Esa tarde cuando fui a buscarlo, me llevé una grata sorpresa al ver lo bien que se había arreglado y perfumado para mí. La verdad es que ayudó a encender el fuego desde el inicio.
Cuando me acerqué a saludarlo fue directo a mi boca y como una víbora esquivé sus labios... y con eso lo volvió a apagar. Lo abracé para disimular y que no se sintiera demasiado mal por ser rechazado delante de tantas personas.
- ¿Qué crees que haces? --le pregunté entre dientes--
- Pensé que podía saludar a mi novia...
Siempre tan iluso, pobre hombre, vamos a poner los pies en la tierra de una vez.
- ¿Novia?
- Acaso no...
- Creo que necesitamos hablar
Lo tomé de la mano, cruzando los dedos y caminamos en silencio hasta un frondoso árbol que hay detrás de su casa con un enorme columpio.
- Jhony ¿cómo qué novios? --pregunté amablemente--
- Después de lo que pasó ayer, yo pensé que... --enredó sus dedos de forma nerviosa-- tú y yo --carraspeo– podíamos...
- Johny, no vayas tan rápido, aún no ha pasado nada
- ¿Cómo qué no? para mí eso significo mucho
- A ver corazón de melón --coloqué mis manos sobre las suyas-- qué te parece si por ahora no le ponemos nombre a esto y vamos viendo que tal evoluciona
- Okay, está bien no tengo problema con eso, pero te ¿puedo saludar de beso?
No sabía bien qué responder. La verdad es que aún no estaba muy convencida de sentirme cómoda con todo el mundo sabiendo que la mujer más ruda del pueblo estaba saliendo con el hombre declarado como el más gallina de todos los tiempos.
- No sé Johny, creo que por ahora es mejor que mantengamos en secreto todo esto, así no se entromete nadie
- Claro, es verdad
Se levantó del columpio y me miró con esos ojos de cachorro triste, aguados a punto de llenarse de lágrimas y por poco me logran convencer de dejarlo darme un beso.
Respiró profundo, miró hacia arriba tratando de que la gravedad regresara la humedad a sus ojos y no terminaran rodando por sus mejillas.
- Ven --me estiró su mano-- tengo algo que mostrarte --sonrió--
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La mayoría de empleados ya habían dejado la granja, así que aprovechamos para subir al granero con sigilo para que nadie más nos fuera a ver y visitar nuestro lugar secreto.
Movió un primer nivel de fardos que ocultaban el camino final, los colocó de vuelta y me mostró unas cuerdas con latas en el suelo que servirán como alarma en caso de que alguien llegara a entrar.
Luego bajo los cubos que hacían el trabajo de puerta y se me cayó la mandíbula por la sorpresa.
- Wow Johny ¿tú hiciste todo esto?
- Si, para ti
Se había esforzado en reacomodar algunos fardos para que nos pudiéramos acostar sobre ellos y unas mantas encima que servían de acolchado. Había decorado con flores recién cortadas para hacerlo un poco más agradable y perfumado. Una mesita improvisada con una cubeta de metal llena de hielo y sumergidas en ella dos pares de cervezas a la temperatura perfecta.
Lo único malo que vi, es que también había metido un candelabro y dejado encendidas dos velas. ¿Cómo puede ser tan lindo y tan bruto al mismo tiempo?
Se que su idea darle un toque romántico, pero tal vez no pensó que fácilmente pudo haber quemado todo el granero si no llegábamos a tiempo, inclusive estando acá, me daba terror de que en cualquier momento termináramos rostizados.
- Me encanto John, de verdad, muchas gracias...
Eso sí, me agaché a soplar las velas.
- ... aunque creo que es mejor no tener fuego acá adentro ¿no te parece?
- Si --se rasco la cabeza-- no me había dado cuenta de lo peligroso que podía ser
- Además, no creo que sea necesario
Me acerqué a él, abrazándolo por la cintura y dándole un tierno y amoroso beso. Nuestros ojos se acostumbraron rápidamente y nos dimos cuenta de que había suficiente luz entre la penumbra.
- ¿Ves? --abriendo mi camisa para mostrarle el escote-- no necesitamos esas velas para nada
- Es verdad, además con nuestro fuego va ser suficiente --dijo mientras reía nerviosos--
- Wow ¿dónde estaba ese poeta escondido? jajajaja
Lo comencé a besar y mientras lo empujaba hacia la cama improvisada le abría los botones de la camisa para dejar su torso desnudo. Lo empujé para que cayera sentado y me monté a horcajadas frente a él, esperando a ver como reaccionaba.
Miró mis senos y alcancé a escuchar como trago saliva. Levantó su mano queriendo agarrar uno de ellos, pero la bajo rápidamente y colocó en la cama casi escondiéndola detrás.
- ¿Quieres tocarme?
- Si
- ¿Solo tocarme?
- Si... no, bueno no solo eso...
- Hazlo, no te detengas
- ¿Y si no te gusta?
- Si no lo intentas, nunca lo voy a saber
Tomé su mano y la coloqué en mi seno, mirándolo a los ojos lo invité a apretarlo empuñando mi mano por encima de la suya. Levanté la cabeza mirando al cielo y empujé su cabeza desde atrás para que me besara el cuello.
- Creo que si me gusta, corazón de melón
La verdad es que aún estaba lejísimos de sentir algo que medianamente me gustara, pero tenía que hacerlo sentirse cómodo, encender su mecha y darle alas.
- Si, Johny así, no pares, que rico se siente
El pobre Johny estaba tan feliz que no podía contener esa risa nerviosa que lo delataba. De repente se separó y me miró pensativo.
- Candy, te, te, te --tartamudeaba nervioso-- tengo que decir algo
Bajando sus manos y colocándolas lejos de mí. Yo las alcancé y lo hice rodear mi cuerpo con mi escote a la altura de su rostro.
- Ay Dios --se sacudió la cabeza-- que grandes son
- Aun no las conoces de verdad
Subiendo su mano detrás de mi espalda a ver si se animaba a quitarme el sostén.
- No, espera, de verdad tengo que... decirte algo, es muy importante
- Dime Johny --me crucé de brazos--
- Es que yo... este... yo
Le levanté la mirada tomando su barbilla y con cara amable le di un tierno beso.
- Confía en mi
- Es que yo nunca he estado con una mujer
No sé cómo hice para aguantarme la risa, cómo si no fuera ya demasiado obvio.
- También es mi primera vez...
Me reí de forma inconsciente, pensando que no era cierto, bueno si había estado con una mujer, pero lo que quería decir era.
- ... con un hombre
Creo que si él fuera un poco más perspicaz habría hecho la pregunta correcta para descubrir que en realidad no era del todo cierto, pero mejor ni le di tiempo de que aclarara la mente.
- ¿Eso era?
- Si
- ¿Algo más antes de que vuelvas a interrumpir? ¿o podemos seguir en lo que íbamos?
Me sonrió, me acerqué a besarlo, el bajo llenándome de besos en cuello y yo misma empujé su cabeza entre mis senos.
Esperaba sentir su boca, su lengua y unos cuantos mordiscos como lo había hecho Belinda pero lo raro es que únicamente aspiraba y se llenaba los pulmones con mi aroma como si lo quisiera grabar como un recuerdo para toda su vida.
Bueno cada quien con sus locuras y si eso luego lo lleva a ponerse más atrevido no lo iba a discutir.
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Entramos un poco más en confianza, me estaba gustando tanto todo lo que estaba pasando que ni me di cuenta cómo fue que terminamos acostados uno al lado del otro.
Era un buen aprendiz y tanto sus besos como sus caricias iban mejorando exponencialmente. Su pierna presionando en el medio de mi sexo empapado hacía me hacía sentir que estaba lista para lo que fuera.
Le empecé a abrir el pantalón y vi su cara de temor por decepcionarme. Traté de ser un poco más cuidadosa, pero las ganas me pudieron y cuando metí la mano debajo de sus boxer... sentí el calor y viscosidad de su orgasmo.
No saqué mi mano, no más para no tenerla libre y estamparle un puño en la cara.
- Candy, lo siento, lo siento, de verdad lo intenté, pero...
- Shhhh
Al notar que su miembro seguía igual de duro, lo besé sin dejar de masturbarlo.
- ¿Te gusta?
- Vamos Candy, no sigas
- ¿Te duele o te gusta?
- Me gusta, pero agghhh --cerró los ojos y respiro profundo tratando de aguantar--
- ¿Te vas a venir otra vez?
- Candy, en serio para un momento, solo un momento
- No, quiero que te vengas para mi
- Candance ohhhh arggghhhh ohh
Saqué su miembro debajo de su ropa interior y usando su mismo semen lo masturbaba más y más rápido concentrándome en la parte superior.
Cual potrillo recién nacido, su miembro se tambaleaba tratando de no caer, perdiendo la fuerza, pero muy pronto ya estaba de vuelta al ruedo. Podría venirse rápido, pero ese tipo de vitalidad no estaba nada mal.
- ¿Puedes seguir?
- Si, si puedo, pero Candy aghhhh ohh espera, espera...
Dejé de mover mi mano sin soltar su miembro y respiré profundo sonriendo.
- Gracias, es solo un...
Curvé mi boca y levanté una ceja, masturbándolo rapidísimo, acariciando su glande metiendo entre mi mano frotando contra la palma, subiendo y bajando con los cinco dedos por su longitud.
- No seas mala... vamos Candy aghhhh
Trato de detener los movimientos cogiendo con su mano mi muñeca.
- ¡Suéltala!
- Espera, espera --respiraba profundo y apretaba los ojos--
- Johny si no la sueltas ya mismo, me voy y no vuelvo nunca mas
- Porfa Candy, un momento
- ¡Q U E L A Q U I T E S Y A M I S M O!
Le dije con mirada amenazante y de inmediato retiro su mano, agarré su miembro con fuerza y lo apreté estrangulándolo.
- Nunca más me vuelvas a decir que hacer, si quiero hacer que te vengas lo hago y punto ¿entendiste?
- Si, si claro, está bien, como quieras
Lo apreté un poco más fuerte y en vez de quejarse de dolor su cara se transformó en placer.
Nos empezamos a besar y note que si lo masturbaba más cerca de la base aguantaba un poco más sin quejarse. Poco a poco, subí gradualmente mi mano hasta volver a acariciar su glande y los gemidos y miradas de piedad iban en aumento.
- Candy, Candy... aghhhhhh aghhhhh
Ni siquiera viendo cómo se retorcía y arqueaba su espalda me detuve, me quedé mirando su miembro masturbándolo a la misma velocidad cuando me interrumpió.
Levantó su mano como si fuera a detenerme y cuando lo miré rayado las llevó por encima de su cabeza, se agarró de la manta para aguantar, pero no lo pudo hacer por mucho tiempo.
- AAAAGGGHHHH ARGGGHHHHH
Un potente chorro salió por los aires chocando contra mi mentón y otra parte entre mi escote, no me lo esperaba y no sé por qué me gustó tanto, sentir la fuerza y la presión con la que chocaba. Además "sin querer" terminé probando el sabor de su semen cuando me chupé uno de los dedos y no me disgustó.
Muerta de risa me senté a su lado. Estiré mi mano para alcanzar una toalla y limpiarme un poco, destapé un par de cervezas, mientras él normalizaba su respiración.
Se metió el miembro dentro del jean y se sentó mi lado, recibiendo la otra botella con su mirada baja, avergonzado por no haber.
- ¿Estamos bien?
- Relájate corazón de melón, estamos bien, pero para poder que eso funcione a futuro tenemos que hacer algo con este...
Torcí la cara con una mueca tratando de encontrar la palabra adecuada para no herirlo.
- Problema. Si, lo sé, sé que tengo que mejorar
- Tranquilo corazón --le acaricié el rostro y me incliné para darle un beso-- que lo podemos hacer juntos, solo quiero que ambos podamos disfrutar
- Candance, yo hago lo que sea, te lo prometo, lo que sea --bajando la voz casi inaudible-- quiero que lo que sea que tenemos ahora no se acabe
- Eso es lo que quería oír mi Johny boy
Nos quedamos un momento ahí en silencio, ahora que sabía que entre polvo y polvo su duración aumentaba, no mucho, pero lo hacía, había una luz de esperanza.
Lo que le faltaba de aguante, le sobraba en vitalidad y por ese lado podía tomar ventaja... eso, sí al menos pudiera ir a la farmacia a comprar condones y no se enterara todo el puto pueblo, pero sin preservativos sería una locura tratar de intentar hacer algo más y no terminar embarazada.
Aún necesitaba entender un poco más de qué iba todo esto.
- Oye Johny, ¿te puedo hacer una pregunta... incomoda?
Me miró de nuevo con esos ojos asustadizos golpeando con las uñas la botella de forma nerviosa.
- Si --se le fue la voz y se aclaró la garganta-- sí, claro, dime
- ¿Cuántas veces te masturbas al día?
Mirando al frente para no intimidarlo y darle un trago a mi cerveza.
- Yo no me...
- Vamos Johny, no me hagas enojar
- ¿Una o dos... --respondió con temor--
- ¿O tal vez más? ¿Vamos dilo, no te voy a juzgar?
- Dos o tres veces por lo normal
¿Por lo normal dijo? Esto me intriga más, este chicuelo tiene algo guardado
- ¿Cómo es por lo normal? ¿Cuándo no lo es?
- Bueno, es solo un decir
- Vamos, estamos en confianza
- Es que hay días en que te veo demasiado hermosa y bueno, pues, ya sabes
- Ah picaron ¿te masturbas pensando en mí?
- Vamos Candy --se le subieron los calores a la cara-- no me hagas avergonzar
- ¿Que? si no tiene nada de malo que lo hagas ¿por ejemplo que día?
- Recuerdas cuando fuimos a comer helado
Lo voy a matar. Estaba a punto de pegarle un calvazo por ser tan estúpido, lo habría hecho si no me intrigara tanto saber más del trasfondo.
- Claro que si
- Estabas uffff, re-hermosa y fue imposible quitarme esa imagen de la cabeza cuando me pediste que te limpiara
¿Lo matan ustedes antes de que lo mate yo? Por dentro estaba que ardía de rabia, pero me tocaba disimular riendo y aprovechar que se estaba confesando.
- ¿Ósea que ese no fue un día de los "normales"?
- No, para nada
- ¿Cuántas veces te masturbaste?
- Vamos Candy, no me hagas contestar eso
- Solo es curiosidad ¿cuatro? ¿cinco?
- Ocho
- ¡¿Ocho?! --lo mire asustada y él se puso aún más nervioso-- ¿en serio?
- Ay Candy, de verdad --se le subieron todos los colores a la cara--
- No, no lo digo por mal, es que bueno ocho veces es...
- Ya lo viste, no es que me tarde demasiado
- Espera ¿pero las ocho veces te viniste?
- Si obviamente más cantidad al principio y a lo último pues prácticamente gotas
- Interesante --acaricié mi barbilla pensativa-- ¿y cuánto ha sido la vez que más te has masturbado un día?
- ¿El récord? --dijo excitado con orgullo--
- Ajam
- Quin.....ce --respondió dudoso--
- ¡¿Quince veces?! ¿Me estás mintiendo?
- No Candance, es de verdad fue el día que nos besamos la primera vez
- ¿Muchachito de dios, acaso te lo querías arrancar o qué?
Los dos nos reímos por un buen rato.
- No es que fue un día especial
- ¿Cuándo?
- ¿Te acuerdas de nuestro primer beso?
- ¿En tu cumpleaños? ¿pero si todavía éramos unos críos?
- Pues sí, pero a esa edad las ganas son peores
Se rio y no pude aguantar la risa y acompañarlo.
Me gustaba que ya estábamos teniendo más confianza para contarnos intimidades, pero me preocupaba un poco como sonaba todo esto, un problema tal vez más grande de lo que suponía y hasta un tanto obsesivo.
Igual lo entendía, porque si él se mantenía tan caliente como yo entendía un poco esa necesidad de sacarse todo ese "veneno".
- Oye Johny ¿y qué es lo que te imaginas cuando te masturbas?
- No eso si no te lo pienso contar
- Vamos corazón de melón ¿quiero saber qué hacemos?
Tal vez ese mismo material me podía servir a mi para usarlo esta noche.
- No Candy, no me hagas decirlo
- Porfis
- No, de verdad no soy capaz
Estaba tan apenado que casi que se quería meter detrás de las paredes de heno.
- Está bien, no me cuentes. Dejemos que sea un secreto y más bien lo hacemos realidad
Me levanté de la "cama" para arreglarme y él me miró con tristeza.
- ¿Ya te vas? ¿Tán pronto?
- Si corazón...
No les miento que estuve a punto de decirle que si él aguantara más no habría sido "tan pronto" pero seguro lo iba a destruir.
- ...ya se hace de noche y tengo que regresar a comer
- ¿Te acompaño?
- No es necesario --me incliné para despedirme con un beso-- Crazy me lleva en un santiamén
- Es verdad, esa yegua endemoniada corre muy rápido
«No tan rápido como tu amiguito». Llegué a pensarlo, pero me amarré los labios para no decirlo.
- Candy ¿nos vemos mañana?
- No creo, tengo que ir al pueblo por unas cosas, pero en unos días volvemos a intentarlo ¿está bien?
- Si, acá te estaré esperando
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Mientras cabalgaba a mi casa, no dejaba de pensar que este experimento no había empezado muy bien.
Si comparaba la experiencia maravillosa con Belinda contra esto, mi duda se empezaba a convertir en certeza. Tal vez era buena idea dejar de insistir, aceptar que si era una lesbiana e ir a buscar otra mujer.
¡Maldita duda! ¿qué hago? Dios ayúdame por favor.
Al menos, algo bueno salió de todo esto. Me pude masturbar recordando lo que había pasado con Belinda. 118Please respect copyright.PENANAPB4tpA7Bxw
Imaginaba a las dos desnudas frente a frente besándonos en los pastizales. Johny apareció de la nada, masturbándose, pero guardando su distancia. Nos rápidamente con su semen, la recosté en el pasto y con mi lengua lo limpié de todo su cuerpo.
- ¡Ahhhhhhhhh siiiii! ¡siiiiiii!
Al fin, después de tantos días, llegaba un poco de alivio a mi fuego interior.
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