Quiero tenerte en mis brazos.
Tony abrió los ojos, y lo primero que le espero en su nueva vida fue el áspero latigazo del sol en sus parpados.
Cerro los ojos inmediatamente y se cubrió con un brazo, sentía el cerebro molido como una ensalada de carne, y el cuerpo machacado como si lo hubiera pisoteado una manada de bueyes.
Y poniéndose en pie, bajando el brazo y abriendo los ojos, pronuncio las palabras que darían inicio a esta historia:
-¿Donde mierda estoy?
Se encontraba en un prado; a su alrededor difícilmente podía divisar algo que no fueran largas hileras de pasto, como cabellos verdes que le rozaban suavemente las caderas.
Era un campo enorme, un mar de verde con Tony siendo un pequeño punto en medio de las olas de pasto, ondeando serenamente bajo un cielo despejado.
-¿Que es esto? -Murmuro, bajo el sol su cabello parecía resplandecer de lava.
Durante los primeros segundos, pensó que se trataba de un sueño del que despertaría en cualquier momento, pero el roce del pasto en sus brazos, el ardor en sus ojos por el sol, y la incomoda sensación de barro seco en su piel y bajo las uñas le confirmo lo que temía en el fondo de su ser; aquello era, de algún modo real, tan real como el poder que había despertado en su interior.
El poder, pensó, y los recuerdos le golpearon como un tren de carga.
La esfera, Jason Saunders, el puñetazo, el bromista de la clase vomitando sangre, la lluvia del bosque, aquella grieta....
Era casi divertido, hace unos días habría pasado tardes enteras viendo series de superpoderes, y hoy, se encontraba en medio de la nada.
Si, casi divertido, pensó, y se llevo las manos a la cabeza, encontrándose al borde del llanto.
Si, no era tan divertido como en la televisión.
Comenzó a caminar, de algún modo, intentando huir.
El pasto volvía el trayecto casi imposible, pues intentaba tragar sus pies con cada paso que daba.
"Estúpida... esfera" pensó Tony, "Estúpida escuela" "Estúpidos... Poderes" "Estúpidos... ¡TODOS!"
Quiso dar una patada de frustración, pero solo logro patear el suave pasto patéticamente.
De una cosa estaba seguro; la esfera era la responsable de todo, ese artefacto del demonio le había dado esos poderes, (el pensar que aquello era cierto le hizo querer reír, ¿Cómo podía ser cierto...?) ese artefacto del demonio lo había llevado hasta ese lugar.
Entonces..., ¡Solo debía encontrarlo! ¡Era todo lo que necesitaba para volver!
El chico sonrió, una mueca que resquebrajo el barro pegado a un lado de su rostro; por fin tenia una buena idea, algo concreto, el como salir de allí.
Encontrando esa condenada esfera.
Camino con una sonrisa en el rostro, mirando de izquierda a derecha.
Camino, camino..., al poco tiempo, Tony se encontraba corriendo a toda velocidad por el campo.
-¡¿Dónde esta?! -Grito con voz áspera y desesperada, apenas le funcionaban sus torturadas cuerdas vocales tras descargar sus pulmones en alaridos al intentar destruir la esfera..., y el arrepentimiento le mastico los huesos- ¡¿Donde demonios esta?!
Claro, en medio de esa eterna planicie, un objeto diminuto como la esfera..., era como intentar encontrar un grano de sal en el océano.
No estaba por ningún lado, absolutamente ningún lado.
Sin embargo, un ruido llego hasta sus oídos, y Tony se freno en seco.
Se quedo inmóvil, evitando hacer ruido.
Concentro su audición..., en algún lugar de aquel prado, podía escuchar un ruido incesante, casi como los ruidos blancos de una radio sin señal.
Y tras unos segundos de meditación, concluyo que provenía de... su derecha.
Se giro rápidamente, y echo a correr, llenando sus pulmones de aire nuevamente.
Debía encontrar una salida, debía salir de allí, debía escapar de esa locura, por favor, que esa locura..., que toda esa locura terminara pronto, que este chiste terminara de una vez...
Tony llego hasta el origen del ruido, y apenas tuvo tiempo de detenerse.
Dejo de correr de golpe, sus pies levantaron polvo y tuvo que mover sus brazos en círculos para hacer equilibrio, y no zambullirse en el rio frente el.
Retrocedió, alejándose del borde
El rio partía a la mitad el claro, como una calle de agua, chocando sus olas contra la orilla y amenazando por momentos con mojar los mocasines de Tony.
Miro de izquierda a derecha; el rio parecía ir y venir de horizonte a horizonte, no había modo de rodearlo, y no parecía haber algún puente como para cruzar.
Y pudo haber retrocedido y escapado en otra dirección (no le gustaba para nada la oscura profundidad del rio, menos aun la tempestad de sus olas), si no fuera por el hecho de que podía ver un sendero del otro lado del rio, un sendero que, quizás, pudiera guiarlo devuelta a casa.
Trago saliva, frente a el se encontraban las respuestas, ¿y entre el y las respuestas?, un rio que por alguna razón le aterraba hasta los huesos.
Bajo la mirada hasta el rio, la superficie parecía cristalina, pero el color se perdía lentamente en dirección al fondo, terminando con sus profundidades siendo un charco lejano de oscuridad, apenas visible desde el borde del rio.
Y además del hecho de que su vista no lograba divisar el fondo, el sonido que hacían las olas al chocar a veces..., sonaban casi como voces.
Voces que le recomendaban alejarse de allí..., y voces que lo tentaban a zambullirse y hundirse hasta las profundidades...
-¿Que haces aquí? -Pregunto de pronto una voz (esta vez una real), sobresaltando a Tony al punto de casi hacerlo caer al rio- Nunca te había visto antes por estos lugares.
Tony busco con la mirada, y se encontró con un hombre sentado en la orilla del rio, con el pantalón arremangado en las rodillas, y con las piernas sumergidas en el agua.
Tenia el cabello largo y greñudo hasta la espalda, de un color grisáceo como la leche podrida, vestía unos harapos hechos de lo que parecían ser cueros de animales, su piel había sido castigada por días enteros bajo el sol.
En una de sus manos arrugadas, sostenía una caña de pescar.
El chico lo miro por unos momentos, sin saber si alegrarse por la presencia de alguien que pueda ayudarlo..., o temer por su vida.
El hombre no apartaba la mirada de el, a Tony no le gustaba para nada esa mirada.
Nunca te fíes de un pescador metalero.
-¿Como te llamas, niño?
-A-Anthony -Replico el chico, y luego carraspeo y repitió con una voz mas decidida-, Anthony Witness.
-Anthony Witness -Repitió el hombre, y luego miro hasta su caña por unos momentos, para luego voltearse hacia el nuevamente y decir-, ¿Eres nuevo en la ciudad o...?
De pronto, el hombre interrumpió sus propias palabras, y su castigada piel oscura palideció.
Tony retrocedió, el rostro del pescador había pasado de la curiosidad amigable a la incertidumbre pura.
-Tu... -Murmuro el hombre, con voz trémula- Tu cuello, mueve tu cuello un poco hacia la derecha, niño.
Sin saber el porque, Tony obedeció; movió su cabeza hasta la derecha, dejando su cuello al descubierto.
-Tu Circa -Dijo el hombre, confundiendo a Tony-, Tu marca Circa..., no esta.
-¿Marca Circa? ¿De que estas...?
El pescador metalero dejo caer la caña, y comenzó a retirar sus pies del agua.
En el momento en el que la caña se hundió en las aguas, a Tony le pareció ver que algo tiraba de ella y la jalaba hasta el fondo.
Retrocedió, algo había cambiado en el ambiente; estaba aterrado.
Estaba riendo, el hombre estaba riendo.
-Oh..., ya veo que pasa aquí -Dijo, incorporándose-, estas muy lejos de casa, muy lejos.
Tan pronto como termino de hablar, el hombre chasqueo los dedos con fuerza, y en algún lugar del prado, Tony escucho un ladrido furioso.
Dejo de perder el tiempo, se volteo en seco y echo a correr, mientras la risa del hombre aumentaba de volumen hasta asemejar alaridos.
Tony escuchaba ladridos por todos lados, cada vez mas cerca de el.
-¡Atrápenlo, muchachos! -Exclamo la voz del hombre, y cuando Tony se volteo, el corazón le dio un vuelco.
Del tamaño de un oso, moviéndose como una mole de pelos y ojos rabiosos, un enorme perro avanzaba junto al borde del rio, dejando un rastro de saliva expulsada de su hocico coronado por dientes puntiagudos.
Sus ojos dementes apuntaban directamente a Tony.
La respiración del chico se acelero, mientras su cerebro intentaba entender como un perro podía tener semejante tamaño..., y colmillos como cuernos de búfalo.
-¡A-aléjate! -Grito.
El perro no aminoraba la marcha, y los pasos y ladridos a su alrededor le indicaban que se trataba de una manada.
Miro a su alrededor, había solo dos lugares a los que ir; el eterno prado a su derecha, o el rio a su izquierda.
Llevo la mirada hasta el rio, y tuvo el presentimiento de que algo allí le devolvía la mirada.
"Debo hacerlo" Pensó, con el corazón latiéndole a mil por hora, "O ese perro..., e-ese maldito perro..."
Así que, en teoría, o era el rio de pesadilla, o el metalero acompañado de Scooby Doo chernobyl.
Trago saliva..., y antes de poder tomar una decisión, una sombra salto de los matorrales frente a el, gruñendo como un motor descontrolado.
Tony se freno tan rápido como pudo, retrocediendo a tumbos.
El perro frente a el le ladro; un sonido tan atronador que Tony sintió como si millones de tenedores diminutos rasgaran platos dentro de sus oídos.
Un viento cálido soplo e hizo hondear el cabello de Tony, y el muchacho supo que el otro perro ya se encontraba detrás suyo.
Debía prepararse; debía saltar, debía...
Un viento hizo mover su cabello, un resoplido..., pero uno que no provino de aquellos 2 perros.
Al chico se le apretó el pecho, y al girarse hacia el prado, otro perro emergió abriendo su hocico.
Dejo de pensarlo.
Se movió hacia la izquierda.
Antes de que pudiera alcanzarlo.
Tony se zambullo en el agua, y desapareció casi por completo.
Los ladridos y la risa del hombre se quedaron atrás, y su mundo se envolvió de oscuridad.
Sus miedos se habían confirmado; aquel rio estaba lejos de ser normal.
El agua era fría como el hielo, y parecía estar cortándole la piel como una ducha de cuchillas, parecía estar tirando de el hasta el fondo, como unos brazos invisibles hundiendo sus garras en sus tobillos.
Intento gritar, expulsando el aire de sus pulmones en grandes burbujas; el miedo que había sentido con los perros no se comparaba con aquella sensación.
Sentía como si le estuvieran arrancando el alma del cuerpo.
Se le habían tapado los oídos, alienado totalmente de la superficie, y mientras movía sus brazos y piernas desesperadamente para nadar hasta el otro lado, las voces perforaron sus oídos.
Reían, gritaban, suplicaban, y se burlaban.
El chico intento cubrirse los oídos, pero las voces se escabullían hasta lo mas hondo de su mente.
Se había acabado, ya no tenia fuerzas para nadar.
Y fue entonces cuando otra voz, una proveniente de la superficie, logro llegar hasta el.
-¡No las escuches! ¡Si les haces caso te quedaras por siempre dentro de aquel rio! ¡Si te desesperas seguirás hundiéndote!
Tony bajo la mirada, y por primera vez, fue capaz de ver el fondo del rio.
Y para su horror, no se trato de sirenitas Disney.
Allí dentro habían cientos de cuerpos humanos en vida, mirándolo.
Clavando sus miradas justo en Tony, el siguiente en ser prisionero de las profundidades del rio O 'Dolores.
"Si te desesperas seguirás hundiéndote" Había dicho la voz, ¡¿pero como rayos pensaba no desesperarse?! ¡Estaba ahogándose!
Tranquilízate, se dijo a si mismo, rebuscando en su autocontrol algún modo de calmarse, cierra los ojos, y piensa en..., piensa en...
Volver a casa.
Tony apretó los dientes, y se detuvo.
Se mantuvo flotando, con la entrada al fondo del rio justo bajo sus pies.
Sus latidos fueron calmándose, las voces cada vez gritaban mas fuerte, pero la imagen de su hogar no desaparecía en ningún momento de la mente de Tony.
El chico abrió los ojos, con una determinación que ni el sabia que había en su interior, y estiro los brazos hasta un alga que llegaba hasta la superficie como una cuerda.
Tiro de ella, usándola para subir lentamente.
Tony no se detuvo.
Pues no estaba listo para morir, no allí.
Como si este pensamiento las hubiera espantado, las voces se fueron apagando, y la superficie se acerco cada vez mas rápido.
Tony soltó la alga, y comenzó a nadar con todas sus fuerzas hacia la orilla.
Emergió de golpe, aterrizando como un pez fuera del agua en el otro lado, empapado y con el cabello pegado al rostro.
Y dejando de lado su valor y preparándose para gritar, se llevo las manos al cuello y expulso toda el agua en un largo charco, tosiendo y escupiendo.
Se quedo tendido, carraspeando y llenando sus pulmones de aire, cada bocanada le estaba quemando la garganta.
Levanto la mirada, y se topo con un hombre joven que lo miraba.
-Cálmate -Dijo el al ver que Tony se sobresaltaba y por poco volvía a caer al rio, era la misma voz que le había hecho calmar antes-, ya saliste del rio.
-¿Tu quien eres? -Pregunto Tony, temblando.
-Vengo a ayudarte, date prisa, ese viejo de allá no piensa dejarte en paz hasta tenerte vivo o muerto -Dijo el hombre, tendiéndole la mano.
-¡¿Por qué intenta asesinarme?!
El hombre titubeo por un momento, pero luego contesto:
-Porque no eres de este mundo, y eso significa que hay una gran recompensa por tu cabeza.
-¡¿Que?!
-Te explicare luego, solo ven conmigo, esos perros no temen a nada, no tardaran en cruzar el rio.
Tony se quedo por unos momentos mirando los ojos del hombre, preguntándose que, demonios, había hecho para terminar de ese modo.
Tony tomo su mano y se incorporo.
Ambos echaron a correr.190Please respect copyright.PENANAe8nObnN1Ws
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