Hubo un temblor en su cuerpo; sus venas agrietadas, por un solo segundo, habían vuelto a bombear sangre.
Estaba oscuro, ¿era el infierno? ¿era su consciencia? ¿era el vació que le esperaba después de la muerte?
No lo sabia, se habia ido años atrás, y por alguna razón, ahora volvía a respirar.
Apenas un resquicio de vida en sus orbes de queroseno que eran los pulmones después de tanto tiempo encerrado. Solo podía significar una cosa.
Estaba comenzando. Estaba sucediendo otra vez. Igual que lo habia hecho hace 10 años.
Intento moverse, pero no logro nada, así que se limito a mirar la nada, la nada misma.
Y estaba hambriento.
-¡¿Que es eso?! -Exclamo Alexia.
Un pequeño tubo colgaba de la ventilación, y de el, sonaba algo similar a un ventilador; el tubo estaba expulsando algo, algo invisible.
-¿Lo escuchas? -Pregunto Clarissa.
-¿Que cosa?
-Sale del tubo, es aire, pero..., distinto.
Clarissa se acerco lentamente, y entorno los ojos, intentando divisar algo.
Saco su teléfono, encendió la linterna y estiro el brazo, acercando la luz hasta el rectángulo de oscuridad del cual brotaba el tubo.
El cilindro se estiraba varios metros, hasta un extraño objeto pequeño de acero; era compacto y con un núcleo rojizo, sostenido por 4 delgados brazos de metal.
Lo reconocía. Lo habia visto en algún lado, quizá en casa de su abuela..., si, en, en el living, tan solo que era mas grande y...
Sus parpados delineados se ocultaron tras unos rápidos ojos desorbitados, y Clarissa pego un salto hacia atrás, alejándose.
-Hay que largarnos, rápido.
-¿Que? ¿Por que? Nos dijeron que...
-Es un calentador de queroseno, ese tubo esta entrelazado con el núcleo; esta soltando aire toxico.
-¡¿Toxico?! ¡¿Que?!
Clarissa intento abrir una de la salidas, mientras Alexia se agarraba el estomago y se apegaba con una pared.
-Todo esta bloqueado -Dijo-, ¡Cúbrete la boca, rápido!
Alexia obedeció. Clarissa aparto las cosas de una mesa con un brazo y trato de empujarla.
"Mierda" Pensó, esto no servirá.
-¡Intenta romper las ventanas! -Exclamo, azotando una lampara contra la ventanilla de la puerta.
Laurielle rodó por el suelo, se escabullo y se escondió tras una maquina expendedora, justo tras el espacio entre ella y la pared.
Suspiro, y Ryan apareció a su lado, respirando aceleradamente.
-Buena escapada, eres rápido.
-¡No dije que les robaras! -Dijo Ryan, ahogándose-, ¡¿Ahora que demonios haremos?!
-Comer -Respondió Laurielle, llevándose uno de los sandwiches de Page a la boca.
Ryan parpadeo, mientras Laurielle almorzaba frente el.
Acto seguido, le arrebato la bandeja de las manos.
-Te pague por esto, ¡y ahora ambos estamos en problemas!
Laurielle puso los ojos en blanco.
-Como quieras.
Salio del espacio entre la maquina y la pared, se poso frente la maquina expendedora y puso su P.M en el.
-¡¿Que haces?! -Pregunto Ryan, asomándose- ¡Van a verte!
-Solo tardare un segundo.
Laurielle busco con la mirada, pensando en que comprar.
Se decidió, y presiono una bolsa de papitas.
Y en el momento en el que lo hizo, Ryan soltó un grito.
Laurielle tomo las papitas, y al volver, vio que Ryan habia desaparecido.
-¿Que demonios? -Pregunto, parpadeando, buscándolo con la mirada- ¿Ryan?
Reparo en un pequeño rectángulo bajo el suelo, similar a una diminuta puerta sellada.
-¡Pero no uses libros, idiota!
-¡Creo que tengo una mejor idea! -Dijo Alexia, la cual ya empezaba a ver borroso, el estomago le dolía como si acabara de beber fuego.
-¡Habla!
La rubia señalo con el dedo a una esquina alejada de la habitación, mas concretamente, a un pequeño rectángulo trazado con lineas finas como hilos.
Se miraron, y ambas se acercaron a la puertecilla.
"¿Esto siempre ha estado aquí?" Pensó Clarissa.
-¡¿C-como la abrimos?! -Pregunto Alexia.
Clarissa sintió como se le revolvía el estomago; dio tumbos y se llevo una mano a la boca, conteniendo el vomito.
-¡Eh! ¡¿Estas bien?!
Se incorporo débilmente, sintiendo los pulmones cargados de veneno y aceite.
-A la cuenta de tres, la sostendremos y la abriremos.
Clarissa tomo uno de los extremos, y Alexia hizo lo mismo, con el rostro casi azulado.
-Uno, dos, -El monóxido de carbono se convirtió en pesadas agujas en sus venas, y el dolor se volvió tan agudo que Clarissa estuvo apunto de soltar la puertecilla y caer al suelo- ¡Tres!
Ambas jalaron con todas sus fuerza, tensando sus músculos y apretando los dientes.
Se marearon, el mundo se volvió borroso; el aire toxico difumino sus alrededores y volvió al mundo una serie de palpitaciones al ritmo de sus latidos.
Se sintió enferma, envenenada; un animal arrollado que espera la muerte en mitad de una carretera.
La puerta emitió chirridos de madera, y antes de que ambas pudieran desmayarse, la puertecilla se abrió.
Cayeron de trasero, mientras la puerta revelaba un túnel de oscuridad.
-¿Que demonios es eso...? -Musito Alexia, mientras Clarissa se incorporaba.
-Nuestro escape -Respondió la pelinegra, gateando.
La oscuridad la consumió, y allí dentro, desapareció como si jamas hubiera estado allí.
Alexia se quedo inmóvil, temblando, y tras un rápido vistazo a su alrededor, le siguió.
Y tan pronto cruzo el umbral de la puerta, esta se cerro con un estruendo tras de ella.
En algún lugar de la profundidades de Northern Heaven, algo soltó una carcajada.235Please respect copyright.PENANA3bcI88PzE6
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