Terminamos las materias y estaba super contenta por finalizar un tercer semestre difícil y estresante. Los profes estaban tirando a matar y el tiempo no me alcanzaba para nada diferente.
En finales prácticamente me la pasé los últimos meses estudiando hasta la madrugada y levantándome a las 6 am para ir a trabajar, dormía entre 3 y 4 horas no más. En esos días sí que extrañé vivir en la ciudad, más cerca y no tener que hacer trayectos de 1 hora cada día para llegar a casa. Si no fuera porque con Eli y Ana nos dividimos para hacer los trabajos en equipo y las fichas de estudio jamás lo habría logrado.
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Entre clases siempre nos encontrábamos en el mismo lugar, un escondite secreto que luego se volvió conocido y al que iban otros para estudiar con nosotras antes de los exámenes. Algunos hasta decían que entendían más con nuestras tertulias que con lo que hablaban los profes en clase.
Les gustaba porque nosotras no lo hacíamos estresante, estudiamos como jugando y por lo general terminamos todas entre risas, burlándose "en buena forma" de las equivocaciones de las demás.
Los últimos días, más y más mujeres acudían al lugar de estudio, ni siquiera sé porque los hombres no iban, creería yo que entre tantas mujeres se sentían intimidados, no sé. Lo que sí sé desde hace mucho por haber estudiado en un colegio femenino es que cuando varias mujeres se juntan, luego salen unas ideas bastante extrañas y medio locas.
Helena insistió en que deberíamos celebrar el cierre de semestre con toda porque nos lo merecíamos. Ella era una de las más rumberas y no faltaba a ninguna fiesta que programaban, si no es que era ella la que las armaba en su casa.
- Alquilamos una finca, nos emborrachamos y nos metemos en pelota a la piscina a media noche
Por molestar me clavé el escote de Eli empinándome como queriendo mirar dentro de ella y luego le lancé una mirada que debo aceptar fue un poco morbosa y atrevida.
- Me gusta esa idea --dijo ella levantando su ceja derecha con una risita coqueta--
No le respondí a su juego. Esquivé la mirada hacia las otras chicas y para mi todo sonaba como una broma, como una charla de esas inútiles y de desestrés que ayudaban a bajar los nervios antes del final de la materia con la profe más cuchilla.
Eli se lo tomó un poco más en serio. Extrañamente se veía más animada e interesada que de costumbre. Escuché como cerró su portátil de forma sonora y hasta alzó la voz para ayudar a planear la salida con tal de que a nosotras tres nos tocara en la misma habitación.
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Terminamos el último examen y me quedé esperando afuera del salón. Las chicas que iban saliendo armaron un grupo de Whatsapp para concretar los planes hasta que salieron mis compinches y nos alejamos a nuestro rinconcito escondido para poder cotejar respuestas y quedar más tranquilas. Todo parecía haber ido bien.
El Whatsapp no paraba de sonar con mensajes de las chicas. Lo silencié e hice un gesto de desagrado.
- No queres ir ¿cierto? --preguntó Ana--
- Chicas la verdad, --hice una mueca-- es que no sé, a mi esos planes tan locos no me suenan y menos con gente que no conozco del todo bien
- A mí tampoco --me siguió Ana–
- ¿Y si nos enfermamos solamente nosotras? --dijo Eli emocionada-- de verdad, que nos lo merecemos
- Si que rico --dijo Ana tomándonos de las manos-- esa idea si me gusta ¡no podés decir que no!
- Bueno, eso ya es otra cuestión, con ustedes dos si, de una
Brincaron como dementes haciendo un escándalo, mientras me abrazaban y me daban picos en la mejilla.
- Pero con piscina --dijo Eli, trayendo a colación mi comentario anterior--
- Si pendeja, eso usted --metiendo un dedo en el escote bajándole el vestido-- que no le importa andar empelota mostrando todo
- A mi ya me las han visto, ya me toca a mi verles alguito a ustedes que se mantiene todas tapadas como momias
Hablamos un poco de los planes y viendo que ya se hacía bastante tarde, nos fuimos juntas hasta el parqueadero y como de costumbre compartimos la ubicación para estar seguras de que llegábamos bien a casa.
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Al otro día le sacamos una excusa de falta de dinero a las demás y empezamos a buscar una finquita pequeña para las tres. El problema era que las andábamos un poco ahorcadas porque ya tocaba pagar el siguiente semestre y todo se nos salía del presupuesto.
Así que se me ocurrió hablar con mi esposo y preguntarle si le molestaba que nosotras hiciéramos un asado en la casa. Conociéndolo, inclusive iba a preferir irse para donde algún amigo o a donde los papas a dormir porque no es muy sociable con personas desconocidas. Igual le insistí que no era necesario.
- Amor pero no te tenes que ir
- No preciosa, si algo he aprendido en la vida es que las parejas en reuniones de trabajo y estudio son un tedio
- Ellas son un relax de verdad
- No, en serio, yo odio sentirme como un bicho raro que no encaja. Mejor ustedes se parchan solitas, se relajan y pasan bueno
Ni modo de insistirle más, les mandé un audio a nuestro grupo privado y la noticia les cayó de perla a las chicas.
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