La casa era un lujo total y a los dueños se les notaba por encima el pedigrí. Prácticamente, se sentía como si estuvieran haciendo un favor de invitar a los plebeyos a codearse con la realeza. Traté de hacerme al ambiente, pero es que definitivamente choco con esa cultura, no logró comprenderlos.
Ellos se podían sentir un poco más a gusto, pero tampoco demasiado, esos protocolos excesivos hasta para coger el cubierto para cada plato hacía que todo fuera antinatural e incómodo.
Terminé por entender que más que nada habían aceptado la invitación para que yo pudiera conocer mejores contactos y hacer alarde de mi doctorado, algo que me podría ayudar a encontrar un empleo mejor que solo dar clases en una universidad.
El hombre era un señor de edad, con el cabello casi todo blanco, gordo y con una risa desagradable. Lleno de cadenas de oro y anillos en cada dedo. Todas las empleadas eran mujeres, jóvenes y hermosas, prácticamente modelos. A su esposa le habría servido más pasar por un consultorio psicológico que por las mil veces que había pasado por un cirujano queriendo revertir el paso del tiempo, sin embargo, yo no dejaba de verla como una mujer completamente desformada y desfigurada para darle gusto a los caprichos de su esposo.
Las conversaciones superfluas únicamente se centraban respecto a los negocios, ganancias y dinero, solo se desviaba para hablar sobre temas banales o hacer ver a las mujeres como un pedazo de mercancía o carne que feriar por kilos.
Agradecí terminar de comer y que el "anfitrión" se reuniera en la sala con los otros invitados más afines a su estilo de vida, mientras que nosotros los mortales nos alejábamos a hablar con su hija mayor, que rondaba mi misma edad, en la terraza de la piscina.
Ella, por el contrario, resulto ser superdiferente a su padre y con la seguridad económica resuelta de por vida se había dedicado a estudiar filosofía. Al fin, una conversación profunda y con sentido, sin dejar de un lado que era supercarismática y divertida.
Le importaba un trasero no cumplir con los criterios y convenciones de su familia. De no ser por ella esta noche habría sido un fracaso, afortunadamente fue la que prendió el ambiente, hizo poner música y que nos llevaran todo tipo de bebidas que quisiéramos.
Ya me estaba empezando a entonar y al volver a verlos así felices y alocados me entraron esas ganas tremendas de comérmelos a besos. Ese par me encantaba, no tengo como explicar lo que me hacían sentir, pero no era algo normal. Me llenaban de alegría y confianza, me sentía querida y tenida en cuenta porque nunca me dejaban sola o me hacían a un lado para poder bailar entre ellos.
Me sentí confiada de ir al baño sin avisarles, un grave error, pues cuando pregunté donde quedaba una de las empleadas me indico que todo estaban ocupados, pero que podía usar uno que estaba en el segundo piso al fondo.
Salí del baño con una sonrisa y hasta bailando al ritmo de la música con ganas de volver con ellos, pero se me borró de inmediato al encontrarme al tipejo ese esperándome en la puerta de una de las habitaciones.
Acababa de darme cuenta que se había amangualado con una de sus empleadas para emboscarme.
- Niña --con tono despectivo-- ¿me dijeron que está buscando trabajo?70Please respect copyright.PENANAJtUQwIm07f
- No señor, buscando como tal no70Please respect copyright.PENANA0dpOd8b40J
- Yo le podría ayudar con mis contactos70Please respect copyright.PENANAjXgzs9J10D
- Ah bueno señor, muchas gracias
Traté de seguir de largo, pero él se interpuso y con su voluptuosidad me interrumpió el paso.
- A usted tan bonita --me miro con morbo de arriba abajo y odié llevar esa falda-- le puedo ayudar a conseguir lo que quiera, solo es que se porte bien70Please respect copyright.PENANAX2tswrfYbj
- Le agradezco, pero prefiero que me contraten por lo que tengo acá --señalando mi cabeza-- y no por mi físico70Please respect copyright.PENANAwTjjyZ9Hv5
- Usted ni siquiera necesitaría trabajar si se deja querer
Me empezaba a temblar todo el cuerpo, trataba de guardar la compostura y miraba alguna otra ruta de escape. Si intentaba algo, ya había imaginado varios escenarios en mi cabeza, incluyendo patearlo en las bolas y salir corriendo.
- No soy ese tipo de mujer, soy de las que les gusta trabajar, no de las que se sienten a complacer70Please respect copyright.PENANATNDDjUQzAH
- Que lastima, estas nuevas generaciones de mujeres que creen que se pueden igualar a los hombres, en vez de quedarse en la casa a hacer lo que saben hacer
Apreté los puños de las manos, dispuesta a todo. Maldita bola de grasa asquerosa y miserable.
- Si algún día cambia de parecer y quiere vivir bueno, me avisa
Tiro su tarjeta de presentación al suelo y se giró entrando a la habitación. Apenas vi un poco de espacio, salí corriendo bajando las escalas, se me salían las lágrimas solas y no podía contenerlas. Antes de salir a la piscina, me escondí tras la puerta, respiré profundo y logré calmarme un poco.
Ahora me siento demasiado estúpida por no dejar que me vieran así, porque no quería traerles problemas que dañaran las relaciones con sus vecinos. Ese tipo de personajes que se creen intocables, lo único que se merecen es ponerlos en evidencia.
Finalmente, llegué a donde estaban ellos con una risa impuesta y traté de volverme a integrar, pero no me daban los ánimos, me senté en una de las sillas de sol tratando de aguantar, no quería ser la aburrida que les aguara la fiesta.
- ¿Estás bien? --corriendo mi cabello con ternura detrás de la oreja--70Please respect copyright.PENANA5CGugtBNUh
- Sí, sí, un poco cansada nada más70Please respect copyright.PENANAeTg406CLk9
- ¿Si quieres nos vamos?70Please respect copyright.PENANAO0ybcLabxs
- No relax, ustedes la están pasando rico70Please respect copyright.PENANAn0OQOxwVlu
- No, hace rato, queremos irnos, nos quedamos porque te vimos animada70Please respect copyright.PENANAws8EP0hK7Q
- ¡Plop! --me golpeé la frente-- que güevas --reí con desgano--
Ella me tomó de la mano, me ayudó a levantar y no perdió tiempo en despedirse de nuestra amable anfitriona, que insistía en que nos quedáramos porque no iba a tener con quién más pasarla bien.
Ellos por cortesía y sin saber lo que acababa de pasar, se pasaron a despedir por del tipejo aquel que estaba en la sala con los demás fumando tabaco. El muy patán delante de los demás se comportaba solapadamente como todo un caballero y se despedía con un ligero apretón de manos que por poco me hace vomitar.
No más salir de la portada de esa casa y tocar el camino, hizo como si se me quitara un peso enorme de los hombros y del cuerpo. Al fin, lejos de esa maldita pantomima y circo de alta alcurnia. Nunca más en mi vida, espero tener que vivir algo parecido.
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