Escuchamos un ruido fuerte de algo que se había caído. Nos separamos a toda velocidad y nos sentamos cada una en su silla como niñas solapadas de colegio.
No sabía cuál de las tres tenía la cara más roja pensando que mi esposo nos había descubierto. Le di una mirada al corredor y no vi nada por ahí. Levante mi celular y le escribí a Jose un poco nerviosa
- Amor ¿Qué fue eso?
- Nada, se me desfondó un cajón mientras lo pasaba al closet
Me toteé de la risa y ellas me miraban como si estuviera loca, esperando que les dijera alguna razón.
- ¿Nos vio? --preguntó Eli con los ojos abiertos--
- Si, chicas --hice cara de nervios--
- Ay no, ay no, ayyy nooooo --decía Ana repetidamente--
- Fresca, él no se enoja por eso
- No que pena, yo y mi bocota, si ve
Esa pobre mujer no sabía qué hacer, se movía de un lado a otro buscando un lugar apropiado para esconderse.
- Ya boba, te estoy molestando
Le mostré la conversación. Se colocó la mano en el pecho y me miró con odio.
- ¡No seas HP! --me lanzó un pedazo de papa mordida y unas arepas fritas que había en uno de los platos--
Yo casi me caigo al piso al no poder aguantar la risa. Eli se reía nerviosamente aun con toda la adrenalina del susto aun recorriendo su cuerpo.
- No Sara, así no se juega --se cruzó de brazos haciendo puchero--
- ¿Qué? ¿le quito esa cara de puchero con un piquito? ¿Chi? ¿Chi el bebe?
Me empecé a acercar y ella me rechazaba lanzando patadas al aire de forma amenazante, hasta que la risa de Eli la hizo contagiar, perdiendo la fuerzas y bajó sus defensas.
- Idiotas, eso es lo que son --sin parar de reír–
Me recosté de nuevo en mi silla, serví unas copas y se las ofrecí para pasar el susto. Créanme que a mí también se me bajo todo por dentro al creer que Jose me había visto montando los cachos con dos nenas y en nuestra propia casa.
- Salud por las buenas amistades
Chocamos las copas y tras chupar un limon con sal, desaparecimos el contenido haciendo muecas por lo fuerte que sabía así vivo.
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