John, empezó a sospechar de lo nuestro, era demasiado evidente que algo había entre nosotros, ya no era suficiente la excusa de las nuevas máquinas de ordeño para justificarlo.
Una noche nos siguió hasta nuestro "nidito de amor" y se hizo evidente lo que tanto sospechaba. Se llenó de rabia cuando nos vio por una de las ventanas haciendo lo que él se había soñado hacerme toda la vida.
La envidia se cruzó en nuestro camino, al ver que no se trataba de algo pasajero, sino que era algo que repetíamos continuamente y nos hacía feliz, me citó en el camino al rio y amenazó con contarle todo a mi papá.
- Primero que todo lo vas a dejar de ver y segundo vamos a terminar lo que empezamos
No sé si esperaba que me acojonara o me llenara de miedo como lo habría hecho él, pero lo único que logró fue hacerme estallar de ira y se estrelló con la misma mujer terca y orgullosa de siempre.
- ¿Acaso crees que soy una puta o algo así?
- Eso parece exactamente, la puta de mi papá
Le di una cachetada con intenciones de que se convirtiera en puño y la nariz le quedo sangrando. Tirado en el piso lo agarré de la camisa con ambas manos juntando mi frente a la suya y le di un cabezazo.
- A mi ningún imbécil me va a venir a insultar...
Le pegué un rodillazo justo en las bolas que lo hizo revolcar de dolor.
- ... y menos, me va a amenazar
Le di una patada en el estómago que le sacó el aire. No sé porque me contuve de no volarle los dientes con mis botas.
- ¡Haga lo que tenga que hacer! yo no vivo con miedo, como el puto cobarde de mierda que siembre has sido
Me arrodille en el suelo y cuando fue a tomarlo de la camisa una vez más para zanjar el tema, se cubrió la cara como si lo fuera a golpear de nuevo.
- Que te quede claro, nadie me dice con quien acostarme y nunca en la vida me voy a meter con un maricon polvo de gallo como vos
Le escupí en la cara y se acurrucó llorando como la nena llorona que siempre ha sido.
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Pensaba que eso iba a ser suficiente para que no se entrometiera en nuestro camino, pero me equivoque. No sé de dónde saco la valentía que nunca tuvo y decidió abrir la bocota.
Afortunadamente no fue directo a donde mi padre, porque seguro habría terminado en la carcel después de meterle una bala en la cabeza al Sr. Clint. Igual creo que le daba miedo decírselo a la cara y opto por contárselo todo a mi mamá.
Ella que tiene un poco la sangre más fría para estos asuntos, decidió ir a encarar al Sr. Clint y tras amedrentarlo de alguna forma logró convencerlo de que nunca más en la vida se me volviera a acercar. He igual le pidió que educara mejor a su hijo sobre lo que significaba la palabra lealtad y para que aprendiera a no meterse en lo que no le importaba.
Ella igual sabía que eso no iba a ser suficiente, aunque le dolió mucho alejar su única hija, iba a necesitar envírame lejos y lo hizo sin dudarlo. Me imploró que esta vez no abriera la boca y aceptara mi castigo. Convenció a mi papá de ya era hora de que me fuera a estudiar una carrera se verdad y me mandó a la ciudad a vivir con mi tía Christine.
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Recuerdo vívidamente ese día, montada por última vez en mi yegua escoltada por mis hermanos hasta el pueblo a tomar el bus. Iba aburrida mirando el suelo y me extrañé al ver un tapete de pétalos de rosa en el camino, levanté mi mirada a buscarlo y había adornado muy sutilmente los arbustos con flores.
A lo lejos lo vi en el filo de la montaña en su caballo, no podía ver su rostro, pero estaba segura de que estaba sonriendo. Levantó su sombrero y yo correspondí su despedida de la misma forma, hizo relinchar su caballo y salió cabalgando a toda prisa hasta desaparecer. Se me alcanzaron a salir algunas lágrimas que tuve que disimular.
Lo nuestro fue un parpadeo, pero duro justo lo necesario para conocer a ese delicioso hombre maduro que supo perfectamente como complacer todos mis deseos y necesidades. Lo único que lamento es no haber sido más valiente, me habría gustado que él también hubiera sido el primero en poseer mi sexo.
En fin, la vida me castigó sin poder volver a ver nunca más a Clint, pero me bendijo sacándome de ese pueblucho retrograda de mierda.
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Terminé viviendo en Houston, Texas, que tampoco es que sea la ciudad más liberal del mundo. Sin embargo, lo bueno de todo era contar ahora con mi tía como guía, una persona mucho más abierta a hablar de cualquier tema sin ponerle tabú.
Por algo es que ella también se fue de ese lugar buscando algo mejor, amaba su vida de soltera y termino por confesarme que la razón por la que había tomado esa decisión era precisamente porque le gustaban las mujeres y no iba a aceptar que por tradición la casaran con un hombre.
Fue la primera persona que supo de mi historia con Belinda y al menos una versión light de lo que viví con Clint. Siempre estuvo abierta a apoyarme y aconsejarme, a enseñarme a cuidarme para vivir una vida sexual, sana y plena, sin importar que lo disfrutara con un hombre o una mujer o incluso con ambos.
Terminé estudiando ingeniería mecánica y cambié la pasión de los caballos por las motos y ahora tengo uno de los talleres de alto cilindraje más reconocido de la ciudad.
Se que muchos vienen solo por la curiosidad de ver esa sexy mujer latina que todos dicen que es un genio y have maravillas con las motos... y bueno no voy a desaprovechar los dones que me dio la vida para sacarles dinero.
Bueno, también para conocer unas cuantas nenas, porque la verdad, es que me ha ido mejor con las mujeres que con los hombres. Ellas no se mantienen con el afán de desnudarse y solo meterlo, disfrutan más los juegos previos y le dan prioridad a la estimulación sin penetración, eso sí cuando me antojo de una buena follada me busco un hombre corpulento y parecido a Clint para que me quite el antojo.
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