Descargó cuidadosamente la cámara en el suelo y fue a su habitación, se escuchó como revolcaba entre cajones buscando algo. El licor ya me daba un poco de vueltas en la cabeza y sabía que no me estaba ayudando a ser muy decente que digamos.
Regresó con guantes de látex negros, dos pasamontañas y una caja de condones. Me di la vuelta para ver cómo se quitaba la ropa y la tiraba en el suelo, pero lo que más me gustó fue ver como se sacaba el cinturón con rabia y lo doblaba a la mitad para dejarlo al lado de su cámara. Todo mi cuerpo se estremeció, sentí algo que me hizo dar escalofríos pero que aún no tengo como explicar.
Se acercó a mí, esperó a que me pusiera de rodillas. Abrió su pantalón y sentí el calor en mi entrepierna cuando al ver su verga gruesa llena de venas. Me golpeó la cara con ella y dio algunas cachetadas, por más que lo intenté hasta que no se puso el condón no me dejo meterlo a mi boca.
- Que conste que esto fue tu idea --me dijo--67Please respect copyright.PENANATLlzLgKp1E
- No me estoy quejando67Please respect copyright.PENANACxDJrF1DFu
- Al contrario, espero que te quejes67Please respect copyright.PENANAuD3KIjTYE8
- Si no te importan los vecinos, a mí tampoco67Please respect copyright.PENANAWWKR4bnoxM
- Es navidad cada quien celebra como le dé la perra --lo dijo como indirecta-- gana67Please respect copyright.PENANA4kUUPjLKyM
- Bueno, esta perra quiere que santa se la folle como a un animal, sin sentimientos con cachetadas y escupida incluida
Me empujó y quedé tendida en el tapete, saboreando la saliva que había quedado por fuera de mi boca mirando fijo a esos ojos sombríos que tanto me intrigaban.
Se hizo de rodillas con su ceño fruncido y me miraba con lujuria mientras se colocaba los guantes negros de látex, justó lo que haría un asesino antes de ahorcar a su víctima, pero en vez de miedo me ponía más caliente.
Acercó una segunda extensión, me levantó cada extremidad enrollándola por todo mi cuerpo sin siquiera tener cuidado de causar daño. Los dos teníamos mucha rabia navideña acumulada y necesitábamos liberarla de alguna forma.
Tomó la cámara del suelo y se puso de pie abriendo las piernas sobre mi tomando fotos sin cesar, mientras pisaba diferentes partes de mi cuerpo. Me metió los dedos de su pie en la boca para que los chupara y dejaba caer desde su rodilla lo último que quedaba de su whisky para que lo tragara.
Yo veía mi reflejo en el lente de la cámara y sentía el calor de la excitación, de la locura y de imaginar que estas fotos se iban a vender como pan caliente en mi cuenta.
No sé si fue que me drogó o ya estábamos demasiado borrachos. Recuerdo cerrar los ojos para disfrutar un orgasmo mientras él me frotaba mi sexo con su otro pie; empecé a desvanecerme y todo se convirtió en silencio y oscuridad, estaba en medio del espacio, en la nada.
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