10 de junio Bucarest.
32Please respect copyright.PENANAfqB1pzqzZS
Voraz el draconian se acercaba saboreando el banquete que se daría con el alma contaminada de la chica. A cada paso podía verse como una sádica sonrisa se dibujaba en su rostro, mostrando esa dentadura llena de dientes con la forma de pequeños cuchillos curvados. Colocó sus alargadas garras a los lados de todo el rostro de la fantasmal doncella. Un grito que se repetía por minutos horrorizando a todos. Demian contenía sus deseos por detenerlo. Oír los alaridos de horror de su amada era más de lo que podía soportar. Los gritos se detuvieron y Maya cayó inconsciente al suelo, su largo cabello azabache y piel rosada indicaban que había vuelto a ser ella. Demian la llevó en sus brazos a una habitación. La chica fue apoyada con la delicadeza con la que se le haría a un recién nacido. Demian no podía contener la tierna sonrisa que se le hacía al mirarla. El tiempo apremiaba, las horas del día eran vitales y con Maya a salvo solo quedaba el golpe definitivo. Demian salió una vez más para interrogar al rakshaza que Raptor convenientemente transformo en humano. Demian lo tomó del cuello elevándolo por sobre sus pies con toda la ira y el asco que sentía por esa criatura.
—¿Dónde está? No volveré a repetirlo… —Luego de decir esto lo soltó haciendo que cayera de golpe al suelo.
—No diré nada, ustedes están muertos. No pueden hacer nada para detener a Belcebú. —Su respuesta cortada por la tos hizo enfurecer a Demian quien lo arrojó contra una pared de una patada en las costillas. Los ojos del vampiro brillaban con ira incluso en pleno día.
—Voy a romper tus huesos uno por uno hasta que me digas donde esta ese demonio… ¡Ahora responde!
—¡Púdrete vampiro asqueroso!
—Veo que quieres seguir sufriendo…
El vampiro aplastó su entrepierna provocando que sus testículos explotaran. El acólito daba un alarido de dolor. Mientras la sangre de su intimidad se extendía por el suelo. Demian se acercó al acólito poniendo su bota militar sobre sus gonadas destrozadas pisando y moviendo su pie como si aplastara un insecto. El dolor era insoportable.
—¡Espera! Está en el palacio del parlamento convirtió al presidente en upier y planea usarlo como base para la siguiente parte de su plan para corromper todo el mundo.
—Bien hecho mortal… ahora tendrás tu recompensa: Muerte. ¡Caballeros negros! Devórenlo por completo su carne y su sangre que los huesos queden limpios, si algún licántropo gusta también puede participar.
Los soldados de Cronos junto con Bear y Jean se arrojaron sobre él mientras clamaba piedad. y las suplicas se transformaron en desesperados gritos de dolor que pronto se silenciaron para dar lugar al sonido de carne siendo arrancada, sangre succionada y gruñidos complacidos de los predadores. Tal cual fueron las ordenes de Demian del acólito solo quedaron una pila de huesos y algunos órganos que no agradaron a los guerreros.
—Llamen a todos nos vamos… es hora de vengarnos. Rumania ha sido nuestro hogar ancestral. Esto no es por nosotros, estos es por todos, no importa la especie, quien desee luchar por la supervivencia es bienvenido.
—Así será señor. —Dijo Cronos con una reverencia.
Una docena de tanquetas estilo swat salió de la fábrica en dirección al parlamento a toda velocidad. La ciudad era un desastre. Gente peleándose a golpes abrumados por la necesidad de consumir. Personas en el suelo agonizando de dolor por sus entrañas desgarradas. Cadáveres de comas alcohólicos y sobredosis de drogas. Robos, personas desesperadas por encontrar a sus familiares desaparecidos. Incendios, asaltos la glotonería insaciable provocando caos, creando un paisaje desolador.
Demian apoyaba la cabeza contra el vidrio con una moral baja. El paisaje lo deprimía pero las pequeñas manos de Maya sobre las suyas y el abrazo de su cuerpo menudo le daban fuerzas para continuar. Ella es su mundo. El quien baila sobre la línea de la vida y la muerte tenía en quien pensar para encaminar sus pasos por la senda correcta. La chica aún no había superado el shock de estar controlada por un demonio, el shock de haber consumido la sangre de inocentes por lo que era incapaz de decir nada aferrándose a quien hizo todo por ella. Estaban conscientes que los upier y rakshaza estarían custodiando a su amo. Pero seguro además habría acólitos entre ellos Nala y Thomas.
Una barricada fue avistada por el conductor de la tanqueta líder. —Son humanos. —Anunció el lobo nórdico.
Demian se mostraba extrañado por un lado. Pero dentro de él sabía que tarde o temprano los humanos intervendrían en la batalla. Después de todo, ¿De qué sirve que la especie con más capacidad numérica se quede al margen?. Demian descendió del vehículo para acercarse a los humanos. Una vez que se halló a una distancia prudente abrió sus brazos. Los francotiradores de la barricada apuntaban a su cabeza y corazón. Entonces un hombre mayor con uniforme militar se acerca a Demian.
—¿Descendiente de Vlad III? ¿Demian Drago?
—Soy yo, ¿Por qué bloquean nuestro camino?
—Ustedes los seres inhumanos, se dirigen a la batalla contra demonios que han sitiado Bucarest. Como patriotas juramos proteger nuestro país. Nosotros el ejército de Rumania queremos acompañarlo a la batalla.
—Está bien, no importa la especie el enemigo es el mismo. Será un honor que nos acompañen.
La barricada se abrió dejando pasar la caravana de Demian. Los vehículos ahora acompañados por vehículos del ejército se acercaron al parlamento. En el balcón los acólitos comandados por Nala custodiaban el enorme edificio en lugar de los Upier ocultos de la luz. Los soldados humanos fueron los primeros en atacar abriendo una balacera con los miembros del culto. Los inhumanos estrellaron las enormes puertas del edificio abriéndolas. Una vez adentro y ya protegidos del sol los caballeros negros junto con otros vampiros voluntarios iniciaron la lucha contra los Upier.
Chris y los licántropos se dedicaban a cubrir las espaldas de los humanos en el exterior. Acabar con los acólitos no fue difícil para las tropas humanas y lupinas. Al menos hasta la entrada de Thomas. El mago negro de lacio cabello estaba rodeado por las fuerzas armadas. Los cañones de todas las armas apuntaban en su dirección. El hechicero se encontraba tranquilo con sus brazos cruzados y ojos cerrados en espera de los disparos. Thomas sonrió de lado. El grito de fuego seguido de los estallidos de las armas resonaron en toda la habitación en la que se encontraban. Sonido que fue seguido de otros que indicaban muchos cuerpos cayendo contra el suelo. Las balas jamás dieron en el blanco. Era una ilusión, un engaño. Las risas de Thomas eran interrumpidas por un puñetazo directo a su rostro.
—En nombre de esos humanos y de los licántropos que mataste. En nombre de mi familia Voy a matarte. —Me siento halagado… Tener el honor de matar al heredero de quien fue considerado un dios.
—Estoy harto de tu palabrería Skruller. —El lobo sacó sus garras metálicas y se dispuso a atacar.
Los oponentes tomaron distancia mientras giraban sin perderse de vista. Chris fue el primero en atacar apuñalando al hechicero. Thomas aguantando sus heridas lo rechazó de una patada alejándolo varios metros y luego extender su mano y decir: Infernali sunt tonitrus. El cuerpo de Chris convulsionaba al mismo tiempo que espuma salía de su boca. El licántropo rugía intentando controlar su propio cuerpo, los poros de su piel sangraban mientras se ponía en pie para la sorpresa del humano. Este aún en ventaja decidió romper la maldición sobre Chris y atacar repetidamente su pecho con una daga mientras no podía protegerse.
Chris libre de la electricidad tomó el brazo de su rival asegurándose de que no escape apuñalándose a si mismo aún más profundo. Thomas intentaba liberarse mientras Chris con sus piernas lo golpeaba repetidamente en el abdomen y entrepierna. Aburrido el licántropo empujo de un puñetazo en el rostro a su enemigo haciendo que su cuerpo impacte contra una de las paredes. Sentado en el suelo el hechicero recurrió a su fuerza psíquica, una invisible ráfaga arrojó aún más atrás al lobo distanciándolos uno del otro a varios metros.
—Se supone que eras más fuerte que Demian, ¿Estoy esperando mucho? ¿Príncipe licántropo? Eres igual al resto de tu familia y al igual que ellos morirás en mis manos.
—Sigue hablando… ya encontré tu punto débil y el de todos los que son como tú, al igual que Nala.
Chris portando una sonrisa triunfante se puso en pie y justo después de limpiar el hilo de sangre de la comisura de sus labios ataco a su enemigo con un puñetazo. Thomas se veía furioso, extendió sus brazos a ambos lados de su cuerpo, las luces parecían desvanecerse en la oscuridad. Lo único que era visible eran dos pequeños destellos azules en los ojos de Chris. De repente los ojos de Thomas también resaltaban con una luz blanca y a su alrededor varias esferas brillantes flotaban rodeando su cuerpo emanando pequeños rayos azules. Thomas levantó su brazo derecho con furia y las esferas se dirigieron velozmente a Chris estallando al impactarle dándole terribles descargas de voltaje haciendo que el lobo de rugidos de dolor. No conforme con eso el hechicero invocó más esferas continuando su castigo hacia el joven nórdico.
—Y así los licántropos sin descendientes de Anubis vivos pronto serán extinguidos…
Chris tenía su piel ennegrecida, y humeante. Sus terminales nerviosas habían sido sobresaturadas casi al punto en que su cerebro se desconecta. Thomas daba por muerto a su enemigo. Ningún licántropo ni siquiera alguien como Chris habría sobrevivido a eso. El acólito se veía cansado. La batalla lo había consumido. se estaba por retirar cuando un crujido se oyó a sus espaldas. La piel del licántropo se estaba quebrando. Todo fue un instante cuando una sombra de hollín y sangre se acercó a él mordiendo su cuello e incapacitándolo. El hechicero en el suelo ya no podía moverse mientras era devorado por el monstruo. Los gritos de dolor fueron reemplazados en poco tiempo por el desagradable sonido de su carne siendo consumida. Los acólitos hechiceros tienen el poder de regenerarse cuando matan a personas atormentadas. Pero si no hay un cuerpo del cual puedan curarse no podrán volver a reconstruirse provocando su muerte. Chris lo sabía, es por eso que ahora estaba devorando a su enemigo. Un aullido invocó a su manada para que terminaran el trabajo.
—Ahora mi familia podrá descansar en paz…
Demian aún no había salido de la tanqueta. No quería zafarse del agarre de Maya. Deseaba tenerla contra su pecho y besar su cabellera. Mientras su mano acariciaba con una antinatural delicadeza el rostro de la aterrada chica.
—Pensé que te había perdido… que todo había terminado… no tenía fuerzas para seguir sin ti.
—No soy digna de que me ames tanto, no después de las cosas que hice siendo un demonio.
—No es tu culpa, estabas siendo controlada y no hubiera tenido el valor para liberarte si no existía forma de volverte a la normalidad.
—Hice cosas horribles… las caras de terror y los gritos de esas personas… jamás voy a olvidarlo deberías matarme y usar mi sangre para enfrentar a Belcebú. Soy virgen y sé que mi sangre te ayudaría más que otra persona.
—No voy a hacer eso nunca… es egoísta lo que voy a decir, pero mientras siga vivo la muerte tiene prohibido tocarte.
—No te merezco, prométeme que regresaras. No podría soportar la idea de perderte no importa que haya dicho mientras era mala.
—Cuando eras una Upier me hiciste darme cuenta de una cosa, no tengo que tener miedo de mis deseos hacia ti si nuestros sentimientos son correspondidos por el otro, sentía que si cedía a mis pensamientos lujuriosos podrías tener un mal concepto de mí, nunca fue mi intención tratarte como una niña, tenía miedo de ahuyentarte.
—Demian las cosas que decía para lastimarte eran mis propias inseguridades usadas en nuestra contra.
—¿Eso incluye las cosas que dijiste de mí? —Malice entró a la tanqueta, su pregunta tenía un semblante triste.
—Por supuesto… sé que eres buena persona jamás intentaría ofenderte de esa manera.
—Entonces, debes saber que unos caballeros negros encontraron a tus padres, están a salvo.
—¿Enserio? Gracias a Dios, gracias a ustedes.
—No tienes nada que agradecernos, solo no olvides nuestro trato, mantente a salvo ¿De acuerdo? —Malice guiñó su ojo a Maya confundiendo a Demian.
—¿De qué están hablando?
—Cosa de chicas, y por cierto Demian ha dicho muchas veces que le gustan más las tuyas que las mías.
—¡Malice!
—Los dejo solos, voy a entretenerme con la masacre de upiers. —Malice puso una sonrisa pícara y se fue.
—Malice jamás va a cambiar… —Ambos rieron con complicidad. —Sobre lo que estábamos hablando… Si me gustaría. —Demian dudaba de sus palabras de como Maya reaccionaria ante esa manifestación de sus deseos hacia ella.
—Tengo miedo, pero al mismo tiempo quiero que suceda, eres la única persona a la que desearía así.
—Entonces lo tomare como permiso para atacar…
—Cuídate y recuerda que esto es una promesa.
—Después de todo… tengo dos lindas razones para volver con vida. —El vampiro moreno sonrió mientras posaba sus ojos en el modesto busto de la chica quien no puedo evitar sentir vergüenza ante su mirada.
—Lo sospechaba, ahora lo sé con certeza… ¡Eres todo un pervertido! —Reclamó ruborizada y tapando su pecho.
La puerta de la tanqueta se abrió y una silueta negra salía a gran velocidad cayendo en medio del hall. El vampiro se sentía sediento y deseoso por crear una masacre, sus ojos brillaban y sus colmillos se sentían más afilados que de costumbre, sus garras estaban aún más largas como las zarpas de un tigre. La batalla final.
Cabezas cortadas por Malice, disparos y latigazos por Camille y cuerpos aplastados en un estado patético dejados por Cronos. Un sendero de destrucción dejado por el paso de los vampiros en tres direcciones. Los licántropos devoraban un cuerpo a la distancia y humanos eran capturados por los soldados mortales y evacuados hacia afuera mientras otros eran ejecutados. Raptor también había hecho su parte con los militares rumanos.
—¡Belcebú! ¿Dónde estás cobarde? —Demian gritaba exigiendo el duelo con el demonio.
—El señor Belcebú está muy ocupado Demiancito ¿Por qué no jugamos? —Nala emergió de las sombras mientras encendía un cigarro de marihuana.
—Humano repugnante… —Fue la reacción de Demian al sentir entrar el intenso olor.
—El ser humano me permite los pequeños placeres de la vida. Matar, violar, drogarse, embriagarte he probado todos los vicios que rechazas. Seré un demonio. —Pausó para darle una pitada a su porro y continuar. —Hablando de violar… sabemos que esa lagartija transformó a Maya en humana… me asegurare que jamás puedas convertirla ni siquiera en ghoul, el solo pensar en ella me excita… me asegurare de que mueras solo y virgen Demian.
—¡Suficiente! —Demian desmembró a Nala con su espada. —¡Cuando termine con Belcebú sigues tú!
La presencia del demonio causaba una sensación de frío tétrica, cuanto más se acercaba lo guiaba hacia donde estaba ubicado su enemigo. Una puerta de metal blindado, una caja de seguridad rodeada de cadáveres drenados al punto de verse casi como momias. El vampiro tragó saliva antes de dar el próximo paso. Belcebú lo esperaba detrás de esa puerta. Parado al fondo de la bóveda desnudo, con los brazos en posición similar a un sarcófago egipcio y en un ambiente asqueroso donde todo estaba lleno de una sustancia pegajosa similar a una baba, recordaba a las excreciones de los insectos antes de cambiar de forma.
—Bienvenido. —El demonio descruzo sus brazos para dar una reverencia con una sarcástica sonrisa.
—Acabemos con esto, sin trucos, sin sirvientes solo nosotros a muerte. —Demian en actitud calma propuso al demonio que lo observaba sorprendido.
—Acepto, dame un momento… Esta crisálida ya cumplió con su propósito.
Como si fuera un elástico la carne del rostro de Belcebú se caía a pedazos mientras se la arrancaba a sí mismo. El rostro era un cráneo monstruoso con dientes agudos. Las cuencas oculares tenían la forma de los ojos de un insecto las cuales solo mostraban un vacío negro. La cabeza esquelética creció hacia atrás, cuernos salían de sus mejillas dirigiéndose hacia atrás y otro par desde la parte superior de la cabeza. Ambos pares de cuernos y su delgada barbilla formaran una clase de estrella invertida. Demian se mostraba atónito mientras el demonio mutaba. De forma violenta un segundo par de brazos huesudos destroza la carne al salir de las axilas del ente. Su pecho era solo una caja torácica recubierta por una piel transparente y babosa. Levantando su cabeza Belcebú dio un chillido mientras ligamentos que salen de su espalda rompen la piel desde la cintura hasta las piernas liberándolas. Estas al extenderse lo hacían levitar. De sus omoplatos dos largas alas insectoides similares a las de un mosquito tomaban forma. Lentamente el señor de las moscas. Apoyo sus pies de tres dedos en el suelo. Su mirada vacía se sentía sobre el vampiro.
—Bienvenido al infierno… —Belcebú habló a la mente de Demian causándole un dolor insoportable.
Demian no reaccionó al ataque. Antes de siquiera mover un musculo recibió un golpe de sus brazos que sin importar la protección bajo su ropa causo un gran daño. Belcebú atravesó las mallas de hierro como simples ramitas. Demian estaba en el suelo regenerándose inmóvil. Belcebú extendió sus alas para elevarse sobre él y caer en picada con la intención de aplastarlo. Demian esquivó esta vez el ataque y huyendo hacia afuera de la bóveda en busca de un terreno más amplio. Belcebú intentó bloquearle la salida pero el vampiro se anticipó arrojándose con su cuerpo haciendo que ambos salieran.
—¿No se supone que acabarías con esto? —El señor de las moscas se burlaba mediante su telepatía.
—Voy a hacerlo… no importa el precio. —Respondió el vampiro soportando el dolor en su cabeza.
Demian tomó los brazos superiores, con los cuales el demonio intento golpearlo. Sacrificando su defensa a potentes golpes que Belcebú daba con su segundo par de brazos en su abdomen. Demian en desventaja cabeceo el duro cráneo. Belcebú se fue hacia atrás momento que el vampiro aprovecho para tomar su katana e intentar mutilar a su enemigo con cortes desesperados. Belcebú parecía no sentir esos ataques por más hierro bendito que conformara esa katana. Simplemente observo a Demian antes de arrojarlo contra una columna con su poder psíquico.
—Nunca podrás matarme. —Afirmó el demonio.
Demian adolorido observaba con odio a Belcebú. Sus ojos rojos brillaban con fuerza entre las sombras tenues del lugar. El resentimiento del vampiro crecía a medida que su energía se manifestaba. Los muebles y cuadros se movían golpeteando. El poder latente de Demian creaba múltiples poltergeist a su alrededor. El vampiro cegado no se daba cuenta de ello pero su enemigo sí. Belcebú disfrutaba como el nosferatu era menos consciente cuanto más se enfurecía.
La pelea reanudó. Belcebú seguía en ventaja. Podría derrotar fácilmente al vampiro pero su objetivo era otro. Deseaba provocarlo al punto en que perdiera todo rastro de cordura, convertirlo en una bestia sin mente para usarlo a su favor. Lo estaba logrando, la batalla solo hacía crecer más su sed por violencia, cada golpe con intención mortal lo hacía caer más en su frenesí todo eso mil veces más por la influencia innata del demonio al que intentaba destrozar. Una vez más Belcebú traspasó a Demian pero esta vez lo alzó usando su brazo como una lanza empaladora manteniéndolo ahí mientras sus otros tres brazos golpeaban su cuerpo destrozando cada hueso que impactaban. Demian estaba por quedar inconsciente algo que Belcebú no permitiría antes que pudiera desatar su bestia interna así que lo mando por los aires con su telequinesis. El cuerpo de Demian cayó del otro lado de la habitación, el impacto lo hizo vomitar sangre, mientras el enorme hueco en el pecho se cerraba. Belcebú se acercaba hacia el hasta que antes de llegar se pone en guarda para recibir el impacto de una patada de Raptor que no llegó a dar en el blanco.
El demonio chasqueo sus dedos y los cables de la habitación se desprendieron del interior de las paredes sujetando las extremidades del draconian. Belcebú apareció en un parpadeo frente a él mientras que con sus brazos superiores sujetaba la cabeza de Raptor mientras sus brazos inferiores se cruzaban y una de sus manos acariciaba su barbilla en una burlona posición de pensamiento. Raptor intentaba librarse pero eso hacía apretar más esos cables.
—Tus garras eléctricas no servirán de nada mientras el caucho de estos cables te sostenga.
—Voy a seguir intentando… ¡No voy a permitir que corrompas mi mundo! —El draconian estaba furioso.
—¿Tu mundo?, dejaste de pertenecer a él hace millones de años, deinonychus, así llaman los humanos a tu especie… o mejor dicho a la que pertenecías. Tu moriste ¿Recuerdas? Y lo hiciste con toda tu sucia clase. —Belcebú abofetea a Raptor antes de tomarlo nuevamente de su cabeza y fijar su mirada en los ojos del Draconian. —Somos invasores existimos solo para corromper y alimentarnos de este mundo, somos: maldad, oscuridad, destrucción y vicios. Tú, yo, los vampiros y licántropos todos somos una enorme infección para este mundo.
—Voy a desmembrarte y me comeré tu alma Belcebú. —Raptor dio un rugido a la par de que sus ojos y garras brillaban con tono verdoso, los cables se calentaron al punto en que el cobre derritió el hule.
—Fue un error de tu parte dejar que me regenerara olvidándote de mí. —Demian curado y con su espada en mano se posicionaba detrás listo para apuñalarlo.
Raptor aprovechó la distracción derribando a Belcebú y luego clavando sus garras en el cráneo del demonio. No tardó mucho en ser repelido con un empujón de sus cuatro brazos. Un fuerte sonido se escuchó en la cúpula de la habitación seguida de una lluvia de piedras y escombros. El haz de luz solar inundó todo molestando tanto al demonio como al vampiro pese a que la luz no es fatal para ellos el instinto los hizo retroceder. Siguiendo a los escombros la figura de Chris curado cayó pesadamente en el centro listo para luchar. Los tres depredadores comenzaron a rodearlo. Belcebú se notaba nervioso.
¿Cómo era posible que un pecado se sienta amenazado?. Raptor si era poderoso pero no podría vencerlo. Demian y Chris se veían afectados en demasía por la influencia demoníaca, el hambre los estaba controlando, quitándoles la capacidad de pensar. Belcebú creía que si podía corromper sus almas se matarían entre ellos. Grave error su presa era el demonio. Belcebú tomó valor para enfrentarse al trio de que lo amenazaban. Eran inferiores en fuerza, lo sabía, pero algo dentro de él, hacía que se sintiera inseguro. Raptor lideró el ataque arrojándose sobre el con su garras cargadas de energía eléctrica. Pero los filamentos delgados de las “alas” de Belcebú lo protegieron cortando a su enemigo como si fueran navajas. Raptor cayó al suelo en un charco de espesa sangre negra como el alquitrán. Demian no se preocupó por su compañero y atacó con su espada la cual fue mandada a volar con parte de su brazo por la telequinesis. Con un brazo y medio el nosferatu continuó con su ataque. El zarpazo de Demian fue esquivado y su cuerpo tomado de sus extremidades por los cuatro brazos del demonio. Chris fue el último en atacar se encontraba débil por su combate anterior pero no era algo que le importase. Intentó confiar en su velocidad la cual no fue suficiente para adelantarse a los reflejos sobrenaturales de Belcebú quien le respondió usando a Demian a modo de garrote impactando a ambos contra el suelo. El sonido de los huesos quebrándose de ambos inhumanos hizo que el rostro esquelético mostrara una sonrisa.
Demian comenzó a reír primero era picara risa que lentamente se convirtió en una cruel carcajada. Se levantó en una especie de levitación para luego extender su brazo y la espada japonesa que yacía en el suelo voló hacia su mano. De su boca salían profundos jadeos. Sus ojos cubiertos por el cabello azabache brillaban aun estando en un lugar con luz. Demian abría su boca babeante mientras sus colmillos goteaban sus terribles encimas. Su abrigo y parte de su ropa estaban destrozados lo que a simple vista mostraba como sus brazos se hacían más largos al igual que sus dedos y garras dándole una apariencia monstruosa.
—Esa mirada, eres tal cual era Drácula.
Belcebú recordó su batalla hace cientos de años. Había corrompido el alma del vampiro hasta convertirlo en una bestia como resultado de que su cuerpo no podía contener más un alma que no era compatible obligándolo a mutar. Demian había perdido el habla y solo se expresaba con gruñidos. Belcebú decidió acabar con el vampiro antes de que sea tarde. Pero este con su mano tomó su huesuda extremidad deteniéndolo en seco. El Demonio intentó zafarse golpeando a su contrincante con pero el vampiro respondió apretando su mano quebrando las falanges de Belcebú con facilidad.
—Belcebú… demonio… debo… destruir… ¡destruir!
El cuerpo de Demian se deformaba a una apariencia animal. Su alma corrompida había cambiado tanto en su interior que su cuerpo ahora incompatible empezaba a manifestar cambios. Debía transformarse o morir. Las ropas del nosferatu se abrían como trapos viejos. Su metamorfosis lo estaba convirtiendo en una especie de demonio. Belcebú zafó su agarre mientras contemplaba su logro y al mismo tiempo con temor. El cuerpo de Demian se cubrió de escamas de color rojizo oscuro. Los dedos de sus manos se extendieron como enormes alas de murciélago. La figura tenía cabeza de murciélago con pelo que se extendía por toda la espalda hasta sus antebrazos llegando a una cola rodeada de los pliegues de piel que conformaban sus alas. Sus ojos solo eran dos gemas de rojo brillante. Sus pies tenían largos dedos con garras. Chris aún dominado por sus instintos se mantenía en guardia mientras observaba receloso a la bestia murciélago. Camille y Malice se acercaron en shock al darse cuenta de que ese era Demian.
—Pude corromperlo hasta que perdiera su cordura… crear un demonio físico es posible. —Susurro a sí mismo convenciéndose de su triunfo.
Todos esperaban la orden de atacar a ambos monstruos pese a la negativa de Malice. Raptor fue quien ordenó la huida de todos ahí incluso golpeando a Chris para que retomara su conciencia. Demian convertido en una bestia lanzó un rugido seguido de una cegadora luz blanca. Desde el exterior un haz de luz ilumino el edificio haciendo que los caballeros negros que estaban en su interior abandonaran el lugar entre gritos. Los soldados humanos salieron también gritando. Uno de esos vampiros se refugió en una tanqueta aterrorizado.
—¡El sol! Ahí adentro… hay un sol, una explosión de luz que nos dejó al borde de la muerte.
—¿Luz solar, Belcebú está usando luz solar? ¿A qué te refieres? —Interrogó un militar humano.
—Fue Demian… ¡Demian es el sol, es un demonio, tiene el poder de matarnos a todos! —El caballero negro tuvo un infarto que lo redujo a cenizas al sufrir daño en su corazón. Dejando atónitos a los presentes.
ns 15.158.61.8da2