#gangbang
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Nunca he sido lo que llaman una niña juiciosa o perita en dulce. Desde pequeña en casa me llamaban "terremoto" y ya con unos añitos encima "alborotada". Nunca me ha gustado tener novio y menos algo fijo, los pocos que he tenido siempre terminan en lo mismo con unos cuernos que le llegan al cielo. Asi soy, no fui diseñada para un solo hombre y me gusta disfrutar la vida sin ponerme o que me pongan límites.
Tratando de alejarme de mi familia tóxica que me quiere reconvertir a toda costa sin importar mi opinión, encontré una oportunidad de intercambio estudiantil en Canadá y acá llevo viviendo casi 1 año.
Me choqué contra su cultura de frente, son muy diferentes, callados y cada uno en su mundo. Igual me terminé acostumbrando y logré apaciguar un poco mi vida loca y lo más gracioso e increíble es que me terminé convirtiendo en el prototipo de mujer seria que mi familia quería.
El problema es cuando tratas de simular algo que no eres, te carcome por dentro, se te acumula todo y después en un segundo es como uno termina explotando y cometiendo locuras como la que les voy a contar.
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Tenía una semana super estresante de parciales que no me daban tiempo ni de dormir, sumándole el trabajo de medio tiempo como mesera estaba completamente destruida. Afortunadamente en el restaurante nos dan de comer porque ni para eso me daba tiempo.
Llegó el viernes en la noche, fui a rendir mis exámenes y al fin un respiro. Iba feliz camino al apartamento pensando en desnudarme, darme una ducha de agua caliente y meterme a la cama a dormir derecho hasta la noche del siguiente día y volver a trabajar.
O problema cuando abro la puerta y prácticamente me ataca un monstruo de ropa sucia que estaba amontonada e iba casi hasta el techo. Revisé el closet y ya no me quedaba ni los trapos viejos para aguantar otra semana. Con desgano metí todo lo que pude en una tula, me vestí con un outfit de relajo total y una chompa térmica para soportar el frío. Ni siquiera pensé en maquillarme, igual ya eran pasadas las 10 de la noche y no creía que me iba a encontrar a nadie ¿quién más va hacer planes de ir a lavar ropa un viernes?, seguro nadie.
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Caminé a la lavandería que está a unas cuadras de mi casa. Al abrir la puerta me entero que hay un grupo de 7 caballeros jóvenes que vestían una trusa corta de color amarillo con una franja azul al lado y con el torso desnudo, hablando en un idioma raro y jugando cartas mientras esperaban a que terminara su ropa de lavarse.
Me miré de arriba a abajo y lamenté mi outfit, los chicos estaban hechos toda una delicia y yo casi como una zarrapastrosa. Por un momento pensé en dar la vuelta y regresar más tarde, pero la verdad es que ya no tenía como postergar más el lavado.
Sin llamar mucho la atención pasé por otra de las líneas de lavadoras para no tener que ir por el medio y me acomodé lo más lejos que pude de ellos.
Metí toda mi ropa con especial cuidado de enrollar mi ropa interior de chica loba entre una camiseta hasta tenerla en el cilindro. Inicié el ciclo de lavado, tomé mis audífonos y me senté en una esquina con las piernas cruzadas sobre la silla a leer un libro que tenía pendiente.
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De vez en cuando bajaba un poco el libro para poderlos espiar, esas trusas no dejaban nada a la imaginación, se les podían ver todos los músculos marcados de las piernas, unas deliciosas y duras nalgas y unos cuantos morros adelante que daban una buena idea del tamaño.
A pesar de que hablaban en otro idioma y no entendía nada, me daba cuenta por el tono y sus ademanes que habían cambiado de tema. Expiaba de vez en cuando simulando pasar una página y noté que varios de ellos alentaban a uno a hablarme.
Casi que lo empujaron y me daba hasta risa saber que ese ritual lo he vivido de forma tan repetida que no es exclusiva de una sola cultura, piensan que soy una niña indefensa cuando mi mente esta más sucia que mi ropa y que con lo guapo que esta me lo llevaría sin duda a la cama. Igual me antoje de jugar un rato y hacerme como que no me he enterado de nada y ver qué pasa.
Por lo general mandan al más atrevido y seguro, pero este pobre hombre era un nudo de nervios, se notaba hasta en su forma de caminar. Cuando lo vi a unos pasos bajé el libro lo cerré entre mis piernas y lo recibí con una sonrisa.
Esperé a que hablara, pero no le entendí nada con la música. Le hice muecas de que no le había entendido.
- Sorry --me quité los audífonos- I didn't hear you
Se presentó de nuevo, haciendo el esfuerzo de usar su mejor inglés, casi tartamudeando y me compadecí un poco portándome un poco más formal y abierta. Le abrí campo para que se sentara en la misma banca.
Estuvimos un rato charlando y me contó que estaban de viaje en un campeonato mundial de patinaje de velocidad y que no conocían muchas personas en la ciudad a parte de los deportistas. Bla bla bla el típico cuento de extranjero, buscando quien le muestre el lugar de una forma más "intima".
El chico no era tan interesante a nivel conversacional como físico y ya me estaba aburriendo. Así que le pedí me presentara a los demás. Nos levantamos de mi lugar y nos sentamos con todos sus amigos a jugar cartas, me dijeron sus nombres uno por uno, pero la verdad era tan complicados solo recuerdo el de él: Henke.
Ellos están acostumbrados a ver mujeres altas rubias y de ojos claros, en Canadá no es que cambien mucho ese prototipo de mujer, así que estaba encantados de conocer una colombiana alegre, de piel trigueña, cabello ondulado, ojos café y sensuales curvas.
Recordé mis épocas del colegio con el equipo de fútbol y terminar en esas fiestas alocadas tirándome a casi medio equipo. Ahora con estas bellezas se me llenaba la mente de malos pensamientos y ya me estaba calentando. Empezamos a reír de más mientras yo les enseñaba palabras en español y ellos a mí en sueco, las secadoras estaban a maxima potencia y la temperatura aumentó sin que pudiera aguantar el calor.
Consciente de lo que estaba por hacer. Me llevé las manos a la cintura, tomé la chompa por debajo, me la quité levantando los brazos y sacudiendo el cabello. Llevaba una camiseta blanca ya bastante desgastada y medio transparente por debajo sin brasier, se marcaron mis pezones a través de ella por el cambio de temperatura y hasta mis areolas color chocolate.
Henke, ni siquiera fue capaz de disimular, se ha quedado mirándolas fijo y con la boca abierta. Uno de sus amigos le ha cerrado la boca empujando su mentón y todos se han soltado a reír.
- ¿Te gustan? --corrí el cabello detrás de mis hombros--
- Hermosas --acomodó sus manos en el aire abriendo las manos-- y grandes
- ¿Las quieres tocar? --me incliné hacia adelanté--
Le tomé las manos y se las coloqué gentilmente sobre mis senos mientras me mordía los labios y lo miraba a los ojos de forma provocativa. Apreté sus manos para que la cogiera con confianza. Miré su miembro que ya se marcaba sobre su trusa deportiva y levantando una ceja le pregunté.
- ¿Yo también puedo tocar?
Miró a sus compañeros sin saber que decir y sin dejarlo responder le mandé la mano y comencé a acariciar su muslo y su miembro notando como crecía.
Todos estaban pasmados y con cara de susto, creo que no esperaban encontrarse con una mujer tan liberada. Me tiré hacia atrás me solté a reír.
- ¿Quien más quiere tocar?
Prácticamente me saltaron una decena de manos al frente, inflé llenando de aire mis pulmones sacando al frente mi pechonalidad y los deje meter mano mientras nos invadía el ataque de risa.
- ¿Les gustan?
- Si, claro, gustar mucha
Contestaron varios se ellos en su mal inglés casi chorreando la baba.
- ¿Quieren verlas?
Como era tarde en la noche no había mucho de qué preocuparse, pero igual di una mirada hacia atrás para verificar que nadie más estuviera pasando por la calle y que nos pudiera ver a traves del ventanal.
- Si ustedes muestran, yo muestro --levanté una de mis cejas--
Dos de ellos, los que nunca hablaban y solo estaban al pendiente se levantaron y retiraron hacia la parte de adelante de la lavandería. Cinco de ellos los más "efusivos", si acaso se les puede llamar así se quedaron.
- A ver, muestren que tienen y yo muestro
Se levantaron de la silla, algunos más nerviosos que los otros, se bajaron las trusas. Había miembros de todos los tipos, peludos, depilados, largos, cortos, circuncidados.
Uno de ellos se empezó a volver a subir la trusa y lo detuve con la mano.
- No no, espera que tengo que ver cómo reacciona
Crucé mis manos sobre la cintura y levanté una ceja antes de quitarme la camisa. Salieron mis deliciosos y duros chocolaticos, coloqué la camiseta al lado y sonreí orgullosa mirando mis deliciosas tetas.
Unos, dos, tres de sus miembros reaccionaron algunos solo se elongaron, pero él que se había levantado a hablarme se le formó una deliciosa erección que no puede aguantar. Lo miré a los ojos y me lamí la comisura de la boca.
Lo llamé con el dedo índice, él se acercó hacia adelante y lo empecé a masturbar mientras que los otros miraban atentos con algo de envidia de no ser ellos los primeros. Uno más se acercó a mi lado cuando alcanzó su erección, lo miré a los ojos, le sonreí y recibí gustosa con mi otra mano.
- Nadie sale de viaje sin condones ¿cierto?
Uno de ellos se apuró a buscar en una de sus maletas y saco una tira de Trojan que rápidamente repartió entre ellos.
- A vestirse chicos
Rompieron las bolsitas y ayude a terminar de erguir con las manos a los otros tres que inicialmente no se animaron. Se apuraron a ponerse el condón, Henke estaba algo complicado para ponérselo le quité las manos me lo puse en la boca y se lo bajé con mis labios.
Le di una buena mamada, me separé limpiándome la saliva y me abalancé al otro más cercano que encontré. Estar entre hombres siempre me enloquece y más si están todos a mi disposición. Estaba completamente mojada y hasta el culo me palpitaba de la emoción. Me dio un escalofrió de pensar que me iba a terminar tirando a todos estos chicos.
- Me supongo que saben trabajar en equipo chicos ¿cierto?
Me hice de rodillas en medio de ellos, los acomodé en un círculo al rededor dando vueltas en dirección contraria a las manecillas del reloj degustando a cada uno de sus miembros. Uno de ellos me super encendió al cogerme del cabello y empujarme la cabeza hacia adelante. Me la empujaba hasta la garganta y con los ojos aguados con más ganas se la chupaba dejando caer saliva por mi barbilla entre mis senos.
Volteé a mirar a los otros y les traje las manos encima para que me manosearan. Mamaba a uno y masturbaba a dos. Me arrancaron la ropa y sentí como me daban nalgadas y me metían mano en mi sexo. Uno de ellos se hizo de rodillas detrás de mí y aproveche para buscar su miembro con la mano y llevarlo adentro.
- Uff cuanto extrañaba esto
Tumbe al chico que tenía al frente al suelo y me le encarame cabalgando mientras los traía a mi boca y el chico detrás se mí me besaba por el cuello, la espalda y me apretaba los senos como si me los fuera arrancar.
Les pedí a todos que se sentaran el suelo para evitar que alguien nos viera y pase uno a uno cabalgando su miembro para elegir a dos de ellos después de saber que tan duro lo tenían.
Después de tener a los dos que más me gustaron los arrastre al medio al que tenía el miembro más grande y grueso y lo acosté en el suelo, me le monté encima y me lo follé un rato moviendo las nalgas y hundiéndolas con fuerza hasta venirme.
El primer tío que me la metió, estaba masturbándose y mirándome encantado con una cara de morbo brutal que me hizo palpitar el culo. Lo tomé de la cabeza y me lo metí entre las nalgas.
- ¡Oh God!
Me metió la lengua y chupo sin respeto alguno, Henke se acercó y me colocó su miembro en la cara, se lo llené de saliva y le indiqué que se hiciera detrás al lado de su amigo mientras que me abría las nalgas para mostrarles mi otro agujero. Afortunadamente entendieron que los quería a los dos y se turnaron perfectamente para darme por detrás.
Los otros dos chicos menos dotados, pero igual interesados los atraje con las manos para que me quedaran de pie y se los pudiera mamar. Estaba tan enloquecida que hasta trataba de metérmelos a los dos al tiempo.
Que locura en la que me había metido, con 5 chicos al tiempo y 2 espectadores indirectos que, aunque no quisieron estar habrían sido bienvenidos, pero la verdad igual me gustaba su papel voyerista.
Todos los orgasmos acumulados de esa sequia de 6 meses me los sacaron rapidito. El chico al que me estaba cabalgando se vino, me hizo apretar el culo y el que estaba detrás se vino igual. Me calenté tanto que le apreté con la mano el miembro al que me lo tenía en la boca y también lo hice venir.
Acababan de quedar fuera del juego. Los empujé con la mano para que se apartaran y al darme la vuelta vi que aún quedaba disponible mi amigo Henke y la verdad me sorprendió.
Me coloque de pie, lo empuje a una esquina contra una de las lavadoras y al otro chico lo tome del cuello besándolo, hasta alcanzara a Henke de espaldas.
Empine un poco las nalgas buscando metérmelo de nuevo por detrás y cuando estaba ensartada su amigo me levantó de las piernas, me hizo un delicioso oral mojándose la cara con mis fluidos, me cargaron entre los dos y me follaron de forma deliciosa.
- ¡Ohhh god!
Los besaba a los dos, me besaban el cuello y me daban durísimo, podía sentir sus miembros chocar en mi interior y mis orgasmos no paraban de salir. El chico me beso, me miro a los ojos, pego su frente a la mía y sentí su orgasmo volar en mi interior.
Le sonreí porque me había complacido perfectamente, pero también acababa de ser uno más de los que iba a retirar del juego empujándolo del pecho. Henke me dio la vuelta, me empujo contra una de las lavadoras y mis pezones sintieron el frio del metal. Me tomaba de las caseras y me pegaba una culeada espectacularmente deliciosa, le cogí la mano para que me tomara del cabello y lo jalara. Lo hizo super bien y hasta me dio unas deliciosas nalgadas.
Voltee a mirar y ahí estaban sus amigos encantados y atentos en ver como mis senos se columpiaban al ritmo de sus penetraciones. Les estabamos dando un buen espectáculo.
- Ay jueputa que rico culeas
Me hizo temblar las piernas, caí con la cara contra la tapa de la lavadora y hacerme venir a gritos. Me di la vuelta y al ver que su condón seguía vacío decidí premiarlo por ser el último.
Lo empuje contra la pared, me hice de rodillas, le arranque el condón y se lo mame hasta que lo hice venirse en mi boca.
- mmmmm mmmmm mmmmmm
Un rico, calientito, espeso y abundante polvo que me trague y saboree con todo gusto.
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Mi maquina empezó a pitar indicando el final del ciclo de secado. Recogí mi ropa me vestí con rapidez entre ellos, metí mi ropa en la tula y me despedí desde la puerta.
- Suerte en la pista, chicos, bye
Henke se vistió a toda prisa y me alcanzó corriendo casi a una cuadra.
- ¿Cómo te llamas?
- No importa
- Estoy hasta el otro fin de semana ¿nos podemos ver de nuevo?
- No soy ese tipo de mujer
- El tipo de mujer que me interesa es la que aguante follando toda la noche
Lo tomé de la mano y me lo llevé directo a mi apartamento. El chico ni siquiera durmió y yo encantada, el maldito tenía energía infinita, justo lo que necesitaba para ponerme al día.
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Yo definitivamente no lo pude haber disfrutado más. Él que no lo disfrutó demasiado fue su entrenador, que no se explicaba cómo había sido posible que todo su equipo bajara el rendimiento de esa forma, si no fuera por los dos que no se quisieron unir los habrían sacado el primer día de competencia. Esta vez sus chicos no se iban a llevar medallas de vuelta, pero seguro, una buena historia.
Casi todos los días de esa semana Henke me fue a visitar en las noches y terminó siendo un chico de mente igual de abierta, me propuso invitar a su novia para que viniera de viaje y estuviéramos los tres.
Aunque ustedes no lo crean nunca me he metido con una mujer, siempre me han gustado más los hombres, pero decidí aceptar.
Su novia viajo en el primer vuelo que encontró para quedarse el fin de semana y terminamos los tres metidos en un hotel todo el fin de semana. Su novia era aún más divertida y atrevida que él y tenía un manejo del arnés increíble... pero esa es otra historia.
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Escrito: Agata + Axel
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