Kate estaba realmente decepcionada con el sitio que Will y Mike habían escogido, y eso era algo que me hacía mucha gracia. Kate era incapaz de ocultar que algo le disgustaba y esta era una de esas situaciones. Yo, mientras, intentaba disimular las ganas de reírme de que tenía.
Los chicos se veían apurados y un tanto dudosos, pero Kate no era de las que decía "la intención es lo que cuenta". Yo, por mi parte, me conformaba con cualquier cosa. Tampoco tenía unas expectativas muy altas. Al fin y al cabo, eran chicos.
Kate me miró y yo solo le asentí con la cabeza en respuesta. Por lo menos le daríamos una oportunidad a este sitio, a pesar de que no parecía de lo más lícito. Las paredes estaban llenas de manchas de humedad y, en general, estaba todo sumido en la penumbra. Solo de estar aquí daban ganas de llorar.
Kate se sentó a mi lado y nuestras respectivas citas enfrente. Mike y ella se sumieron en una conversación bastante animada, dejándonos a Will y a mí en lo que prometía ser un silencio bastante incómodo.
Yo miraba a la mesa y mis manos, ya que sostenerle la mirada me era imposible. Will me intimidaba y eso me hacía ser aún más tímida y me costaba más hablar. Él, sin embargo, parecía muy divertido mirándome.
Sabía que lo más probable era que estuviera sonrojada hasta la raíz del pelo, pero, por mucho que quisiera evitarlo, no podía. Y cada vez que lo veía de reojo su sonrisa era más amplia.
Kate me dio un codazo que me sacó de mis pensamientos. Cuando levanté la mirada, los tres tenían la vista puesta en mí y me sentí aún más avergonzada. ¿Me habían dicho algo?
—Tierra llamando a Elsa —dijo Kate chasqueando los dedos a escasos centímetros de mi cara. Sacudí la cabeza ligeramente y eché un vistazo rápido a los tres.
—Perdón, ¿has dicho algo? —mi voz sonó más segura de lo que yo me sentía en esos momentos.
Kate suspiró.
—No sabemos qué pedir, ¿tú quieres algo? —preguntó ella, tendiéndome la carta de bebidas.
Fruncí la nariz mientras leía línea por línea, dudando que algo de lo que había fuera digerible.
—Sentimos mucho esto, chicas, fue una decisión improvisada de última hora porque el sitio que os queríamos enseñar estaba cerrado —se excusó Mike rascándose la nuca. Me sabía mal por ellos porque sabía que no lo habían hecho con mala intención, pero las cosas nunca solían ir como uno las planea en un principio.
—Podríais haberlo dicho —le respondió Kate con una amabilidad nada común en ella—. ¿Y por qué este... bar? —preguntó.
—Aquí es donde suelo venir a beber —dijo Will de repente sorprendiéndonos a Kate y a mí. Él estaba impasible, como quien dice que es bueno dar un paseo todos los días por el parque.
Levanté la mirada del tablero y miré a Kate, esperando que captara la indirecta. La verdad es que este sitio parecía de lo más oscuro y, en cualquier otra situación, sería nuestra última opción.
—¿Danny's? —preguntó con una sonrisa enorme plantada en la cara. Yo asentí sonriéndole también y ambas cogimos nuestros respectivos bolsos para levantarnos.
—¿Qué es eso? —preguntó Mike, aún sentado. Will, en cambio no decía nada.
Kate, con los ojos como platos, se sentó rápidamente de nuevo y empezó a explicarle que era nuestro sitio favorito desde que empezamos el instituto. Ya incluso conocíamos al dueño, Danny, que lo considerábamos como un familiar.
Como el local no estaba muy lejos, decidimos ir caminando y así no tendríamos que volver a buscar sitio para aparcar. El único inconveniente era que ya me dolían los pies y no aguantaría mucho más. Echaba mucho de menos mis zapatillas.
—¿Estás bien, bonita? —giré la cabeza en cuanto escuché a Will decir eso mientras caminaba junto a mí. Kate y Mike iban un par de metros por delante y hablando muy animados, como si se conocieran de toda la vida. En esos momentos no pude evitar sentir celos de Kate por la forma de ser que tenía.
—Sí —intenté sonar convincente, pero él se rio.
—¿Te importa si te acompaño? Hablas poco, por lo que veo —me preguntó, acercándose más a mí. Yo me tensé ligeramente, no estaba acostumbrada a que invadieran mi espacio personal, pero no dejé que notara mi nerviosismo cuando le contesté.
—Eres persistente, ¿no? —mi pregunta sonó más borde de lo que pretendía, pero siempre pensé que era mi manera de ocultar mi timidez.
—Cuando veo algo que me gusta, desde luego —confirmó sin atisbo de vergüenza alguna en su tono.
Yo miré a otro lado, ocultando el rubor de mis mejillas causado por sus palabras. Si se había propuesto dejarme sin palabras cada vez que yo decía algo, lo estaba consiguiendo. No podía esperar a llegar a Danny's, y agradecí que en ese momento viniera Kate a rescatarme. Me ayudó a escapar de tener que darle una respuesta a Will.
No sabía qué tenía ese chico que me intrigaba tanto. Tal vez era su forma de ser. Apenas sabía su nombre y, aunque había estado en su casa, no recordaba dónde vivía ni cómo era. Estaba segura de que a estas alturas él sabía muchas más cosas de mí que yo de él y no pude evitar fruncir el ceño.
Kate envolvió su brazo con el mío mientras le decía a Will algo de robarme un momento y, cuando me quise dar cuenta, íbamos casi cinco metros por delante de los chicos y ella hablándome.
—Realmente me gusta Mike, no sé qué hacer —sonaba desesperada. Y sabía por qué. A ella nunca le había interesado un chico tanto hasta ahora. Normalmente tenía muy claro que solo sería diversión y pasaría página. Pero parecía que Mike tenía algo que Kate no podía resistir.
—Kate, cálmate —empecé, sonando muy segura—. A Mike también le gustas, se nota a leguas —chasqueé la lengua, no entendiendo cómo no podía ver eso. Me sorprendía lo vulnerable que se había vuelto en cuestión de horas por un chico. Y por lo que sabía, sólo se habían acostado una vez.
Ella tenía el ceño fruncido y cuando levantó el rostro para mirarme, sonrió.
—¿Y tú con Will? He escuchado lo que te ha dicho antes —enarcó las cejas—, ya sabes, eso de que le gustas —yo rodé los ojos al ver que ella era tan ingenua.
—Kate, ha dicho eso para reírse de mí, porque sabe que no le podré responder a eso. Es su juego —le respondí firme. Aunque sabía que era una gran posibilidad de que eso era cierto, deseé que no lo fuera. Quería conocerlo, a pesar de que él solo quería meterse en mis bragas.
—Venga, Elsa, dale un gusto al cuerpo —Kate estaba intentando convencerme de que pasar una noche con él no sería tan malo—. Llevas tanto tiempo sin acostarte con nadie que Tommy y yo tenemos un montón de bromas sobre tu himen en reconstrucción.
Suspiré, deseando que se acabara este tema. Y alguien pareció escuchar mis plegarias.
—Kate, ¿me devuelves ya a mi chica? —Nos sorprendió Will diciendo desde atrás. El corazón se me aceleró en cuestión de segundos y mis mejillas estaban ardiendo. De repente me había entrado muchísima calor.
—Como le hagas daño te las verás conmigo —le amenazó Kate, medio en broma espero, antes de guiñarme el ojo y volviendo a hablar con Mike.
Para entonces ya habíamos llegado a Danny's.
Y estaba cerrado.
Maldiciendo nuestra suerte, nos acercamos a la puerta donde había un papel en el que ponía que estaban de reformas y que tardarían una semana en abrir. Resoplando, Kate y yo nos giramos. Yo estaba sufriendo por mis pies, quería sentarme. Esta no era mi noche, definitivamente. Y Kate parecía estar igual que yo.
—Nosotras no contábamos con esto, tampoco —admitió Kate por las dos. Yo asentí con la cabeza, a su lado, silenciosamente. Entonces nos miramos los cuatro en un incómodo silencio, sin saber muy bien dónde iríamos. La noche solo parecía ir de mal en peor.
—Allí hay una discoteca, pero yo no he entrado nunca y no sé si nos dejarán entrar —comentó Kate.
Yo miré al sitio al que se refería y me encogí de hombros.
—Por preguntar e ir a ver no creo que pase nada —apoyé su idea. Los chicos se sumaron inmediatamente, ya que no había ninguna propuesta mejor.
Como solo estaba a unos metros de distancia, pudimos comprobar que nos dejaban entrar, pero el ambiente estaba muy cargado. No veía mucho porque algunos chicos que había realmente altos me tapaban todo. Yo solo iba detrás de Kate, que seguía a Mike, por lo que intuí que Will estaba detrás de mí. No me podía deshacer de esa sensación que tenía en mi cuerpo cada vez que él estaba cerca.
En cuestión de minutos llegamos a la barra donde pedimos algo de beber. Estaba agotada y miraba a todos lados en busca de algún asiento libre, pero no tuve suerte y todo estaba ocupado. Yo solo quería quitarme los zapatos y darles un respiro a mis pies. Mis doloridos pies.
Estábamos hablando los cuatro animadamente mientras esperábamos las bebidas. La verdad era que últimamente estaba acostumbrando mi cuerpo más al alcohol y lo toleraba mejor. Gracias a la borracha de Kate que me convencía para que saliera más con ella.
Mike nos contaba, animado, anécdotas con sus amigos y Kate hacía igual, lo que nos dejaba a Will y a mí más al margen mientras los escuchábamos. Estaba un poco tensa porque él no apartaba la mirada de mí y yo miraba a cualquier sitio menos a él, para evitar el cruce de miradas. No quería darle un mensaje erróneo o hacer algo estúpido. Me di la vuelta para hablarle a Kate al oído y decirle que tenía que ir al baño, pero, en vez de acompañarme como hacía siempre, prefirió quedarse con los chicos y me dijo que me esperaría junto a ellos en ese mismo punto.
Me hice camino a través de gente borracha tambaleándose, gente que bailaba y otros muchos besándose. Cuando llegué solo había dos chicas esperando, para mi suerte. En cuestión de cinco minutos acabé y volví a hacer el mismo recorrido hasta donde estaban Kate y los chicos.
Los vi junto a la barra y me apresuré todo lo que pude, porque la gente andaba muy lento por culpa de los que no dejaban espacio para pasar. Kate me había pedido otra bebida igual a la primera y se lo agradecí, para, justo después dar un gran sorbo apreciando lo fresca que estaba. Hacía muchísima calor aquí dentro.
Cuando me quise dar cuenta, no los veía por ningún lado, pero mantuve la calma. No tendrían que andar muy lejos. Pedí mi tercera bebida y me dispuse a buscarlos, tambaleándome un poco.
Después de pasar entre la gente buscando a alguno de los tres, casi estaba a punto de darme por vencida cuando vi a Will de espaldas. Sonreí y me acerqué más firme hasta donde estaba.
—¡Boo! —grité por detrás agarrándole el hombro para darle un susto. Con esta luz su pelo parecía más oscuro, pero sabía que era él. Me empecé a reír a carcajadas por mi broma. Tal vez estaba un poco borracha, pero iba bien.
Entonces se dio la vuelta y a mí se me cortó la risa del tirón. No era Will. Me bloqueé en ese momento. No sabía dónde estaba Kate con los chicos y el tío al que había confundido con Will estaba muy cerca. Casi invadiendo mi espacio personal. Miré a todos lados, con la esperanza de encontrar a alguno de ellos. Pero no parecía correr esa suerte.
Sin esperarlo, el chico erróneo empezó a hablarme.
—Oye, guapa, no creo que haya sido casualidad que me hayas querido dar un susto —empezó a sonreír—. De hecho, creo que esa ha sido tu excusa para venir a por mí, ¿verdad?
No pude evitar fruncir el ceño ante tal disparate. Simplemente me había confundido y yo, a lo mejor, estaba más borracha de lo que pensaba.
—N-no, yo —empecé, viéndome interrumpida.
—¿Estás bien? ¿Te está molestando este chico? —Era Will, que me miraba preocupado con el ceño fruncido. Había aparecido como si hubiera oído mis silenciosas plegarias.
—Oye, tío, yo la vi antes —escuché decir al otro.
—Y ella vino conmigo —espetó Will apartando la vista de mí y con un tono que no le había escuchado desde que lo conocí. Me quedé de piedra por lo intimidante que resultaba y la tensión que se podía respirar en el ambiente.
—Entonces dile a tu novia que no sea tan golfa —respondió el chico, refiriéndose a mí.
Y entonces todo pasó muy rápido: lo único que podía alcanzar a ver era a Will encima de él atizándole.
Yo me quedé paralizada y sin saber qué hacer, tan solo mirando. Eso, hasta que un grupo de gente, a base de empujones, me dejó atrás y ya tan solo escuchaba a la gente a mi alrededor gritando y animando.
Kate vino corriendo hasta a mí, desbocada, con Mike a su lado con el ceño fruncido.
—¿Es ese Will? —preguntó ella con los ojos como platos.
Yo asentí lentamente, sin mediar palabra. Así no era como yo esperaba que acabara mi noche, aunque, viendo la situación actual, podría aventurarme a afirmar que los problemas acababan de empezar. 305Please respect copyright.PENANA4h5G93Q7IA