Del diario de Demian Drago. Escrito para el día 6 de marzo.
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No llegó a pasar un instante desde que celebraba mi primera victoria, hasta que conocí el infierno en mi propia carne. Terminé con cada uno de mis huesos reducidos a astillas, no tenía fuerzas para gritar, rezaba por un desmayo que me alivie.
Ese imponente monstruo se paró cerca de mi cuerpo destrozado, me hablaba pero estaba demasiado concentrado en mí dolor como para prestar atención a las palabras que salían de ese tiburón humano. «¿También era un vampiro? ¡Es una pared de musculo!». Los minutos pasaron y mi cuerpo comenzaba a curarse. El sujeto arrojó sangre sobre mí desde un pack para transfusión, mi carne la absorbió como una esponja, pareció sorprendido y dando una macabra sonrisa comenzó a hablar nuevamente.
—Impresionante te alimentas por absorción celular dejando de lado la digestión. Por eso te regeneras tan rápido. —Me miró por otros minutos mientas mi cuerpo se restauraba más rápido que antes. —Puedes ser mucho más fuerte y lo serás con el tiempo, me encargare de eso.
Tomó su enorme masa y la volvió a aplastar contra mi cuerpo, vomité sangre, la vista se me nublaba, pero no sentí la parálisis de antes, esta vez pude gritar.
—¡Detente! —Escuché la voz de Malice que se acercaba cautelosa. —Cronos por favor… ¡Su cuerpo no va a resistirlo! —Las suplicas de la vampiresa fueron ignoradas.
—Tonterías mocosa, este niño va a ser destruido una y otra vez hasta que sea capaz de detenerme. —Volvió a tomar otro pack y siguió derramando sangre sobre mí, no solo me curaba más rápido, además era anestésico, en poco tiempo, mis brazos y piernas estaban casi curados.
—¿Demian puedes hablar?— Me preguntó Malice, me tomó apoyando mi cabeza en sus piernas mirando con resentimiento al gigante. Eso no significaba nada para mi cuerpo pero era un efecto placebo en los sitios más íntimos de mi mente, tal vez por algún instinto infantil, seguro en el infierno Freud estaría complacido de que sienta seguridad en su gesto maternal.
—Malice… ne-nece-sito… fuerza… dame… mas… fuerza… —La miré debilitado, estaba casi curado del daño pero no tenía energías para moverme.
—Llévatelo… es un inútil… tráelo cuando sea un hombre. Tú indulgencia Latos, le traerá problemas en el futuro. —Dijo el titán haciendo un ademan de desprecio como si yo fuera un objeto que estorbaba en el suelo. Jamás fui consciente de cuando se fue, simplemente no estaba.
Sus palabras me tocaron más que sus golpes, eso podré soportarlo con el tiempo, pero lo que no soporto es que se burlen, algún día iba a hacerlo comerse sus palabras. Malice me tomó en sus brazos. Se sentía humillante el ser salvado por una chica, mi ego estaba destrozado. Me llevó cerca de mi motocicleta y me recostó con sumo cuidado luego se sentó en mis piernas y se hizo un corte en la curva superior de su seno izquierdo y acercó mi rostro hacia allí.
—La sangre de nosferatu es inútil nutricionalmente para otro nosferatu, algo que aprendiste al morderme todas esas veces como práctica, pero te hará sentir mejor.
Malice me daba tranquilidad. No cuestioné y con todas las fuerzas que mi estado permitía lamí la herida que se cerraba. Me dejé llevar por mi instinto y mordí justo donde antes estaba su herida, ella gimió de dolor, pero solo presiono mi cabeza contra su cuerpo en señal de que no me detuviera. Tenía la cara llena de sangre había olvidado lo que sucedía si mordía el pecho de una mujer. Si fuera humana estaría muriendo.
Una vez que mi cuerpo se sintió mejor dejé de beber, retire mis colmillos para dejarla sanar. No sé cuándo sucedió pero termine arriba de ella limpiando su piel con mi lengua. Su ropa se encontraba toda manchada de sangre, Malice gemía con cada lamida, no podía parar, no quería parar, entonces metí mi mano en el borde de su prenda y la jalé de un tirón dejando su pecho descubierto. Mi deseo me dominó al ver su pezón rosa, casi del mismo color que su piel y erecto con gotas de sangre mojándolo lentamente desde la punta hasta llegar a la delicada areola rosa pastel definida por sus diminutas glándulas de Montgomery. Perdí mi autocontrol por su sensualidad.
La olfateaba, me acerqué a su pecho y lo lamí, luego lo metí en mi boca y succione buscando un néctar que jamás saldría. Malice entre gemidos decía mi nombre, no una sino muchas veces hasta que me pide en lo que sonó como una súplica que me detuviera cuando mi mano se acercaba a su entrepierna humedecida. Si hubo un momento en el que me hubiera podido enamorar de mi sire fue ese. Su mirada de éxtasis sincero, fue preciosa, se veía tan frágil y femenina. Era una mirada que podría haber hechizado a todos los hombres de la tierra. Jamás entenderé por que no funcionó conmigo.
Vuelvo a tomar el control y me retiro avergonzado. Ella se da cuenta de que no estaba en mis cabales, que era mi sed lo que había borrado la línea que divide el hombre de la bestia. Después de todo ambos éramos vampiros, es lo que si fuéramos animales debería suceder, pese a no tener casi sentimientos por ella es hermosa, no existe descripción que le haga justicia.
Se vistió disculpándose por lo sucedido. Yo debía hacerlo por no saber controlarme. Ambos estábamos muy avergonzados. Además sentía desprecio por mí mismo por haberla tratado de esa manera. Aún sentía el sabor de su pecho en mi boca resaltando sobre cualquier molécula de sangre que haya tragado, excitándome en contra de mis deseos. No sabía cómo mirarla. Sus ojos estaban detrás de su cabello como si los ocultara, acrecentando mi culpa.
—Malice, no quise… perdóname… —No soporté e intenté disculparme de nuevo. Me fue imposible hacer contacto visual, el solo verla agitaba mi respiración.
—Tu primera bloodlust, sucede cuando la necesidad de sangre y la excitación sexual se combinan. Si estás bien alimentado no sucede, a menos que desees mucho a la persona que quieres cazar. Te perdonare si respondes con sinceridad. ¿Mis senos te gustaron? —Me dio una expresión seria tomándome por sorpresa. Intenté una evasiva pero me exigió una respuesta poniéndome contra las cuerdas.
—Sí, demasiado… — Dije odiándome por la culpa.
—Entonces te perdono… la próxima vez que sea mientras estés consciente no en bloodlust solo por eso te detuve, Me hacías retorcer cariño.
Pasó al menos media hora, me sentía mejor después de haberlo hablado. A la distancia se escuchó una voz insultando a Malice, Kraven se veía furioso, la vampiresa se puso detrás de mí en actitud juguetona.
—¡Maldita ladrona, voy a darle de comer esas tetas operadas a mis ratas! ¡Me debes cincuenta leus del taxi!
—¿Operada?¡Estas dos son mías, naturales idiota no tengo nada artificial! —Salió indignada detrás de mí.. Sus frentes chocaban y se miraban como perros enojados tal cual son mis peleas con Diana.
—Chicos… eh ¿Me pueden decir por qué discuten?
—¡Esta enana tetona se robó a mi Greta!
—Solo tomé el transporte más rápido que conseguí no iba a dejar a Demian solo… —Se defendió la albina haciendo un ademán restándole importancia a sus quejas.
—¿Tu moto se llama Greta? —Pregunté sin ánimos…
—Bueno no importa… deberíamos volver. —Afirmó el dueño de la Harley eludiendo mi pregunta.
—Yo iré directo a casa… sobre mi moto, Malice cuídala por unas semanas le diré a mi familia que conseguí un trabajo para ahorrar y comprar la moto. Si la llevo ahora solo tendría un intenso interrogatorio. —Dije antes de que un fuerte dolor me sorprendiera, cayendo al suelo.
—¿Demian, que sucede? ¿Estás bien? —Preguntó Kraven con preocupación.
—No, no lo está… Cronos le dio una paliza. Avísale a Camille que mi Demian eliminó al culto y a un demonio él solo. —Explicó molesta Malice.
—Deja ya paso el dolor, Malice por favor llévame a casa en Darcy… —Le pedí.
—¿Darcy? —Cuestionó Kraven.
—No eres el único que le pone nombres a las cosas Kraven… —Me justifiqué mientras Malice rodaba los ojos.
—Hombres… bueno sube, Kraven después te explico todo en detalle. —Se subió ella a mi motocicleta.
Obedecí y deje que me llevara a casa. Tardamos cerca de media hora, la parte abandonada esta exactamente del lado opuesto de casa. Durante ese tiempo me estuve regenerando lentamente aún más mientras hablaba de temas triviales con Malice. Tocamos temas como mi familia, mis estudios, cosas que nos distrajeran , incluyendo la identidad de Cronos. Evitamos todo sobre nuestro “desenfreno”, «¿Será una chica tímida detrás de esa fachada libidinosa?». Llegamos a una esquina cerca de mi hogar, entre no sin antes ponerme la ropa del instituto, ya habían cenado pero estaban preocupados. Por mensaje les dije que tenía una sorpresa. Era mi coartada para tener a Darcy en unos meses.
—Casi es medianoche Demian, supongo que tienes una explicación… —Fue el saludo de mi padre.
—Quiero comprar una moto y del otro lado de la ciudad abrieron una pizzería. Necesitaban a alguien que haga entregas, iré a trabajar allí cuando me necesiten al menos hasta que pueda comprar la moto.
—¿Pero si aún no tienes la moto como trabajaras ahí? Bueno eso explica tu cara de agotado.
—Ellos me prestan una, práctico para cuando tenga la mía. —«Mi padre es muy bueno descubriendo mentiras».
—Está bien, pero no descuides tus estudios este año debes graduarte. Vete a dormir buenas noches hijo.
—Buenas noches papá.
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7 de marzo: Estaba destruido, me acosté, mi reloj biológico estaba jugándome una mala pasada. Pese a estar tan agotado por la pelea con los satanistas, el demonio y luego ese vampiro gigante, no podía dormirme, habré tardado una hora hasta que pude cerrar los ojos.
Siete de la mañana… apenas amanece. Creo que debo pedirle explicaciones a Malice por qué tengo sueños raros. Recuerdo que soñé que ayudaba a una niña de unos matones. «¿O eso paso en verdad?»Bah no importa pero lo de hace rato fue tan lucido que aún siento el calor.
Mi sueño consistía en que estaba en los bosques de las afueras de la ciudad, bosques que suben las montañas cerca de las ruinas de tiempos pasados. Venados pastaban en la oscuridad, tenían miedo sentí su adrenalina, algo los acechaba, vi dos ojos azules, los animales seguían comiendo bajo la tenue luz de la luna y las estrellas que se veían en infinidad en el limpio cielo nocturno. De repente la criatura en las sombras atacó como un rayo a uno de ellos.
El golpe fue fulminante murió sin sufrimiento y enseguida el depredador comenzó a devorarlo, me acerqué y cuando lo vi sentí un escalofrió, esa cabellera dorada era inconfundible, se trataba de Chris. Intente golpearlo, pero fue inútil. Lo atravesé como si mi cuerpo fuera de vapor.
El licántropo seguía comiendo el venado, pero de repente saltó hacia uno de los árboles y el lugar donde él estaba es golpeado por una bola de fuego incendiando toda la parte donde estaba incluyendo la osamenta. Miré de donde venía reconocí esa figura era un acolito. Era alto cubierto por una túnica negra con capucha desgreñada, le colgaba una cruz invertida como las que suele usar Nala. Este se acercó lentamente, no era por miedo, esa forma de caminar era seguridad ese ente estaba seguro de su poder.
—¿Quién eres? —Chris se bajó frente a él desafiante.
—¿Quién soy? Un simple acólito del culto de Satán. He venido con el objetivo de matar a un perro sarnoso.
—Eres un humano, no eres solo un bulto para mí, ahora lárgate antes de que me moleste. Eres insignificante como para preocuparme por ti. Además tu especie es fibrosa para mi gusto, prefiero los animales. —Se dio vuelta y se dirigió a su carbonizada presa.
—¡No me des la espalda perro asqueroso! —De sus manos forma una bola de fuego girando estas y la lanza por la espalda hacia Chris.
El acólito logró derribar al canino y este no llegó a reaccionar antes de que su enemigo se acerque hasta él y lo apuñale por la espalda. El licántropo gruñó antes de reaccionar y le dio una patada que mandó a volar al sectario. Herido se incorpora sin problemas sacándose el puñal de su retaguardia.
—¡Ja! plata… esto no va a detenerme humano… Veo que tienes trucos en forma de magia diabólica. ¡Entonces no tengo qué contenerme! —Chris aulló a la luna mientras manifestaba su verdadera forma.
—Era verdad, la plata no afecta a los descendientes de Anubis, con carbonizarte bastara. Enviarte al infierno será suficiente para conseguir más poder de los demonios.
—Tengo la fuerza suficiente para despachar a un humano que se cree especial por tener trucos de magia.
—Tu intento de intimidarme es inútil cachorrito.
Chris se lanzó sobre él. Pero el hechicero lo esquivó lanzándole por la espalda otra bola de fuego. Derribado miró cuando su enemigo se acercaba hacia el mientras hacía movimientos con sus manos. El acólito lanzó una llama constante que envolvía el cuerpo de Chris quemando su cabello, su piel y su ropa. Estaba seguro de que si ese acolito hubiera estado en el culto que ataqué no hubiera sido fácil derrotarlo. Se escuchó un rugido y una criatura de color negro e irreconocible a carne viva y derramando sangre salió de las flamas dirigiéndose al satanista para golpearlo sin piedad. Aún en ese deplorable estado Chris lo atravesó con su mano sacándola por el otro lado sacando también parte de sus intestinos. El grito agónico del humano me hizo imaginar su dolor, este cayó al suelo. Pensé que había derrotado a su enemigo, un humano jamás podría soportar ese ataque. Chris seguía en guardia algo andaba mal este “simple humano” se regeneraba.
—¿Un humano regenerándose? Es imposible. — El licántropo no podía creer a sus ojos.
—No es imposible, esto es lo que pasa cuando entregas tu alma a los demonios. No importa cuántas veces me maten seguiré renaciendo tantas veces como victimas haya asesinado.
—Interesante… entonces mi deber es matarte una y otra vez hasta que no vuelvas a levantarte.
—Será un placer verte fracasar licántropo. —Su enemigo se preparaba para invocar otra esfera llameante girando sus manos.
El acólito se alejó y comenzó a lanzar múltiples bolas de fuego en dirección a Chris. El lobo pasó de correr en dos piernas a hacerlo en cuatro, aumentando su velocidad mientras se acercaba al hechicero, Chris saltó y lo presionó contra el suelo mirándose ambos fijamente a los ojos con desprecio mutuo. El licántropo gruñía expresando las ganas de devorar a su enemigo. Dominado por sus bajos instintos su mente ahora limitada por sus ganas de luchar, solo sabía que su presa estaba viva y eso debía corregirse.
El mago negro, levantó sus brazos riendo, ahora con fuego en sus manos y golpeó el rostro de Chris, este quiso morder pero era demasiado tarde, su enemigo lo tomó del cuello e invirtió posiciones ahora este estaba sobre él. Chris no podía moverse, en su posición no podía hacer fuerza para zafarse. Este humano, me costaba admitirlo pero sabía luchar. El acólito le daba una abrazadora golpiza en el rostro. No soportaba ver esto, debía escoger un bando Chris me humilló, pero ese otro sujeto, era maldad pura, un humano con alma de demonio.
Me acerqué para golpearlo pero sucedió lo mismo que con Chris, insistí con todas mis fuerzas pero era inútil, incluso transformado no habían cambios. Inerme, comencé a gritar el nombre de Chris. Por un momento el acólito se detuvo y miró sobre su hombro en mi dirección, me puse en guardia pero esa distracción fue suficiente para que Chris aprovechara el momento, se inclinaba la balanza a su favor. El lobo enfurecido comenzó a devolverle cada golpe destrozando su rostro una y otra vez su mandíbula no paraba de producir dientes nuevos que eran desprendidos a la fuerza con cada golpe. Tomaba su cuerpo y lo arrojaba hacia los árboles se acercaba corriendo para tomar sus piernas y luego impactar el cuerpo del acólito contra el suelo varias veces como si fuera un muñeco.
Chris lo soltó se le notaba agotado, estaba por darle el golpe final cuando el sonido de varios aullidos que se acercaban lo distrajeron. El acólito dándose cuenta de su desventaja se vio obligado a retirarse envolviéndose en llamas y como si fuera un meteoro invertido se fue elevándose para atravesar el cielo a gran velocidad dejando a su paso una estela rojiza que se perdía en la distancia.
Vi un grupo de tres figuras acercándose, por la forma cuadrúpeda de correr me di cuenta de que también eran licántropos. Se acercaron a Chris rodeándolo como una jauría de lobos, me importaba poco lo que pasara con él, pero si servía de información futura decidí observarlos, dos hombres uno de figura delgada y un poco más bajo que yo, luego el otro se veía muy alto y robusto ambos de cabello corto y finalmente una chica esbelta. No pude detallar más ya que lo importante era aquel acolito.
Me quedé mirando cómo se alejaba esa bola de fuego, comencé a perseguirlo como podía, me di cuenta de que era más veloz que los licántropos si corría con el rostro transformado, pero no fue mucho tiempo cuando noté que el acólito volando daba una vuelta en el aire y comenzó a acercarse a mí a una velocidad increíble si pudo escucharme tal vez podría verme o hasta atacarme así que me prepare pero justo antes del impacto…
Salté de la cama asustado, mis manos aún en forma de puño temblaban, sumado a eso estaba transformado listo para todo. Todo fue un sueño, uno demasiado real. Entré a internet para buscar una explicación, no encontré nada útil, solo un simple sueño decían todas las páginas. Aunque me llamó la atención un artículo que hablaba de los viajes astrales, decía que con práctica un alma puede dejar el cuerpo físico a voluntad durante la vigilia con la práctica correcta y a otros les ocurre en forma de sueños. Si no fue un sueño estaba seguro de que se trataba de eso.
Las nueve de la mañana todo es rutinario. Malice se sentó junto a Samantha y no me molestó para nada, de hecho llegue a creer que me estaba evitando tal vez por lo que sucedió anoche. Nala faltó a clases raro en el pero supongo que estaría con alguna conquista o alguna otra razón como sea no importaba mucho seguro me lo contaría mañana. Me ha estado evitando desde que discutimos por el tema de las drogas, ayer pese a sentarnos juntos no me dirigió la palabra en ningún momento algo que me entristece pero seré firme en mis convicciones.
En el descanso anduve buscando a Malice no sin antes cruzarme con un grupo de chicas usando mallas y maquillajes extravagantes, me llamo la atención tal vez sería una actividad de otros cursos, todas repartían volantes de algo. Me acerque, la curiosidad es mi punto débil, cuando lo hice una chica de cabello negro me extendió un folleto lo tomé como algo sin importancia, pero cuando la vi a los ojos sentí un frío en mi estómago. Era la chica a la cual tire sus libros hace unos días, me sonrió al reconocerme, creo que le devolví la sonrisa por inercia, no lo recuerdo me puse nervioso en ese momento.
—Espero que vengas a vernos y a darnos apoyo. —Me dijo con la suavidad de su voz tal cual como la recordaba.
—¿Qué es esto? —Le pregunté con total distracción sin siquiera mirar el papel en mis manos “Academia municipal de patinaje sobre hielo Scorpions“.
—Es nuestra academia de patinaje yo y otras chicas somos alumnas. Estaremos haciendo audiciones para reclutar miembros así que si te gusta el patinaje o conoces a alguien que si por favor entrégale esto.
—De acuerdo, por cierto ¿cómo te llamas? —Pregunté nervioso pero sentía que debía saber su nombre sí o sí.
—Soy Maya, Maya Silver. —Al presentarse hizo una reverencia con su uniforme de mallas que estaba adornado con una pequeña falda similar a un tutu de ballet.
—Es todo un placer conocerte, Maya Silver. —Fingí protocolo respondiendo su reverencia y tomando su mano para besarla. —Mi nombre es Demian Drago veré si consigo a alguien para su academia. —«Diana o Malice si es necesario humillarme para convencerlas lo haré sin dudarlo» —Pensé desesperado.
—Que gracioso, me siento como una película de época, sabes ser un caballero, tus manos son frías pero no se compara con el hielo de la pista, se sienten agradables.
—Discúlpame por eso siempre están frías, como me acostumbré ni lo noto, debo irme nos vemos Maya.
Mis nervios me estaban torturando necesitaba huir de inmediato. Es que se ve tan linda que me derretía. «¿Yo escapando de una chica sintiendo el ardor en las mejillas?. ¿Qué tan patético y cobarde puedo llegar a ser?» Jamás podría confesar que me parecía tan delicada que moría por contemplarla con admiración.
—Nos vemos Demian hasta pronto. —Se despidió con otra linda sonrisa.
Me alejé lo suficiente como para llegar a una esquina, me apoyé contra la pared y puse mi mano en mi pecho sentía latidos, raro porque los latidos normales de un vampiro son imperceptibles sin estetoscopio. Solo pensaba en esa piel de porcelana, ese cabello hecho de Ébano brillante como las teclas de un piano, ojos color miel llenos de bondad, sus modestas curvas. Estaba en mi mundo con mis ojos cerrados con el rostro apuntando al techo del pasillo. Ignore las miradas de los estudiantes puestas en mí, si pensaba más en ello más vergüenza me daba. Estuve así hasta que sentí dos siluetas paradas frente a mí.
—¿Demian por qué tienes cara de idiota?
Escuché la voz de Malice. Abrí los ojos lentamente y la vi debajo de mi mentón con su mirada felina y llameante puesta en mis ojos, en actitud desafiante con sus manos en la cintura. Detrás de ella Samantha con hoyuelos en el rostro conteniendo la risa. No sabía que responderle, no tenía idea que sentía por mi esta vampiresa si le decía la verdad tal vez pondría en peligro a Maya.
—Eh no nada, ¿Por qué? —Fingí demencia.
—¿Oye Sam te gusta el patinaje? —Preguntó ella… había olvidado nuestra conexión psíquica.
—Me gusta verlo pero no es lo mío ¿La razón?
—Esto… en la academia Scorpions están buscando estudiantes para su cuerpo de baile. —Le extendió un papel que ella tenía. —No tienes secretos para mí. —Me dijo telepáticamente. —Y no. ¿Cómo podría estar celosa?
—Están buscando porque en mayo tendrán una competencia— Leyó Samantha. —¿Acaso quieres inscribirte?
—No puedo bailar mis gemelas son un estorbo para esas cosas. —Al decir esto pone sus brazos por detrás de la cabeza y levanta su pecho haciendo que sus senos den un ligero rebote. Seguramente un desafío al físico modesto de Maya. Su arrogancia me incitaba a desafiarla. Samantha se quedó mirando a Malice para luego mirarse a sí misma.
—A mí me gustan las chicas con poco pecho lo que importa normalmente no está la vista. —Respondí dándole una mirada desafiante sabía que eso dañaría su orgullo.
—¡Eso es una vil mentira y lo sabes! Que más prueba que lo paso anoche. —Respondió con telepatía, no podría mencionar nuestro desliz lo que me daba la ventaja.
—Eres un pervertido Demian ya sé a qué te refieres con lo que no está a la vista. —Me reprochó Sam. —A mí me gustan grandes… —Susurro casi inaudible. —Que a mí me gustaría tenerlas grandes. —Dijo corrigiéndose.
Ambos sabíamos que mentía. Siempre sospeche que podrían gustarle las chicas después de todo siendo la madonna del curso por años, nunca salió con ningún chico siempre los rechazo de forma amable.
—Bueno cambiando de tema… Demian, el tío Dio me dijo que tienes que hacer cosas después de clases. —Me guiña el ojo Malice. «Entrenamiento con Cronos»
—¿Sucede algo malo? —Samantha se veía preocupada por mi expresión.
—Nada, volvamos a clases. A propósito Sam creo que podrías ser una buena patinadora. —Le dije tratando de sacar de su cabeza lo que dijo la enana y de paso llevar a alguien a la academia.
—Tal vez tengas razón, voy a inscribirme al menos para probar ¿Me acompañan?
—Eh, creo que las espero en el salón. —«Mierda esto va a ser incómodo»
—No, tú nos acompañas, más que nada porque fue tu idea y conoces a una de ellas. ¿Verdad Demian?
—Sí, bueno, si no tengo opción déjenme a mí. —Juré en ese momento vengarme de Malice.
Nos acercamos donde estaban las representantes de la academia por suerte no estaba Maya con ellas. Solo una de sus compañeras quedó en el sitio al parecer su coordinadora quien sonrió al verme acercando con Malice y Samantha.
—Buenas tardes, hace rato estuve con Maya, me pidió que invitara a quien esté interesada a su academia.
—Gracias joven. ¿Te refieres a Silver verdad? Buenas tardes soy su administradora, Levone Adams. ¿Están interesadas en inscribirse? Adelante, no sean tímidas.
Dijo una mujer rubia. Esta mujer olía similar a Chris y Malice parecía incomoda pese a su amabilidad ¿Sera una licántropo?
—No solo yo me inscribiré mi nombre es Samantha Rose ellos solo vinieron a acompañarme.
—De acuerdo pasa por aquí, mi hija Selena te tomará los datos. —Cerca de ella había una chica de nuestra edad, rubia con ojos celestes parecida a su madre quien nos observaba con una tímida sonrisa. Su olor correspondía a un lobo pero su aura no era hostil hacia nosotros. Hasta podría decir que era muy linda. —Oh no se preocupen tanto yo como Selena somos pacifistas, su secreto está a salvo, no les causaremos problemas.
—¿Chicos de que hablan tanto? —Salió jubilosa Samantha —La coach me espera la próxima semana.
—¡Muy bien Sam estoy muy feliz por ti! —Malice la abraza. —Misión cumplida lástima que no pudimos conocer a tu amiga ¿Verdad Demian?.
—Si… no se preocupen la conocerán pronto seguramente. —«Te odio»
—Lástima que mi cuerpo no me haga apta para ese tipo de danza, conozco esa mirada Demian, la recuerdo de cuando jugábamos a la casita, se cuando alguien te gusta. ¿Acaso mi lindo primo está enamorado? —«Lo sé y me da mucho placer que me odies»
—Demian ¿Jugabas a la casita con Malice de pequeños? ¡Qué lindo! ¿Tienen fotos de eso?
—Si éramos esposos jugando y teníamos un oso de que era nuestro hijo, lástima que no tenemos fotos.
—Eran buenos tiempos…— «Como te gusta mentir»
—Oh vamos Demian al menos admite que Malice es muy linda no te estoy pidiendo que hagas algo raro solo que lo admitas.
—¿Acaso te parezco fea? Antes me decías que era muy linda ¿Por qué no lo dices ahora?
Me miró desde abajo como si fuera una niña y poniendo sus brazos bajo sus pechos para levantarlos aún más. Solo podía alejarme a paso rápido de ellas…
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