No soy muy creyente, pero no sé qué pensar de esa noche. Dos veces estuve en peligro de muerte y dos veces me salvé de seguir en este mundo. Créeme que te vas a cuestionas si algo o alguien te salvó milagrosamente o si Gabriel fue enviado como mi ángel guardián.
Salvarse de una violación y luego de una matanza de ese tipo es algo que te marca para toda la vida. Aún puedo cerrar los ojos y recordar cada minuto, cada grito, cada imagen, cada persona caída. He tenido varios tipos de psicólogos y terapias para sobrellevar el asunto, pero es algo que simplemente va a estar ahi para siempre.
Aún puedo recordar las caras de los papás de mis amigos llorando angustiados sin saber que fue de ellos, porque pese a que algunos pocos de los que nos salvamos acudimos a pedir ayuda a la Policia, la respuesta fue que por allá no se podían meter.
Cuando finalmente pudieron organizar un grupo de intervención con la ayuda del ejercito e ir a investigar, solo encontraron sangre por todos lados, pero ni un solo cadaver y el hermetismo de los vecinos que asustados solo respondían que no habían visto ni escuchado nada. La respuesta obvia era: terminaron en una fosa común.
Llegar a clase y ver las sillas vacías de tus amigos te destruye, te hace reevaluar la vida y pensar: esa pude ser yo.
Sin saberlo, nos habíamos metido en una frontera invisible. En el conflicto entre un cartel de la droga y los milicianos, en una de las mal llamadas "limpiezas sociales", en una más de las guerras sin sentido de este país.106Please respect copyright.PENANAD7HUnZrqge