hombre no tuvo vida, hasta sudaba de los nervios. Trataba de prestar atención en la clase, pero no podía evitar que sus ojos se escurrieran tímidamente hacia ella. Miraba hacia el suelo y poco a poco desde sus pies comenzaba a subir recorriendo sus piernas, cuando ella se movía un poco, él regresaba la mirada al tablero para disimular. Le tomó al menos 20 intentos para poder verla completamente hasta su rostro.
Ella estaba muy concentrada, prestando atención a la clase... con el lápiz que le había prestado apoyado en sus labios, dando mordiscos leves con los dientes frontales.
Volteó a mirarlo un segundo, sonrió amablemente y después de tomar unos apuntes en su cuaderno se corrió el cabello pasándolo por detrás de su oreja y siguió atenta a lo que explicaban.
Ese fue el momento exacto en que Jorge decidió quién iba a ser la madre de sus hijos, o bueno al menos se lo imaginó, porque esa mujer tan hermosa nunca en la vida se iba a fijar en él... y es que Jorge no es para nada feo, tiene muy buena condición física y altura, pero no le ayuda para nada su pinta de nerd y su timidez excesiva.
Antes de terminar la clase, la profesora llamó a lista y él estuvo muy atento a saber su nombre.
- Yuli Posada Toro257Please respect copyright.PENANAf4j6rpxnnC
- Presente, pero es Juliana257Please respect copyright.PENANAOQrkNVNK28
- Bueno acá dice Yuli257Please respect copyright.PENANAzpdN9hZRZo
- Si siempre se equivocan257Please respect copyright.PENANAoM5Zq9Jtww
- Le toca ir a admisiones para que se lo corrijan
Terminaron de llamar a lista y ella se fijó en su reloj con algo de afán, guardó todo en su bolso y se marchó entra a multitud de estudiantes, dejándole una vista perfecta de sus caderas meneándose de lado a lado. Cuando llegó a la puerta se detuvo de repente, pasó el bolso hacia adelante y mientras caminaba de regreso hasta donde él sacó el lápiz de su interior.
- Ay que pena, casi me lo llevo -inclinándose un poco para entregárselo-
A él ni le importaba el lápiz, en su mente le dijo varias veces "Lo puedes conservar" pero no fue capaz de hablar, a duras penas solo sonreír un poco. Ella se dio la vuelta y desapareció... físicamente, porque de su mente nunca más... y de qué forma.
Pasaron las clases, los días y ella nunca más se volvió a sentar a su lado, podía pasar a su lado y Jorge ni siquiera existía en su mundo.
El único momento en que ella estaba disponible era cuando Jorge se encerraba en los baños de la universidad después de verla, sacaba el lápiz que le prestó, lo olía y acariciaba las marcas que ella había dejado con sus dientes mientras se masturbaba incansablemente imaginando todo lo que harían juntos. Era algo incontrolable y podía pasar varias veces en un mismo día cada que la veía por ahí.
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