Las tres estábamos super nerviosas, igual era un riesgo hacerlo, pero conociendo a Jose no creo que fuera a decir que no. Se tardó unos minutos mientras se lavaba la cara y se colocaba una camiseta.
Yo estaba al lado del asador y se lo señale haciendo una cara de puchero. Se agachó a sacar más carbón y aspiro intermitentemente un par de veces.
- Ese olor no es de carne ¿andan divirtiéndose no?
Me lanzó una mirada inquisidora porque no le gusta demasiado el tema de las drogas, de ningún tipo. Levanté los hombros y sonreí como una niña lo haría con su papá alcahueta.
Movió la cabeza a los lados y se rio porque sabe que no es algo que hago seguido. Se empezó a tocar los bolsillos buscando el encendedor, pero no lo encontraba.
- ¿Tú tienes encendedor? --levantó su mano si mirarme--
Como su mano seguía sin recibir lo que esperaba, volteó a verme y si en efecto yo lo tenía en la mano, pero acorde al plan me iba a hacer la que estaba distraída mirándolas a ellas.
Pasó exactamente lo que esperábamos. Intrigado volteo a mirar, Ana y Eli estaban en la misma silla dándose unos deliciosos besos y una maniculitrasteada por todos lados que era imposible dejar de ver.
Se levantó algo extrañado, sin dejar de mirarlas disfrutando del espectáculo. Volteo hacía mí, se rió al ver que tenía la boca abierta y me la cerró empujando mi mandíbula hacía arriba. Me hice la que estaba un poco apenada y me voltee a mirarlo sonriendo con timidez.
- ¿Segura que necesitan fuego? porque parece que esto está lo suficientemente candente por acá ¿no creo que necesiten mi ayuda?
- Yo creo que si
Me acerqué abrazándolo por detrás, bajando mi mano hasta alcanzar su miembro que ya se empezaba a activar y mordiendo su lóbulo derecho.
- ¿Se ven lindas no?
Trató de quitarme las manos de su entrepierna y huir, sabía que aunque le gustaba la idea, solo por respeto iba tratar de dejarnos solas. Intentó huir de nuevo pero lo detuve pasando mi brazo por su torso.
- No, no te vas sin contestar
- Si, se ven lindas --respondió a secas como si fuera algo sin importancia--
Volvió a intentarlo y esta vez me toco usar todas mis fuerzas para mantenerlo en su lugar.
- ¿No se te antoja nada?
- Pues sí, verlas
- ¿y ya?
- Si
- ¿Cómo puedes ser tan mojigato? --mordí su lóbulo con fuerza-- ya dime
- Bueno si, sería rico verlas juntas
- ¿Juntas? ¿No te gustaría participar?
Agarrando decididamente su miembro de forma sugestiva.
- Sara --volteo a mirarme asustado-- ¿qué demonios estás haciendo?
Le volteé la cara para que no dejara de verlas, agarré su miembro que ya estaba completamente erecto y lo masturbe por encima de la tela.
- Quédate --le metí la lengua en el oído-- y te diviertes un rato ¿no te gustaría?
- ¿Fumaste demasiado? ¿o te volviste loca?
- Ninguna de las dos
- Si, definitivamente se te safo un tornillo
- ¿No te gustaría estar con dos nenas hermosas? ¿Yo sé que sí? --agarrando su miembro erecto-- aprovecha porque solo hoy estoy dispuesta a que pase
Ellas dejaron su idilio a un lado, voltearon a mirarnos y al ver que el plan de Ana parecía estar funcionado se rieron. Se levantaron y caminaron de forma sensual sin dejar de verlo a los ojos. Eli se acercó a besarlo y de inmediato la esquivó.
- ¿Sara? --volteó a mirarme con duda--
- No me voy a enojar, si quieres hacerlo adelante
Yo me moví un poco a un lado, lo empecé a besar y luego con mis manos le entregué su rostro a Eli en las suyas que no dudo en sumergirse en su boca con la misma ternura y erotismo que yo lo acababa de hacer y unos segundos más tarde Ana también llegó para unirse.
Él se agarraba el cinturón con la mano y no las dejaba pasar más allá de besos y caricias. Me ayudaron a mantener sus manos distraídas llevándolas por debajo de sus ropas hasta sus senos, mientras que ellas le quitaban la camiseta y acariciaban sus pectorales.
- Relájate, en serio, yo quiero que pase
- Sara, yo te...
Eli se encargó de cerrarle la boca metiéndole la lengua y ocupando sus lenguas, finalizando con una muy directa insinuación mamándosela con descaro mientras lo miraba a los ojos y reía como una diablilla.
Ana y yo nos ocupamos de quitar el cinturón y abrir sus pantalón, metí mi mano debajo de su ropa interior y lo masturbé enérgicamente antes de sacar su miembro para ponerlo a su disposición.
Yo misma busqué las manos de ellas y las llevé hacía su erección, él se estremeció un poco al sentir sus manos frías. Se besaban delante de él y sonreían gustosas mirando hacia abajo intrigadas por su tamaño.
Ellas mismas mientras bajaban a hacerse de rodillas se encargaban de llevar el pantalón en la misma dirección. Lo acariciaron por encima del boxer y terminaron mirando hacia arriba y abriendo sus bocas. Cada una puso un dedo en el elástico y cuando salió su miembro las dos se saborearon.
Eli no solo estaba más excitada, sino que se mojaba sus gruesos labios con la lengua, así que moví mi mano con el miembro en su dirección y encantada le dio unas cuantas chupadas a su glande.
Su lengua alcanzaba mis dedos pidiendo que los quitara para poderlo meter completamente a la boca, pero yo no lo iba a hacer, me estaba encantando eso de poder llevar la batuta de la situación y marcarles el ritmo.
Eli al fin entendió que no lo iba a hacer, al menos no todavía. Miró hacia arriba me sonrió mientras le daba una última chupada sonora y al sacarlo volteo a mirar a Ana recogiendo su cabello.
Gire mi mano hacia ella y Eli miraba muy de cerca como Ana también lo degustaba. Le empezó a empujar la cabeza desde atrás y Ana gemía encantada mientras chupaba. Eli levantaba su mirada, ahí estaba su risita perversa y candente, una declaración total, un acuerdo silencioso entre nosotras para usar a Ana como juguete.
Con su mano jalo su cabello obligando a separarse, la beso con pasión y sensualidad y la fue acercando hasta separar sus bocas con su miembro, fusionando sus besos con caricia en su glande que lo hacían resoplar como un toro.
Jose no podía ocultar su deseo, pero aún me miraba sin estar todavía seguro de que lo que estaba pasando estaba bien.
- Bésame --le dije acomodandome a un lado para no estorbar--
- Sara ¿estás segura de...?
- ¡Si! ¡Bésame!
Me empiné para besarlo, cerrando los ojos, mientras nuestras lenguas viajaban de una boca a otra sentía su respiración agitada y su corazón palpitando a toda velocidad.
Volteo a mirarlas de reojo, cerraba sus ojos y resoplaba casi a punto de gemir.
- Amor, me estas matando con eso
- Me gusta --sonreí-- torturarte
Y es verdad, él sabe que me encanta chuparle solo el glande hasta volverlo loco y que dos nenas se lo hicieran era casi como un sueño erotico hecho realidad.
Mantenía mi mano sosteniendo su miembro para ellas, luchaba por aguantar todo lo que pudiera, podía sentir su hambre por devorarlo completo, sus lenguas y sus labios alcanzaban mis dedos.
Eli atenta a nuestra conversación, me empezó a chupar dedo por dedo, mamandolos de forma espectacular como queriendo darme una demostración de lo bien que se iba a encargar de él. Solté mi mano, pero su atrevimiento le iba a costar.
Fue egoísta y no le dejó espacio de duda a Ana para empezar, ella se lo metió a la boca, chupando decidida, atragantada como si llevara años sin poder hacerlo.
Coloqué mi mano detrás de su cabeza, empujaba hacia adelante, ella obedecía regresando su mirada hacia mí y una risita de picardía cuando sentía que ya no le entraba mas y aun quedaba bastante por fuera.
Ana al ver que no le daba espacio, se dedicó a pasarle la lengua por las bolas, chuparlas hasta meter una de ellas en la boca y estirarla hasta que salieran de su boca de forma sonora.
Se comportaban como unas zorras y me encantaba. Ana decidió no esperar más, luchando disimuladamente hasta que logró que Eli le cediera espacio y en su primera chupada le dejó claro que ella podía tragarlo más. Se convirtió en una deliciosa batalla entre ellas y yo aprovechaba cuando lo tenían hasta donde más podían para pellizcarle las nalgas a Jose y hacerlo brincar hacia adelante.
Eli decidida a ganar se agarró de sus nalgas y empujó hacia él hasta meterlo hasta la base. Lo saco sosteniendo su miembro como trofeo, dejando hilos de saliva y sonriendo con sus ojos aguados.
Ana la recompensó con un beso. Eli apuntó su miembro hacia ella y la empujó detrás de la cabeza. No se detuvo hasta lograr que ella también se atragantara y cuando al fin se lo pudo meter completo la sostuvo así unos segundos cortándole la respiración sin que Ana batallara por salir de ahí.
Al verlos tan compenetrados, di unos pasos hacia atrás y disfrutar la vista, se notaba que no me extrañaban y no me molestaba. Nunca pensé que me fuera a excitar tanto ver a mi esposo con otra, o bueno, con otras mujeres. Me metí la mano dentro del jean para masturbarme, mi ropa interior estaba emparamada y mi dedo se resbaló fácilmente en mi interior para obtener un poco de lubricante natural y frotarme el clítoris.
Se escucharon ruidos entre los arbustos que rodean nuestra propiedad. Volteé a mirar y no pude distinguir nada. Aunque nuestra casa está en la parte más profunda de la unidad residencial campestre, de vez en cuando a algún vecino le da por bordear la reserva paseando con su perro o el vigilante pasa haciendo la ronda, aunque según la hora aún no le tocaba hacerlo.
Ellos ni por enterados seguían en lo suyo. Yo miraba atenta, pensando que nos habían descubierto, hasta que vi como una zarigüeya pasaba corriendo con todos sus crías encima. Respiré aliviada pero el susto era como un campanazo de alerta.
- Mejor vamos adentro --dije mirando para todos lados--
Ellas dos se levantaron con la ayuda de Jose, lo abrazaron por la cintura y él por detrás de sus cuellos. Yo caminé detrás de ellos recogiendo su ropa, cerré el ventanal y me quedé apoyada de espaldas viendo como ellos se detenían en el corredor a besarse y sus manos como si estuvieran imantadas ir a su miembro.
- ¿No vienes? --me preguntó Jose--
- No
Ese recuerdo con mi ex era vivido y claro. No quería que él se volviera a sentir así, quería sinceramente que lo disfrutara, esta noche no importaba yo, solo él.
- ¿Por qué?
- Quiero que estes tranquilo
- Lo estoy, pero me gustaria mas si nos acompañas
- No --negué con mi cabeza-- solo voy a ver
- Ellas son dos
- Si, lo sé y quiero que las disfrutes mi vida
Juntó las cejas como si no me hubiera entendido del todo.
- Ellas son dos. Nosotros somo dos
La que al parecer no había entendido bien era yo.
- ¿Quieres que yo... ? --me atraganté con mi propia saliva--
- Claro, es obvio que voy a necesitar ayuda
Le sonreí, fui corriendo y le di un gran beso colgándome de su cuello. Volteé a mirar a Eli, me mordí los labios aun sin estar segura, me moría de susto besar a una mujer delante de él. Sonrió, afirmó con su mentón y me clavé en la cálida boca de mi amiga, el corazón me iba a explotar.
Traté de no demorarme demasiado, regresé mi mirada esperando que todo se acabara, pero para mi sorpresa él miró e inclinó su cabeza hacia Ana y esta vez no fui para nada sutil, me la comí desesperadamente a besos.
Salí de su boca renovada y aunque tuve que interrumpir a Eli y mi esposo, no me importó y le di un gran beso por abrirse a que los dos compartiéramos la experiencia. Ellas también parecían felices de la decisión.
Los tomé de las manos y los llevé hacia la sala, la idea de estar en una cama donde son más obvias las posiciones no me terminaba de convencer, además ya iba siendo hora de darle un buen uso a esas costosas poltronas de cuero blanco.
Después del susto en el patio, prefería asegurarme de no tener ojos ajenos curioseando por ahí. Apague las luces y presioné el botón que baja los blackout.
Ahora sí, que pase lo que tenga que pasar.
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