Llevaba 13 horas sentado bajo el sol, y tanto el café como el cadáver a su lado se habían enfriado.
Se rasco la barbilla, el atardecer no solía ser tan dulce, no como aquel; sin embargo, aquel día en especifico, todo parecía mucho mas brillante. O quizá solo le faltaba comer.
Bueno, era mejor que se diera prisa.
Se puso de pie lentamente, frunciendo el ceño gracias al increíble dolor de trasero por no moverse, se trono la espalda y tomo un sorbo del café.
-Y una mierda -Dijo, escupiendolo y tirando la tasa a un lado, estaba frió.
Camino hasta su hija, y la miro a los ojos.
Acto seguido, la tomo de los pies y la arrastro por el patio.
Se detuvo, la dejo tendida y camino hasta el garaje, a por la pala.
Mark se reunió junto a su hija, alzo la pala y emprendió la labor de hundir y arrancar la tierra en un vaivén, formando un agujero cada vez mas grande en el pasto.
La tierra se derramo a un lado, creando una montaña sobre los lirios favoritos de su esposa, aquellos morados y anaranjados que abundaban en todo el patio.
Desprendió mas tierra, teniendo cuidado con que las paredes del agujero no se vinieran abajo.
Se detuvo al rato, cuando el sepelio adopto el tamaño adecuado. La tierra de aquel lugar era la menos densa de todo el patio, lo habia descubierto al abrirla para plantar las flores a modo de sorpresa junto a su hija, hace 3 años, ¿habia sido para su cumpleaños? ¿o para San Valentin?
No, estaba seguro que para San Valentin habían ido al cine, y luego a la habitación, claro.
Mark la sujeto y camino hasta el nicho, y la acomodo hasta que estuviera encasillada allí dentro.
Apenas podía verse. Quizá, a la distancia, pudo haber pasado por una muñeca de tamaño real, pasándola bien en una piscina de tierra, con los ojos en blanco, con el diafragma y la clavícula rasgadas con un cuello de botella.
Un brazo se escapaba de la sepultura, el lo devolvió con el extremo de la pala, y empujo la tierra sobre su cuerpo.
Su piel tersa, blanca y quebradiza por la sangre caducada, se refresco y se ensucio en fertilizante, Mark lleno el vació en aquel patio.
Dejo la pala a un lado, entro a la casa, y volvió a la tumba con una cerveza.
Mark estaba por la tercera cerveza, cuando el auto de su esposa se estaciono frente la casa, y sonaron los gritos.
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Sus audífonos emitían la música a todo volumen, tan fuerte como para poder ignorar a todo al mundo, tan fuerte como para ocultar el sonido de su propia respiración.
Clarissa se apego a una pared, sentada en el suelo de su cuarto; eran las 5 de la mañana, y sus ojos tragaban violentamente la luz de su teléfono.
El resto del mundo podía joderse, solo ella importaba, le daba igual, la música era su vida y el rectángulo de las paredes de su cuarto sus mejores amigos.
Escucho un portazo, se quito un audífono.
-¡Y es por eso! ¡Tu me arruinaste el día! -Chillaba su madre.
Clarissa volvió a ponerse el audífono, sus padres seguían peleando..., bueno, jamas pensó que se hubieran detenido, no del todo.
Otro sonido interrumpió su música, y el aparato ceñido a su muñeca emitió una luz.
"Alerta de puntos" Rezo el P.M, "Tienes 1 mensaje sin leer"
Ella lo presiono.
"Tarea; 13 ejercicios de raíz cuadrada en matemática = 2 puntos"
Ella ladeo la cabeza, podría intentarlo..., aunque no recordaba la ultima vez que habia estado presente en una clase de matemáticas, a pesar de jamas haber faltado, nunca realmente estaba allí.
Ni allí, ni en ningún lado en absoluto.
Al rato, la puerta de su cuarto se abrió, y le golpeo la espalda.
-¿E-eh? -Pregunto Clarissa, la cual habia estado a punto de caer dormida.
Su padre estaba en la puerta, mirándola.
-¿Oh, estas despierta...? Cassie, debes ir a la escuela.
Ella parpadeo.
-Venga..., date prisa.
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Tenia ojeras, y estaba pálido, el hombre feliz que era su padre parecía un desastre, casi tanto como lo era ella.
"Así que eso es lo que le haces al resto" Pensó ella, "Tu dolor es tan contagioso que arruina a los demás"
-¿Vendrás a buscarme? -Pregunto ella.
-Si.
El trayecto continuo en silencio, el auto se detuvo, y al llegar, Clarissa se bajo sin despedirse.
Y a mitad de la calle, un chico salio volando de un arbusto y aterrizo frente ella, quedando tendido.
Clarissa parpadeo, perpleja.
-Ow, ow -Musito el, llevándose una mano a la cabeza, y se percato de la presencia de la chica-, ¡Page, es Page, corre!
Los ojos de Clarissa se extendieron, y cuando los arbustos se movieron, salio disparada y se oculto tras un muro de ladrillos.
-12 horas en ese experimento de química -Dijo un chico de cabello puntiagudo y castaño, caminando fuera de los matorrales-, ¡Increíble trabajo, Ryan! ¿Como lo hiciste?
El chico se arrastro inútilmente, bajo la cada vez mas alta sombra de Boris Page.
-¿No vas a decir nada? Vale, entonces déjame ir directo al grano -Lo tomo de las solapas, y lo acerco a su rostro, lo suficiente como para que las narices de ambos se rozaran-, dame tu mano. Ahora.
El chico titubeo por un segundo, pero tan pronto recordó el sacacorchos de Page, y el modo en que castigaba a los que no le entregaban sus puntos con el fue suficiente para estirar el brazo.
Lo P.M's ceñidos a las muñecas de ambos se conectaron.
"Se han depositado 8 puntos" Dijo una voz femenina, salida del P.M de Page.
-¡Excelente! -Exclamo, soltando a Ryan- Eres un buen chico.
Y tan pronto chasqueo los dedos, el resto de la pandilla salio de los arbustos, y el chico comenzó a gritar.
Clarissa espero a que terminaran con el, y cuando los pasos y las risas se alejaron, espió con la mirada.
El chico estaba amoratado, intentando levantarse a tumbos, los puntos por los que habia trabajado acababan de esfumarse a los bolsillos de la pandilla de Page.
Ryan volvió a intentar levantarse, su tobillo lastimado trastabillo y el se resbalo hacia atrás.
-¡Eh!
Y en lugar de caer de nuca en el pavimento, de pronto se encontró en los brazos de alguien mas.
Abrió lentamente los ojos, y se topo con una chica con el cabello mas oscuro que el jamas hubiera visto, unos ojos apagados como noches sin luna, y una piel suave y lechosa.
-¿Estas bien?
El parpadeo, sin mover la mirada por un solo segundo; era hermosa.
Clarissa frunció el ceño.
Acto seguido, lo sacudió como un muñeco de trapo.
-¡Reacciona de una vez, coño!
-¿Eh, eh? Ah, si, e-estoy bien, gracias
Lo ayudo a incorporarse, y el se limpio la ropa torpemente.
Aun sentía cada golpe como una olla caliente en su rostro y abdomen, no pasaría en un buen rato y sentía la cabeza como un globo apunto de reventar.
-¿Que fue eso? -Pregunto ella.
-Oh..., am, el suele hacer eso, ya sabes, cosas de matón.
-Te robaron 8 puntos, -Murmuro ella, con voz tenue- ¿quienes se creen?
-Da igual...
Ella tomo su mano, y el contacto con su piel convirtió el rostro de Ryan en un tomate.
Acto seguido, conecto el P.M en su muñeca con el del chico.
"6 Puntos recibidos"
-¿Que? -Pregunto el- ¡¿Eh?! Pero, pero, no tenias que..., ¿Por que?
Clarissa se encogió de hombros.
-6 es todo lo que puedo darte, no voy muy bien en la lista de puntuaciones, pero hey, con eso te alcanza para un almuerzo, ¿No?
Le quito el cabello de la frente con una mano y le limpio la sangre con el pulgar.
-Vale, voy a llegar tarde. Bye.
Clarissa se alejo con las manos en los bolsillos de su sudadera negra, con su cabello negro siguiéndole como un fantasma.
Y si la campana de la escuela no hubiera sonado en ese momento, Ryan se habría quedado parado allí por el resto del día, mirándola.
Los estudiantes estaban llegando a la escuela, mas nadie parecía reparar en aquellos que no mostraron sus caras aquel día.
Y jamas lo harían.
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