Del diario de Demian Drago 8 de junio.
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La lluvia hacía difuminar el aroma de Maya. Pero la concentración de upiers rodeando un edificio llamaba mi atención. Los demonios ignoraban mi presencia mientras se juntaban un callejón en mal estado. Comencé a matarlos para abrirme camino. Era tan sencillo que aburría, los seres que intentarían despedazarme, me ignoraban a costa de sus vidas. Tuvo sentido cuando la vi sobre esa azotea. Me llené de angustia. Estaba tan cerca. Ya no me importaba matar upiers, solo alcanzarla lo más rápido posible.
Las moscas que los caídos se dirigían en mi misma dirección. Todo el edificio estaba rodeado por upiers y la única luz que indicaba su ubicación eran los relámpagos. Trepaban inútilmente las mojadas paredes que los hacían resbalar y caer unos sobre otros. Había una oxidada escalera de emergencias a un lado pero esta se desplomo por el peso de tantos ocupantes tratando de utilizarla.
Debía apresurarme, un grupo ya había llegado a la azotea haciendo que mis esperanzas de proteger a Maya se esfumaran. Las viejas paredes de piedra eran muy resbaladizas incluso para mí, así que mi ascenso era lento y desesperado. Un error y tendría que comenzar desde el principio. Un grito, no podía soportarlo. Me impulsé con todas la fuerzas que mis brazos permitieron haciendo que termine agarrado de la cornisa. No podía hacer pie en otro lado. Use mi arma envainada como extensión de mi brazo como último esfuerzo. Una vez asegurado repte de forma vertical hasta caer pesadamente en ese techo. Los upiers estaban en fila y del lado opuesto a mí observándome estaba Belcebú en su forma humana.
—¿Es hermosa verdad? no somos tan diferentes el concepto de la belleza es similar donde sea… ¿Sabes? Los draconian y yo somos más parecidos de lo que crees.
—¡Detente! —Me arrojé con intensión de separarlos y llevarme a Maya pero fui repelido con su telequinesis.
—No puedes detenerme, tu alma y tu cuerpo son muy débiles como para desafiarme.
Su poder mental hizo que me elevara siguiendo el movimiento de su brazo el cual usó para expulsarme de la terraza. Estaba cayendo al vacío. A mi alrededor los upier morían uno tras otro liberando un enjambre que se dirigía a Belcebú dotándolo de más poder. La caída fue dura, mi espalda golpeo contra el concreto casándome varias fracturas que me mantuvieron inmóvil.
El demonio comenzó a levitar mientras sostenía de forma poco sutil los hombros de Maya. Inmóvil solo podía gritar su nombre con todas mis fuerzas. Chris llegaba con sus prendas destrozadas, yo veía la escena con mi voluntad quebrada. El lobo comenzó a subir al edificio pero ya Belcebú se encontraba demasiado alto en el aire. Comencé a gritarle que la amaba de forma desesperada, mi cuerpo no respondía. Pese a estar lejos lo veía claramente. El demonio estaba abriendo su boca. Maya reaccionó, su grito de horror me hizo levantar aunque no estaba reconstruido. En pocos segundos subí a la azotea importándome poco volver a caer por el agua e intente alcanzarlos inútilmente.
—Demian saltemos juntos y vuelve a saltar sobre mí.
Seguí las instrucciones de Chris. Saltamos al mismo tiempo. Cuando mi impulso comenzó a fallar puse mis pies en los hombros del licántropo, dándome la oportunidad de un segundo esfuerzo. Logré arrebatársela. Caíamos juntos abrazados. Me dispuse a usar mi cuerpo para protegerla.
—Demian, sabía que nada podría pasarte y ahora viniste por mí.
—Maya, siempre, siempre voy a estar para cuidarte.
Chris saltó para tomarnos antes de impactar contra el suelo. Belcebú estaba colérico. Se dirigió a toda velocidad contra el licántropo atravesándolo con sus brazos y mandándolo lejos de una patada. Impacté contra el suelo de nuevo. Pero Maya casi no sufrió daños todo estaba bien.
—Toma el dije de mi cuello, el dragón y vete a la zona industrial, la fábrica que tiene las luces encendidas. Ahí hay vampiros te protegerán si lo ven…
Maya se estaba dirigiendo camino a ese lugar mientras intentaba incorporarme, cuando llamas infernales le cerraron las rutas. Nala apareció entre las llamas junto al hechicero que se había quedado luchando con Chris. Ambos tomaron a Maya de sus brazos inmovilizándola.
—Patético Demian. Nunca pudiste hacer nada.
Maya observaba aterrada mientras el complacido demonio se acercaba hambriento. Thomas recitó una extraña oración haciendo que mi cuerpo quede paralizado luego de una horrible sensación eléctrica.
—Ahora no podrás interferir vampiro…
El demonio comenzó a observarme más a mí que a ella. Tomó a Maya de su mentón para luego besarla contra su voluntad y abofetearla, Nala y Thomas tocaban sus pechos de forma violenta, la insultaban a ella y a mí. Mis esfuerzos eran inútiles, no podía romper el hechizo. Mi amor lloraba de miedo, yo me sentía inútil. La sensación de desesperación y furia se sentía como si mis entrañas se quemaran desde adentro, presionando mi pecho.
—Es una lástima que seas el sacrificio para el amo, si no me encargaría de divertirme junto con mi culto con tu cuerpo, haciendo que ese vampiro vea todo. —Mencionaba Nala con una voz cargada de lujuria animal.
Belcebú impaciente clavó su probóscide en el cuello de Maya. Ambos gritamos, ella del dolor, yo al dolor de verla morir frente a mis ojos. El demonio la tomó de los hombros y comenzó a levitar nuevamente. La estaba drenando de toda su sangre. Grite su nombre, ya no recuerdo cuantas veces. La estaba perdiendo. Me sentía un inútil por no poder hacer nada para salvarla. En su debilidad me dirigió su mirada, su triste mirada. Mi llanto contrastaba con las risas de los acólitos. Podía escuchar sus latidos debilitándose hasta que fue silencio.
Belcebú aterrizo pero ella seguía flotando. Ya estaba blanca, muerta pero si eso no era suficiente un relámpago cayó en su cuerpo como si fuera un último insulto lo que la hizo descender lentamente de pie. El hechicero me libero suponiendo su victoria.
Una vez que me sentí libre mi primera reacción fue atacarlos a él y Nala por haber tocado a Maya. Ni siquiera yo era digno de tocarla de esa manera. Jamás voy a perdonar a alguien que la haya tocado de esa forma. Tomé a Nala y comencé a golpearle el rostro hasta aplastar su cráneo y que los fragmentos de hueso se clavaran en mis puños. Abrí mi boca todo lo que pude para arrancarle la carne de la garganta. Belcebú miraba divertido. Seguí con su otro cómplice, Use toda mi velocidad para ponerme detrás de él, tomar su larga melena para hacer su cabeza hacia atrás hasta quebrarle el cuello. Los empalaría por tocar así a Maya no se merecen algo más leve. Belcebú comenzó a reír a carcajadas. Antes de seguir con mi tarea el demonio me interrumpió.
—Eres magnifico falso Drácula. Tanta violencia es exquisita. Tú serias un gran demonio de la furia.
—Mataste a Maya… ¡Demonio de mierda! Voy a devorar tu alma para asegurarme de que no escapes del infierno. No va a existir plano, dimensión o fuerza que te proteja de mí. —Mi voz se oía más salvaje y bestial como si fuera yo también un demonio.
—¿Matarla? Simplemente le di una nueva vida llena de muerte, dolor y hambre eterna digna de mi creación.
Había perdido mi cordura. En ese momento sus pies se apoyaron delicadamente en el suelo. Su largo cabello blanco ondeaba en la más mínima corriente de aire. Era hermosa, pero ya no era Maya su miraba blanca sin iris, sin pupilas como dos perlas pálidas resaltaban en una piel seca y muerta parecida al yeso. Sus labios habían perdido su rosa natural, ahora me daban asco. Tenían una curva cruel, todo en ella emanaba maldad. Posó su mirada fría, despectiva y resentida en mí acercándose. Esos fantasmales ojos blancos me miraban fijamente. Me sentía confundido. «¿Acaso aún está viva en esa criatura?» La contemplaba confundido cuando comenzó a caminar hacia mí con pasos insonoros. Solté el cuerpo de Thomas dejándolo caer para acercarme a ella con los pasos más apresurados y torpes que podía dar.
—Demian… —Su voz triste me estremeció, era ella.
—Maya… ¡Maya! ¿Estás bien?
—¿Por qué Demian? ¿Por qué no me salvaste? Yo confiaba en ti, me decepcionaste, dejaste que me mataran… ¡Te odio! —Su voz cambio su tono se escuchaba metalizada. En ese momento algo se quebró. No fue su golpe en mi mandíbula. Fue algo dentro de mí. Ni siquiera ahora encuentro palabras que describan esa sensación.
—¿La oyes Demian? Lo planee todo para convertir a quien más amas, en alguien que te odia con toda su alma.
—Waga aisuru beruzebu-sama, osewaninarimasu. (Mi amado señor Belcebú estoy a sus órdenes…)
Ella le ronroneaba seductoramente, mientras lo tomaba del brazo apoyando su pecho sin disimulo sobre él. No pude entender sus palabras en un principio solo supe que el demonio no tenía esa limitación.
—Shirubā Maya watashi no meirei wa: kyūketsuki no Dorago Demi-An to ōkami otoko no Kiranen Kurisaōru o korose. (Maya Silver mis órdenes son: Mata al vampiro Demian Drago y al licántropo Chrisaor Kiranen.)
—A sus órdenes… mi señor.
Ella no era Maya no podría serlo. Fui atacado por ella con un contundente golpe en el estómago seguido de un uppercut, no tenía la voluntad para defenderme, no podría atacarla. Apenas protegía mi corazón para que ella no llegará a matarme. Era muy rápida pero claramente veía las fallas de su defensa, Sentía mis huesos rompiéndose con cada golpe lleno de odio, pareciera que sus sentimientos estuvieran invertidos. No podía atacar, no podía golpearla por más que fuera lo que debería hacer. Sé que ya no era ella, pero aun así mis sentimientos me detenían. Aunque esa criatura estuviera destrozando mi cuerpo con golpes letales yo era incapaz de lastimarla. Golpeaba mis órganos internos hasta hacerlos colapsar dentro de mí, mis huesos eran fracturados por poder, el sabor de mi propia sangre inundaba mi boca en arcadas al igual que mi nariz totalmente tapada por la misma y para finalizar mi vista estaba roja junto con la cálida sensación cayendo por mis oídos. Me tomó de mi cabello levantándome del suelo. Clavo sus garras en mi abdomen para abrirme grandes heridas arrancando mi carne y desangrarme para anular mi capacidad de regeneración. Ella sacó su largo aguijón para sorber mi sangre derramada en el suelo como una poderosa esponja que lo limpio por completo. No tenía energías y mi ya no regeneraba. Chris intentó detenerla arrojándole una de sus garras por la espalda atravesándola. Ella volteó furiosa quitándose el puñal de hierro que quemaba su carne. Se regeneraba, ella era más que un upier. Más fuerte, inteligente y más violenta. «¿Acaso es cierto que Belcebú la convirtió en una criatura a la altura nuestra?» El licántropo intentaba contraatacar sus violentos embates inútilmente, su velocidad, sus reflejos superiores a nosotros. Su cuerpo no podía resistir tanto castigo por parte de tantos enemigos. Severamente golpeado y sin posibilidades de seguir cayo sin consciencia al suelo. Maya convertida en una maquina asesina, esto era desgarrador. También se dispuso a beber la sangre derramada de Chris como prueba de supremacía.
—Excelente Maya. Ahora mátalos. —Ordenó Belcebú mientras aplaudía complacido de su propia villanía.
—Pero señor, quiero seguir jugando. Escuchar sus gritos me pone cachonda, la sangre de Demian es deliciosa señor. —Ella suplicaba a su amo poniendo una juguetona, cargada de una energía sexual repugnante. «¿Era repugnante o mis celos le daban combustible a mi desprecio?»
Belcebú exigió obediencia entonces Maya comenzó a caminar hasta llegar a mi lado. Me contemplaba con una expresión de desprecio. Me jaló de mi ropa hasta su rostro. No podía resistirme, totalmente drenado, era casi inmóvil. La upier se comportaba de una forma opuesta a lo que Maya haría. Comenzó a besarme insertando su lengua en mi boca de manera lujuriosa y brutal como una si fuera un gusano retorciéndose. Algo completamente opuesto a sus dulces besos, para luego arrancar mis labios de una mordida y abofetearme.
—¿Estas muriendo por falta de sangre verdad amor? Ya todo termina. Ahora robaré tu alma junto a tu sangre.
La terrible aguja salía debajo de su lengua. Esperaba el dolor al atravesar mi carne. Pero se detuvo, abrí mis ojos para observar lo que sucedía. Esa túnica, el draconian Raptor. Maya se veía con odio en sus ojos, el deseo por acabar con él. Me arrojó al suelo como basura. A estas alturas estaba fuera de combate solo me quedaba observar y con suerte el me compraría tiempo para incorporarme.
—¿Cuánto tiempo hemos hecho esto? Rivales desde babilonia y siendo adorados por los testigos de nuestras batallas aún recuerdo todo… Dagon.
—He dejado que los humanos me nombren porque lo que yo era nunca había sido nombrado antes, pero hace pocos siglos los humanos han descubierto a mi estirpe y nos dieron nombres. Hay demasiados upiers, incluso creaste una reina. ¿Es que te ves derrotado? —Preguntó el reptil.
—Veo que has estado ocupado muchos de los upier no regresaron a mí. Hacerlos humanos no servirá de nada.
—Tu reina es un triste intento de tener a alguien que cuide tus espaldas para no ser sellado, pero no tiene poder, su única ventaja es ser alguien que ellos no pueden lastimar... Sabes creo que se veía mejor siendo humana.
—¿Un lagarto hablando de criterios estéticos? Gracioso pensé que un poco de colores era el único concepto de belleza que alguien como tú entendería.
—No soy un simple lagarto… sabes que no lo fui ni siquiera en vida, si fuera solo un lagarto ¿Porque tu clase destruyo mi mundo?
Nadie se atrevió a interrumpir, como si su poder impusiera respeto en los subordinados del demonio. Se acercó a Maya con la velocidad de un rayo. La túnica caía lentamente detrás de él. Podía ver en detalle su apariencia. Su piel verdosa cubierta de escamas en todo su cuerpo, Poseía una fina cola que se movía de forma serpentina. Sus pies, con tres dedos y talones enormes parecidos más a los de un ave que a un reptil. Sus manos eran más humanas. Aunque sus garras eran terriblemente largas las cuales parecieron crecer aún más.
Belcebú cargo contra Raptor, ambas criaturas empezaron a hacer gala de sus más terribles habilidades. Belcebú con sus poderes psíquicos golpeaba a su enemigo contra las paredes. El draconian respondía con sus garras cargadas de electricidad, los puñales naturales del reptil parecían cortar el aire mismo creando bucles afilados que cortaban los objetos con los que colisionaban. Belcebú se elevaba cubriéndose de insectos a los cuales lanzaba como enjambre una vez reunidos para golpear a distancia a su enemigo y distraerlo. Raptor acababa a los bichos usando sus manos neutralizando con éxito todos los ataques a distancia que el demonio ejecutaba. No podía unirme, necesitaba sangre de quien sea. Thomas aún no estaba regenerado, mientras Nala ya restaurado se disponía a atacar a Raptor con sus bolas de fuego. Me arrastré hacia el hechicero con las escasas fuerzas que tenía. Aún estaba inconsciente por el daño. Hundí mis colmillos en su vena yugular bebiendo esa sangre asquerosa. «Quien sabe que sustancias repugnantes habrán recorrido este cuerpo». Mi cuerpo estaba habido pese a la mala calidad. El draconian se veía atrapado luchando contra tres enemigos, dos demonios y un humano con poderes. Me guste o no debía atacar a Maya. Tomé mi katana con firmeza mientras me acercaba a la batalla. Sin duda Nala era el elemento más débil del enemigo. Pero sus ataques a distancia lo hacen peligroso. Me acerqué hacia el sigilosamente decapitándolo con mi blacksnake de un solo movimiento. Hice varios cortes más desmembrándolo antes de que cayera al suelo. Maya volteó sus ojos blancos hacia mí con una expresión confusa. Esa confusión se convirtió en una sonrisa para luego dar un horrible y agudo grito inhumano antes de lanzarse sobre mí. Su velocidad le permitió propinarme un fuerte golpe con su codo que mando a volar algunos dientes de mi boca. Respondí atravesando su abdomen con mi mano en un acto casi inconsciente la sensación de las vísceras en mi tacto me dio una sensación de culpa desesperada. Ella cambio su semblante mirándome con ojos llenos de tristeza incluso lágrimas caían por sus mejillas blancas. Juré por un segundo haberla visto como humana un sentimiento abrumador me invadió y solo le repetía lo mucho que lo sentía por haberla herido. Gran error de mi parte, otra vez había caído en sus trucos, ella sonrió de forma sádica antes de darme como recompensa a mi estupidez un zarpazo al cuello que desgarro la tráquea. Escuchaba su risa antes de perder el conocimiento...
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Del diario de Malice Latos 8 de junio:
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La tormenta arreciaba iluminando con relámpagos el cielo nocturno.. Tome un abrigo de cuero y unas navajas justo después de que Chris dijo que Demian había ido en busca de Maya, tenía que alcanzarlos. Camille se ofreció a acompañarme. Pero me negué, ella debía liderar a los que llegaran. Tome a Greta del garaje, Kraven lo permitiría.
Sentía algo en el aire, algo malo, intentaba llegar a la mente de Demian pero era imposible. Relámpagos a la distancia y todo en tinieblas no eran una buena señal. Tenía una sensación de miedo profundo. Ya había llorado lo suficiente. No era una opción para mí quedarme quieta después de todo lo sucedido. Había upiers bloqueando el camino. Atacaban a los humanos, no podía permitirlo, no habían hecho nada malo para ser asesinados.
Tomé mis navajas preparándome para su ataque. Un silbido fue suficiente para llamar su atención. Uno de los monstruos se comenzó a acercar hacia mí. No tenía tiempo para presentaciones corrí hacia el apuñalándolo en el corazón, use su cuerpo para saltar y caer sobre otro al que también apuñale. Matarlos era fácil una vez que descubrís sus puntos débiles. Los insectos salían de sus bocas al morir. Los humanos no entendieron nada solo que sus atacantes habían sido asesinados por una sombra que se movía más rápido que sus ojos. Ser una asesina es no dejar rastros, es más importante que la misma ejecución.
Volví a la motocicleta quería largarme antes que el hedor de sus cuerpos llegara a mi nariz. Estaba empapada por la lluvia. No me molestaba, pero si me molestaba que en la lluvia no podía rastrearlos. A pocas calles podía ver algo que llamó mi atención. Una gran cantidad de upiers tratando de escalar un edificio. Estaba por doblar en esa dirección cuando fui derribada. Esa criatura horrible parecía un upier pero más aterrador. Dispararle era inútil. Lo supe con solo intentar apuntarle con armas de fuego. Incluso para mí era imposible fijar blanco con un ser tan veloz, tendría que estar cerca para ejecutarlo.
Esta criatura se lanzó sobre mí, pero fue interceptada por otra cosa más rápida. Una enorme túnica cubría a la criatura que me ataco. Cuando esta criatura se retiro había un hombre, un humano. Este parecía muerto pero poco a poco comenzó a dar señales de vida. Una tos violenta lo hizo incorporarse. Se encontraba desnudo y molesto. Entonces recordé quien interfirió con la pelea. El draconian en Hoia Baciu. Me sorprendía pero… ¿Cómo? ¿Convirtió a esa criatura en humano? Me acerque al draconian. Sabía que se trataba de un ser poderoso, así que no quería cometer alguna estupidez.
—¿Eres Raptor cierto? —Le pregunte sutilmente.
—Mantente al margen nosferatu. —Me dijo mientras me miraba con el rabillo de su ojo esmeralda.
—¡Espera! ¿Puedes convertir a los upier en humanos?
—Eso no era un upier, era un rakshaza pero si, ya que yo me alimento de las almas corruptas, en caso de los humanos corrompidos puedo regresarlos a la normalidad.
El hombre se veía molesto por escuchar eso. Intentó golpear al draconian de forma inútil. Ya que este ni sintió el golpe. Raptor tomó el ataque como insulto. Respondió clavando sus garras en la carne del hombre.
—También puedo alimentarme de almas normales… tú eras un acólito que se entregó a Belcebú para ser un rakshaza, un triste despojo humano sin dignidad.
Raptor acercó su boca abierta, el acólito aterrado solo podía gritar mientras su alma escapaba dolorosamente de su cuerpo para entrar en el draconian. El cuerpo vacío cayó vivo pero inmóvil. Como una carcasa o un muñeco de trapo. Un cuerpo sin alma está vivo, pero sin un alma que lo controle es inútil. No hay mente, no hay nada que lo mueva en su interior. Es peor que el estado vegetativo. Tiene pulso, actividad cerebral pero esta inmóvil, es incapaz de actuar por sí mismo. No puede alimentarse y morirá. Jamás podrá volver a moverse.
—Voy a donde está tu vástago, la batalla comenzó. No busques refuerzos y sígueme pero no interfieras.
Seguí al Draconian varias calles sobre la Harley. Hasta que me ordenó esconderme junto a él detrás de un automóvil. A solo dos calles se veían una gran pila de cadáveres y a lo lejos una figura levitando en el aire alcanzada por un rayo. Una chica o al menos lo parecía por su larga cabellera y cuerpo pequeño. Me dio un escalofrió cuando reconocí su silueta. Maya, no tenía dudas. Quise acercarme más pero Raptor me detuvo. Supongo que la situación no era para alguien como yo, no soy inmortal no como Demian. La visión me horrorizaba, pero al ver esa cantidad de poder. No sabía que podría pasar, es otro nivel. Cerré los ojos, solo podía pensar en cómo los sentimientos de Demian le impedían luchar contra Maya. Intentaba ingresar a su mente pero la batalla estaba terminada.
Suplique a Raptor que los ayudara. Su objetivo era Belcebú, no sé si fueron mis palabras o sus deseos de luchar con su némesis lo que lo hicieron intervenir. Mi suspiro de alivio fue sonoro. Decidí quedarme cerca y subir a uno de los edificios para observar mejor la batalla. Una vez arriba y con el Draconian apoyándolos me sentía segura. Incluso Demian se había recuperado para luego derrotar al acólito de fuego. Maya también estaba derrotada o eso pensé cuando vi la mano del nosferatu apuñalando su pecho. Me dolía tener que hacerlo pero intente contactar con su mente nuevamente para ordenarle que no se deje manipular. Él estaba pasando por lo mismo que yo con Samantha. Las dudas, los sentimientos y la desesperación atacando el corazón y la mente. Maya aún tenía esa carta, el demonio que controla su cuerpo usara cada recuerdo de ella a su favor. Maya desgarro la garganta de Demian casi decapitándolo. No lo soporte. Me arrojé al campo de batalla sin importarme nada. Si decapitaban a Demian quien sabe cuándo podría recuperarse.
—Te ordené que no te metieras nosferatu.
—No recibo ordenes tuyas. Sin importar que tan poderoso seas no voy a permitir que lastimen a Demian.
—Que divertido, ¿Sabes? Siempre tuve miedo que Demian me cambie por ti alguna vez prostituta de la oscuridad. Pero ahora que soy libre de eso voy a satisfacer mis deseos de matarte.
Maya desafiante comenzó a moverse hacia mí con una sonrisa que enorgullecería al más enfermo de los psicópatas. El hueco en su abdomen hecho por Demian se cerró como si nunca hubiera pasado.
—Debo confesar que me provocabas celos cuando eras humana, además me sentía frustrada de que Demian prefiera a una presa antes que alguien de su propia especie aún más siendo yo quien lo convirtió.
Belcebú me ignoro al igual que Raptor. Demian convulsionaba en el suelo inconsciente. Quería huir por más ganas que quiera de acabar con esa maldita no tengo tanto poder. Maya sorbía el aire por su nariz dedicándome una sarcástica sonrisa triunfante.
—Ese delicioso aroma… tu adrenalina, tu miedo Malice. Dime ¿Qué se siente haber nacido en cautiverio provocando la muerte de tu madre? ¿Qué se siente haber sido utilizada por los humanos para experimentos en su patética búsqueda de la inmortalidad, siendo reducida a un triste espécimen de laboratorio, muriendo de hambre donde apenas te mantenían con vida? Cuéntame. ¿Cómo eran esos fríos días en Rusia en medio de la nada sin abrigo alguno? ¿Cómo experimentaban con tu piel exponiéndote al sol una y otra vez haciéndote gritar de dolor? Dime Malice ¿O debería llamarte NSFT 02?
No había humanidad en esa chica. Era imposible que supiera tanto. No entendía esa criatura no podía ser Maya. Un demonio… solo un demonio podría ser así.
—Tú no eres Maya ¿Quién eres?
—Soy la reina de los upier profanada por el mismo demonio del hambre, soy su elegida. Puedes llamarme como lo desees soy Preta, soy Kali, soy Lilithu tengo los conocimientos de los demonios más antiguos y la fuerza y velocidad de un inmortal.
—Ya veo… no soy un desafío para tus poderes… pero sé que mientes. Maya aún vive dentro tuyo por más que te muestres así no eres más que otro caso de posesión demoníaca. Los upier no son verdaderos inmortales como nosotros, son solo una imitación barata.
—Somos más poderosos que ustedes.
—No lo eres tanto si no pudiste decapitar a Demian con ese golpe. Cualquiera de nosotros puede decapitar de un zarpazo pero veo que tu no. Sabes he notado algo muy curioso… algunos upier son rápidos y fuertes pero otros son lentos y estúpidos como los zombis.
Mis palabras parecían enfurecer a Maya. Tal vez era poderosa pero inestable. Se arrojó sobre mí quedando frente a frente con nuestras narices rozándose. Mis ojos bermellón se reflejaban en sus ópticos blancos y sin vida. Hizo un movimiento rápido golpeándome fuerte en la boca del estómago dejándome derribada en el suelo y sin aire. Se inclinó y me levanto a su altura tironeándome de mi ropa.
—Serás mi primera presa real. Te daré ese honor en lugar de Demian.
La apuñale con mi navaja varias veces incluyendo donde estaría su corazón. La upier parecía ser insensible al dolor o simplemente sus deseos por matarme lo aplacaban. Un destello rápido, dos orbes de color azul embistieron a Maya enviándola varios metros impactándola contra el mojado asfalto. Caí al suelo con los ojos desorbitados. Esperaba escuchar la voz de Chris ya que los destellos de color azul corresponden a un licántropo. La voz que llego a mis oídos era lo contrario a masculina. Una chica, con el tono de voz suave y agudo de una niña me tomó en sus brazos y me acerco a Chris quien estaba consciente pero aún no podía recuperarse de sus heridas.
—Se… Selena… Tonta ¿Por qué viniste?
—Aquí estoy Tarzan, no importa lo peligroso que esta todo no voy a dejarte solo.
La menuda muchacha rubia, levanto a Chris abrazándolo contra su pecho. Se mostraba liberada pero su transformación era diferente a la de Chris mostrando rasgos caninos mucho más delicados. El chico lamió la mejilla de su compañera mientras ambos pares de ojos azules se cruzaban. Belcebú se posiciono al lado de su subordinada quien lo rodeaba como si fuera un gato. Suerte que Demian aún no lograba despertar, ver eso le rompería el corazón.
—Maya tráeme a esos acólitos aún me son útiles…
Este desapareció mediante un sello junto a otros dos a sus asistentes quienes inconscientes fueron llevados a cuestas de Maya. Otra vez ese sabor de derrota en cada uno de nosotros. Sin más que hacer nos retiramos. Mi pobre Demian… Lo apoyé en un sofá acostándome delicadamente sobre él, su semblante agresivo ahora reflejaba tristeza, me asegurare de quien este para el cuándo despierte.
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