Dejé el carro en la casa y bajé en una de las micro que pasan por la autopista. Las chicas me recogieron en la camioneta de Ana para hacer las compras.
Nos causó mucha gracia que cuando estábamos comprando las carnes, el carnicero nos preguntó cuál carbón íbamos a llevar y nos dimos cuenta de que ninguna sabia como prender el asador.
- Eso buscamos en internet ¿no? --dijo Eli en su optimismo–
Montamos todas las cosas en el carro, rumbo a mi casa. Eli y yo buscando videos en internet, nos encontramos con una recopilación de vídeos graciosos de accidentes con asadores. Después de que nos horrorizamos viendo cómo la gente terminaba con depilaciones gratuitas de cejas y pestañas así que decidí llamar a Jose a pedirle auxilio.
- ¿Amor ya saliste?
- No, terminó de regar las matas y arranco ¿por qué?
Le explique todo nuestro dilema y el miedo que nos daba meternos con fuego. Obviamente se burló de nosotras, pero accedió a quedarse solo para ayudarnos a dejar un tendido de carbón y luego se subía a meterse en su cueva en el piso de arriba. Por mi perfecto, así tampoco lo iba a extrañar más tarde para dormir con su calorcito y pedirle que me abrace.
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Llegamos a la casa casi a las 7 de la noche. El salió a recibirnos y ayudar a entrar las cosas. Le presenté a las chicas como una formalidad y para que no lo incomodaran buscándole conversa mientras encendía el fuego me las llevé a la cocina para que me ayudaran a condimentar la carne, armas los chuzos y tomarnos unas cuantas copas.
- Listo amor --gritó desde el patio--
Me di la vuelta con las manos llenas de sangre y grasa. Él entró a la cocina con las suyas negras por el carbón para lavarse las manos en el lavadero.
- Gracias mi vida --me empiné para darle un beso como agradecimiento--
- Bienvenidas de nuevo y que se diviertan, si me necesitan me escribes que voy a estar con los audífonos
- Listo amor
Subió las escaleras y las dos me lanzaron esa mirada rara de mujer con esa risita pícara.
- ¿Qué? --les increpé-- ¡¿qué idiotas?! ¿qué fue?
- Nada
- ¿Nada? ¡si, claro! --dije con ironía--
Eli se asomó mirando hacia las escalas asegurándose de que no nos fuera a escuchar y dijo en voz baja casi como un secreto.
- Uy Sara, es que nos habías contado de las "habilidades" --haciendo comillas con sus dedos en el aire-- de Jose, pero nunca dijiste que era tan papacito --dijo mordiéndose los labios--
- Si que si --la siguió Ana con una mueca similar-- uff todo lo rico
- Idiotas no me lo morboseen pues
- Así quién no tiene orgasmos --dijo Eli con gracia--
Nos secamos de la risa, creo que el licor ya empezaba a hacer de las suyas. Tratábamos de contener la risa para que mi esposo no nos fuera a escuchar y era peor.
- Y eso que no saben algo mejor
- ¿Qué? --pregunto Eli totalmente interesada--
- Su fruta favorita es la piña
Eli se secó de la risa y Ana se nos quedó mirando sin entender
- Ay no Ana --le reclamó Eli-- ¿en serio? ¿plastilina?
- No entendí --levantando los hombros y haciendo cara de duda--
- Apenas pa esa boca suya --le dije a Eli en broma--
Nos volvió a mirar sin entender y nosotras no paramos de reírnos de ella por inocente y lenta.
- Deje así --dije volteando a terminar de meter los chuzos a una bandeja--
Eli se me hizo al lado, juntando su brazo contra el mío en un tono juguetón y su característica risita picara.
- Seré yo la que tengo labios gruesos y carnosos
Mirándolos fijamente, enviando una señal inequívoca de una segunda intención. Sin saber si era una broma o no, traté de responderle devolviéndole como un partido de tenis, un buen revés.
- Yo sí, a mucho honor
Ana nos separó con las manos sonriendo como idiota. Metiéndose en el espacio entre nosotras quedando casi que aprisionada.
- jajajaja ya ya, ya entendí --riendo tímidamente--
No es de las que lo dice solo para no quedar como estúpida, pero esta vez era diferente, casi como si se hubiera sentido excluida, casi como si sintiera un poco de celos.
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Esa es exactamente nuestra esencia. Charlamos pesado y estamos acostumbradas a no ofendernos, por eso era que a la final no creí demasiado en cómo me dijo las cosas Eli, tal vez era yo la que estaba malentendiendo la situación.
Aunque, uno cree que conoce muy bien a sus mejores amigas… hasta que decide emborracharse con ellas.
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