Un estruendo horrible sonó afuera y las luces parpadearon. Felipe acababa de meter su carro deportivo contra las puertas para poder entrar, pero terminó estrellado contra la recepción, afortunadamente el airbag se accionó y solo quedó atontado por el golpe.
Nos apresuramos a vestirnos y cuando tratamos de socorrerlo Pamela nos detuvo. Ya sabía que era un empeliculado sin remedio y éste había sido su acto final. Se metió entre la ventana y le dio unas palmadas en la cara para despertarlo.
- ¡Felipe! ¡Felipe! ¡Felipe! ¿estás bien?30Please respect copyright.PENANAN1L6ipkDLy
- Maldita perra --contesto con la lengua enredada-- ¡te odio!30Please respect copyright.PENANAkTXbReYlk0
- Claro que estas bien, ¡IDIOTA!
Él cerró los ojos y cayó desmayado, más por el alcohol que por el golpe. Le sacó el teléfono del bolsillo, marcó al número de su aseguradora y les dio la información para que llegaran a socorrerlo.
- ¿Me llevan a mi casa? --volteó a mirarnos--30Please respect copyright.PENANAzrFvB1d9Yc
- Claro, claro --le dijo mi novio--30Please respect copyright.PENANAHZY65GTvg7
- ¿O a su casa? --me miró con lujuria--30Please respect copyright.PENANA5cQHkWvf94
- O mejor a un motel --respondí levantando una ceja--
Nosotros salimos a buscar el carro mientras ella organizaba el resto. Dos de los hombres simplemente se fueron sin despedirse. A los 3 que decidieron no ocultar más su sexualidad les dio las gracias y les entregó las llaves de la sala de aeróbicos para que fueran a terminar con lo que habían empezado, ellos felices lo aceptaron.
El hombre restante que se ofreció a esperar que llegara la aseguradora y la ambulancia le dio un gran beso y dejo que disfrutara con sus manos de su cuerpo por una última vez. 10 minutos más tarde, nos alcanzó en el estacionamiento, se metió de un salto en la silla de atrás y se asomó entre las sillas del medio con su gran sonrisa.
- ¿No que no te gustaban las mujeres? --me preguntó--30Please respect copyright.PENANAnycGflzEsb
- No me gustan, pero puedo hacer una excepción con una diosa
Nos soltamos a reír y esta vez fui yo la que me abalancé sobre ella para robarle un beso.
Arrancamos rumbo al norte por los moteles que quedan en la autopista y tuvimos la noche más loca que he podido tener en mi vida, pero esa, es otra historia.
ns 15.158.61.48da2