Del diario de Malice Latos 7 de octubre.
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Demian comenzó a volar entre los edificios y causando el terror de toda persona que lo observara. Era tan rápido que muy pocos pudieron verlo sin importar su especie y los pocos que lo hicieron se referían a él como gárgola, mothman o demonio ya que les era casi imposible distinguir su silueta. Quizás había aún algo de racionalidad en él ya que se ocultó en la tormenta quedando como solo una aterradora anécdota entre los testigos. En la noche era casi invisible de no ser por sus ojos que resaltaban como las luces rojas de un auto pasando a gran velocidad. Demian se detuvo en el mismo aire como si nada. Solo flotaba algo que hasta ahora pensábamos que era imposible por simple física pero una fuerza misteriosa le permitía permanecer estático en el cielo. Su boca se abrió comenzando a destellar. El haz de luz provocó pánico en algunos mientras otros lo veían con curiosidad. La luz solar en medio de la noche como si se tratara de un reflector apuntó a los suburbios a una casa en ruinas en el mismo vecindario que Demian. La luz siguió apuntando a esa casa ¿Intentaba quemarla o estaba tratando de dar una señal?
El poder se había agotado… La bestia no pudo sostener su más haz de luz y comenzó a caer al vacío mientras su cuerpo volvía a tomar su forma normal. Corrí hacia el con todas mis fuerzas no podía permitir que se hiciera pedazos contra el suelo. Una vez bajo el corrí por una de las paredes del edificio que tenía a mi lado para luego dar un salto y atraparlo en el aire. Caí con él en mis brazos, estaba inconsciente debía despertar con sus instintos. Abrí los botones de mi camisa y usando mis garras abrí una herida profunda en mi pecho izquierdo y apoye su cabeza sobre mí. Mi sangre brotaba cada vez más lentamente y se deslizaba por los labios de Demian. No reaccionaba… en un último intento apoyé su boca sobre la herida y usando mi otra mano presione con fuerza mi seno, esto llenó su boca con mi sangre. Sus instintos provocaron que succionara con debilidad, sus labios envolvían el corte podía sentir como usaba su lengua para mantenerlo abierto. Supe que funcionaba cuando clavo sus colmillos en mi pecho causándome dolor pero sus encimas se inyectaron sacando toda sensibilidad en mí. Suaves gruñidos comenzaron a salir en una clara señal de alivio mientras bebía mi sangre, que no lo alimentaba pero le daba el placebo que necesitaba. Sus ojos se abrieron destellantes como nunca.
—Lo encontré… Malice, lo encontré… —Dijo al retirar con suavidad sus labios de mi pecho.
—Demian quédate con nosotros atacaremos juntos.
—Trae refuerzos ustedes lo mataran si yo muero pero no quiero que interfieran.
—No podemos permitir que mueras.
—Soy reemplazable Malice si mis hermanos tienen hijos en el futuro podrán convertirlos ¿verdad?
—Eso lo sé pero no quiero perderte… yo no quiero ver morir a más personas que quiero. Si no sobrevives por los vampiros olvida nuestra especie, sobrevive por Maya, sobrevive por Samantha, ¡Sobrevive por mí!
—Está bien, lo haré por ti aunque no creo que muera, vengare a Maya. —Me abrazó de forma muy cálida.
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Del diario de Demian Drago 7 de octubre:
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Ahora que todo termino me dignare a terminar esta narración por mí mismo.
—Señor por órdenes de Kraven Orlok le hemos traído una muda de ropa basada en la que suele usar. —Dijo uno de los caballeros negros que se habían quedado como refuerzo en Bucarest. Este estaba colaborando con la búsqueda de Maya hace unas horas junto a otros más.
—Son muy eficientes, ahora cúbranme mientras me visto si hay algo que odio es estar desnudo en público…
El caballero negro me dio borsegos, una camiseta, pantalones y un montgomery igual al que usaba antes. Eso sin mencionar a mi preciosa blacksnake. Me despedí de Malice disculpándome por mis actitudes y me dirigí a esa casa. La conocía muy bien después del incidente de Belcebú quedó abandonada pero a que no había pasado mucho desde que sus dueños habían muerto. Era la casa de Nala donde el creció, donde lo he visitado muchísimas veces cuando era un humano cuando creía que era mi amigo.
La vieja casa era grande casi una mansión con un patio por demás extenso, debía admitir que era bastante más grande que la mía. El portón estaba abierto y se mostraba oscura y silenciosa. Tomé valor y entre, en ese momento sentí un golpe en el pecho más bien precisamente en el corazón, seguido de una sensación de fiebre en todo mi cuerpo, mi vista oscurecida como si me hubieran puesto lentes de sol en plena noche, como si mis ojos fueran humanos. Desgraciadamente mi olfato no tuvo un debilitamiento tan fuerte o quizás era ese olor tan intenso a marihuana saliendo del interior de la casa. Sin duda Nala se encontraba dentro. Abrí la puerta y ahí lo vi tirado en un viejo sofá lleno de polvo mirando directamente hacia mí con un libro en sus manos cuyo título decía: 120 días de Sodoma. Márquez de Sade.
—“Hay muchísima gente decía el duque que no se entrega al mal más que cuando la pasión le ciega; de vuelta a la razón su alma tranquila regresa apaciblemente a la senda de la virtud y así pasa su vida de combate en error y de error en remordimiento, acabando por resultar imposible decir qué papel ha desempeñado sobre la tierra. Tales seres —continuaba— deben ser desgraciados: siempre flotantes, siempre indecisos, su vida indecisa entera se agota en detestar por la mañana lo que han hecho por la noche. Seguros de arrepentirse de los placeres de que gozan tiemblan al permitírselos” Demian, ¿Aun planeas matarme? Si es así al menos déjame terminar de leer este pasaje del libro que expresa cada uno de los pensamientos que me impulsaron a llegar hasta donde estoy ahora… —Luego de dedicarme una última mirada volvió a voltear su mirada a las páginas de aquella obra. —“De modo que se hacen al mismo tiempo de solo virtuosos en el crimen, sino también en criminales en la virtud. Mi carácter, más firme —Añadía nuestro héroe— no se desmentirá nunca de ese modo. Yo no dudo jamás de mis elecciones, y como siempre estoy seguro de encontrar placer en lo que hago, nunca el arrepentimiento viene a entorpecer su atractivo. Firme en mis principios porque me los he forjado bien seguros desde mis más jóvenes años siempre actúo consecuentemente a ellos. Me han hecho conocer el vacío y la nada de la virtud; la odio y nunca me verán volver a ella. Mis principios me han convencido que solo el vicio estaba hecho para hacer experimentar al hombre esa vibración moral y física fuente de las más deliciosas voluptuosidades. Y yo me entrego a él. Desde muy temprano me he situado por encima de las quimeras de la religión, perfectamente convencido de que la existencia del creador es un absurdo escandaloso en el que ni siquiera los niños creen ya. No tengo la más mínima necesidad de constreñir mis inclinaciones en vistas de agradarle. Estas inclinaciones las he recibido de la naturaleza, y la irritaría si no asistiera a ellas; si me las ha dado malas es como así a sus ojos resultaban necesarias. Yo no soy más que una maquina en sus manos, que se mueve a su gusto; Y no hay un solo de mis crímenes que no la sirva; cuantos más me aconseja más necesita sería un idiota si me resistiera” —Tras esto cerró su libro y dirigió su mirada fría hacia mí. —Bien, ¿Qué te parece?
—Repugnante… No estoy en contra de la libertad de los humanos pero hay límites que deben ser impuestos por la fuerza para evitar la aparición de escorias como tú.
—Esto representa el deseo real de libertad que la moral y la religión nos impiden demostrar, ¿Solo cuando ellos con sus casos de pedofilia lo hacen está bien? ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? Mis actos representan fielmente la naturaleza del ser humano algo que una escoria chupasangre como tú jamás podría comprender, los demonios solo me ayudaron a trascender los límites para poder llegar al éxtasis de mi perversión.
—Esto termina esta noche humano, no, no eres un ser humano, Maya era humana, Samantha era humana no eres más que un enfermo parafilico y criminal ente que me asquea con su presencia. —El maldito comenzó a reír a carcajadas.
—Ya perdiste tu humanidad por completo, no tienes sentimientos humanos. Deberías agradecérmelo con la muerte de Maya liberaste tu potencial. Ahora… ¿No quieres un poco? —Nala se inclinó sobre la mesa ratona de la sala para inhalar una línea de cocaína. —Ustedes los vampiros son estúpidos, pudiendo hacer cosas tan placenteras como esta se niegan a los placeres de la vida por su asqueroso código moral. Son peor que los fanáticos religiosos. ¿Dónde está tu Dios? ¿Crees que significas algo para él? ¿Es solo un megalómano que ve cómo nos matamos unos a otros? Te puedo asegurar que debo ser de sus favoritos. Imagina un mundo sin moral, sería maravilloso. Donde los débiles son los juguetes de los fuertes. Las drogas, el tráfico de esclavos, los asesinatos y violaciones todo permitido y las muertes que ocasionarían traería equilibrio a la población. Los seres humanos serian la cúspide de este mundo solo debajo de los demonios que no imponen regla alguna a diferencia de tu Dios quien no hizo nada para salvar la vida de tu Maya. Es por eso que no puedo permitir que los vampiros existan, no necesitamos depredadores cuando nosotros mismos podemos serlo y es tan placentero el destruir las vidas de otros. Aún no sé si eres virgen por esa perra de tu sire pero créeme que no hay mujer en el mundo que pueda ser más placentera que una pequeña niña desgarrada. Maya hubiera sido una puta muy codiciada, ¿No te excitabas con esa suave piel asiática o su voz “hentai”? Ah cierto, por mi culpa nunca pudiste cogértela… Sé que te morías de ganas.
Sus palabras me habían dejado atónito, por más que deseaba matarlo en ese momento lo dejaba continuar así cuando esto termine sea el peso de esos crímenes lo que lo envié al infierno.
—Por qué no le preguntas a los demonios que tan placentero es cuando seas tú la puta en el infierno…
—Seré recibido como un héroe en ese lugar Demian, yo invoque a Belcebú, yo hice crecer a sus seguidores yo he abierto portales para que puedan ingresar a este mundo a hacer el mal y he luchado en su nombre contra su patética resistencia inhumana.
—¡Entonces muere ahora mismo!
Me lance desenvainando mi katana con la esperanza de cortarlo pero él la detuvo con sus manos como si nada. Nala sonreía cruelmente mientras su mano se encendía en llamas para luego tomar la hoja y lanzarme a un lado por aferrarme a su tsuka. Por un momento pensé que su intención era derretir el metal de la hoja pero preocuparme por mi espada era el menor de mis problemas. Mi espalda dolía por el impacto considerando que he recibido golpes mucho más fuertes luchando contra Belcebú, Cris u otros demonios pero este golpe tan simple me dejó en el suelo.
—Y así se extingue la última llama de Israfil… —Dijo Nala casi en un susurro. —¿Aún no lo notaste Demian? Hay un sello en mi casa hecho con magia negra muy antigua que usaban los acólitos para capturar vampiros y ofrecerlos en sacrificios. Mientras estés en este lugar tu cuerpo será igual al de un humano.
—Eso lo explica… pero no importa si soy humano te matare siendo un humano tu destino no cambia.
—Estamos a mano, cuando vencieron a Belcebú el pacto que me hacía inmortal terminó y luego lo mismo con Israfil que me daba el poder del fuego solo me quedaba el poder de mis sacrificios previos a eso ahora ambos somos humanos normales. Sera como siempre lo desee.
—Esto va a ser interesante… tu y yo sin poderes te voy a matar Nala no me importa que pase… ¡Te voy a matar!— Reír me dolía pero pude incorporarme y poderme frente a él.
Lancé un grito y golpeé su rostro con mi puño. Pese a ser más alto que yo y más pesado logré hacerlo retroceder unos pasos. Los nudillos me dolían pero ese dolor se sentía placentero. Nala sonreía mientras relamía la sangre de la comisura de sus labios. Tomó una mejor posición y guardia esperando mi siguiente movimiento. Volví a atacarlo pero fui esquivado fácilmente. Su respuesta fue una patada frontal, patada que evite tomando su pierna con mis brazos haciéndolo caer de espalda al suelo. Se levantó rápido y me dirigió otra patada esta vez contra mis piernas. El dolor era fuerte y podía sentir como mi piel se rompió y la sangre salía. Aguanté como pude el dolor y respondí con otro puñetazo que desvió cubriéndose el rostro. El impulso me hizo perder el equilibrio y terminé agachado para no caerme. Recibí un rodillazo en la boca. El dolor en los dientes me hacía dar un grito ahogado creo haber perdido un par en ese golpe tal vez.
La sangre en mi boca, su sabor pese a tener un cuerpo humano me hacía desear seguir peleando sumado al gran dolor que me provocaba un frenesí furibundo sin darme tiempo para regocijarme en autocompasión por mi propio sufrimiento. Por la memoria de Maya y de todas las víctimas de este conflicto no podía rendirme veía en mi mente los rostros de Samantha y Maya victimas cercanas a mi corazón presidiendo un desfile de rostros horrorizados de cada Upier al que enfrente. Siendo obligado a luchar por una fuerza más allá de mi voluntad, por ellos debía finalizar esta lucha y al luchar por primera vez como ser humano asesinar a alguien de mi propia estirpe lo que esto se convertiría en mi primer asesinato real mi primer homicidio.
Nala aprovechó ese momento de debilidad y comenzó a golpearme en el rostro. Mis instintos de supervivencia me traicionaban y me cubría en lugar de contraatacar. Mis brazos me habían traicionado pero mis piernas no. Di un brinco lanzando todo mi cuerpo contra el derribándolo y quedando ambos en el suelo. El intentó incorporarse pero yo fui más rápido y use mi mano para tomarlo de la cara y mantenerlo en el suelo. Planeaba ahorcarlo sería la forma más fácil de matarlo en ese momento. Volvió a golpearme en la boca lo que me hizo perder toda mi ventaja nuevamente y me alejo de una patada. Nala se levantó y comenzó a alejarse rápidamente. «¿Acaso tendría un arma?» No podía esperar a averiguarlo. Me levante como pude y fui tras él. Un disparo se escuchó, el sonido de un cristal haciéndose pedazos. ¿Que era? Se escuchó en dirección a donde Nala había ido. Siguió un grito, su grito. Todo tenía sentido, los caballeros negros rodearon la casa. Todo en oscuridad y sin luz eléctrica me dificultaba demasiado orientarme en la casa pese a recordar cómo era anteriormente. Nala estaba contra la pared sosteniéndose el hombro baleado. Era mi oportunidad…
—Belcebú está destruido Nala, y las almas que corrompiste llevándolas al infierno, matando, mintiendo, pecando… ya no te están brindando poder ríndete vas a morir esta noche. —Me acercaba hacia él hasta arrinconarlo contra una pared a su lado había una enorme hacha de jardinería.
—No lo entiendes Demian, Belcebú era solo uno de siete el más débil de ellos. No podrás siquiera tocar a los otros, los rituales han sido completados en diferentes partes del mundo desde hace tiempo y conforme vallan surgiendo se dirigirán aquí a buscarte por venganza. —Nala tomó esa hacha e intento atacarme con ella varias veces las cuales esquive incluso con la torpeza de mi humanidad.
—Nala, siempre desde que éramos niños sentiste fascinación por las armas enormes pero nunca tuviste en cuenta una cosa… —De un salto caí sobre ella impidiendo que la levantara. —¡Por más de que tengas un cuerpo alto nunca tuviste la capacidad física para manejar esta clase de armas! Sin magia de fuego o trucos diabólicos sigues siendo un simple ser humano, débil y patético eres la vergüenza de tu propia especie. —Lo miré sintiendo una combinación abrumadora de asco, odio, decepción y lastima la ansiedad del momento final se podía tocar cada segundo a partir de ahora era un regalo de la misma muerte para ambos, una muerte indecisa sobre a quién llevarse esta noche.
—Ahora lo entiendo… te lo puedo quitar todo… te quite a Maya pero nunca fui capaz de matarte… ni aunque fueras humano podría hacerlo. —Comenzó a alejarse más y más mientras yo lentamente me acercaba, lo tenía acorralado, era su fin. —Asmodeus y Leviatán ya están en este mundo… lo han estado pudriendo desde el centro a cada forma de vida… vamos mátame, envíame al infierno, conviérteme en demonio para poder vengarme en igualdad de condiciones.
—¿Que dijiste? —Mi cuerpo comenzó a temblar cuando dio ese anuncio, más pecados capitales.
—De hecho en este momento estamos rodeados por varios demonios… quienes están masacrando a tus queridos caballeros negros…— Sacó un encendedor de su bolsillo y me lanzó una pequeña botella con una tela encendida, un coctel molotov. Lo rechacé con mi brazo y al impactar contra la pared comenzó un incendio. Estaba desesperado, no había arma alguna y esa era su última carta.
—¡Eres un estúpido!— Le lancé un puñetazo que por mi debilidad fallo golpeando dolorosamente la pared junto a su cabeza.
Golpeo mi estómago en ese momento de guardia baja haciéndome caer al suelo sin aliento. Mientras él se incorporaba ante mí. Debía admitirlo su altura desde mi perspectiva y como humano era intimidante. Ambos estábamos exhaustos y muy dañados pero aún nos preparábamos para seguir peleando hasta que uno de los dos muriera. El miedo era hecho a un lado por el odio. Lance cuatro puñetazos de los cuales solo el último apenas dio en el blanco. Nala comenzó a alejarse rápidamente en dirección a la sala donde todo había empezado. Corrí tras el con las pocas fuerzas que tenía pero en un momento mis vista se nublo y no sé cómo llegue al suelo. Nala se dio cuenta de eso y me piso las costillas antes de que pudiera levantarme.
Por un momento lo vi sonreír como cuando éramos amigos. Él era el culpable siempre me estuvo vigilando… Su sonrisa sádica se hacía más y más grande. En ese momento vi mi espacio y lo patee haciéndolo caer, mientras caía intentó golpearme en el rostro pero le fue imposible y yo me incorpore. Se levantó rápido arrojándose sobre mí pero hice girar su cara de un puñetazo. Nuestros rostros sangraban. Su furia se desató en forma de un golpe fuerte en mi estómago que me hizo caer nuevamente. Caí justo al lado de mi espada.
La expresión de Nala mostraba su desesperación al ver que su golpe final fue un gran error y no había demonio que le diera poder para salvarse ahora. Fue menos de un segundo. Tomé mi arma y corte en su dirección sea cual sea el corte seria mortal. Su brazo fue lo que salió volando. Cayo inconsciente su cuerpo no soporto el shock. Tomé mi katana y la clave en su hombro, el veneno de esa hoja terminaría el trabajo que no tuve la decencia de hacer. La guarde y me gire dándole la espalda. Este sujeto no se merece morir ante los ojos de nadie, una criatura con semejante maldad no merece ningún tipo de contención o piedad, merece morir en soledad abandonado y desterrado por su propia traición a los ojos del creador.
Escuché que se burlaba de mí en mi mente como si aún tenía energías y cinismo para reírse de mi pero no importaba que mencionara la muerte de Maya en forma de burla no logró debilitarme. Salí del lugar como pude a paso cojo dejando detrás una casa consumida por las llamas Malice, Chris y Kraven estaban esperándome bastante lastimados, al momento que Nala murió el sello se rompió. Al ver a mis compañeros los ignoré necesitaba soledad desesperadamente, necesito saber que el espíritu de mi primer y único amor descansaba en paz, no me importa cuanto tenga que esperar, no me importa tener el trágico destino de mi ancestro. Le prometo que buscare alrededor del mundo su reencarnación para amarla como nunca pude hacerlo. Me arrodille en medio de la noche a llorar su perdida como debía haberlo hecho.
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9 de octubre: La compañía de Malice quien actuó como soporte para mi dolor me hizo obtener la fuerza que me hizo falta para dar el paso siguiente: volver a casa. Raptor se presentó ante mi llevando una apariencia casi exacta a la mía exceptuando apenas las líneas atigradas apenas visibles en su piel, el largo de sus plumas emulando cabello que me hacía sentir cierta envidia dada mi condición y el color de ojos. Siguiendo su voluntad nadie encontró el cuerpo de Maya por lo que se le dio por desaparecida y sus padres aunque destrozados se muestran optimistas ignorantes del destino de su amada hija.
Con ayuda de sus extraños poderes Raptor me transfirió parte de sus memorias para que pudiera estar al día con las cosas que sucedieron en mi familia. Nada fuera de lo normal por suerte con la diferencia de que a Raptor se le complico mucho el tema de los estudios retrasando aún más mis calificaciones y obligándome a recusar. Un precio diminuto comparado con todo lo que pase pero… increíblemente caro a la vista de mis padres.
Hacía mucho tiempo que no tocaba la perilla de la puerta de mi casa, gire lentamente y di el primer paso al umbral de la vivienda con temor, ellos casi no notaron mi ausencia solo notaron a Raptor como un yo diferente pero nunca notaron que no estuve por meses. Eso limitaba mis ganas de acercarme a ellos y abrazarlos, a mi padre, a mi madre y mis hermanos.
—Creímos que ibas a llegar más tarde Demian oh fuiste a cortarte el cabello te ves muy lindo así.
—Sí, aunque no me gusto el resultado me lo dejare crecer de nuevo, Quería estar en casa con ustedes…mamá.
—¿Estas bien? Volviste a estar pálido como antes estos últimos días no tenías tanta blancura.
—Me siento muy bien mamá gracias…
—¿Gracias? ¿Por qué?
—Por ser mi madre… —Creo que una lagrima me traiciono en ese momento, trate de disimularla. Solo sé que ella me abrazo antes de que me dirigiera a mi habitación.
Me arrojé sobre mi cama abrazando mi almohada, me deleitaba el aroma de cada elemento de mi casa que llegaba a mi sensible olfato, incluyendo el aroma a desinfectante en el baño, las bolas de naftalina en mi armario. El aroma de la cena que mi madre se encontraba preparando. Todas las cosas que convertían mi hogar en mi hogar… las horas pasaron y podía escucharse el partido de fútbol que mi hermano y mi padre seguro miraban en la televisión. Y la voz de mi madre llamándome a la mesa. Cosas que extrañaba demasiado, cosas que me hacían falta después de tanta violencia. Ahora pese a que perdí todo rastro de humanidad y gran parte de mi felicidad la otra mitad de ella aún estaba increíblemente intacta como si nada hubiera pasado. Vi mi consola de videojuegos antes de bajar a cenar, en ella un juego esperando por ser iniciado.
—Devil May Cry 3 Special Edition. —Dije para mí mismo mientras miraba la portada con el hombre de gabardina azul y una katana en sus manos.
—Demian baja a cenar ahora o mamá se va a enojar si la dejas enfriar. — Diana se asomó por la puerta.
—Vamos. —Dije con una sonrisa hacia mucho que no la veía pero fue un poco más fácil de disimular al contrario que con mi madre.
—Estas pálido otra vez. —Dijo mi padre. —Esa palidez te quedó después de esa gripe extraña y se te había ido después del ataque terrorista pero ahora volvió.
—Me siento bien… nunca me he sentido mejor.
—Creo que Demian con un color de piel normal da más miedo que ahora. —Interrumpió mi hermano. —Nunca lo vi interesado en hacer deportes como hace poco, espero que no hallas olvidado que tendíamos practica de Soccer el fin de semana.
—¿Eh? Si… lo había olvidado… —«¡Maldita lagartija mesozoica!»—Yo que tenía planes para jugar videojuegos todo el fin de semana.
—Después de las notas que tuviste deberías agradecer que aún tienes permiso para salir de casa, no juegues con tu suerte hijo.
—Si papá.
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31 de octubre.
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Con la amenaza de Belcebú y Nala fuera del mapa Raptor decidió que era tiempo de seguir viajando. Estando Asmodeus y Leviatán ocultos en el mundo alguien debía encontrarlos y esa era su misión como Draconian. El pasar tiempo siendo Demian lo puso al tanto del mundo moderno. Él tenía esperanzas de que si la tierra no los había olvidado incluso después de millones de años debía corresponder a esa muestra de amor que le daba el mundo. Con ropa decente pero sin dejar su vieja túnica café se despidió de nosotros desapareciendo entre los rascacielos en dirección a los bosques.
—¿Crees que volveremos a verlo? —Preguntó Chris.
—El mundo es demasiado grande eso lo sabes tú mejor que yo pero que sea inmortal hace que el tiempo no sea un factor que lo haga imposible para nosotros.
—Tienes razón… Sabes Demian, esta noche es Halloween y somos monstruos… podríamos…
—¿Partirnos la madre y luego comer comida chatarra hasta reventar?
—El perdedor invita las bebidas…
—Me parece perfecto, además estuve practicando mucho esto… forma bestia…
—No dejare que se te suban los humos vampiro yo también estuve entrenando… forma bestia…
Y así dos siluetas bestiales chocaron durante horas en la oscuridad de la noche. Estos se divertían hasta quedar agotados mientras un grupo conformado por vampiros y licántropos disfrutaban del espectáculo, de una batalla y la paz que se extendería antes de la llegada de una nueva tormenta. Demian se dio cuenta que transformarse lo iba a dejar en la banca rota por todas las veces que sus prendas se hacían jirones, lo mismo Chris el par de inmortales se convirtieron en los bufones de sus compañeros cuando notaron ese punto. Solo Selena se tapaba avergonzada de ver a su hombre y al vampiro tapando desesperadamente sus partes y sus rostros llenos de vergüenza insultaban a sus amigos. Malice e Ivy miraban coquetamente a Demian mientras tanto Jean y Bear rodaban en el suelo riéndose como nunca, Kraven reía más calmadamente.
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Hace dos noches…
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Los bomberos habían apagado el incendio en la vieja casa mientras que la policía se llevaba el cadáver chamuscado de un hombre joven con un brazo cortado. La ambulancia forense avanzaba por la ciudad mientras se alejaba de la morgue. Hasta llegar a un edificio de que indicaba pertenecer una famosa empresa farmacéutica.
—Un gusto conocerte Nala. —Dijo el hombre con maquillaje y cresta.
—Haz hecho bien Krauser, este cuerpo va a servirme para mis propósitos. —Una figura misteriosa junto a él se acercó al cadáver de Nala y hundió sus manos en el cuerpo que se iba haciendo polvo lentamente mientras era absorbido por esta. —Ahora me encargare personalmente del vampiro Demian Drago. —La voz antes masculina se fue haciendo femenina con cada nueva palabra.
—¿Una niña?— Cuestiono Krauser.
—Los genes del acólito me ayudaran a tomar forma humana pero en lugar de convertirme en el solo me limite a lo básico de su genética creo que verme como una mujer me facilitara las cosas.
—Tengo el agrado de informarle que su pedido está casi terminado, usar el cuerpo de Maya Silver como un método para estabilizar el proyecto Lilith fue una gran idea, el nuevo cuerpo presenta señales de vida y en poco tiempo estará lista.
—Sé que no es la Lilith que deseaba en el infierno pero deberé conformarme con esta imitación.
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