Nosotros estábamos ahí con la sabana cubriendo mis partes, viendo papeles y lienzos cuando la puerta se abrió tímidamente.
- Buenas noches
Ingrid se levantó corriendo, se le colgó del cuello y le dio tremendo beso. Alejandra era una mujer de estatura media, un poco más baja que Ingrid con el cabello tinturado de un rojo tirando a naranja ondulado y alocado, piel blanca, ojos verdes y unas atractivas facciones entre latinas y árabes.
- Te quiero presentar a alguien
La hizo acercar y me estiro la mano, estaba fría por los nervios.
- Mucho gusto, Alejandra60Please respect copyright.PENANAZCajQgodD8
- El gusto es mío, Camilo
Ingrid le quitó la chaqueta y la tiro sobre un perchero, la hizo sentar con nosotros en la cama y nos dejó ahi solos sin saber que hacer o decir, más que beber de las botellas y regalarnos sonrisas incomodas.
Llegó con otras tres botellas frías, las destapó y brindamos chochando los cristales.
- Déjame ayudarte con esto
Ingrid, levantó su camisa desde la cintura y su la sacó por encima, llevaba un bonito sostén de encaje con transparencias que dejaban entrever unos pezones rosados y un reguero de pecas en su esternón y cuello.
Un poco avergonzada, bajo su mirada y me hizo sentir de la misma manera pues la mujer me gustaba tanto que mi miembro empezó a reaccionar. Preferí mirar hacia otro lado, mientras que Ingrid se encargaba de terminar de desnudarla.
- Asi, está mejor, ahora los tres estamos igual
Me arrancó la sábana y se alcanzó a notar mi erección a medias. Alejandra se mordió los labios y rio con timidez. Ingrid de inmediato le tomo la mano y la invito a agarrarlo, estaba llevando todo de una forma muy directa.
- Calma, calma --interrumpí--
Me parecía que no era la forma, no quería que las cosas se sintieran forzadas, prefería que fueran un poco más natural. Recordé las palabras de Ingrid, preferí con el dorso de mi mano recorrer su cuerpo, jugar con miradas y caricias.
Ella termino por recostarse en el colchón e invito a Ingrid a hacer parte del juego. Nunca vi a una persona disfrutar tanto únicamente con recibir caricias, parecía como si se estuviera desdoblando de placer.
Nos acostamos, Ingrid se hizo detrás de ella y la giro hacia mí, me tomo de la cintura, enrollo sus piernas en mi cuerpo y cuando abrió los ojos y encontramos nuestras miradas sonreímos y juntamos nuestros labios por primera vez.
Ninguno de los dos se atrevía a cerrar los ojos, era como sin una conexión nos hubiera atravesado mientras que juntábamos nuestros labios sutilmente.
- Sus besos son una delicia
Dijo Ingrid apareciendo a sus espaldas, se agarró de mis caderas y la empujo para que quedáramos más juntos y mi miembro rozara su sexo. Ella tomó mi boca entre sus labios, se saboreó de placer, cerramos los ojos y no sé por cuánto tiempo nos estuvimos besando, no exagero en creer que al menos 20 minutos disfrutamos el uno del otro sin sentirnos cansados o hastiados por hacerlo.
Nunca más sentí la necesidad de volver a abrirlos, sus caricias, gemidos agudos y sutiles me llenaban de éxtasis, si con Ingrid me había sentido en la gloria con Alejandra era como estar en el paraíso.
Ella misma fue la que me hizo acomodar boca arriba, se montó encima y con su sexo acaricio mi glande hasta humedecerlo, se tardaba eternidades en hacer cualquier movimiento como si experimentara milímetro a milímetro de placer. Ninguno de los dos hizo movimiento o presión alguna.
Se movía despacito y sensualmente, arqueaba su espalda, gemía, me miraba a los ojos y sonreía. Ni siquiera me di cuenta cuando termino de meterse mi miembro, de no ser porque se sentó sobre con su espalda recta y no vi mi miembro ni siquiera me habría percatado de ello.
Era como si una diosa me estuviera haciendo el amor, la forma en que gemía, se acariciaba su pecho y su cuerpo. Hasta su cabello parecía flotar y moverse igual de lento.
Se apoyó en mi pecho, sus senos quedaron juntos entre sus brazos y se veían hermosos con ese reguero de pecas. Movía sutilmente las caderas, soltaba y apretaba y por dentro se sentía como si succionara mi miembro con su calidez, era algo simplemente único y espectacular.
Ingrid apreció por detrás, besando su cuello, acariciando sus senos. Me miraba fijo a los ojos, con esa misma mirada de deseo con la que me había follado minutos antes. La tomaba de la cintura y sin su juguete anudado en la cintura simulaba penetrarla y Alejandra se estremecía.
Se dejó caer sobre mí, pasó sus manos por debajo de mis brazos y es agarro de mis hombros.
- Por favor, no te vayas a venir
Ingrid, tomo mis manos las colocó en las caderas de su novia y me indico que tan fuerte apartarla y no solo eso, sino que me enseñó que cuando su pelvis chocaba contra la mía ella frotaba su clitoris contra mi cuerpo y apretaba con fuerza mi mimbro al interior de su sexo, era el momento justo para tomar sus nalgas y abrirlas.
- Ahhhhhh dios, si, así, por favor
No se trataba de un movimiento brusco, sino más bien sutil, preciso y controlado. Ingrid sonrió sobre su hombro, me pico un ojo y empezó a desaparecer por su espalda. Alejandra sintió su legua en su trasero, levantó un poco su rostro se mordió los labios y luego rio de una forma contagiosa.
- No te vayas a venir --no dejaba de repetir--, no te vayas a venir, no te vayas a....
Se empujo de las manos creando un arco, tiro su cabeza hacia atrás y su alocada melena rojiza hizo el mismo recorrido. La piel de sus senos se erizo, extendiéndose a cada extremidad, me tomó del rostro y mientras me besaba pude sentir como de su sexo emanaba una cálida explosión.
- ¡Te amo!
Me asusté al escuchar tremenda afirmación en ese momento, pero no tardo en aparecer Ingrid por detrás y tras morderle el lóbulo corresponderle las mismas palabras "Yo también te amo" solo que me miraba a los ojos y no paraba de repetirlo, como si quisiera que yo también lo dijera.
Alejandra se sentó sobre mí, me ayudo a levantar metiendo sus dedos en mi cabellera, llevando mi boca a sus senos. Cruzo sus piernas por mi espalda y yo la abrace por la cintura. Ahora se movía un poco más rápido, me apretaba del cuello y me hundía en su pecho cortándome la respiración, gemía mirando al cielo mientras me cabalgaba.
Sus caderas se movían potente, pero muy despacito, su sexo succionaba con más fuerza, me tomo del rostro levantándolo, me miro a los ojos y sin poder besarme mordía y metía mi labio inferior en su boca. Tomé su seno con una de mis manos y lo acaricié con dulzura, terminando con un leve apretón que hacía cambiar el color de su pezón.
- No puede ser, aggggghhhhhhh, siiii siii siiiiiiiiiiiiiii
Una vez que termino de venirse por segunda vez, me dejó caer de espaldas sobre el colchón y sin dejar de moverse así despacito y sensual, volteó a buscar los labios.
- Gracias --la besaba--, gracias, gracias --la volvía a besar-- gracias por esto mi vida
Alejandra cayó a mi lado agotada. Me tomó del rosto no dejaba de mirarme fijo a los ojos, como si no creyera que ese momento fuera posible.
- ¿Dónde putas estuviste toda mi vida?
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