Del diario de Maya Silver 14 de mayo.
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Desperté cubierta en mi cama, me sentía mareada y con jaqueca. Tenía vagos recuerdos de lo que sucedió. Estaba en el club cuando… no lo se me siento como si algo bloqueara mis recuerdos. Solo se lo que sucedió después, la estrella dibujada sobre fuego. El chico calvo que me sacó de ese lugar y Demian… El peleando con un monstruo, no eso no podía ser, seguramente estuve alucinando […]
—Ya despertaste, ¿Te sientes mejor? —Dijo su voz tras la ventana, en mi balcón. Me hizo dar un sobresalto aunque en cierto modo logró hacerme sentir más segura.
—Sí, creo pero hay cosas que necesito saber sobre ti, sé que eres diferente, quiero saber que tan diferente.
—¿Cómo cuáles?
—¿Quiero saber si realmente luchaste con un monstruo o solo fue un sueño? ¿Y si así fue si tú me trajiste a casa? —El hizo una larga pausa en silencio antes de responder. «Tal vez lo incomode con esas preguntas».
—Eso que viste no era un monstruo, era un demonio, los monstruos, como yo, somos nativos de este mundo. Sí, yo te traje hasta acá siguiendo las instrucciones que me diste entre desvaríos, pero yo no te acosté. Tú entraste y lo hiciste tu misma pero por las dudas decidí quedarme cerca de ti por si me necesitabas.
—Creo que hubiera sido lindo que lo hubieras hecho tu… —Dije sintiéndome decepcionada.
—Lo hubiera hecho con gusto pero para alguien como yo entrar en una casa sin invitación es tan malo como que tu robaras un banco. Son “reglas autoimpuestas”, poder hacerlo no significa que deba. —Sus palabras eran pausadas como si hubiera querido hacerlo, mis mejillas ardieron con esas palabras.
—¿Entonces qué hago para que puedas entrar? —La curiosidad era una tentación que no podía resistir.
—Con tu invitación verbal y clara bastaría.
—Entonces quiero que entres. —Le dije, no lo pensé bien es decir «¿Debería haberlo hecho?»
Demian volteo a mirarme con un gesto tranquilo, pero sin perder esos rasgos serios, respiró tres veces antes de moverse, creo que dudaba hasta que lo hizo. Su ropa estaba rota posiblemente por la pelea, pero no tenía ninguna herida. Los mechones azabaches caían sobre sus ojos como si tratara de ocultarlos. Lentamente se acercó, le indique que se sentara en el borde de mi cama. Nunca había estado a solas en mi habitación con un chico pero era agradable.
—Maya yo… no soy como otros, soy diferente.
—Todos somos diferentes a los demás, por qué habría de importarme si solo me has ayudado.
—Porque soy un monstruo.
—Ahora lo recuerdo ¿Dijiste que eras Strigoi verdad?
—No debí haberlo dicho, yo en las peleas me emociono, soy violento por naturaleza y a veces me voy de bocón diciendo cosas que no debería. —Su semblante se vio temeroso. Tal vez de mí, o de mi opinión por su forma mirarme es como si no pudiera sostener mi mirada de la misma forma en que lo hace un animal asustado.
—Si no fueras violento capaz yo no estaría ahora hablando contigo… —Me acerqué a él y lo rodee con mis brazos como agradecimiento.
—¿Confías en mí? —Me dijo secamente.
—Sí. —Le respondí segura mientras él se mantuvo en silencio un momento antes de volver a responder.
—No deberías, pero cierra los ojos. —Obedecí
Se posicionó frente a mí, ambos de rodillas sobre mi cama. Tomó mi mano y la apoyo sobre su rostro haciendo que mi tacto lo detallara. Tenía una piel suave como la de un niño, su nariz con esa curva en el puente algo pronunciada, su frente, sus labios todo hasta llegar a su cuello donde sentí una vibración acompañada con el tronar de sus dedos, que a partir de ahora se sentían más rígidos. También escuché un suave gruñido salir de su boca. Sentía como el interior de su cuello se movía con pulsaciones de sus tendones. Luego regresó mi mano a su rostro, se sentía diferente aunque la suavidad de su piel era constante. Sus ceño estaba fruncido, su nariz tensada. Después de eso llevó mi mano a sus orejas creo que nunca lo noté pero eran en punta como las de un elfo. Me hizo acariciar su suave cabello, siguió haciéndome tocar su otra mano igual de firme que la otra pero me hizo hacer hincapié en sus uñas, largas y filosas. Escuché como dio un quejido, duda o dolor tal vez y levanto mis manos a la altura de su rostro y las beso con delicadeza, sentí su duda, más que intentar prepárame el a mí se preparaba a sí mismo. Su última muestra, abrió su boca y pasó mi dedo suavemente entre sus dientes, se sentían afilados y en especial al tocar sus caninos largos.
—Kyuuketsuki… vampiro. —Dije más para mí que para él, aunque supongo que logró escucharme.
—Abre los ojos. —Me dijo pausadamente.
Se veía diferente intimidante con el rostro deformado de esa manera, parecía más un animal salvaje que un hombre me vino a la mente la imagen de un lobo cuando está gruñendo, sus ojos en la oscuridad de mi habitación apenas alumbrada por la calle eran como dos pequeños bombillos rojos, como un gato en la noche.
—Creo que siempre lo supe, tuve sueños en los que me devoras que no recordaba haber tenido hasta ahora.
—Te entiendo, también tengo sueños extraños creo que son premonitorios, tal vez no deberíamos estar cerca.
—Yo creo que todo lo contrario, sé que jamás me matarías de querer hacerlo ya estaría muerta.
—Jamás podría hacerlo, no desde que tiré tus libros al suelo aquel día.
—Eres un vampiro torpe y descuidado no como los de las series de la televisión.
—Esos maricas no son vampiros, son un chiste. —En ese momento ambos comenzamos a reír por lo bajo.
—Pero son guapos. —Le dije en tono de broma.
—Yo lo soy más. —Me replico desafiante.
—Creo que sí. —«Maldición no debía haberle dicho que estúpida» —Pero no dejaré que mis halagos te vuelvan un presumido.
—Gracias supongo. —Nunca veré a un chico tan ruborizado como en ese momento. —Maya…
—¿Qué sucede?
—No he podido dejar de pensar en ti desde que te conocí, es posible que mi camino hubiera sido diferente si no fuera por ese instante. Fue mi primer día como vampiro.
—Quiero saber más de ti, hay algo que necesito comprobar por mí misma pero solo lo sabré conociéndote más, no es algo que pueda saberlo preguntando.
—¿Tendrías una cita conmigo podríamos llamarla entrevista? Ya que si sabes de mí, quiero mostrártelo todo.
—De acuerdo pero… —Bajé la mirada mientras intentaba responder por la vergüenza que provocó en mí ese pedido tan descarado.
No termine de decir mi frase cuando noté que ya no estaba. Creo que siente algo por mí solo que es tímido para decírmelo. Me tapé entre mis sabanas para dormirme y dejar de tener ideas tontas. Me estaba quedando dormida tomé una segunda almohada y la abrace para sentirme acompañada, susurré su nombre mientras miraba la tenue luz de la calle que entraba en mi ventana.
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15 de mayo: Desperté con el sonido del televisor en el canal de las noticias, mientras me estiraba hablaban sobre el incendio de la discoteca.
“Fue una fuga de gas lo que provocó el incendio anunciando que fue un milagro que no hubieran víctimas. Fuentes anónimas denuncian el accionar de un pirómano. De confirmarse podría estar relacionado con el incendio de la reserva del parque nacional semanas antes”.
Pobre Evelyn su fiesta arruinada por completo apenas pude respondí sus mensajes nos separamos luego del incidente y estaba muy asustada. Era lunes, aún tenía algo de jaqueca por los eventos de anteanoche. Di un extenso suspiro por el hecho de escuchar eso. Le di un largo sorbo a mi té de manzanilla era una época terrible para sentir tanta presión. Mamá parecía estar sumergida en su mundo escuchando new age mientras seguía con sus pinturas ignorando todo evento ocurrido últimamente. Aproveché eso para saludarla como si nada hubiera pasado.
—Ohayou gozaimasu Okā-san (Buenos días madre), tengo que irme a clases, regreso a la tarde.
—Mata ne Maya-chan dai tsuki-desu (Nos vemos Maya te quiero mucho).
Pasé todo el viaje rápido, faltaban esas dos calles de distancia. Caminé lentamente, mientras los recuerdos de aquel día venían a mi mente. Observé hacia atrás temerosa de que fuera seguida de nuevo. Aunque no era nada comparado a la sensación de ver a Demian, «¿Me estaría esperando?». Mis mejillas ardieron con ese pensamiento. Caminé hasta terminar decepcionada. Cerrado por protesta docente es lo que anunciaba un cartel puesto en la entrada.
—Qué coincidencia que nos pase esto. Supongo que no soy el único desinformado. —Su voz me sobresaltó, la escuche como un susurro en mi oído.
—¡Me asustaste! —Me gire esperando verlo detrás de mí, para mi sorpresa estaba a varios metros por detrás.
—¿Estas bien? —Me observó con confusión, incluso torció su cabeza hacia el lado izquierdo.
—Si es solo que me asustaste…
—Disculpa no fue mi intención, veo que fuimos los pocos que no sabían que no hay clases.
—Y yo que me prepare para un examen, ¡Que fiasco!
—Si quieres te puedo llevar a tu casa… —Me dijo de forma despreocupada señalando una motocicleta de color negro y detalles en rojo.
—¿Es tuya?
—Ajam es mi bella Darcy. —El cerró sus ojos con algo de arrogancia. «Eso no me gustó, un punto menos»
—No presumas, las motocicletas me dan miedo. —Le dije para provocarlo, su decepción fue hermosa se lo merecía por arrogante. —No, es mentira, solo no me llaman la atención. —Sus flequillos cubrieron sus ojos mientras sonreía parecía una caricatura, no pude evitar reírme.
—¿Qué es tan gracioso? —Me preguntó con mucha curiosidad en su tono, esta vez inclinando la cabeza hacia un lado, me recordaba a un cachorro.
—Nada olvídalo, no me lleves a mi casa quisiera pasear además te debo una cita ¿Cierto? —«Si tomo la iniciativa tendré la ventaja».
—Entonces supongo que seré tu chofer.
—De todas formas no esperes que estemos juntos todo el día te va a tocar llevarme a la academia en la tarde.
—No tengo ningún problema con eso pero dime. ¿A dónde quieres ir?
—¿Puedo elegir cualquier sitio?
—Estoy a tus órdenes “my master”.
—No me llames así, no me des tratos especiales, no creo ser bonita y mi cuerpo no es la gran cosa y aun así en clase lo chicos que no intentan cortejarme, me tratan con frialdad, el hecho de que mis padres sean reconocidos en sus profesiones no lo hace mejor para mí. Así que no me trates como alguien importante no lo soy.
—No quise ofenderte yo... —Su rostro expresó arrepentimiento. —Te trato como lo que significas para mí, alguien especial pero, a decir verdad no sé nada de tu vida.
—¿Cómo es posible que yo sea alguien especial para ti que vivirás para siempre?
—No lo sé, no sé cuánto tiempo viviré en esta condición, solo estoy seguro que algún día o me mataran o me cansare de esta eternidad vacía, sé que algún día veré morir a todos mis seres queridos sin poder hacer nada para evitarlo. —Cerraba sus puños con fuerza.
—Discúlpame… no quería hacerte pensar esas cosas es solo que todo esto es muy extraño y no es porque eres diferente es porque eres un chico, esta es la primera vez que salgo con alguien además de mis compañeras. —Me acerqué y lo abracé por detrás apoyando mi cabeza en su espalda.
—No te preocupes, mentiría si digo que es mi primera cita. Aunque si lo es siendo nosferatu. —Tocó mis manos suavemente dejándome en mi lugar.
—Antes de eso ¿El sol no te hace nada? —«Acababa de notar ese detalle, todo el tiempo que estuvimos aquí estuvimos en medio de la luz pero no pareció haberle hecho nada».
—Me irrita mucho la piel desde que me convertí la tengo muy sensible, somos muy pocos los que podemos soportarla, si fuera otro vampiro ya habría muerto.
—Entonces quiero ir a un lugar con sombra, no me gustaría que te lastimes por mi culpa.
—Entonces creo saber cuál es el lugar ideal.
Demian tomó mi mano y nos acercamos a su motocicleta, el subió y me hizo un ademan para que lo siguiera. Me ponía nerviosa se notaba que era una maquina veloz. Anduvimos lento hasta llegar a un edificio. Demian bajó y me pidió que esperara, tocó el timbre y esperamos hasta que salió un chico cubierto con una capucha y anteojos de sol negros. De algún lado me parecía familiar. Demian estuvo hablando con ese joven. Según los ademanes que podía notar se parecía estar disculpando seguramente por el horario si es que su amigo es también como él. Demian quedó esperando nuevamente y me pidió que sea paciente. Al rato volvió con otro casco.
—Toma, manejo bien pero mejor ser precavido.
—Gracias, pero creo que no debiste molestar a tu amigo si estaba durmiendo.
—No es la primera vez que le pido favores durante el día. ¿Continuamos el viaje?
—De acuerdo. —Me aferré a él mientras aceleraba en ese momento comprendí porque quería darme el casco si no fuera que estaba agarrada a su torso creo que hubiera salido volando. La sensación de peligro era adictiva. Por un lado me agradaba esa sensación de adrenalina pero por el otro quería sentirme segura. Me dejé llevar por mi lado más salvaje disfrutando cada segundo en que pasábamos por el pavimento era como volar sobre algún animal fantástico. Poco a poco nos deteníamos no reconocí el lugar era una parte de Bucarest a la que nunca había venido.
—¿Qué hacemos en este lugar?
—¿Te gustan los animales? No podría estar con alguien a quien no le gusten. —Me respondió una pregunta con otra el muy tonto, sus colmillos escapaban por sus labios lo hacía ver adorablemente peligroso.
—¿El zoológico? —Miré el lugar con confusión.
—Sí, me gustan mucho los animales, además hay sombra y podremos pasear, conversar tranquilos ¿Acaso te parece algo infantil? —«No es que me pareciera infantil, pero para una “cita” me parecía extraño».
Una vez dentro me sorprendí. La fauna es algo distinta a los documentales de vida salvaje. Poder ver lo grande que es un elefante o el largo cuello de una jirafa con mis propios ojos sacaba a la niña juguetona que había en mí. Voltie a ver a Demian quien reposaba bajo la sombra de un árbol con los brazos cruzados quien sonreía de lado. Seguía viendo a los animales, cuando el vampiro se acercó a mí con dos conos de helado chocolate para él y frutilla para mí. «Algo estereotipado el tema de los sabores, prefiero de vainilla». Comí con delicadeza usando la pequeña cuchara de plástico mientras mi acompañante sacaba grandes cucharadas del suyo como si no hubiera un mañana.
—Sabes, creí que los vampiros solo se alimentan de sangre. —Le comente demostrando mi curiosidad. Seco sus labios con una servilleta antes de responder:
—Tomamos sangre por que la nuestra es deficiente. Además es una fuente de energía, como un combustible nos mantiene fuertes y permite que nos curemos de heridas, no es un alimento, es más como un tratamiento para una enfermedad crónica. Más allá de eso necesitamos comer e hidratarnos como cualquiera.
Seguimos recorriendo el zoológico. Demian tomó mi mano suavemente y me llevó como un guía por todo el lugar. El tacto de su piel áspera de sus manos contrastaba con la suavidad de su rostro. Podría decir que era una contradicción: su descripción de sí mismo con sus acciones. Llegue a pensar que su lado sádico es una mentira para alejar a los curiosos. El tiempo pasó volando debía ir a la academia. Me detuve sin soltar su mano, la sostuve entre ambas manos mías.
—No quiero que este día termine. —Mis palabras salieron como un suave susurro. —Pero ya debemos volver.
—Entonces volvamos, había olvidado tus prácticas, ahora recuerdo que también tengo algo que hacer.
Subimos a su motocicleta y fuimos hacía el teatro nacional. Mientras viajaba aferrada a él mi mente comenzó a divagar. ¿Cómo se sentiría ser como él? ¿Me gustaría matar a las personas? ¿Demian mata a los seres humanos? No, él ya me lo había explicado hoy solo toma un poco de sangre no lo suficiente para lastimar gravemente. En ese momento comencé a escuchar una voz en mi mente, una voz que no era la mía pero me parecía familiar, la voz de un hombre joven que aunque era suave estaba cargada de rencor.
—¿Quieres matar a las personas verdad? ¿No te gustaría matar a tus padres? ¿No te gustaría ser libre? Yo sé que sí. Adorarías matar gente, ese es tu destino.
—Yo jamás lastimaría a nadie. —Retruque sus palabras con mis pensamientos. —Déjame en paz. —Esa voz me hacía sentir angustiada, abrace a Demian con más fuerza, pero no me anime a decirle por lo que pasaba.
—Pronto sabrás a lo que me refiero… ya que los labios del vampiro no son los primeros en sellar los tuyos, los míos han maldecido tu cuerpo… —Para mí alivio esas fueron sus últimas palabras.
—No sé de qué hablas, jamás he besado a otra persona y hoy será el último día de eso para demostrarlo.
Habíamos llegado al teatro con media hora de anticipación. Entramos juntos a la sala de ensayos ese hermoso lugar rodeado por espejos, ahí mismo pude ver como otro mito se caía. Demian se refleja tan bien como yo nos veíamos lindos estando aferrada a su brazo. Fui al vestuario a ponerme mis mallas, Demian esperaba por mí recorriendo el lugar dando vueltas por todo el salón. Cuando salí lo encontré mirando el horario por su teléfono, la ausencia de ropa interior me intimido en su presencia. No es que las mayas remarcaran mis partes pero agradecía que el lugar fuera acondicionado para que el frío no remarcara mis senos, pero aun estando cubierta me sentía desnuda ante su mirada.
—Te advertí que mi cuerpo no tiene nada especial, con suerte quizás mejore al ser adulta.
—Nunca se trató de tu cuerpo, si no de lo que me haces sentir y aun así… eres hermosa y tú cuerpo también.
—Estoy segura que estas mintiendo. O quizás es porque te criaste con tu prima y quieres algo opuesto a ella.
—Si siques despreciando tu cuerpo, te diré cosas adultas sobre el para que lo veas con mis ojos.
—No te dejare ir tan lejos, ni tu ni yo somos adultos.
—Técnicamente me falta un año para ser legalmente un adulto. —Sonrió con cierta malicia.
—O sea que si me dices algo adulto el próximo año podré enviarte a prisión.
—Es cierto a menos que te diga esas cosas este año.
Nos quedamos en silencio viéndonos si seguíamos con esta conversación entraríamos en terrenos “muy avanzados” para una primera cita. Aunque ahora sé que Demian puede ser pervertido si le doy la oportunidad.
—¿Ya debes irte verdad? Me hubiera gustado que te quedes a ver la práctica como mi invitado.
—Me encantaría pero tengo que ir, mis compañeros me llamarón al parecer es urgente.
Me abrazó muy suavemente, podía sentir el tacto de su mejilla con la mía. No quería que se fuera necesitaba retenerlo solo unos minutos más, debía intentar cualquier excusa para lograrlo. Un impulso decidido e involuntario se escapó por mis labios:
—¿Te gustaría probarme?
—¿Qué? —La sorpresa lo había dejado mudo.
—Mi sangre… no me importa si duele, pero no me conviertas ¿Está bien?
—No, no eres una presa, ya te lo dije eres especial, no puedo morderte como lo haría con otro pero…
No me mordió, pero beso mi cuello. Se sentía muy agradable la suavidad con la que lo hacía dando pequeños besos por todo el largo de mi yugular, podía escuchar perfectamente como aspiraba mi olor, la temperatura de mis deseos se elevaba con cada tacto de sus labios, sumándose a la ansiedad de mis instintos humanos que me advertían del peligro. Instintivamente nos fuimos acercando hasta rozar nuestros labios y unirlos en mi primer beso. Pude notar como quiso hacerlo más intenso pero se detuvo.
—Desde que te vi por primera vez todo de ti me cautivo de una forma en que no me alcanzan las palabras para describir. —Miró hacia un lado con un ligero rubor.
—Esto es extraño para mí, es todo demasiado repentino. Tú significas un cambio en la forma de ver mi vida algo que no puedes imaginar ya que no me conoces.
—Termine siendo un cliché, pero no importa. Pero ahora quiero conocerlo todo sobre ti.
—Que idiota eres, sabes tienes pinta de chico malo y eso me está comenzando a gustar maldito acosador.
Lo mire desafiante a sus ojos, pude notar como eso le gustaba. Ser desafiado por mí lo hacía sonreír con malicia y veía como su mirada se afilaba cuanto más me acercaba. Había encontrado el modo preciso para provocarlo.
—Te veo mañana, suerte en tu práctica, una cosa más quiero saber… sé que eres asiática pero ¿De dónde eres?
—Mi mamá es japonesa pero yo nací aquí.
—Seikō Shirubā-san (Éxitos señorita Silver).
—Orokana kawaī kyūketsuki (Lindo y tonto vampiro). —Demian me miró con confusión. —¿No sabias japonés?
—Muy poco por series y videojuegos…
—O kawaī koto… (Que tierno…).
Volvió a besarme con más confianza cosa que noté al sentir la presión de sus labios. Y se fue caminando haciendo que su montgomery se mueva con cada paso. Esperé cinco minutos antes que entraran mis compañeras.
—Wow que guapo cuando nos vio sentí escalofríos.
—Parecía un músico de rock solo imagínalo con una guitarra…
—Estaba saliendo del estudio ¿Verdad? ¿Acaso estaba contigo Maya?
—No me digas que es tu…
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Del diario de Demian Drago 15 de mayo.
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Me dirigí al parque para devolver el casco a Kraven. Estaba feliz por haber logrado tanto en poco tiempo. Sé que no hablamos de ser pareja pero poder besarla fue increíble incluso si cierro los ojos la sensación en mis labios no desaparece. Además por supuesto de conocerla mejor. Acelere a Darcy hasta llegar al monumento central del parque. Me sentía flotar en el aire antes de ver las miradas preocupadas de Kraven y Malice. Confundido les pregunté si pasaba algo. Kraven me confirmo que otro niño había desaparecido pero esta vez había una pista sospechosamente fácil de encontrar. Malice me mostró un papel donde había dibujos de árboles en forma de número seis.
—¿Qué es esto? —Pregunté extrañado.
—Hoia Baciu. —Respondió secamente Malice. —El bosque de los demonios dicen que quien entra jamás vuelve a salir, es un lugar tabú para los lugareños.
—Es un bosque maldito por la gran cantidad de portales infernales que se abren constantemente en su interior, dicen que hay fantasmas, brujas y demonios, se le considera el triángulo de las bermudas de Rumania.
—No es solo eso. —Interrumpió Malice —Ahí se encuentra una prisión, Ahí se encuentra aprisionado el demonio más poderoso que apareció sobre este mundo: Belcebú de la Gula, uno de los siete pecados capitales.
—¿Belcebú?
—¿Nunca has escuchado del demonio Belcebú? —Me cuestionó con preocupación Malice.
—Pensé que solo era uno de los nombres del diablo.
—Es un error de la religión combinar a todos los demonios en uno, en verdad son miles tal vez miles de millones y Belcebú es uno. ¿Kraven podrías explicárselo?
—Hace trescientos años la guerra entre nosferatus y licántropos estaba en su apogeo, pero ignorábamos que había otro enemigo en las sombras. En Siberia las personas comenzaron a desaparecer, convirtiendo lugares enteros en pueblos fantasmas. Pensamos que eran Nelapsis, los licántropos también y fueron a atacar, pero nunca volvieron. Un sobreviviente logró escapar y advertir a unas autoridades lo que sucedía, entre ellos había un nosferatu, ese mismo envió al castillo Poenari una carta informando la situación. Drácula y mi padre el Conde Orlok partieron. Cuando llegaron todo estaba cubierto por nieve y cadáveres de animales. Se cruzaron con los licántropos alfa Fenrir y Gevaudan estos estaban heridos, y sedientos de venganza. Ellos detallaron aún más lo que la carta describía. Los lugareños les llamaban “Upier”, demonios de la sangre que a diferencia de nosotros son insaciables y todas sus víctimas se convierten sin excepción.
—¿Estás diciendo que un demonio puede convertir humanos en demonios?
El alma y la sangre son consumidas, y los cadáveres son poseídos por demonios reviviendo en forma de Upier. Criaturas sin mente, solo instinto depredador. Según los escritos de mi padre: Debajo de su lengua tenían un hueso que usaban como probóscide con ello drenaban a su víctima clavándolo en su cuerpo. Todos ellos establecieron una tregua para derrotar a los Upier. La batalla duró dos días, el hierro fue la clave del éxito. Luego de la caída del ultimo Upier un enorme enjambre de moscas rodeo el lugar, mi padre repitió: “Ba‘al Z'vûv”. El enjambre comenzó a reunirse en un punto frente a ellos, primero era bulto de insectos, pero poco a poco fue cambiando de forma hasta verse similar a un humano. Su piel era blanca y bajo esta se venían las venas de su cuerpo moviéndose como gusanos, al igual que sus engendros sus ojos y cabello eran blancos y su rostro parecía el de un hombre joven, una cicatriz atravesaba el medio de su rostro y llevaba aros de metal en las orejas, vestía de negro y zapatos adelantados a su época por cien años. No sabemos cómo terminó, solo que encerraron a Belcebú en Hoia Baciu acción que lo dejo maldito para siempre.
—Creemos que los acólitos va a realizar un ritual sacrificando a los niños para liberarlo. —Malice tomo la palabra.
—Hay que detenerlos, debemos ir al Hoia Baciu.
—No, si logran liberarlo solo nos quedara huir. Un solo Upier en la ciudad sería como un apocalipsis zombi.
—Solo hay una forma de vencerlo. Debemos poner fin al conflicto con los licántropos. Ellos deben saber el peligro que acecha por más loco que suene es necesario que Chris y yo unamos fuerzas.
—Es un suicidio incluso si Chris aceptara no están al nivel de luchar contra un demonio de ese calibre.
—Ahora tengo una razón para luchar.
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