Respirar cuesta cada segundo más, mi mente no se está quieta por las sensaciones.
–Iza – ¿Quién es Iza? Me pregunté después de haber dicho su nombre.
La imagen de una chica de ojos negros con cabello rizado rondaba en mi cabeza desde que había despertado.
–Escucha lo que escribí –decía una dulce voz. Pero en la habitación no había nadie.
– ¿No te ha gustado? –era la misma voz. Sin embargo, el único en la habitación seguía siendo sólo yo.
–Iza –grite al recordar quien era esa mujer, quien era la dueña de esa hermosa voz... Iza.
–Te amo –se escuchaba a lo lejos, la mano que antes sostenía la mía la cual ya no era fría sino cálida, era lo mejor que hasta ahora había sentido.
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–Te amo –respondí. Intentando hablar más fuerte pero ya no estaba en la cama de hospital ahora me encontraba en un parque.
–Mucho gusto Dan yo me llamo Izabel pero puedes llamarme Iza –me extiende la mano y sin titubear me aferró a ella.
Solo sé, que ambos apreciamos al ser que nos quitaría el dolor pero nos robaría el tiempo.
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