Me hizo acostar boca abajo, encendió la lamparita y me corrió el cabello a un lado, se mojó los dedos y le quedo la marca negra del carbon en sus labios. Volvió a meter su dedo, mientras miraba mi cara deformada de placer.
- Por favor no me mires --me avergonzaba sentir placer de esa forma--76Please respect copyright.PENANApvkKcmCTKt
- Déjame disfrutarte, así sea por una noche
Con cariño y apunta de besos, fui perdiendo la vergüenza de ser visto, mi cara se desfiguraba de placer y ella atenta tomaba nota de cada expresión y gemido hasta descubrir mi punto débil.
- Ahhhh Ingrid que demonios haces, ohhhh diosss porque se siente tan bien
Se estiro un poco y de la misma caja de herramientas donde tenía pinceles y pinturas sacó un tarro de lubricante. Me abrió las piernas y se hizo en medio de rodillas.
Tomó mi miembro con una de sus manos y con el otro dejo caer una espesa capa directo en la uretra dejando que se desbordara al rededor sin temor a embadurnarlo todo.
Me dio un masaje usando sus pulgares, presionando puntos que hasta yo desconocía. Me miraba a los ojos, estaba embriagada de placer colocaba su mano apretada como si la estuviera penetrando y seguida la otra, tomando relevos y probando con diferente presión.
Mis ojos abandonaban mis cuencas se iban hacia atrás, se sentía como si estuviera viviendo una penetración infinita, como estuviera penetrando una vagina de forma infinita, una vagina sin fondo.
Cuando mi espalda se encorvaba de placer lo liberaba y dibujaba con la yema de sus dedos los bordes de mi glande hasta que regresara a la postura relajada. Reía al ver mi placer desbordarse y mi respiración agitada y sin control, se mordía los labios y me miraba con lujuria y pecado.
Luego estimulaba mis bolas, abriendo y retrayendo sus dedos como haciendo piojitos, me estaba matando en vida. Se agarró de la base de mi miembro y espero a que la mirara a los ojos, se mordió la boca, deslizo uno de sus dedos lleno de lubricante por mi agujero y empujo con su pelvis como si me tuviera un miembro para penetrarme.
- No --me quejaba de dolor-- no hagas, eso, por favor, no
Mis ruegos fueron en vano. Repitió lo mismo sacando y metiendo cada uno de sus cuatro dedos, el dolor se difumino tan rápido que no pude más que entregarme a sus placeres.
- Ya estas listo
Extendió su dedo índice, acompañado del dedo del medio. Su cara era diferente, movía frenéticamente su pelvis y me gustaba ver como sus senos rebotaban, como me penetraba.
Encorvó sus dedos, acariciando algo en mi interior que cada que rozaba me hacía brincar, como si un haz de luz viajara por mi medula desde mi miembro hasta mi cerebro y allá explotara como fuegos oficiales.
- Oh Ingrid, por favor76Please respect copyright.PENANASyX1VQy9ef
- Ahora, eres mío, siempre lo serás
Se inclinó hacia adelante, me dio un tierno y apasionado beso, espero a que abriera los ojos, me miró fijamente, pensativa y dudosa.
- Eres especial, quiero regalarte algo
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