Del diario de Chrisaor Kiranen. Montes Cárpatos, 14 de marzo:
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Pasó una semana desde que fui atacado por ese acólito de fuego. Es la primera vez que tengo un combate de esa manera contra un humano, Mis compañeros lo estuvieron rastreando tanto en los bosques como en las ciudades y pueblos sin resultados. Mientras tanto ha habido desapariciones de niños en Bucarest en los últimos meses por eso mismo sospechamos que un culto de Satanistas es culpable y estamos siguiendo sus movimientos para encontrar a ese acólito. Frustrando en lo posible cada rapto por pedido de Ivy. Tardé muchos días en recuperarme de todas las quemaduras, pero mientras nada le pase a mi cerebro estaré bien. Me encontraba recostado esperando el anochecer para poder levantarme, no soy un vampiro que depende de la oscuridad pero me siento más cómodo en la noche, más que nada por costumbre. La puerta de mi habitación se abrió dejando sonar el chirrido de la madera interrumpiendo mi escritura y mis pensamientos dando paso a la única mujer en mi manada.
—¿Chris estas bien? ¿Ya estas recuperado?
—Si no te preocupes Ivy, avísale a Bear y Jean que cazaré con ellos, después de todo sería ilógico que no saliéramos juntos en luna llena como siempre.
—De acuerdo, por cierto la luna llena se pondrá dorada. ¿No tenías que luchar contra el vampiro? Quiero pensar que no iras, aún no te has recuperado del todo.
—¡Lo olvidé por completo! Será el otro mes, me interesa más derrotar al acólito que perder mi tiempo con debiluchos, además si no tuvo progresos en sus habilidades me aburriré como la primera vez. Si mis enemigos son fuertes yo también lo soy. No puedo permitirme el perder el tiempo y más ahora que ha surgido un enemigo fuerte.
—Entiendo… entonces no me preocupare por ello ¿Por cierto el acólito con el que luchaste no era…?
—No… aquel usaba electricidad, este el fuego pero este creo que es más peligroso, aunque no tan fuerte como el que disparaba rayos… Sé por qué lo preguntas. Es mejor no pensar en eso ahora, ve y prepara a los demás.
—Como ordenes, me alegra verte recuperado. —La licántropo de pelo corto color ceniza se retiró lentamente.
—Me siento mejor que nunca Ivy, quiero divertirme con esta cacería y demostrarles porque soy su alfa.
—Que sea la única chica de la manada no significa que se los pondré fácil. —Mi amiga sonrió desafiante.
Me levanté para ir con mis compañeros. Bear y Jean detuvieron su entrenamiento para saludarme mientras Ivy fue a la ciudad a investigar. Estaba anocheciendo pronto las estrellas cubrirían el cielo y tendríamos una hermosa luna llena, como nuestra tradición indica cazaríamos a cualquier criatura que ande por nuestro territorio lamentablemente eso también va a incluir a humanos desprevenidos ya que no tenemos manera de guardar nuestro secreto si uno de ellos lograra vernos. Esperábamos el regreso de Ivy para comenzar.
—¿Alguna novedad?
—Al parecer los vampiros están inquietos, uno de los suyos fue asesinado mientras custodiaba una clase de sello. Fue en un cementerio donde ocurrió, en coincidencia con un incendio en una vieja cripta.
Restándole importancia a las novedades los cuatro nos transformarnos por supuesto, no necesitamos ver la luna para comenzar pero es algo que nos gusta hacer por costumbre. Adoro esos crujidos que resuenan en mi cuerpo al tomar mi verdadera forma. Una vez listos comenzamos a correr, quien trajera la presa más grande sería libre de los quehaceres hasta la próxima luna llena y quien tenga menos éxito seria quien dedique más tiempo a la limpieza esas son las reglas de nuestro juego.
Mi primer presa fue un jabalí. Debo mencionar que estaba delicioso pero no era lo que buscaba, quiero algo más grande. Todos buscaríamos el premio mayor que ofrece este bosque: un oso pardo, lo único con una fuerza decente para presumir haber cazado. Apenas comenzó la primavera así que no todos salieron y la mayoría son machos. Así que no habrá problema con que cacemos un par.
Me detuve en un arroyo a tomar agua, descansé antes de concentrarme en mi búsqueda. Me subí a la copa de los árboles para observar mejor el paisaje. Los bosques rumanos se veían maravillosos, las montañas, los enormes árboles y por supuesto en el cielo despejado con nuestra hermosa luna llena rodeada de una inmensa cantidad de estrellas. Escuché un ruido debajo de mí, Jean pasó corriendo justo debajo de mis pies, me detengo a observarlo entonces siento un aroma. Un oso no podía equivocarme y no pude evitar que una sonrisa de triunfo se dibujara en mi rostro. Bajé de un salto hasta el suelo y decidí ganarle la presa o en su defecto trabajar en equipo con él. Opte por la segunda opción y me acerque.
—¿Oye Jean estas apurado por un plato sabr-Oso?
—¡No vas a ganarme esta ves Chris, ese oso es mío!
—No tienes el poder para desafiarme. —Lo regañe más en broma que en serio.
—En luna llena no hay alfas Chris quien llega primero se queda con la bestia y presume su cena.
—Escúchame. Tengo una proposición para hacerte que tal si trabajamos en equipo y entre los dos derribamos al oso, no creo que Bear e Ivy consigan algo mejor, así que uno de ellos se encargara de los deberes de la cabaña.
—Eres siniestro Chris pero está bien ¡De acuerdo!
Cuando llegamos a nuestra presa, este animal también se estaba alimentando de un ciervo. Jean se acercó a él para distraerlo, el oso se paró en dos patas, era su imponente posición de advertencia. Intenté embestirlo pero sus reflejos eran finos, me golpeo clavando sus garras en mi abdomen. Terminé en el suelo por falta de aliento, las heridas sanaron pero eso no significaba que no doliera. El animal había logrado sacarme carne en sus zarpas. Jean fue rápido de un salto quedó a una altura cómoda para darle una patada en la cabeza fuerte como para quebrarle el cuello matándolo sin dolor. Me costaba admitirlo pero pese a su baja estatura Jean es un guerrero excelente me alegra que este en mi jauría aunque tenga poco sentido de la jerarquía, su historial de victorias es indiscutible.
Tomamos nuestro trofeo entre los dos y nos dirigimos a la cabaña con una sensación de triunfo. Dejamos el cuerpo cerca de la puerta para que vean nuestro logro. No sé cuánto tiempo transcurrió eran ya las dos de la mañana y no había rastros de los demás, me estaba preocupando. Bear pese a ser el más alto y con una gran fuerza propia de los licántropos teutones tiene solo catorce años. Ivy es diferente es la mayor de la jauría es nuestra hermana mayor, tiene muchos más años que yo y sé que tiene experiencia pero aun así no puedo dejar de pensar en ellos. Desde que ese acólito nos atacó, siento que este hermoso bosque no es tan seguro como antes.
Jean estaba incómodo se le notaba aunque no dijera nada sobre eso, yo quería engañarme a mí mismo pero me sentía igual. Quería tomar valor e ir corriendo a buscarlos. Los minutos se hacían eternos y la tensión se cortaba con un cuchillo. No me di cuenta en que momento empecé pero estaba caminando de un lado al otro, Jean solo me observaba en silencio pero su golpeteo de garras contra el brazo del sofá era la prueba de su preocupación.
—¿Vamos a buscarlos? —Rompí el silencio.
—Deberíamos, tardan demasiado. —Dijo mientras miraba por la ventana hacia la oscuridad del bosque.
—Bien entonces vamos tu ve al oeste y yo al este esas fueron las direcciones en las que se dispersaron.
—Tengo un mal presentimiento, desde que salimos afuera siento olor a humo. —Sus ojos eran suplicantes, mi amigo tenía miedo de lo que pudiera pasarles.
—Seguro los encontraremos regresando. Confía en mí. —«No, no confíes yo también me siento como tú»
Nos separamos. Mis sentidos eran armas engañosas en mi preocupación pero son lo único que me ayudaría a encontrarlos. Subí sobre un árbol que resaltaba entre los otros para aullar, ojala los teléfonos sirvieran en el bosque. Resulta ser uno de los males de la civilización necesitar estar en ella para disfrutar sus ventajas. Al momento escuché un aullido débil sin duda era Ivy mi corazón se paralizó no solo al escucharla, sino al acercarme sentir el olor del humo de madera quemada. Cada zancada que daba me acercaba a un resplandor tenue en medio de la nada, el olor a pelo quemado solo logró alarmarme aún más. Llegue a maldecir mi olfato por adelantarme tanto a lo indeseable. Había mucha ceniza en el aire aún más en el suelo, mire por todos lados buscando rastros de Ivy, la contaminación de humo y ceniza no me dejaba olfatear incluso la visión era borrosa. Escuché un sonido en arbustos cercanos. Sin dudarlo corrí metiéndome en ellos, estaba viva y curándose lentamente, apenas podía reaccionar de sus temblores por el dolor.
No me atreví a tocarla mucho menos moverla, no estaba lo suficientemente curada para eso. Me acerqué a ella lentamente, e hice sonidos para calmarla, con temor abrió los ojos y respondió los sonidos con débiles quejidos. Solo atiné a decirle que estaría bien mientras delicadamente tocaba su rostro mientras instintivamente lamía mi mano. Sus ojos que generalmente se mostraban inexpresivos ahora eran suplicantes. No tenía dudas de quien era el culpable me sentía furioso. Quizás Ivy sea callada para muchas cosas pero es como una hermana para mí. No merece que le hayan hecho esto y ese hijo de puta va a pagarlo con su carne. Pasaron varios minutos hasta que Ivy pudo moverse y logró crear algo de piel la suficiente para ponerla en mi espalda y regresar cargándola.
Estaba corriendo cuando de a poco Ivy se fue recuperando. Mis sospechas eran ciertas, entre débiles balbuceos logro decirme que el Acólito había sido el culpable, pude explicarle calmadamente que Jean estuvo conmigo todo el tiempo pero no sabíamos nada de Bear. Faltaba poco para llegar a casa cuando divisé a lo lejos un resplandor, un incendio forestal. Use todos mis esfuerzos por llegar y recostar a Ivy en el sofá. Me estaba agotando de tanto correr, sentía el dolor de mis músculos sobre exigidos pero no importaba. Mi clan es mi familia, mis amigos, desde que comencé a valerme por mi mismo son lo único que tengo cerca. Volví a aullar en la copa de un árbol pero no tuve respuesta alguna. Desesperado corrí en dirección contraria de una enorme estampida de animales que surgieron de la nada, estos hicieron más difícil mi llegada al tener que esquivarlos.
El fuego se extendía, ya estaba muy cerca, sin dudarlo me metí en las llamas por encima saltando de árbol en árbol mirando hacia abajo esperando alguna señal de los muchachos. Respirar me fatigaba, la humareda era intensa, la visibilidad casi imposible. El humo había incapacitado mi olfato y mis oídos ensordecidos con el crepitar de las ramas ardientes a mí alrededor. Imágenes trágicas comenzaron a llenar mi mente. Me sentía abandonado.
Las llamas tenían un patrón era un pentagrama Baphomet. Mientras lo analizaba vi algo en el medio: Una cruz de madera invertida y alguien en ella. Con motivos para pensar en lo peor pase por alto el fuego hasta llegar hasta ahí. No quería mirar, me acerque lentamente, era un cuerpo casi irreconocible si no fuera por sus ropas: Jean estaba clavado a la cruz de cabeza con cuchillos de plata en ambas manos y sus pies unidos. La plata lo paralizaba, no estaba muerto pero si no hacía algo lo estaría pronto. Arranque del suelo la cruz y la apoyé con cuidado de no dañarlo aún más, con los cuchillos no tenía que ser delicado cada segundo contaba así que los arranque lo más rápido posible. Que este inconsciente lo hizo más fácil, una vez retirada la plata la regeneración comenzó, pero seguía habiendo un problema. ¿Dónde estaba Bear? Y no solo eso Jean tardaría en estar curado como para llevármelo.
Las llamas me cerraban las salidas pero Jean no mostraba signos de mejora. Era peligroso para ambos quedarnos así que tomé su cuerpo inconsciente y me dirigí a la cabaña, correr en dos piernas era cansado más cuando ya lo había hecho con Ivy, sentía las llamas acercándose y el tener mi cabeza en una posición más alta que cuando corro en cuatro patas hacia que entrara más humo en mí. Jean había comenzado a respirar aunque por suerte seguía inconsciente. Me uní momentáneamente a la estampida de animales. No podía más, sentía mis músculos desgarrados, el dolor era intenso pero al menos estaba lejos del fuego como para descansar un poco. Mi cuerpo sanaba pero ya no tenía energías para seguir. Me deje caer en el húmedo suelo, el cansancio, el humo en mis pulmones, junto a mis esfuerzos me hacían sentir como todo daba vueltas.
Creo haberme desmayado. El calor se acercaba a mí, a lo lejos escuchaba helicópteros los bomberos harían el trabajo de apagar las llamas. Lentamente me fui poniendo de pie, mis miembros estaban restaurados pero aún estaba lejos y las flamas se acercaban sin piedad. Tomé de nuevo a Jean quien seguía en su estado de inconsciencia pero al menos su cuerpo ya tenía algo de piel cubriéndolo, lo puse a mis espaldas y continúe corriendo tomando velocidad. Estaba a pocos minutos de llegar, ya podía sentir el aroma de la cabaña se sentía tan dulce, mi moral había subido bastante. De repente un ardor terrible golpeo mi hombro derribándome hacia el suelo. Mi caída había hecho que Jean saliera despedido varios metros adelante. El acólito estaba cerca, no sabía en dónde por la espesura. ¿Luchar? No sin dudas no era una opción en ese momento él tenía todas las ventajas, había jugado sus cartas perfectamente. Tomé fuerzas y volví a poner a Jean en mi espalda para seguir huyendo, los ataques en forma de bolas de fuego me llegaban seguidamente. ¡Estaba siendo perseguido! Como podía los esquivaba hasta que otro volvía a darme logrando derribarnos. Jean quien de a poco estaba recuperando la conciencia me habló.
—Huye Chris, es muy fuerte. —Decía con voz débil casi entre susurros.
—Un licántropo jamás abandona a un compañero de su jauría, no pienso dejarte hasta que estés a salvo, ese es un error que no pienso volver a cometer.
—Gracias, eres un buen líder Chris. —No llegué a responderle cuando otra bola de fuego me dio en los pies haciéndome volver a caer.
—Chris, veo que no es coincidencia encontrarte en este lugar al igual que a las otras dos basuras.
Entre las llamas entró caminando el responsable de haber convertido una calma noche festiva en una tragedia. Me sentía furioso pero impotente, esta vez no me sentía con las fuerzas suficientes para luchar.
—Ya veo pensé que podríamos eludirte, pero no lo logramos.29Please respect copyright.PENANA5cCW7hy1a0
—Deberías rendirte, es mejor que te mate no vas a querer vivir para ser testigo de lo que viene. —Se posó sobre un tronco en posición despreocupada y arrogante.
—No queda otra opción más que intentarlo… —Deje a Jean en el suelo, preparándome para luchar.
—Vas a pagar por tu arrogancia licántropo. —El acólito encendió flamas en sus brazos.
Los puños de mi enemigo comenzaron a lanzarme bolas de fuego. Estaba cansado aunque mi cuerpo estuviera sano, sin energías jamás podría vencerlo, esquivé como pude sus ataques mientras trataba de atraerlo lo más lejos posible de Jean. Esconderme detrás de los troncos no solo era ineficiente, también una mala idea, no me quedaba otra opción más que eludirlo todo lo que podía. El corría detrás de mí, podía hacerlo en ese instante mi velocidad era de nivel humano, solo la adrenalina me daba fuerzas.
Llegando a un claro intenté contraatacar con una patada. Escuche como los huesos del brazo que uso para protegerse se rompían, llegué por a pensar que tenía la batalla ganada cuando recordé su habilidad, en ese mismo momento logró quemarme con tres esferas llameantes que salieron de su brazo derecho que estaba libre. Fui enviado hacia atrás envuelto en llamas. Comencé a revolcarme en el suelo para apagarme. Cuando me puse de pie noté que él no estaba y también terminamos. ¡Estaba a pocos metros de la cabaña! Estaba seguro que ese bastardo intentaría algo Ivy estaba en peligro.
Entré, recorrí las habitaciones pero sin señal de nadie, Ivy había desaparecido pensé lo peor cuando escuché al sectario irrumpir por una de las ventanas. Me escondí contra una de las paredes fuera de vista, esperé el momento. Un segundo de distracción en que logré arrancar su mandíbula inferior de un zarpazo. El maldito gritaba de dolor de una forma grotesca tomándose la cabeza con sus manos mientras se formaba una nueva mandíbula. Tomé la oportunidad para huir, al acercarme a la puerta noté como los pasos se acercaban amenazantes junto al sonido de su sangre goteando fue un segundo lo que tardo en que todo a su alrededor se incendiara, todo excepto sus ropas. Con las llamas pude verlo en detalle, mechones de pelo rojizo, ojos verdes y orejas con varios pendientes satanistas. Se acercaba hacia mí con pasos pesados se le notaba furioso. No pude resistirme cuando me tomó para luego arrojarme por la puerta ya no podía moverme, sonreí al pensar que al menos moriría a manos de un enemigo poderoso. El humano al salir no fijó su atención en mí solo me observó, casi noté una especie de sonrisa con su “protomandibula”. Se puso de espaldas hacia mí, extendió sus brazos, de estos salieron dos grandes llamas constantes que se dirigieron a la cabaña. Ese monstruo quería verme humillado, la rabia crecía, lastimó a mis amigos casi al punto de matarlos, destruyó mi territorio, este hermoso bosque, y no solo me derrotó, no solo me humilló sino que como insulto está quemando mí casa deliberadamente. Todos los recuerdos desde que vivo de forma independiente se quemaron con ella.
Observé impotente cuando se acercaba hacia mí, estaba listo para morir, lo vi a los ojos, orbes llenos de maldad. Sabía que era un blanco fácil, se preparó para darme el golpe final. Sus puños volvieron a envolverse en llamas y lanzo el ataque. Instintivamente cerré mis ojos. El sonido lo escuche perfectamente: un impacto de puño, el sonido de huesos quebrándose, incluso el olor de la sangre manchando la hierba. No sentí dolor pero supe que ese golpe tenía una fuerza monstruosa. Me sentía en pie a mí no me habían golpeado o quizás mi sistema nervioso estaba tan saturado por lo que no podía sentir dolor. Intenté abrir mis ojos, estaba confundido. El Acólito estaba en el suelo inconsciente con un gran hueco en su tórax como si lo hubiera atravesado una bala de cañón y del otro lado una figura, me costaba ver por el cansancio y el humo. Pero mi olfato, me dijo quién era. Bear se acercó y me sostuvo.
—¿Dónde estabas? Pensé que habías muerto por su culpa. —Dije casi sin poder hablar, ahogándome en mi tos.
—Discúlpame Chris, al comenzar los incendios vine a la cabaña pero no había nadie, los busque mucho tiempo, cuando volví encontré a Ivy.
—¿Esta bien? ¿Tú la sacaste de la cabaña verdad?
—Sí, cuando vi que era ese Acólito, la lleve a una parte donde el fuego no haya llegado, luego hice lo mismo con Jean mientras luchaban.
—Bien hecho novato.
—Vete con los demás, intentare detenerlo mientras se recuperan.
—¿Estás loco?, Ese maldito puede matarte fácilmente. La única forma de vencerlo es que seamos muchos, ¿No viste como se retira cuando es superado? Debemos ir con los demás, Ivy ya debe estar mejor y Jean estaba maltrecho tardara un poco, pero si nos ocultamos lo suficiente tendremos tiempo de curarnos y contraatacar. Aún sigue inconsciente, es mejor que nos alejemos ahora.
—¿No sería buena idea tomar esta oportunidad ahora mismo y decapitarlo?
—Se regenera a través de las almas de sus víctimas, carece de un núcleo eso no va a matarlo.
Siguiendo el plan fuimos a escondernos en arbustos. Ivy mejoraba, tenía la piel delicada pero no por mucho tiempo. Jean estaba mal aun, el dolor lo tenía inconsciente era mejor así, su cuerpo necesita descansar. Bear se quedó de guardia. Creo que llegué a dormir media hora. El cielo se aclaraba, no había señal del acólito, pero si me dejaba llevar por la tranquilidad podría ser fatal. Me estaba adormeciendo cuando un fuerte sonido me despierta las estruendosas sirenas que prácticamente me ensordecían. Varios camiones de bomberos se estacionaron cerca de nosotros. Suponiendo que estábamos a salvo escondí mi cola, para pedir ayuda. Los humanos se acercaron a prisa entre ellos había una mujer, olía diferente tarde en darme cuenta de que éramos de la misma especie, Ella notó mi presencia para luego acercarse con cautela, para mi sorpresa se inclinó llegando a nosotros en cuatro patas, sin duda una licántropo por alguna razón no veía su cola.
—¿Eres Chrisaor Kiranen cierto? —Me preguntó para mi sorpresa me conocía.
—Sí, ¿Quién eres?
—Soy Levone del departamento de bomberos voluntarios de Bucarest. —Habló en tono calmo.
—¿Ellos son humanos?
—Sí son humanos, pero ayudamos a todos por igual, sean humanos o no. Se lo que estás pensando, ellos saben de nosotros así que podrán atenderlos.
—Gracias por favor ayúdelos.
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4 de abril: Han pasado tres semanas, no puedo creer que los bomberos hallan salvado este viejo diario, mi jauría está bien. Les dije que buscaran refugio, que corrieran la voz. Ese humano está libre y sé que planea algo muy peligroso. No voy a dejar que esto quede así. Quiero ser más fuerte pero solo no lograre mucho. Todos estos días estuve por Bucarest, buscando información. Este parque fue donde encontré al vampiro descendiente de Vlad Tepes. Curioso, aún no reemplazaron la banca que destruí. La gente me mira, tal vez porque estoy comiendo comida de perro. Supongo que no soy un citadino. Me gusta el aire libre es mi naturaleza. Perdí todo mi dinero y mis bienes en ese incendio, puedo sobrevivir y valerme por mi mismo pero… […]
Fui llamado por Levone al día siguiente. Me ofreció un departamento en el centro. No es mi cabaña y sigo con el problema de estar en una ciudad pero es algo. Cené carne de cerdo con su familia, por mi linaje fui tratado como un príncipe cuando en realidad ellos lo tienen todo. Si no fuera por su aroma es imposible distinguirlos de los humanos. Trabajan, compran sus alimentos, son parte de un sistema en el cual yo no podría estar cómodo. En especial la hija menor: Selena, parece más una mascota que un licántropo. Pasé tiempo con ellos, les conté sobre el campo y ellos a mí de la ciudad. Jon Adams el alfa, se veía emocionado al escucharme, lo normal pese a tratar de fingir ser humano, sus instintos, la emoción de cazar, son cosas que por más comodidades que tenga no se olvidan. Él era el único así, Levone y sus hijas no, Ivy se sentiría insultada. Me quede mirando la luna meditando como bastó un solo humano para arruinarlo todo y no era la primera vez. Ese sentimiento de impotencia me ponía de pésimo humor.
—¿No puedes dormir?— Selena me dio un escalofrío. Con su ropa de dormir de sedas caras y perfumadas es difícil diferenciarla de una humana.
—Sí, me siento deprimido.
—Lo entiendo. ¿Es lo que pasó en el bosque verdad?
—Quiero vengarme… solo eso. —Cerré los puños y me transformé. —Me siento humillado.
—No dejes que tu bondad se corrompa. —Ella tomó mis manos con suavidad.
—Casi lo pierdo todo, no quiero volver a perder a un compañero, me prometí a mí mismo jamás dejar que volviera a suceder se lo debo a Kova.
—Debes seguir adelante. Es un nuevo comienzo. Tus amigos están vivos pero más importante tú estás a salvo.
—No merezco tu amabilidad Selena, soy un cazador, lo llevo en mi sangre de licántropo y me gusta el camino que elegí. Tu familia… hizo el corte de cola para vivir como humanos. Es mejor que sigan sin entenderlo, vivan como humanos seguros en la ciudad.
—También soy un licántropo, aunque ya no tenga cola, aunque viva como humana, ¿No lo ves? —Se libera para demostrármelo. Me empecé a sentir incómodo, su aroma es tan diferente a todo lo que conocía.
—Es difícil creerlo, somos diferentes pero pierdes toda la fealdad humana con tu verdadero yo. —«Rayos nunca imagine que su forma real fuera tan bella»
—Son estas diferencias las que hacen maravilloso el mundo, debemos estar unidos.
—¿Y tú entonces a que te dedicas?
—Mi madre es bombera voluntaria y mi padre médico, el atendió a Jean y Ivy. Mis hermanas y yo cuando terminemos la secundaria estudiaremos enfermería aunque me gustaría ser maestra de kindergarten.
—Creo que podría aprender de tu familia. —De repente comenzó a reír de buena gana. —¿Que sucede? ¿Qué es tan gracioso?
—Nada es que viéndote me recordaste a Axel Rose.
—Que tonta. ¿Quieres que cante Welcome to the Jungle? Bueno tú pareces… Florida… Texas… no recuerdo pero es una actriz de una serie sobre extraterrestres.
—Para ser un cazador insensible, salvaje y primitivo eres agradable. —Dijo poniendo su mirada fija en mí con una bella aunque desafiante sonrisa.
—Para ser una hippie, poodle de ciudad no me molesta que me acompañes. —La miré por el rabillo del ojo mostrándole fingidamente orgullo. No creí ofenderla pero estuvo callada unos minutos.
—Únete a nosotros, no eres alguien malo, dedica su vida a ayudar. A veces es necesario tener puños para proteger a otros. —Luego de un suspiro me dijo eso, no entiendo por qué tanto énfasis en convencerme.
—Selena… —Quedé perdido en su mirada, ese gesto suplicante. Pese a tener solo un par de años de diferencia tenía ese brillo de los cachorros, es tan tierna.
—Hey ¿Por qué me miras como si estuviera en época de celo? Maldito acosador.
—¿Qué? No me hagas reír jamás podría tener algo con una mascota de ciudad que engreída eres.
—Yo jamás me acercaría a un bruto con complejo de Tarzan.
—No sobrevivirías ni un solo día por ti misma en donde yo vivo.
—¡Y tú no sobrevivirías un día sin mí!
—¿Qué cosa?
—Eh nada. —Se quedó callada, y sumamente roja como un tomate, era muy gracioso verla en ese estado.
—Bueno me convenciste.
—¿Eso significa que te unes?
—Sí y también significa esto… —No pude soportarlo, la tomé por sorpresa y la bese. Tuvo solo un segundo de resistencia para luego corresponderme sus labios eran muy suaves y su técnica torpe pero eso lo hacía aún más bello continúe un poco más hasta dejarla tomar aire.
—¿Por qué me besaste? Robaste mi primer beso, algún día vas a pagar por eso.
—No creo que me arrepienta. Porque soy un bruto salvaje con complejo de Tarzan.
—Ya lo veremos… duerme bien.
Con la sensación de sus labios en mi boca y la sensación de estar agitado en mi pecho intente irme a dormir mientras deje un largo suspiro en la almohada.
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