Nos fuimos para el patio, montamos al asador de carnes, mazorcas y arepas. Una volteando carnes, otra soplando con una tapa de una olla porque se nos olvidó comprar algo para mantener el fuego alto y la otra encargada de hacer cócteles y darnos a beber porque teníamos las manos llenas de carbón o de comida.
Hablando de cualquier idiotez diferente al estudio, nada que nos trajera de recuerdo esos estresantes días. Todo era super natural, un chiste, algarabía y relax. Justo lo que necesitábamos.
Bebimos y bailamos hasta cansarnos. Ya estábamos un poco alcoholizadas cuando Eli se levantó, nos miró con su carita de maldad y empezó a derramar agua del atomizador sobre los carbones.
- No Eli ¿te ahuevaste? después nos encartamos pa prender eso de nue… --Ana se empezó a reír-- ah si si si si es mejor que se apague, por seguridad
- Eso si lo entendiste ¿no? --respondió Eli con risa pícara--
- Si claro, por seguridad Idiotas --les dije mirándolas rayado--
Tomé un plato desechable, serví un trozo de carne jugosa con algunas papas con mayonesa y se lo entregué en las manos.
- ¿Lo quieres ver? --la miré fijo a los ojos y le levanté una ceja-- entonces súbele esto
- No, no, era charlando --mostrando una risita nerviosa-- por molestar
- No te lo estoy diciendo a mal, en serio, dale
Me miró extrañada y soltó la risa sin que ninguna de las dos la siguiéramos. Ana también se había sentido mal, como si fuera una broma de mal gusto, pero por algún motivo no lo era.
Le entregué el plato, arreglé su cabello y hasta le abrí un botón de la camisa para hacer su escote más pronunciado.
- Ay no Saris, no soy capaz
- Boba, relax que yo no soy celosa, además se lo que tengo y no está mal que a veces te admiren el esposo. Aproveche que eso no lo hago nunca
Ana y yo nos miramos, no picamos un ojo. Entre las dos la llevamos por el corredor y la empujamos de las nalgas para que subiera las escaleras mientras que nosotras nos quedamos abajo espiando.
Mi esposo estaba aprovechando para reordenar un poco la habitación que usamos como taller, sin poder abrir la ventana para que no se entrara el humo así que estaba haciendo demasiado calor. Llevaba sus cascos con noise cancelling primero que todo para no entrometerse en nuestras conversaciones y segundo porque estaba segura que no se aguantaba la música que estábamos colocando.
Cuando ella llegó a la puerta se quedó boquiabierta al encontrarlo sin camisa y un poco sudoroso. No pudo evitar que su inconsciente la atacara mordiéndose un labio con descaro.
Él que le estaba dando la espalda y en cuclillas la alcanzó a ver de reojo. Se dio la vuelta levantándose un poco sorprendido dejando caer los cascos en su cuello.
- ¿Buscas el baño? --señalando el final de pasillo--
- No, es que --carraspeo-- Sara te mando esto
- Que pena hacerte subir, seguro me estaba llamando hace rato y con esto --señalando los audífonos-- no escucho nada
- No fresco, no es nada, antes gracias por dejarnos venir a hacer escándalo
Ella le estiró las manos para entregarle el plato y pudimos ver sus manos salir de la habitación para recibirlos.
- Muchas gracias
- Es con mucho gusto
Le respondió Eli casi como quinceañera enamorada, corriéndose el cabello detrás de una oreja y bajando tímidamente la mirada.
Salió casi que corriendo y cuando bajo nos tuvimos que tapar entre todas la boca porque no podíamos de la risa, más que todo por lo exagerada que es ella con sus muecas, volteando los ojos hacia atrás y mordiéndose los labios.
- Ay Sara déjame decirte que hmmm --colocando sus manos en la boca y lanzando besos al aire-- mejor me quedo callada
- ¿Es un papacito cierto? --respondí--
- No me hagas hablar
- ¿Cómo qué no? --la instó Ana-- ya le toca decir
Nos agarró de los antebrazos y nos llevó hacia la parte de atrás donde estábamos haciendo el asado hablando en secreto.
- Vos sos la cagada Sara ¿cierto que sabías que estaba sin camisa?
- No parce ni idea, pensé que estaba viendo TV
- ¿Sin camisa? --preguntó Ana intrigada--
- Si maldita sea --nos apretaba de los brazos-- así medio sudadito y se le marcaban esos pectorales, esos biceps y hmmm esa chocolatina, no parce quede mal
No sé porque ese comentario me dio tanto calor, de alguna forma me parecía excitante su sinceridad y ver como mi pareja volvía así de demente a una mujer como para atreverse a confesarle de forma tan directa.
- jajajajaja Eli definitivamente vos sos unica
Reía tratando de disimular un poco esa dualidad tan extraña, porque no les niego que igual me daban un poco de celos. No es algo fácil de escuchar, pero tal vez al ser tan directa y sincera hizo que en vez de molestarme, hasta me llegara a excitar un poco. Si, excitar.
Ana hizo una cara como de aburrición y puchero. Entendí perfectamente lo que le pasaba. Con la misma maldad, tomé un vaso los llené de hielo lo llené con gaseosa y se lo entregué en la mano.
- ¡Ni lo creas! yo no estoy tan loca --mirando a Eli-- como esta HP
Nos volteamos a mirar a Eli y yo riendo con maldad. La subimos a las malas por las escalas y la empujamos casi hasta la puerta para que fuera inevitable que la viera. Bajamos corriendo para poder ocultarnos.
Sonrió mirando hacia adentro y estiró su brazo completamente rígido mostrando su nerviosismo. Mi esposo se levantó de la silla quitándose los audífonos, disculpándose por no poderle recibir el vaso al tener las manos engrasadas
- Sara, te te --tartamudeando-- te manda esto --se le inflo el pecho tratando de contener un suspiro--
Ella entró a la habitación, dejó el vaso en el escritorio al lado de la comida y no se pudo aguantar a darle una mirada disimulada de su torso desnudo.
- Que pena de verdad que las haga subir, porfa decile que me escriba y yo bajo
- Claro --tragó saliva con dificultad-- claro, yo le digo
- Gracias
Bajo las escaleras con la cara pálida, casi como si hubiera visto un espanto. La agarramos de los brazos, justo debajo de la salida del patio. Ana nos mostraba las manos temblando de los nervios y Eli no podía de la risa, se tiró en el piso tapándose la boca y sosteniéndose el estómago.
- Ustedes son unas HPs ¿me puse roja cierto? ¿cierto?
- No ni nada --dijo Eli entre risas con lágrimas en los ojos--
- Ay no que vergüenza --se le volvieron a subir los colores-- yo no sirvo para eso, que pena HP trágame tierra
- ¿Pero qué? ¿si es verdad lo que dijo Eli? --le pregunté tanteando su sinceridad--
- Mejor me reservo mis comentarios
- Oigan a ésta --se levantó Eli del piso como un resorte-- si yo dije, usted también
Volteo a mirarme algo dudosa y yo con ojos amables y afirmando con la cara la autoricé a proseguir.
- ¿Quién fuera Sara? --con su tono jocoso--
Caímos las tres en las sillas sin poder contener la risa a punto de caer de las sillas.
- Ay no chicas no puedo más --dije tratando de recomponerme--
Ana sacó de entre el brasier un cigarro de hierba envuelto en un papel marrón oscuro.
- Y yo pensando que nos íbamos a aburrir, traje esto
- Vos y tu bareta --dije--
- Corrección, planta medicinal ancestral satanizada --me corrigió--
Aún más risa nos causó. Me apretaba el estómago, no era capaz de parar y hasta se me aguaron los ojos corriendo un poco el maquillaje.
Me sequé las lágrimas, sirviendo una copa de tequila y tomarla completa. La necesitaba, porque la risa no me dejo pensar demasiado en lo que acaba de pasar, pero ahora que el silencio regresaba poco a poco, no era capaz de dejar de pensar en sus caras de morbo escalas arriba.
- Préndalo --le dijo Eli--
- Por mí de una --contestó Ana–
Volteó a mirarme como pidiendo permiso a la anfitriona. Se lo llevó a la boca acercando un encendedor.
- Si ustedes quieren háganle, yo paso, eso es un peligro
- ¿Peligro? ¿por qué? --pregunto Ana--
- Porque cada que fumo de eso termino hablando más de lo que debo
- Mejor --dijo Eli-- porque tenemos algo que preguntarte
Ahí estaba de vuelta su mirada penetrante y coqueta. No sabía si era lo que me estaba imaginando o no, me temblaba todo por dentro porque a esas alturas creo que iba a decir que si a cualquier propuesta indecente.
ns 15.158.61.46da2