Al medio de la barra se encontraba un hombre de mediana edad, alto, blanco, cabello negro y barba abundante un poco descuidada. Vestido con camiseta negra, chaqueta de cuero y gorra.
Su expresión era inamovible y difícil de descifrar. No sabía si tenía demasiada paz mental o demasiada tristeza. No sé por qué no podía dejar de verlo. Esos ojos sombríos que siempre miraban fijo la botella mientras desprendía la etiqueta con un cuidado singular me habían capturado.
Estaba tan concentrada en él que no me di cuenta y coloqué el vaso demasiado al borde de la barra y cuando lo solté sentí ese frío de lo inevitable, iba a caerse. Traté de agarrarlo cuando ya iba en caída y fue peor por el uso de la fuerza desmedida. El líquido salió disparado por los aires directo hacia el desconocido y el vaso se estrelló contra una pared.
El cantinero me miró con desgano, agarró la escoba y el recogedor con rabia y se dispuso a limpiar mi desastre. El individuo aquel, ni se movió, solo miró su chaqueta empapada en cerveza y respiró profundo, indignado, sin siquiera mirarme.
- ¡Ay! Que pena, soy una torpe --tome unas servilletas tratando de secarlo un poco--72Please respect copyright.PENANAOG4CEnhZSo
- No hay problema72Please respect copyright.PENANAFwMl1tNfFF
- De verdad lo siento mucho... no era mi intención72Please respect copyright.PENANASm4gFnmFrU
- ¡Relax nena!
Volvió a mirar su cerveza, tomó lo que quedaba en ella, arrancó la etiqueta y la pego en la barra junto con otras más con su palma extendida. Levantó la botella vacía hacia el cantinero que regresaba con los vidrios rotos para tirarlos a la basura.
- Al menos déjame invitarte un trago72Please respect copyright.PENANASJNcQIrz0t
- No hace falta72Please respect copyright.PENANAp3cfHQuCb7
- No me hagas sentir peor de lo que me siento
Le hice señas al cantinero para que nos trajera dos cervezas extendiendo dos dedos de mi mano creando una V.
- ¿Me puedo sentar?72Please respect copyright.PENANA7Eplpms7im
- Este es un país libre
Trajo las dos botellas y las abrió delante de nosotros, dejando caer las tapas de lata en el suelo.
- A su salud señorita
Chocó su botella con la mía que aún estaba en la barra, le dio un trago y volvió a su estado anterior con la mirada fija en la botella, empezando a despegar la etiqueta poco a poco.
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