Sábado, 18 de Febrero de 2022.
La casa de Scarlett se siente fresca.
Ella lleva un pijama corto de piñas y yo de naranjas, como vamos descalzas, su madre nos echa la bronca. Después, nos sentamos en el sofá y ponemos nuestra película favorita, Crepúsculo.
—Bueno pequeñajas, me voy a hacer la compra. No bebáis, eh —dice la madre de esta, después sonríe a su marido, que está justo al lado de ella, esbozando una risa junto a la blanca puerta de salida.
Ambos se van, y cuando el padre va a cerrar con llave, nos susurra:
—Hay bebidas en el cuatro de matrimonio.
Scarlett se ríe y le tira un beso.
Es nuestra noche de chicas.
Bebemos mientras seguimos viendo la primera película de la saga y cuando la terminamos, nos miramos. Una sonrisa lo dice todo.
Scarlett coge su móvil y enchufa en su altavoz música de Ariana Grande. Las luces de su habitación se vuelven de color azul.
Estamos en un océano, donde nadie nos puede molestar, somos dos peces bailando la dulce música.
23:57.
Estamos borrachas, parece que Scarlett se va a caer y... Corrijo, se ha caído de la cama mientras saltaba.
De repente, una piedra cae a la ventana, nos reímos por duodécima vez y miramos por la vidriera.
—Suelta tu cabello y déjame trepar hasta vos, princesa—dice Ian.
La casa de ella es alta, y su habitación estará sobre unos cinco metros sobre el suelo.
Salimos a ver a nuestro amigo, pero Scarlett se asoma mucho y cae repentinamente al suelo. Ian y yo nos asustamos al no ver reacción de ella, pero al segundo esta se ríe.
—Hostia terrible —dice, después se levanta, se sacude el pijama y nos sonríe.
***
02:25 AM.
Los padres de Scarlett no aparecen, por lo que pensamos que estarán hablando con mi madre, o vete tú a saber qué. Pero no nos importa mucho, ya que nosotros tres nos vamos de fiesta.
Y como dice Índigo: "De fiesta en fiesta y tiro porque me da la gana".
—Tía, ¿no voy cómo muy...? —pregunto.
Ian me mira detenidamente de arriba a abajo, y Scarlett resopla.
—Tienes razón, corazón. Vas muy guapa, me puto encanta.
—Eti, tampoco es para tirar cohetes... —digo y sonrío.
—Vestido corto casi por las rodillas, color rosa crepe, escote con tirantes, y tacones de aguja plateados. Casi parece que vas vestida de invitada a una boda —comenta el chico.
Scarlett lleva un vestido parecido al mío, pero el color es un azul marino, y sus tacones de aguja son negros.
—¿Vienes a la disco o te quedas siendo un aburrido? —Scarlett pone ojos de cachorrito y le suplica al varón.
—No sabes cuanta... —los ojos de esta brillan, no sé si por lo borracha que va, o porque le hace ilusión que su mejor amigo vaya con ella —Pereza me da.
Ella se ríe, agarra un cojín de la cama y le tira uno a la cabeza.
—Vais a una fiesta de pijos, ahí no hay de mi especie —dice Ian señalándose.
Suelto una carcajada.
—¿Qué eres, un Gigantosaurus? —enuncio.
—No quiero, chicas —se tumba sobre la cama y mira el techo —Además, él no va a estar.
—Te he dicho mil veces que es hetero, Ianinator —contesta Scarlett.
—¡No me llames así! —refunfuña.
***
Estamos en una gran sala de baile, el techo está lleno de luces neón, y las paredes son blancas como la nieve.
Un chico pálido se acerca a mí, recuerdo haberlo visto antes, pero no sé donde exactamente. Me mira preocupado, sus ojos se vuelven cada vez más y más abiertos. Si me hubiera encontrado a este tío por la calle sola de noche, sin nadie por los alrededores, habría corrido como una liebre. Pero como estoy rodeada de gente con miles de euros, hago lo más responsable que cualquier persona hubiera hecho en mi lugar.
Pegarle un bolsazo en la cabeza.
—¿Pero qué cojones?
Exclama el hombre.
—Se estaba quedando dormido con los ojos abiertos —le sonrío.
El varón se queja y se palpa el vértice.
—¿Pero qué mierda llevas en ese bolso? Joder, como duele...
Vuelve a tocarse una y otra vez, hasta que ve su dedo índice rojo por sangre.
—A ver, no llevo muchas cosas. Llevo el móvil, las llaves, un cargador, el pasaporte, unas zapatillas de recambio, un pintauñas —rebusco entre mi gran bolso de cuero negro— ¡Lo encontré! Mi micrófono rosa.
Este se enfada aún más de lo que ya estaba y observa mientras me maldice por lo bajo.
—¿Pero porqué narices llevas un micrófono rosa en una fiesta?
El DJ apaga la música, se encienden las luces y todo el mundo nos mira.
Scarlett lleva riéndose desde que este señor ha aparecido en nuestro camino.
—¡Esta menor de edad me ha golpeado fuertemente con un bolso! —dice el hombre a lo alto para que todos en la fiesta se enteren.
—Mentira cochina —recalco cada palabra —. Tengo noventa y seis años.
Scarlett se ríe cada vez más y comienzan a saltarle las lágrimas. Toda la gente nos está mirando con cara de asco, pero me da bastante igual.
—Al revés es sesenta y nueve —dice ella y se aguanta la risa.
La miro y le pellizco el brazo, está hace un gesto de dolor.
Ahora todos nos graban, hasta el DJ.
—Tía, tenemos fans —digo susurrando.
A lo lejos se ve al chico que cantaba el otro día, le doy un leve codazo a mi amiga y se fija.
Ella se sorprende y me intenta convencer de irnos de este lugar.
Por que si las cosas estaban yendo mal, ahora iban a ir aún peor.
Nos damos la vuelta, disimulando y riéndonos por lo bajito, hasta que una fría mano me toca el hombro deteniéndome.
Me giro repentinamente y sonrío.
—Hombre, mi cantante favorito, ¿Qué haces por aquí?
Si hubiera premio a la mayor falsa del mundo, sería la ganadora mundial.
El chico frunce el ceño, lo único que le falta es que le salga humo de las orejas.
—¿Qué hiciste el otro día con mi hermano?
Me agarra tan fuerte que tengo que apartarle la mano.
—No sé de quién me hablas, perdón.
Digo sinceramente.
—El chico de la puta cárcel.
Una bombilla se enciende en mi mente.
—Ah, si, Jonathan. Es muy majo, estuvimos hablando y...
El chico se está poniendo cada vez más furioso, y cuando intenta agarrarme del cuello, Scarlett interviene.
—Quieto, bonito —ella le pega un taconazo.
—Serás... —dice Xie, el cantante.
—Violencia cero, bombón —esta le saca la lengua en forma de burla.
—Con tu hermanito no hice nada, solo nos fuimos de la sala de espera y perdí mis tacones. Luego él fue amable, sacó unas chanclas y me las dejó. Quería hablar con él, pero estaba enfadado y me acompañó a casa. Ya está.
Xie se relaja.
—¿Ya está? —pregunta.
Asiento.
—Esa misma noche le tuvieron que ingresar en el hospital.
Sus ojos se apagan, y por un momento siento pena.
—¿Puedo ir a verlo? —pregunto al instante.
—¿Qué? —dice él.
—¿Porqué? —cuestiona ella.
—Me salvó de ir a la cárcel —brindo una sonrisa.
Scarlett me va a dar un abrazo, pero va directa al DJ y le tira el móvil al suelo.
—A ver si dejamos de grabar todo lo que vemos, fans —ella le tira un beso a la gente que sigue grabando.
***
3:15 AM.
Scarlett y yo vamos en el asiento trasero de un coche robado.
Xie conduce.
Estamos en peligro.
Se ha saltado unos diez semáforos y vamos a más de trescientos por hora. En una de las rotondas casi veo la luz, y es completamente de noche.
Llegamos al hospital, mi amiga y yo nos hemos dejado los tacones de aguja en el coche, al igual que mi bolso y nuestro móvil.
Corremos con el chico hacia la habitación en la que Jonathan debe estar ingresado, cuando una enfermera nos grita.
—¡Eh, vosotros, no se puede entrar a ninguna habitación sin permiso!
Alza la voz una y otra vez, pero seguimos buscando entre las habitaciones por el pasillo.
Habitación 1. Nada.
Habitación 4. Nada.
Habitación 8. Nada.
—¡Aquí está, joder, la doce! —exclama con emoción él.
Soy la última en el trayecto, cuando decido disminuir la velocidad tres puertas antes.
Miro puerta por puerta como una cotilla, hasta que me paro en seco.
Habitación diez.
Las lágrimas brotan sobre mi rostro. Entro y le agarro el brazo a la madre de Scarlett.
Se gira asustada y me mira con tristeza.
El padre de ella también está en la misma sala.
Ambos sentados frente a una camilla.
Mi amiga aparece casi sin aliento por la puerta.
—¿Mamá? ¿Papá?
Ella dirige la mirada hacia mi, después viene y me abraza.
—Os hemos llamado mil veces, pero salía el buzón de voz.
—¿Qué ha pasado? ¿Está...muerta? —me falta el aire.
—Ha tenido un accidente de coche, cariño. Tu madre estará bien pronto. Te lo prometo —la mujer me abraza, mientras que mi amiga y su padre nos observan.107Please respect copyright.PENANAQprC1Or1ey