El chico alzo la mirada, entornando los ojos por el fuerte sol.
Su rostro fue iluminado por los áureos rayos de luz, y cubrió su vista con una mano.
-Vaya calor -Dijo el chico, quitando la cabeza de la ventana de la camioneta.
-Dicen que es de buena suerte -Replico su Tío, quien estaba al volante-, y hemos tenido buenas cosechas últimamente, el cargamento esta mucho más pesado de lo habitual.
-¿Crees que la camioneta aguante? -Pregunto el chico, preocupado.
El viejo rio, y le pego unos suaves golpes al manubrio con sus manazas desgastadas por la pala y la azada.
-Esta camioneta vivirá por siglos completos, te lo aseguro.
Ambos campesinos, el niño y el anciano, cruzaron dentro de la destartalada camioneta roja por la carretera, mientras los arboles y los matorrales se hondeaban a ambos lados del camino.
Su destino; el final del horizonte, donde se alzaban columnas y montañas hechas de concreto, con paredes de ladrillos visibles desde kilómetros desde distancia, y desde luego, visibles desde aquella carretera que serpenteaba hasta las puertas de fustaferro de la primera ciudad.
Symbolic.
Un bache llego hasta las ruedas de la camioneta, y esta pego un súbito brinco.
-¡Eh! -Exclamo el niño, elevándose de su asiento y rápidamente sosteniendo el asidero en el techo.
Los cajones con frutas, verduras, pociones recién fabricadas y mercadería se revolvieron y saltaron en la caja de transporte de la camioneta.
La camioneta recupero la estabilidad y aterrizo en sus 4 ruedas, y los cajones se golpearon contra las paredes metálicas.
-¡Ow!
-Shh, cállate.
El niño frunció el ceño, y miro hacia atrás.
Se quedo mirando a través de la ventana trasera con ceño, sin despegar la vista de la mercadería y los objetos mágicos que transportaban.
-Eh, tío, ¿Escuchaste algo...?
-Estos malditos vigilantes, -Murmuraba el viejo, escuchando las noticias en la radio- están arruinando a los 3 estados, deberían colgarlos a todos, si..., a todos.
El niño suspiro y volvió a mirar las frutas, para luego acomodarse en su asiento nuevamente y observar el paisaje.
Symbolic estaba más cerca que nunca.
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El locutor de radio anuncio que el reloj de Doris, en Kynse, acababa de mostrar las 17:00 Pm, y tan pronto como lo hizo, el viejo detuvo la camioneta.
El anciano y el niño se bajaron, y comenzaron a transportar las cajas una por una de la camioneta.
Habían cruzado las puertas de fustaferro de la entrada unas horas atrás, y por fin habían llegado hasta la feria de la ciudad, donde planeaban quedarse hasta el fin de semana.
A su alrededor habían carpas y sombrillas, puestos de comida, ropa, y objetos mágicos, todos bordeando la acera.
El niño acababa de dejar una caja de manzanas en su tienda (una pequeña carpa barata), y se dirigía hasta la camioneta, evitando ser empujado por los compradores.
Pego un brinco y subió a la caja de transporte de la camioneta, y llevo sus manos hasta la caja mas grande.
Pero antes de poder hacerse con ella, esta comenzó a temblar.
El niño retrocedió, asustado.
-Ehh, ¿Tío? -Llamo, pero este se encontraba discutiendo con un cliente en la tienda.
Volvió a mirar hasta la caja, y esta volvió a temblar.
Frunció el ceño y se acerco a ella.
Había una pequeña rendija entre la madera, y podía ver algo moviéndose allí dentro.
Parecía estar..., murmurando algo.
Trago aire y se armo de valor; llevo las manos hasta la caja.
Y en el momento en el que lo hizo, esta se abrió de golpe.
-¡Eh! -Chillo el niño, en el momento en el que la abertura de la caja se estrello contra él y lo mando a volar de un golpe fuera de la camioneta.
Oliver (quien había pateado la caja desde dentro) rodo fuera de la pequeña prisión de madera, con el cuerpo adolorido.
-Era una mala idea, -Susurro, llevándose una mano a la cabeza y la otra a la espalda; le trono como nunca-, sabía que era una terrible idea..., estúpido Anthony.
Alzo la mirada hacia el cielo; el sol aun brillaba en todo su esplendor, el viento zumbaba y azotaba las carpas, y escuchaba las conversaciones, murmuros y risas de los vendedores que cruzaban la acera.
Era recién la mitad del día..., y él se encontraba expuesto a ojos de cualquiera que mirara, incluso por casualidad, hacia la camioneta.
Apego el cuerpo contra el suelo de la caja de transporte, las paredes metálicas lo ocultarían..., eso hasta que tuviera un mejor plan, pues en cualquier momento podía volver el niño o el anciano. (Por cierto, ¿donde se había metido aquel mocoso?)
-Hey, Anthony -Susurro, pegándole una patada a una caja-, date prisa.
Miro hacia la acera, aun oculto tras las pequeñas paredes metálicas.
Entorno los ojos..., y pudo ver a un miembro de la guardia real examinando las cajas de una tienda de ropa frente ellos, arrancando el material a los ojos de una horrorizada vendedora, sin importarle si dañaba la mercadería o no.
Perfecto, la guardia real estaba fiscalizando las tiendas..., y ellos aun se encontraban allí.
-Hay, date prisa -Repitió, dándole unos golpecitos con el pie a la otra caja-, hay guardias por aquí, tenemos que largarnos.
Miro hacia adelante y apretó los dientes, las cosas podrían haber sido mínimamente distintas si aquel estúpido niño no les hubiera robado el diario.
Y aunque Oliver estaba seguro que no podría hacerle daño a un niño, era de esas ocasiones en la que uno desea retroceder en su propia edad solo para ganar el derecho de darle una buena patada a un niño malcriado.
Y lo atraparía, ambos lo harían. Al fin y al cabo, ya estaban en la ciudad.
-Vamos, Anthony...-Insistió, esta vez molesto, observando como el guardia real dejaba a un lado la ropa y miraba en derredor, con una mano firmemente apoyada en su estúpido rifle S-Rinker.
El guardia miro hasta la carpa, y entonces Oliver pudo notar que llevaba un Watcher; un lente rojizo que se coloca en un ojo para otorgar la habilidad de detectar el Sind.
Bastaría un solo vistazo para que notara el Kan de Oliver, y de hacerlo...
Trago saliva, y encesto una fuerte patada en la caja.
-Anthony, maldita sea, sal de una vez.
Volvió a mirar hacia adelante..., y se topo con el niño campesino.
El niño estaba frente a él, con un ojo morado y la nariz anchada, mirándolo fijamente.
Oliver y el niño se miraron mutuamente, sin decir una sola palabra.
-Eh...
Los ojos del niño comenzaron a humedecerse.
-Hey, amigo, no...
El niño comenzó a apretar los labios, y a arrugar el rostro.
-H-hey, no, no, no...
El niño trago aire.
-¡Deten...!
El niño comenzó a chillar y llorar.
-¡Tío! ¡Me han pegado! ¡Me han...!
Oliver tiro de su tobillo y el niño cayó sobre él.
Lo atrapo y le tapo la boca con una mano, ocultándose en la camioneta.
-¿Mathew? -Pregunto el tío, saliendo de la tienda.
-Mierda -Susurro Oliver..., ahora escuchando las pesadas botas del guardia real avanzando por la acera.
Ya no podía escuchar las conversaciones y las risas, todos en la acera se habían quedado mudos; todos miraban hacia la camioneta.
-S-suell-t-tame...-Tartamudeo el chico, intentando hablar.
-¡Hey! ¡¿Que está pasando aquí?! -Exclamo una voz, y Oliver supo que se trataba del guardia.
Trago aire; debía escapar.
El guardia se detuvo frente a la camioneta; la visión que le proporcionaba el Watcher detectaba un Sind cercano, uno fuerte.
Llevo su mano hasta su escopeta, y les hizo señas con las manos a los ciudadanos Syn para que se alejaran, una pelea podía estallar en cualquier momento.
-Eh, ¡Esa es mi camio...! -Exclamo el tío, al ver al guardia acercarse.
-Silencio -Fue su única respuesta, luego de desenfundar su escopeta y pegar un salto.
Aterrizo sobre el suelo de la caja de transporte, apuntando su arma directamente hacia adelante.
Se topo con la siguiente imagen; en la caja de transporte no había más que cajones de frutas y verduras.
Frunció el ceño, había sentido una energía Sind, y aun la sentía..., en algún lado.
Vio una caja moverse, y apunto la escopeta directamente hasta allí.
Una de las cajas se sacudía como si llevara un animal allí dentro; se revolvía y se golpeaba contra las paredes metálicas, y estaba seguro que escuchaba un llanto.
Bingo.
Camino hasta la caja, y lentamente llevo una mano enguantada hasta ella.
Trago aire, listo para disparar.
Abrió la caja de golpe y apunto su arma..., y se topo con un niño.
-¿Que...? -Pregunto, confundido, bajando lentamente la escopeta.
El niño campesino se encontraba amarrado con una cadena, y amordazado con un pedazo de tela.
-¿Quien te...? -Pregunto, y escucho algo moviéndose a su derecha.
Se giro rápidamente, justo a tiempo para ver a alguien huir por entre las tiendas cargando una de las cajas.
-¡Hey, maldita sea! -Grito, apuntando su arma, pero aquel extraño huyo a toda prisa- Maldita sea..., me van a despedir.
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Corrió con todas sus fuerzas, escabulléndose entre las carpas y con la espalda gacha, asegurándose de que nadie lo viera.
Oliver llego hasta una pequeña carpa vacía, cerró rápidamente la entrada y se dejo caer, dejando la pesada caja a un lado.
-Mierda -Murmuro, intentando recuperar el aliento-, ¡¿Cual es tu problema?! -Le grito a la caja- ¡¿Por qué no pudiste salir cuando te lo dije...?! ¡Eres...! ¡Maldita sea!
Se llevo las manos a la cabeza, la ansiedad lo estaba devorando en vida, no podía creer lo cerca que había estado de ser descubierto.
Inhalo; Exhalo, debía calmarse, aquel guardia debía de seguir buscándolos, y con un Watcher..., no tardaría en encontrarlos, menos aun con un Sind tan potente como el de Tony.
-Bien..., bien..., bien -Se repitió, diciéndose a si mismo lo que nadie más le diría-, estará bien.
Se levanto lentamente, y se limpio el sudor de la frente con el antebrazo, ni siquiera había corrido demasiado..., pero aquellos nervios lo estaban desesperando.
-Eh, ya muévete, -Dijo, dándole una patada a la caja.
La caja se tambaleo, se inclino, cayo..., y se rompió.
Oliver se quedo pasmado, mirando los restos de la caja sin moverse.
La caja estaba llena de lechugas.
Se quedo paralizado por unos segundos, mirando las verduras rodar hasta detenerse en las paredes de la carpa.
Y luego, se llevo las manos a la cabeza, conteniendo el grito al darse cuenta que se había equivocado de caja.
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"Me quedare aquí, no pasara nada, solo tengo que esperar el momento correcto y saldré" fue lo que pensó Tony, quien ahora era transportado dentro de una caja de manzanas por un grupo de guardias reales.
-Maldita sea, maldita sea, maldita sea -Susurraba el chico, apretujado entre frutas- ¿porque no me baje antes? ¿A dónde demonios me llevan?
Claro, Oliver no lo sabía, pero la primera caja que el viejo y el niño campesino descargaron era la que llevaba a Tony en su interior, y ahora..., iba en camino a ser inspeccionado junto con las demás cajas de la feria.
"No puedo respirar" Pensó, apegando una mejilla a una áspera pared de madera.
Había una pequeña rendija entre las tablas, por la cual espió sigilosamente.
"Oliver..., ¿Donde estas?"
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-Pedazo de idiota, pedazo de idiota, ¡pedazo de idiota! -Dijo Oliver, observando cómo los guardias transportaban las cajas desde detrás de un bote de basura, escondido-, 10 mil espermatozoides y este idiota es el que gano.
Miro en derredor, y comenzó a morderse las uñas, necesitaba sacar a Tony de esa caja..., cual sea la caja en la que se encuentre.
Trago saliva; aquí vamos.
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