Esa mañana sin siquiera despuntar el sol al gallo le dio por despertar antes de las 5 de la mañana y cacarear a todo pulmón.
Parecía ser un presagio que tomé con buenos ojos. Me levanté, cumplí con todas mis obligaciones y para mediodía ya estaba libre.
Me bañé, cambié y me vestí para atacar una vez más. Overall, mi acostumbrada camiseta de manga sisa y cabalgue a la granja de los Sanders a buscar a John.
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Trató de disimular, pero sin duda llamé su atención, es que además es imposible no perderse en ese escote cuando llevo overall.
Estaba descargando un cargamento de fardos de paja y con eso ya sabía yo que el resto de la tarde iba a ser dura. 113Please respect copyright.PENANA4PPiaogRMM
Tocaba bajar los fardos almacenados en la parte superior del granero. Soltarlos para alimentar el ganado, limpiar y lavar, antes de almacenar los nuevos fardos.113Please respect copyright.PENANA6bs4a9jKmp
Decidí ayudarlo, pero igual le dejé el trabajo pesado, subir cada fardo al hombro por las escalas verticales, yo solo los recibía y acomodaba.
Ya se estaba haciendo de noche cuando terminamos de subir el último de ellos. Lo cual me dio horas para pensar en mi movimiento.
Dejé uno de ellos al borde y me senté a esperarlo. John bajó a la oficina de su papá y subió con dos cervezas heladas.
- Mas que merecidas
- Si señor
Dimos vuelta a las tapas, brindamos y nos sentamos en el último cubo que aún estaba pendiente por acomodar para descansar un momento.
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No es que estuviera en las mejores condiciones para hacer mi movida, manos sucias, maquillaje corrido y sudando como mulas llevando su carga al sol.
- John, te quería mostrar algo... es que la granja de nosotros lo hacemos así pero no sé si acá lo hacen igual
- Claro
Levantamos el último fardo entre los dos y por un camino que hice hasta el final del granero lo llevé caminando de espaldas mientras él me seguía de frente.
- Wow tienes alma de arquitecto egipcio
- Vamos a ver qué opinas de esto
Giramos y quedamos metidos en una pequeña habitación entre unos bloques.
- Y si pones esto acá… y esto acá
Levantando otro par de fardos cerrando el paso y quedando completamente escondidos.
- Bueno jajajaja, acá no hacemos castillos de princesas, pero no veo porque no pueda funcionar
- No es un castillo, es un fuerte
- Ah claro, un fuerte ¿cómo los que hacíamos con cobijas de niños?
- Si, pero ya estamos muy creciditos para juego de niños ¿no crees?
Me miró diferente, girando su cabeza diez grados como un cachorro intrigado.
- ¿Entonces para qué es?
Me crucé de brazos, volteé los ojos hacia atrás y resoplaba fuerte agotada por su inocencia.
- John ¿en serio? ¿saco la plastilina? ¿hasta cuándo te tengo que esperar?
- ¿Para....? ¿para qué? --preguntó tartamudeando--
- ¿De verdad? ¿también te lo tengo que decir?
- Candy ¿no te entiendo?
- ¿Para qué?
Di un paso adelante y él lo dio hacia atrás tratando de conservar la distancia entre los dos, pero yo de inmediato cubría sus pasos con los míos; hasta que no pudo avanzar más al chocar de espaldas contra una de las paredes de paja.
Coloqué mis dos brazos rectos a lado y lado suyo sin dejarle salida.
- ¿Ah ya sé? cómo no me di cuenta ¿te gustan los hombres? --le dije--
- ¡No! a mi no...
- Ah ¿entonces soy yo la que no te gusta?
- ¿Como que no Candy? vos sabes que si me gustas, vos sabes que siempre me has gustado y mucho
Muy bien, un avance, al fin se atrevió a decir lo que pensaba sin acobardarse.
- ¿Qué te gusta de mí?
- Que eres una mujer muy inteligente y...
- Por favor, no me salgas con esas estupideces de niño bueno ¿qué te gusta de mi cuerpo?
- Tus ojos, me encantan tus ojos
- Ah ya ¿mis ojos?
Me acerqué más hacia él intimidándolo al pegar mis pechos y dejar mi escote a una corta distancia de su rostro.
- ¿Estos ojos? --mirándome el escote–
- No en serio, me gustan tus ojos, precisamente esa mirada que tienes de cazadora
- ¿Ósea que estos otros más grandes no?
- Bueno esos también, pero más…
Si de nuevo se iba a acobardar se me iban a quitar todas las ganas de hacer cualquier cosa.
- Mejor cállate
Le di un gran beso comiéndome su boca, así como aprendí con Belinda, llevando sus labios al interior de los míos e invitando su lengua a jugar con la mía.
Todo iba muy bien, besaba bastante decente, no tan bien como Belinda, pero lo hacía bien… hasta que le coloqué sus manos en mi trasero y metí la mía agarrando su miembro.
- Ohhh rayossss
Él empezó a gemir, se le blanquearon los ojos y sentí la humedad en mi mano.
- Los siento --bajando la mirada apenado-- Candy, no sé cómo me paso eso, yo no...
Me separé y vi la mancha en su pantalón, llevé mi mano a mi nariz y pude sentir el olor a lejía. El muy imbécil se había venido... ¿tan rápido?
Ahora cobraba sentido el presagio mañanero, rápido como un gallo. Maldita sea.
Respiré profundo para no matarlo, tratando de ser comprensiva y entendiendo que lo había tomado por sorpresa.
- No te preocupes --le di otro beso y dibuje una falsa sonrisa--, eso pasa, pero espero que mañana no se repita
Mientras bajaba un par de fardos para abrirme paso y poder salir.
- ¿Mañana?
- Si, mañana acá mismo ¿o no quieres?
- Si, si, si claro, mañana está bien, mañana y te prometo que no vuelve a pasar
- ¿Cierras al salir? no quiero que nadie más se entere de nuestro lugar secreto
- Sí, sí, yo me encargo
Me fui más que frustrada, por un paso adelante daba dos hacia atrás. Sin más opciones y habiendo mostrado mis cartas ya no tenía más opción que seguir adelante... con la esperanza de que nuestro próximo encuentro fuera mejor, porque este no me dejo ni siquiera buen material para terminar lo empezado en la soledad de mi habitación.
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