El cuentico de volver a la casa de mi mamá no duró mucho. A los meses que empecé a salir, de nuevo ya estaba harta de su cantaleta. Bien grande y me iba a volver a encerrar. ¡No! ya había aprendido la lección. ¡Adiós!
Así fuera a pagar una pieza, me iba a vivir sola. No me daba pa estudiar y trabajar, pero al menos no iba permitir de nuevo que decidiera por mí, ni encarcelarme mentalmente.
No tenía trabajo fijo pero me daba tranquilamente para vivir. Empecé a socializar con personas más adultas, no me faltaban propuestas, así fueran temporales.
A esa edad cada que había ferias o eventos me buscaban para hacer de mesera o salir en trusa para promocionar algo. Blanca capaz de deslumbrar al sol cuando se refleja en su piel; mi cabello natural es castaño claro, pero lo tinture rubio, largo, liso y algunas hondas que le daban alegría; ojos claros con visos miel, verde y gris; lunar cerca de la boca, flaquita con cinturita y un buen culo firme. Era perfecta para llamar la atención.
Ahí me pagaban bien, pero me cansé de la morboseadera de cuánto viejito verde creía que tenía el derecho de tocarme el culo.
¿Webcam? No. No fui capaz, me sentía siguiendo los mismos pasos de ella y me atormentaba más.
Mi vida social mejoró demasiado, gracias al idiota de mi ex le cogí gustó el rock y el metal, tal vez lo único bueno que me dejó esa relación. La vida en los bares para una mujer es muy fácil a duras penas me tocaba pagar el taxi de vuelta porque los hombres son tan pendejos que se dejan marranear super fácil.
Me encantaba volver a sentirme sexy, maquillarme los ojos delineados, labios rojos, vestir falda de cuero, camisas con los hombros al aire, medias de malla y botas de tacón alto. Llena de collares y cintas de satín en las manos y cuello.
Me ponía a bailar Glam con el parche que siempre iba al bar y me excitaba ponerlos a chorrear la baba con mis movimientos sugestivos. Pobrecitos, lo máximo que les quedaba era tirar paja porque que pereza otro man en mi vida. Nenas no me faltaron, pero no me quedé con ninguna, era cuestión de una noche y suerte, no creía en el amor, solo en el placer.
Por esa misma época comencé a hablar con un man por internet sobre una banda que me gustaba. Nos intercambiamos varios mails, me parecía misterioso, intrigante, pero muy seco. Había sido el único hombre que me había medio llamado la atención, le propuse encontrarnos y como era tan reservado no accedió, terminamos discutiendo y lo mandé a la mierda. No volvimos a hablar.
En el bar me gané la reputación de come niñas y si, yo ni las buscaba, ellas mismas se me ofrecían en bandeja de plata. Traté de olvidarla en una montaña de vaginas y senos de todos los tamaños, formas, gustos y colores; pero ella, mi gran amor, iba seguir siendo única, estaba en un pedestal muy alto que ninguna pudo alcanzar.
Si, hay que aceptarlo, me había enamorado y encoñada con ella. Casi nunca llegaba al orgasmo, desesperada las buscaba parecidas, con los mismos ademanes, las usaba para llenar mi mente con su imagen y cuando estábamos en la cama su recuerdo era los que me hacía explotar. Apenas me encontraba con la realidad, con esas caras, les daba la espalda y les pedía que se fueran.
Comencé a beber demasiado, a terminar borracha y llegar casi a rastras a la casa. El tema se me estaba saliendo de las manos. El punto de quiebre paso una vez me invitaron para una finca, obviamente con otras nenas. Me emborrache demasiado, terminé peleando con el dueño de la finca porque no hacía sino tratar de besarme y meterme a las malas a una habitación. Salí a media noche caminando por la vereda hasta el parque, no había transporte para Medellín a esa hora. Me senté en una de las bancas con la chaqueta sobre las piernas y me quedaba dormida a ratos de la borrachera y el cansancio.
Afortunadamente no me pasó nada. Cuando me desperté había una persona en la misma banca al otro extremo. Una monjita muy joven con su hábito sentada a mi lado.
Apenas abrí los ojos me preguntó
- ¿Estás bien? ¿Estás perdida?584Please respect copyright.PENANAyyhrzrwXrZ
- Si señora, estoy bien
Tenía un guayabo y un dolor de cabeza horrible, estaba congelada del frío.
- ¿A qué horas sale el bus para Medellín? -le pregunté-584Please respect copyright.PENANA8BCYvGpqyd
- ¿Pa Medellín en semana? Solo los miércoles y los sábados.584Please respect copyright.PENANA9fSHOS6pjK
- Uy -buscando las gafas de sol en la chaqueta- ¿y qué día es hoy?584Please respect copyright.PENANAr030VyvHNc
- Domingo584Please respect copyright.PENANAzv0ugoO3b3
- ¡HP! -me tapé la boca y encogí los hombros- ay, que pena!
Me metí la mano a los bolsillos y solo tenía como 10.000 pesos. Baje los pies al piso y me agarré la cabeza entre las manos pensando que hacer.
Ella ni se movía, pasando las cuentas de su camándula entre los dedos.
- ¿Que haces por acá a estas horas? -le pregunté para romper el silencio incómodo-584Please respect copyright.PENANANHSFQn1hql
- Vine a ver como estabas
Saqué la cabeza de las manos y la miré frunciendo las cejas extrañada. Volví a la misma posición para tratar de que el mundo no me diera vueltas.
- Si, te ví en la madrugada desde la iglesia y me pareció raro mujer tan bien vestida ahí sola 584Please respect copyright.PENANAHM1fir0dmq
- ¿Me estás hablando en serio?584Please respect copyright.PENANAtdXDJoQ0JX
- Si, le pedí permiso a la madre superiora para acompañarte
Que buen gesto, le di las gracias toda efusiva con un abrazo, ella se quedó quieta sorprendida con la reacción.
Primera vez en la vida que veía con buenos ojos a una monja. Haber estudiado en un colegio católico sólo me mostró lo ruin, interesadas y ladronas que pueden llegar a ser.
Mientras me componía le pregunté por el pueblo, a ver si entre lo que me contaba encontraba que ponerme a hacer en esas tierras, conseguir como sobrevivir unos días mientras podía a devolverme para Medellín.
No sé porque entre en confianza con ella y me dió por contarle algo de mi vida y como había terminado allá.
- ¿Usted no es católica? ¿Cierto?
Yo con esa pinta que tenía encima, reata con pentagramas y la chaqueta llena de parches de bandas, era obvio que no.
- No señora584Please respect copyright.PENANAT501KvmDIh
- No me diga señora -se reía- yo tengo como la misma edad suya
Se quedó espabilada un rato mirando una de las estatuas.
- La invito a que vamos a hablar con la madre superiora, seguro ella nos ayuda584Please respect copyright.PENANAbKYfSmzzVn
- No gracias, ahora lo que menos quiero es que me hablen de religiones584Please respect copyright.PENANAk6dHFDJM6l
- Está madre no es así, pero si le gusta ayudar a las personas
Le dimos vueltas y vueltas hasta que me convenció con la idea de una ducha y un desayuno. Esas monjas se las dan de redentoras de almas perdidas.
Me hizo entrar por un lado de la iglesia y en un jardín me hizo sentar. Desapareció unos minutos, se fue para adentro del convento y regresó toda caricontenta.
- Venga que la madre la quiere conocer584Please respect copyright.PENANAzZriRaNDSj
- ¿Sabes qué? -voltee a mirar la puerta de salida- te agradezco el gesto, yo creo que mejor me voy584Please respect copyright.PENANAUpCP6ND7kk
- Venga tranquila, yo ya le dije que usted no quería sermones
Entramos por un corredor largo y oscuro, subimos unas escaleras y pasamos por otro corredor lleno de habitaciones, al fondo una puerta de madera.
Era una monjita muy ancianita, ni les quiero decir a que olía pera la verdad muy amable. Parecía una abuelita.
- ¿Usted siempre tiene tan buena suerte? -me preguntó de entrada-
Me encogí de hombros y no supe ni que decirle.
- Es pa' saber si la pongo a qué me escoja los números del chance de hoy
Pensé «¿Qué? ¿Está fumada o qué?» no pude aguantarme la carcajada. Al menos sabía romper el hielo.
- Usted lo que tiene es un angelito -me señalo a la monja que me había llevado-584Please respect copyright.PENANAPG0bCG7Fh8
- Si señora, la verdad es que si
Me quedé hablando con ella un rato y me convenció de quedarme unos días, sin ningún compromiso, me dijo que tenía la mirada muy atormentada, que aprovechara para descansar unos días, meditar. Lo único que tenía que hacer a cambio era ayudar en los quehaceres.
Dije para mis adentros «¿Lee la mente o qué?» no sé que fibra toco, pero se me salían las lágrimas solas por las mejillas. Yo me las limpiaba tratando de disimular pero la llave que regula los lagrimales no quería cerrar.
Se levantó con dificultad, dando pasitos cortos, me tendió la mano y me invitó a ponerme de pie.
- Madre, yo le agradezco pero no soy de ir misa, ni esas cosas584Please respect copyright.PENANAEov3qNZIOD
- No vaya a los rosarios, yo también hago trampa, digo que estoy ocupada y me voy pa' la piscina
Me morí de la risa. Que señora tan graciosa. Cogió de la mano a la monjita y le tendió las mías.
- Vaya con Dios -me dio la bendición con mi mueca descalificadora y me miró a los ojos-. Usted no tiene que creer para que los otros le regalemos bendiciones, recíbelas con amor que yo soy la que quedó con la deuda -dió dos palmaditas en las manos y regresó con su lento andar a la silla-584Please respect copyright.PENANASc51Jq3Izm
- Bueno señora, gracias584Please respect copyright.PENANAOukzTRth7J
- Elizabeth, acomode la señorita en su habitación, préstele algo de ropa para que se cambie y pueda lavar la que tiene -hizo una pausa- y después llévela a desayunar584Please respect copyright.PENANAHCWvhTDKCE
- Si madre gracias, con su permiso. Dios la bendiga
Esos lugares son lúgubres, parcos, con cuchicheos por todos lados mientras rezan. Es como estar en una galpón lleno de gallinas.
Fuimos donde tienen la ropa para regalar y buscamos una que al menos fuera de mi talla. Unas camisetas y sudaderas fue lo que más se acercó.
Me acompañó a la habitación y me hizo acomodar en una de las camas de su habitación. Me senté en un colchón durísimo lleno de nudos. Acostumbrada a no ser pudorosa me quité la camisa y quedé en brasier. Pobrecita se puso roja roja y se dió la vuelta.
- Ay qué pena584Please respect copyright.PENANANdXed89Od4
- No se preocupe señorita, ya le traigo una toalla y las cobijas
Me volví a poner la camiseta y me quedé sentada en la cama esperándola. No se demoró prácticamente nada.
- Las duchas están por allá -me mostró las indicaciones como llegar con señas- yo voy arreglando su cama mientras tanto
- ¡Ay HP! -grite al sentir el agua helada, me cogió la risa por la grosería y me tapé la boca-
La verdad salí renovada, se me quitó mucho el guayabo pero el dolor de cabeza seguía ahí. Me acompañó a desayunar y después me dijo que me fuera a dormir un rato. Caí rendida, ya podía descansar tranquila.
Me desperté y ya era de noche, nadie me interrumpió, ni me exigió nada. No me provocaba salir de la habitación. La monjita llegó por la noche, leyó la biblia y sus oraciones de rodillas en la cama, yo me quedé callada para no interrumpir. Cerró su biblia y levantó su rostro hacia mi
- Ya estás de mejor semblante584Please respect copyright.PENANAr8anOkeIW8
- Si señora, ya me siento mucho mejor584Please respect copyright.PENANAMj0FIuZl5Z
- No me diga señora -volvio a reir- me hace sentir viejita.
Saco la pijama de un estante y yo en automático me di la vuelta
- ¿Prefiere que me salga un momento?584Please respect copyright.PENANAmtI3tNL2ZT
- No tranquila, así está bien
Pasaron varios días, me encontré con la madre más de una vez. Solo me saludaba con la mirada, levantaba la mano para darme la bendición y me decía.
- Yo invito -me picaba un ojo-
Me sacaba sonrisas cada que me la encontraba. Ayudé a barrer, a trapear, lavar platos y paredes. Hasta me dió por ayudar con la jardinería, creo que fue la parte más revitalizante de todas. Me podía perder en mis pensamientos y nadie me molestaba. Sinceramente fue algo que me sirvió, me dió una pausa y me dió tiempo para pensar en mi vida, reorganizar.
Con lo lorita que soy por las noches me quedaba hablando casi en secreto con Elizabeth y ella encantada de trasnochar. Una de esas noches, me contó como la guerrilla había masacrado toda la familia, la abuelita, el papá, la mamá, 2 hermanas y el hermanito recién nacido. Ella tenía 16 y se salvó de milagro metida en una zanja. Se me salían las lágrimas escuchándola entre sollozos.
Por eso terminó en el convento hace 3 años al cuidado de las monjitas. Me explicó que era novicia. Estaba terminando de estudiar y aún no se decidía si se iba a quedar de monja o si quería estudiar en la Universidad. Se le notaba lo inocente y montañerita, blanquita, cacheticolorada con un reguero de pequitas entre la nariz y lo cachetes. No quise intervenir, ni contarle mucho del mundo que yo conocía. No sería justo.
Me daba mucho pesar, se le salían las lágrimas contándome como extrañaba su familia, hasta como extrañaba dormir con sus hermanitas amontonadas en la misma cama porque no había más.
Le extendí los brazos y se pasó para mi cama corriendo. Trate de darle consuelo, se acurrucaba como una niña para que la mimara sobándole la espalda.
- ¿Puedo dormir con vos hoy?
Levanté las cobijas y de una se metió, la abrace y nos quedamos dormidas.
En la madrugada estaba haciendo un frío terrible que me despertó. Me levanté para su cama a coger sus cobijas a ver si así dejaba de temblar.
El piso era un hielo y al volver entre tiritando. La volví a abrazar, me cogió las manos.
- Estás helada -me dijo-
En su inocencia levantó su pijama y puso mis manos en su vientre.
- Así se te calienta rápido
Mi mente dañada pensaba «¿Las manos o la vagina, me estará queriendo decir otra cosa? ¿Por qué me pasa esto a mi?» corrió el cuerpo hasta quedar pegadita del mío, sentía sus nalguitas y me moría de ganas de restregarle mi pelvis.
Su cuello me quedó a la altura de la boca y le respiraba el aire caliente en la nuca. Mi mente seguía inquieta «¡HP! éste no es el momento para excitarme, calma, calma, respira»
Ella no era fea, una flaquita hasta lo más de agraciada, obviamente desaliñada, no había vanidad alguna, plana como una tabla. Las manos seguían heladas y ella comenzó a frotarme los brazos con la palma de las manos sobre su camisa.
«Las monjitas no son comida. Las monjitas no son comida» me repetía en la mente sin cesar.
Saqué las manos asustada, a ver si no sentía su piel y me lograba calmar. En su inocencia volvió a poner sus manos sobre la mía.
- Huy no, todavía las tenés heladas
Volvió a levantar su pijama, meterlas en su vientre.
«Niñá por favor, no soy de piedra» cerré los ojos acerque mis labios a su cuello apenas rozándola, a punto de darle un beso, pero me aguantaba.
- Brrr que frío está haciendo hoy -su cuerpo tiritaba-584Please respect copyright.PENANAMNXlXctdoE
- Vió, ya le dió frío a usted también
Trate de sacar las manos otra vez y las abrazó con fuerza para que no las pudiera sacar.
- En un momentico se nos pasa y vamos a estar calientes
«¿Más "caliente" de lo que me tenes?» mi mente enferma no paraba de hablarme.
El espacio que había dejado entre nosotras lo eliminó y otra vez se corrió hacia atrás con su cuerpo pegadito al mío. No sé si fue con intensión o no, pero tiró su nalguita hacia atrás y fué la gota que derramó el vaso. Mi mano en automático subió hasta su pecho y mis labios comenzaron a besar su cuello, respirando profundo.
- Ahhh -gimió delicioso- ¿Qué haces?
Bajé de nuevo la mano a su vientre, intente sacarlas, pero encima de la pijama me agarró las muñecas, no las soltó hasta que dejé de intentarlo. Respire profundo y traté de comportarme.
- Lo siento, lo siento
Ella volteó el cuello sobre su hombro a mirarme, se los juro, lo intenté, pero las ganas me podían. Me le acerque despacito, le di un besito susquineado y le pase la lengua por la comisura.
Todo su cuerpo se estremeció, de nuevo su nalguita se movió hacia atrás chocando contra mi pelvis. Mi mente me dio el visto bueno «Este si fue voluntario. Ya si no respondo». Empuje mi cuerpo hacia adelante, como si la quisiera penetrar.
- Ahh -se le escapó otro gemido-
Subí la mano despacito por su torso, si no quisiera, le habría dado tiempo de poner su mano y detenerme. Nunca sucedió. Toqué sus diminutos senos y estruje su pezón entre los dedos.
- ¡Ay Dios, perdóname! ¡Ahhh!
Empecé a besar y chupar su espalda y cuello. No era capaz de contener sus gemidos
- ¡Ahh ahhh! ¡Ooohh Dios! ¡Ohhh Dios!
Me tocó soltar sus senos y taparle la boca.
- shhh silencio
Ella asintió con la cabeza, apretó los labios y se colocó una mano encima.
- ¿Sigo?
Solo asentía con la cabeza en automático. Me metí los dedos en la boca para llenarlos de saliva y poder juguetear con sus pezones. Alcance su lóbulo y al darle una chupada se le escapó un pequeño grito que alcanzó a controlar con la mano.
- shhh no hagas ruido que nos pillan584Please respect copyright.PENANADkLxFUkMEo
- Ay señor ¿Por qué hago esto?584Please respect copyright.PENANA5jqZF15UMi
- Porque te gusta ¿O no?
Asentía de nuevo sin quitarse la mano de la boca. Me acosté boca arriba y abrazándola la traje conmigo para que quedara sobre mi en la misma posición.
Con dos manos libres, podía jugar con todo su cuerpo. Agarrarle los senos a la vez, pellizcarle un pezón; con la otra mano recorrer su torso generándo escalofríos y placer.
Deslicé la mano por su vientre, la abrí por completo con los dedos separados y desde su ombligo la bajé despacito en dirección a su entrepierna. Dejó de afirmar y empezó a mover la cabeza de lado a lado, su vientre se contraía en espasmos por la excitación.
- ¡No voy a parar!
Levanté la pijama y el resorte de los calzones. Estaba entrando en un lugar inexplorado por el hombre (o la mujer). Sentí sus vellos, finos y suaves, corticos, al parecer tampoco había conocido nunca una cuchilla de afeitar. Era como un peluchito. Jugué con la yema de los dedos, abría y cerraba disfrutando su suavidad, como terciopelo. Iba para abajo y luego hacia arriba, cada que subía acariciándola a contrapelo se quería morir. Pasó de taparse la boca a morderse. Gritaba y con su otra mano me agarraba del brazo tratando de impedir que continuara.
- ¡Quítala! -deje de manosear sus pezones y le pegue una palmada-
Me dejó continuar. Llevé mis manos a su cintura agarrándola fuerte contra mi, moviendo la pelvis de adelante hacia atrás, simulando que la penetraba. Esa mujer se quería morir, meneaba su nalguita en círculos.
No me imagino que se siente tener todas esas hormonas y calentura acumuladas, sin poder darle rienda suelta a sus deseos. Reprimida por las palabras de alguna monja frigida.
Le bajé el pantalón de la pijama, junto con los calzones. Su vientre vibraba agitado por su respiración. Ambas manos fueron a dar a su entrepierna cruzando los dedos entre una mano y otra, para abrirse luego hacia los muslos.
- ¡AY DIOS! -se le escapó un nuevo grito-584Please respect copyright.PENANA6e6cpcHP1w
- shhh silencio
Volvió a taparse la boca con ambas manos. Subió sus piernas pegando sus rodillas a su cuerpo, le ayude a quitarse la ropa, acaricie sus muslos y los presione a los extremos para que se abriera de par en par. Acaricie con los dedos, lenta y tortuosamente la cara interna de los muslos, la puse a temblar.
Abrí sus labios, separando en mitades su rajita y pude sentir el calor que emanaba. Agarré generosamente entre el pulgar y el índice la piel de sus labios externos separándolos, estirando la piel al límite. Giró su rostro para verme por el rabillo de su ojo, metió su mano en la boca y llenó de saliva los dedos.
- ¿Te quieres tocar? -le pregunté-584Please respect copyright.PENANAdx5rQbgM60
- Sí -bajó su mano llena de saliva con rapidez- ¡ahhhh!
Me encantó esa expresión de permiso. Afanada pasaba sus dedos en el medio, frotaba su clítoris sin cuidado. Era torpe. Coloque una de mis manos encima, al oído le dije que decir, enseñándole.
- Despacio. Relaja la mano. En círculos, pequeños, más pequeños. Ahora solo con la yema, tócate suave. Abre la mano y siente todos los dedos pasar, déjalos danzar.
Respiraba con dificultad, profundo, sus gemidos se le escapaban entre los dedos y en ese silencio sepulcral del convento sentía como si estuviera gritando por un altavoz. Agarré una almohada y se la coloque en la cara. Ella subió sus dos brazos en paralelo para apretarla contra su boca, la abrazó con fuerza y no paraba de gritar.
- ¡OHHHHH DIOS! ¡OHHHHH DIOS¡
Tomé el relevo de su entrepierna con mis manos, junté todos mis dedos y rodee su clítoris, como cuando te hacen piojitos en el pelo, quería que sintiera como si se lo estuviera mamando.
- ¡OHHH DIOS! ¡OHH DIOS! ¡OHHHHHHHHHHHHHHH SEÑOR!
Su cuerpo no aguantaba más, mordió la almohada la apretó con todas las ganas y su pelvis la hacía brincar cada que el orgasmo la alcanzaba. La dejé descansar un segundo y volví a abrazar su clítoris entre la yema de los 5 dedos, arqueo su espalda, sin dejar de morder la almohada bajó sus manos para sostener las mías impidiendo que la tocara.
- ¿Cómo te atreves? ¡Suéltame!
Le agarré las dos manos, junte sus muñecas y las inmovilice con la mano izquierda. Abrí la mano derecha y con todos los dedos fui a recorrer sus sexo. Presionando fuerte, en círculos y tan rápido como podía hacia los lados. Dejó de morder la almohada y me decía en voz baja
- No no no, no no no, no no no, no no no, no no nooooohhhh ahhh
Le solté las manos, le tapé la boca y nariz para que no hiciera tanta bulla. Sin siquiera pensaba en parar de masturbarla, por el contrario, cada vez lo hacía con más fuerza, más rápido y hasta le daba unas palmaditas.
Sus manos se agarraron de mi antebrazo, tan fuerte que hasta me estaba clavando las uñas. Me empezó a dar puñitos para que me detuviera, no me importaba, no iba a parar.
Apoyó sus piernas en el colchón arqueando toda su espalda y levantando su pelvis, aguantó un momento en esa posición. Al caer sentí el calor y la humedad en mis manos. Acababa de tener un orgasmo delicioso.
Solté mi mano y su cuerpo convulsionaba de placer, era tan fuerte las contracciones, que me tocó abrazarla por miedo a que se me cayera de la cama. La tire al interior contra la pared, aún de lado seguía chapaleando. Volteó a mirarme, como si fuera el mismísimo diablo, asustada hundió su cara en las cobijas y se quejó.
- Ahhhhhhh... ¿por favor?... ¿qué hice... señor?
Poco a poco su respiración regresó a la normalidad, no sacaba su cara de entre las cobijas y yo le daba cariñitos en la espalda y caderas. Agarrándole las nalguitas con deseo, a ver si me dejaba continuar.
Se levantó de rodillas y se tapó con la cobija, le daba pena sentirse desnuda ante mi.
- Perdóname, perdóname, no debí hacer esto -repetía sin mirarme a la cara-
Se bajó asustada con rapidez para su cama, recogió el pantalón del piso y se lo colocó a toda prisa. Cogió la camándula y se puso a rezar. Bueno, cada loco con su rollo. Me di la vuelta y me quedé dormida entre su cuchicheo, con el antojo de al menos haberle metido un dedito.
La mañana siguiente me desperté y ella no estaba en la habitación. Seguí la misma rutina de baño helado, ayude a hacer destinos. La encontré en la capilla con las otras monjas rezando, esquivaba mi mirada.
Lo que menos quería era causar incomodidad. Ya la ropa con la que había llegado estaba seca, me cambié organice todo en la habitación y doble la ropa al pie de la cama.
Fui al despacho de la madre superiora, toque tímidamente y asome medio cuerpo.
- Madre ¿tiene 5 minutos?584Please respect copyright.PENANAiAPHfjmx7t
- Pase hija584Please respect copyright.PENANAeYuHbkPLXV
- Venía a despedirme y agradecerle584Please respect copyright.PENANACoU0QJg9Fq
- No hay nada que agradecer si encontraste un poco de paz584Please respect copyright.PENANAB1RUL7BULm
- Así fue Madre, nunca pensé encontrarla en un lugar como este584Please respect copyright.PENANAd4rNbtbYkE
- La vida da muchas vueltas hija, seguro nos volvemos a ver por ahí -miraba hacia el cielo-584Please respect copyright.PENANAmegkpIqawQ
- Seguro cuando reclame el chance por acá volveré para cobrar mi parte -sonrió, moviendo la cabeza a los lados-584Please respect copyright.PENANAupf8qQh2LV
- Que Dios la bendiga y la lleve en su gloria584Please respect copyright.PENANAJWCzFokE5O
- Gracias madre
Camino a la salida me despedí de varias monjas con las que alcance a hablar o trabajar. Me quedé en la puerta de la capilla y espere hasta que terminaran de rezar. No podía irme sin agradecer a Elizabeth. Salió junto con las otras monjas con su mirada al piso evitándome. Iba a seguir de largo y la tomé del brazo
- Ya me voy
Seguía muda y ni se atrevía a mirarme. Me le tiré encima y le di un abrazo con toda mis fuerza, algo sintió porque me lo regreso.
- Muchas gracias. Discúlpame por lo de anoche -le dije-584Please respect copyright.PENANAU69IfvxCkJ
- Por favor, ni lo menciones584Please respect copyright.PENANAXRd17BXo4e
- De verdad quedó muy agradecida con vos y por todo lo que hiciste por mi584Please respect copyright.PENANA8Q2UT1cZIy
- Fue un placer señorita
Nos soltamos el abrazo, me dió la bendición y le dió un beso a su crucifijo.
- Que el señor la bendiga584Please respect copyright.PENANAUNXbPhbVqu
- Lo mismo para ustedes
Di media vuelta y me fui sin mirar, a cada paso me sorprendía de que yo hubiera estado tantos días en un lugar como éste y que hasta lo haya disfrutado. Ni siquiera lo digo por lo de anoche, es más porque en realidad sí encontré un poco de paz y de perdón en mi alma.
Solo espero que su Dios y Señor la perdone por haber pecado de una manera tan deliciosa y que mis dioses se lo recompensen en un futuro cuando me recuerde con sus dedos en esas noches largas y frías.
Al fin... rumbo a Medellín. Hora de volver a la vida pecaminosa.
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