Todos me abandonaron.
La luna reinaba sobre sus lagunas de oscuridad, vagando en botes de nubes en una noche de perfecto silencio, una noche en la que con cada segundo que pasaba, Tony se alejaba cada vez mas de casa.
Esta vez se encontraba corriendo al limite de sus fuerzas por un sendero de piedras, siguiendo a aquel hombre alto que momentos atrás le había salvado la vida, y quien parecía ser lo único cuerdo en aquel lugar.
Si, definitivamente lo único cuerdo, pues Tony sentía que la locura había terminado de poseerlo luego de zambullirse en el interior de aquel rio, y haber estado por primera vez en su vida al borde de la muerte.
Sin embargo se encontraba vivo, empapado, sudando y con la ropa pegada al cuerpo, pero vivo y huyendo bajo la luz de la luna, y sin dejar de preguntarse el como había llegado a terminar así.
-¿Q-que esta pasando? -Dijo, sin poder decidirse si preguntar por el Jack Sparrow del infierno, los Plutos tamaño familiar, o el rio que casualmente lo habia intentando devorar- ¿Q-que rayos esta pasando? D-dime por favor...
-No tenemos tiempo de hablar -Replico el hombre, tenia una voz decidida y firme, y bajo aquella noche, Tony aun no podía ver del todo bien su rostro-, de aquí hasta que estemos a salvo solo necesitas saber dos cosas: si te quedas atrás no volveré por ti, y si te quedas atrás serás devorado por los perros de caza.
-¿P-perros de caza...? ¿Por qué el pescador les ordeno buscarme? ¡¿Porque yo?!
-Porque eres especial -Dijo el hombre-, tu no eres de por aquí, ¿Verdad? no, tu eres un forastero, pero tu no vienes de otra ciudad u otro país, si no de un lugar mucho, mucho mas lejano, y quienes vienen de ese mundo valen una fortuna en el mercado.
Tan pronto como la ultima palabra salió de la boca del hombre, Tony se freno en seco.
El hombre noto esto, se detuvo y se volteo hacia el.
-¿Que rayos haces? ¿Qué no escuchas los ladridos de los perros?
-Eres igual a el, al pescador -Replico Tony, distanciándose a lentos pasos hacia atrás.
-¿Que?
-Tu también buscas mi cabeza, no se porque yo..., pero buscas cazarme igual que el.
El hombre apretó los puños, en un gesto de frustración.
Por un lado, pronto tendría al metalero y a los furrys asesinos a su derecha, y por el otro lado, estaba aquel hombre, que si bien decía ayudarlo, no resultaba particularmente un Sugar Daddy.
Especialmente tomando en cuenta el hecho de que todo allí quería asesinarlo.
-Escucha, no tenemos tiempo para esto, esos perros tienen tu olfato y llegaran en cualquier momento, si nos damos prisa quizás...
El hombre intento dar un paso hacia adelante, pero Tony se aparto inmediatamente, retrocediendo a grandes brincos.
-No dejare que te acerques a mi -Dijo Tony.
El chico llevo una mano instintivamente a su espalda, y recién entonces noto que aun llevaba puesta la mochila de la escuela.
La mochila de la escuela..., ¡eso significaba que dentro estaba...!
En aquel mismo instante Tony sintió un escalofrió en su columna; algún tipo de presentimiento, casi como un piquete directo en su nuca.
Nunca había confiado demasiado en su instinto, ni siquiera sabia si tenia alguno, pero en aquel momento, se dejo llevar por completo por aquel presentimiento, abriendo el cierre de la mochila.
El hombre vio tras el hombro de Tony, y abrió los ojos como platos, mientras el chico metía la mano dentro de su mochila y se volteaba a toda velocidad.
-¡Cuidad...! -Grito el hombre, pero a juzgar por la velocidad del perro, ya era demasiado tarde.
Antes de que las fauces del enorme animal pudieran cerrarse sobre la nuca de Tony, el chico blandió el bate que saco de su mochila a toda velocidad.
El arma hizo un sonido hueco al chocar contra el cráneo del perro; el animal escupió una lluvia de saliva y dejo salir un aullido agudo.
Cayo a los pies de Tony lamentándose y restregándose una pata en una oreja ensangrentada, observando a Tony con unos ojos desorbitados y tenebrosos.
-¿Como...? -Pregunto el hombre, el perro se había movido con un silencio absoluto y ni siquiera el había podido advertir su presencia hasta cuando ya era demasiado tarde, sin embargo aquel muchacho había encestado un golpe perfecto como si hubiera tenido ojos en la espalda, ¿acaso ese niño...?
-¡DIOS! -Exclamo Tony, al ver al perro gimotear- ¡MIERDA, Lo siento!
Yyy la perplejidad del hombre desapareció en un gesto decepcionado, ¿le estaba pidiendo perdón a un perro?
-¡Allí esta! -Exclamo una voz áspera, ambos levantaron la mirada y se toparon con que el pescador estaba a varios metros de ellos, rodeado por una manada de perros gigantes.
Tony apretó los dientes y sostuvo el bate con fuerza, podía ver la codicia en aquel anciano como un minero observa una mina de oro..., y el sentimiento de ser una presa le hizo hervir la sangre.
-¡Déjame en paz! -Grito, furioso- ¡Maldito Popeye encantador de perros! ¡No se que quieres de mi pero no lo conseguirás! -Movió el bate de izquierda a derecha, en un movimiento que fue en parte patético, y en parte amenazador por la sangre en el bate.
-¡¿Eres idiota?! -Exclamo el hombre, retrocediendo- ¡Si escapamos ahora quizá tengamos una oportunidad! ¡Ese pescador esta entrenado, va a masacrarte en cuanto le de la orden a sus perros! ¡No intentes pel...!
-¡Tu igual cállate! ¡Ambos quieren matarme y no lo conseguirán! ¡Aléjense, se los advierto!
Volvió a mover el bate de izquierda a derecha, esta segunda vez fue apenas una intimidación dramática.
El pescador lo miro a los ojos, y tan pronto como vio el terror en los ojos de Tony, sonrió de oreja a oreja, dibujando arrugas curvas en sus pómulos.
-¡A por el! -Exclamo a todo pulmón, y dejo salir un potente silbido.
Los perros comenzaron a correr.
"¡Mierda!" Pensó el hombre, alzando sus brazos hacia adelante, consciente de que ya no le quedaban mas opciones que usar su poder.
-¡Anthony! -Grito, sabiendo que su poder podría llegar a matar al muchacho si lo alcanzaba- ¡Corre, huye! ¡Rápido!
Cerro los ojos y se concentro..., un extraño color celeste pareció envolver su cuerpo, como un transparente manto de energía.
Abrió los ojos de golpe, y alzo un brazo hacia el cielo.
Tony (quien en aquellos momentos se encontraba congelado como una piedra), bajo la mirada al instante cuando el suelo comenzó a temblar, y justo cuando entendió lo que sucedía, un pilar de tierra emergió del suelo.
Tony salto hacia un lado, cayendo como un portero en el suelo, mientras el impacto del pilar mandaba a volar a dos de los perros asesinos.
-¡Lárgate! -Exclamo el hombre, moviendo uno de sus brazos hacia la derecha y dirigiendo proyectiles de tierra hacia los perros.
Tony se arrastro hacia atrás con los brazos, aun sentado, cuando uno de los perros capto su movimiento y giro su enorme cabeza hacia el, fijando sus ojos rabiosos en el chico de cabello rojo.
El perro se abalanzo sobre el.
El corazón le dio un vuelco en el pecho, pero Anthony logro incorporarse y saltar a un lado antes de que el perro pudiera hundir sus colmillos en su rostro.
Al ver que su presa se escapo por unos centímetros, el perro ladro con fiereza y salto hacia el muchacho nuevamente, abriendo su hocico.
Asió el bate con fuerza, y en lugar de retroceder, dio un paso hacia adelante.
Dejo salir un grito, y movió el bate a toda velocidad.
En lugar de cerrar su dentadura en su rostro, el perro mordió furiosamente el mango del bate, cayendo con todo su peso sobre Tony.
Con su ira desbordando su cuerpo, (y con el aliento a pescado y mierda molida del hocico del perro haciendole llorar los ojos) el chico soltó el bate y llevo ambas manos a la cabeza del perro, asiéndolo con fuerza.
Una extraña energía pareció recorrer su cuerpo, y por un pequeño segundo, algún tipo de aura lo envolvio.
Tony sintió su energía drenarse tal y como lo había sentido cuando había herido de algún modo al bromista de su clase, y esta vez, un destello salio de sus manos.
El perro dejo salir un súbito aullido, y tras un rápido fogonazo blanco, el perro desapareció por completo.
Tony cayo de rodillas, bajo la mirada atónita del hombre y el pescador.
Antes de que ninguno de los dos pudiera preguntarse que demonios acababa de ocurrir, otro de los perros se abalanzo hacia Tony.
El chico de cabello rojo se giro hacia el perro, con una mirada fría y cansada, y alzo una mano hacia el.
La misma energía de antes recorrió su cuerpo, y un destello se escapo de su palma.
El perro percibió un súbito peligro, se detuvo en seco y su mirada se lleno de miedo.
Antes de poder retirarse, una repentina onda de aire impacto con el, y el perro salió impulsado hacia atrás.
Los perros se habían olvidado del hombre y ahora se arremolinaban a su alrededor, y esta vez, Tony se puso de pie, con el cabello rojo ondeando sobre sus ojos.
Sentía algo en su interior, una energía, un presentimiento, un...un...un...
Poder.
En el instante en que Tony desapareció, 3 de los perros que quedaban cayeron fulminados en la tierra, y los otros dos se esfumaron por completo de la existencia.
El pescador retrocedió, con los ojos abiertos como lunas llenas.
-¡¿Donde...?!
Escucho la pisada en las piedras a su espalda.
Y supo que Anthony Witness se encontraba justo detrás de el.
Se volteo, llevando una mano hasta el cuchillo de caza que colgaba de su cinturón, pero antes de poder hacer nada sintió como una fuerza invisible inmovilizaba su cuerpo.
Tony había perdido el control de su cuerpo, y el chico que era se perdió tras una mirada fría e indiferente, bajo el haz de un cabello rojo como la sangre.
-E-es imposible -Tartamudeo el pescador, sintiendo sus costillas apretarse lentamente-, los humanos provenientes del otro mundo no poseen poderes, e-es imposible...
El pescador miro al chico a los ojos, y mientras la respiración se le iba de los pulmones, logro divisar una extraña marca en la mano del chico, mas concretamente en la palma.
Sus ojos se abrieron como platos, creando surcos de arrugas en su frente.
-Ya veo, -Dijo- l-la esfera, tocaste la esfera, e-eres..., e-eres..., el premio del millón de dólares, n-niño.
El chico lo observo por unos segundos, y dijo con una voz tranquila tan tenue que casi se convertía en un susurro.
-Mi nombre es Anthony Witness.
Un chorro de sangre estallo en la boca del hombre, su cuerpo comenzó a elevarse en el aire, y el pescador se preparo para el momento en que su propios huesos se cerraran contra sus órganos al son de sus gritos.
"Se acabo" Pensó el hombre, "Un nacido de la esfera, un Doomed, jamás creí que vería uno, parece que..., estoy por..."
Y entonces, el pescador fijo sus ojos en Tony, y trago saliva.
Y su astuta boca pronuncio las palabras que brotaron de su mente:
-P-por dios -Su voz tembló, como si se encontrara al borde del llanto, apelando a la compasión del niño-, ¿Q-que le has hecho a mis... cachorros?
Los ojos de Tony se abrieron como huevos crudos, y el chico retrocedió, al tiempo en que el desdén desalojaba su mente.
-¿E-eh...? -Pregunto, con voz quebrada- ¿Cachorros...? ¿Lastime a unos perros? H-hey, oh dioses...
La mirada del chico dio con los animales que yacían en el pasto; enormes montañas de pelo inmóviles.
Se le acelero la respiración, lentamente cayendo en la cuenta de sus acciones.
La fuerza que apretaba al pescador fue debilitándose.
-O-oh dios, yo, yo, yo...
De pronto, un golpe frio choco contra la nuca de Anthony, el muchacho abrió los ojos en un gesto de sorpresa, súbitamente encontrándose con que el mundo se volvía mas y mas borroso.
Anthony cerro lentamente los ojos, y la indiferencia desapareció de su rostro antes de que finalmente cayera de rodillas y se derrumbara sobre las piedras.
La presión invisible desapareció del cuerpo del pescador, y antes de que se hundiera en el umbral de la eterna inconsciencia, dejo de flotar y cayo sentado sobre las piedras.
El hombre, quien acababa de asestar un golpe limpio en la nuca de Tony, miro por unos momentos al pescador, con una mirada de "tu-te-buscaste-esto, no-te-quejes".
Acto seguido, se agacho y recogió el cuerpo inconsciente del chico, el cual había caído dormido.
-E-el, e-el... -Estuvo a punto de llamarlo "Niño", pero su nombre apareció a fuego en su memoria, y supo entonces que jamás podría olvidarlo- A-anthony Witness, obtuvo poderes al tocar la esfera de cristal, es una mina d-de oro, t-tu...
-No lo venderé -Replico el hombre sencillamente-, tengo otros planes, y no son como los tuyos, anciano artero.
Se volteo sin dirigirle otra palabra u otra mirada, siguiendo su camino por el sendero sosteniendo a Tony en sus brazos.
Cuando ambos desaparecieron en la lejanía, rumbo al misterio, el pescador seguía mirando el lugar por donde se habían ido.
Y las estrellas que desde tan lejos les pisaban los talones a ambos, mirándolos con sus apenados ojos resplandecientes.209Please respect copyright.PENANAWKbrxP5IJ4
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