Estamos desayunando:
-EL rey Jaime nos ha invitado a su boda, quiere que pasemos allí una temporada y le ayudemos con los preparativos de la boda, es un buen amigo, tengo muchas ganas de verle-Mi padre nos mira.
-Creía que estaba casado con la reina Antonia.
-Su esposa falleció, ahora ha decidido volver a casarse, además tiene un hijo, Luis se llama, si todo va bien quizá una de las dos se podría casar con él y una hija llamada Valeria.
Elizabeth sonríe:
-Seré yo quien se case con él, jugábamos de pequeños, además era muy atractivo, ahora que es todo un hombre debe de ser todavía más guapo además yo soy la esposa ideal.
-Ya veremos hija, quiero que preparéis todas vuestras cosas, mañana saldremos hacia su reino, ¿Alguna pregunta?
-Ninguna
-Vale, entonces preparar vuestro equipaje, las criadas os ayudaran.
-Con permiso
Me levanto, salgo del comedor, al salir una criada me espera:
-Alteza yo os ayudare con vuestro equipaje.
-De acuerdo, gracias.
Llegamos, y ella se pone a preparar mi equipaje:
- ¿Puedo ayudarte?
-No alteza, es mi obligación.
-No me gusta que tengas que hacerlo todo tu sola, te ayudare.
Entre las dos acabamos de prepararlo todo, anocheció, no puedo dormir así que decidí dar una vuelta, salgo del castillo, me dirijo hacia los establos, estaba Raúl:
-Hola
Se gira
-Hola, es tarde ¿No deberías estar acostada? -Me observa.
-No puedo dormir, me he cansado de estar dando vueltas en la cama, así que he decidido dar un paseo.
- ¿Qué es lo que te inquieta?
-Es una tontería, pero no me acuerdo como era el rey James, ni sus hijos, solo sé que juagaba con ellos, pero no recuerdo más.
- ¿Tienes miedo de no caerles bien a dos personas? Pero si eres la princesa guerrera, te has enfrentado a soldados fuertes y no tuviste miedo ni nervios.
-Te he dicho que era una tontería, por cierto, nunca te agradecí que me entrenaras y me enseñaras todo lo que sabias.
-No debes agradecerme nada, solo cumplí con mi deber
Se acerca:
-Tus padres me dijeron que te protegiera de todo, no dejare que nadie te haga daño.
-Gracias, pero se cuidar de mi misma me enseño el mejor.
-hice esa promesa a tu padre y a mí mismo, así que la cumpliré-Me acaricia la mejilla.
Nos miramos a los ojos, se acerca lentamente, nuestros labios están a punto de rozarse, pero escuchamos pasos, me retiro.
-Sera mejor que vuelva a la cama, es tarde y mañana me espera un lago día.
-Tenéis razón, volved, Buenas noches.
-Buenas noches –le miro por última vez y me retiro
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