John prácticamente me rogó por meses que le diera otra oportunidad, estaba haciendo ejercicios de Kegel y hasta había dejado de masturbarse.
Durante ese tiempo mis dedos estaban a punto de sacar callo de tanto que me acariciaba y hasta prefería tener a John que nada. No teniendo con quién más quitarme las ganas, decidí aceptar.
Subimos disimuladamente a su habitación, nos besamos y todo iba super bien y en control. Me hice de rodillas le di una buena mamada, aguantaba como campeón y sin siquiera meterle un dedo por detrás. Estaba gratamente sorprendida.
Me desnude frente a él, lo deje que me chupara los senos y luego lo empuje hacia abajo metió su lengua, pero con su torpeza no me produjo nada de placer, me di la vuelta y lo metí entre mis nalgas.
Parecía un osito que había descubierto un panal rebosante de miel, chupaba lamia y gemía entre mis nalgas y me robaba gemidos, mientras que yo me apretaba los senos y me estiraba los pezones. Empuje mis nalgas hacia atrás, el cayó sentado en el piso y su cabeza chocaba contra la pared empujada por mis nalgas.
Dejé caer un poco de saliva en mi mano y empecé a acariciar su glande en círculos. Me sorprendía que aún no se hubiera venido y fue el momento en que se había ganado otra oportunidad. Además, me tenía calientísima con lo fuera que estuviera haciendo con su lengua.
Me di la vuelta, dejé caer un montón de saliva en su miembro. Me pasé por encima en cuclillas y mientras lo besaba me frotaba con su glande entre mis labios externos para mojarlo con mis fluidos. Abrí los ojos, lo miré y estaba muerto de susto. Se veía tierno y lindo, me gustaba eso.
- Todo va estar bien –le dije–
Moví mi mano colocando su miembro en mi agujero, él empezó a respirar aceleradamente y pronunciar como un mantra entre sus labios que no podía entender.
Dejé caer mis nalgas, pero mi trasero parecía no estar listo aún, el empujaba desesperado con su glande, se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por aguantar hasta que pasó lo inevitable, un chorro salió disparado contra mi apretado asterisco y aunque eso se sintió bien, estallé de la ira.
- ¡Idiota!
Lo agarré a palmadas y hasta le di una cachetada tan fuerte que termino tendido en la cara acariciándose el rostro.
- Candy, espera, espera
- No John, esa era tu última oportunidad
Me vestí, recogí mis cosas y sin importarme como se me quedó mirando su mamá desde la concina salí corriendo sin despedirme.
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En el camino a mi casa me encontré a su papá que todavía estaba reparando unas cercas por donde se estaban saliendo las vacas.
- Señorita Candy --se levantó el sombrero-- que tenga buena noche
- Lo mismo Sr Clint, feliz noche
No sé si fue por lo frustrada o caliente que estaba, pero hasta ese día no me había fijado del todo en lo apuesto que era ese señor.
Al verlo martillar con contundencia, con los músculos de sus brazos marcarse, mi sexo se estremeció y me recorrió un escalofrío tremendo por toda la espalda. Salí corriendo un poco avergonzada, esperando que él no haya notado el cambio de color en mis cachetes.
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Me encerré en mi habitación y de la nada me puse a llorar, me sentía frustrada.
Estaba más que caliente y no sabía que hacer, me empecé a desnudar para darme una ducha fría y al quitarme el vestido sentí la viscosidad del semen entre mis nalgas y mis panties mojados.
Me tiré a la cama boca abajo para morder una almohada y poder gritar. Mis nalgas se movieron con el salto y con las oleadas al abrir y cerrar se me subieron los calores.
Recordé las manos fuertes del Sr. Clint y mientras me bajaba los panties imaginaba que él lo hacía, les daba una olida y luego me los metía a la boca para sentir el sabor y para evitar que gritara por lo que estaba a punto de hacer.
Imaginaba y escuchaba como se quitaba el cinturón y la cremallera de su pantalón bajar. Me separe las nalgas para él y...
- Ahhhh ahhh siii siii
De una me metí un par de dedos, quería sentir lo más cerca posible a lo que se sentiría su miembro en mi trasero.
- Al fin un hombre de verdad ¡Ahhh ahhh!
Me llevé una mano adelante para poder acomodar mi almohada debajo y presionar mi sexo contra ella. Lo cabalgue delicioso mientras que me penetraba por detrás sin dejar de pensar en él, en sus brazos, sus manos, su barba llena de canas; completamente desnudos solo con su sombrero mientras me lo metía duro, con todas sus ganas.
Recordaba como enlazaba los corderos y les daba vuelta como si estuvieran rellenos de plumas. Me lo imagine haciéndome los mismo boca arriba, atada de manos y pies, tapándome la boca, mientras él me penetraba por detrás con su gran y delicioso hierro caliente.
- Ah ahh ahhhhhh ahhhhhhhhh
El orgasmo que tuve fue el mejor que había tenido hasta ahora, por primera vez hasta el cuerpo me temblaba y no era capaz de dejar de reír.
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Me canse de los niños, lo que necesitaba era un hombre, uno de verdad. Esa misma noche, decidí quién iba a ser el primero: Clint Sanders
Ya saben cómo soy, no espero a que sucedan las cosas simplemente las tomo.
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