Estoy dormida, pero de pronto escucho voces, me levanto, cojo mis armas, alguien se acerca, miro a Bruno:
-Oye despierta, viene alguien
-5 minutos más mamá
-Muy bien
Cojo agua, se la echo en la cara, se levanta corriendo, me mira:
-Pero ¿Qué haces?
-Viene alguien, no te querías levantar, así que he tenido que hacerlo
En ese momento aparecen tres hombres, nos miran:
-Pero bueno ¿Qué tenemos aquí?
-Largaos
-No queremos, darnos todo lo que tengáis ¡Ahora!
-Pues va ser que no
Les apunto con mi espada:
- ¿Os vais por las buenas o por las malas? Vosotros decidís
-Nunca había visto a una mujer que desafiara a unos ladrones
-Siempre hay una primera vez para todo
- ¡Matarlos!
Se acercan, lucho contra ellos, al cabo de unos minutos los he vencido, le miro:
- ¿Estas bien?
-Sí, gracias
-No es nada, debemos irnos
-Danerys espera, quiero que me enseñes a usar la espada, es razonable que yo aprenda a defenderme.
-No confundas la defensa propia con el uso de un arma, si sacas la espada debes ser capaz de matar.
- ¿Crees que no lo sé?
-Exacto creo que no lo sabes, la gente recurre enseguida a su espada cuando debería ser el último recurso.
-No quiero aprender a matar, sino aprender a sobrevivir, ahora porque estoy contigo, pero antes viajaba solo, hay mucho peligro, necesito que me enseñes.
-Muy bien, reglas de supervivencia: Numero uno si puedes correr corre, numero dos si no puedes correr ríndete y luego corre, número tres si hay varios rivales haz que luchen entre sí, luego corre, número cuatro…
-Espera ¿Otra vez correr?
-No, la cuatro conseguiste en huir usando el ingenio, la sabiduría vale más que las armas, en el momento en el que sacas la espada te conviertes en un objetivo, en el momento en que matas, toda tu vida cambia, así que solo hazlo como último recurso.
-De acuerdo, mientras que este contigo me siento protegido
Me monto en el caballo, le miro:
-Vayamos a la aldea, te esperan para que cantes
-Si
Empezamos a caminar, él empieza a cantar, al cabo de un rato llegamos, me bajo, ato al animal, nos dirigimos a la cantina, entramos, hay mucha gente, hay una mesa en la que están cuatro soldados, Bruno me mira:
-Deséame suerte
-No la necesitas, lo harás bien
-Gracias
Se va, me siento en una mesa, una mujer me atiende:
-Buenos días ¿Qué va a querer tomar?
-Una cerveza, por favor
-Enseguida se la traigo
Ella se marcha, él empieza a cantar, pero tengo un mal presentimiento, al cabo de unos minutos me trae la cerveza, le sonrío:
-Gracias
- De nada
Se va, pero en ese momento un soldado la agarra de la muñeca, están borrachos, la mira:
-Oye guapa ¿Te gustaría pasar un buen rato con nosotros?
-No, os suplico que me soltéis
-Vamos te vas a divertir, muñeca
La dueña se acerca a ellos:
-Dejad a mi hija, os lo suplico
-Eso no va ser posible, queremos a la muchacha
Me levanto, les miro:
- ¿No entiendes que quiere que la sueltes?
- ¿Quién eres tú?
-Eso no importa, suéltala, no quiere nada con vosotros
Ellos se empiezan a reír:
-Eso nos da igual, la tomaremos, si hace falta a la fuerza
Me acerco, le pego un puñetazo en la cara, cae al suelo, ella se suelta, los soldados se levantan, se acercan, lucho con ellos, de repente entran más soldados, nos miran:
- ¿Qué pasa aquí?
Uno de los soldados se levanta, me mira:
-Está mujer nos ataco
-Intentabais abusar de esa mujer
- ¡Silencio! No está permitido atacar a los soldados, estarás todo el día en el calabazo ¡Cogerla!
Dos soldados me cogen, salimos, al llegar me meten en el calabozo, él guardia me mira:
-No estás sola preciosa, yo te hare compañía
-No necesito la compañía de nadie, muy pronto saldré de aquí
Me siento en el suelo ¿Cómo he podido acabar aquí metida? No hice nada de malo solo defendí a una mujer, va ser un día muy largo
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