Iván nos agarró de los tobillos y arrastro para dejarnos en medio de la cama. Gritamos cuando sentimos esa sensación inesperada, abrimos los ojos asustadas y nos agarramos de lo primero que pudimos. Acto seguido nos cogió un ataque de risa que casi no logramos detener, pero que termino aumentando la libido.
Debo confesarles, que nunca un hombre me había hecho algo como eso y pese a que fue un acto medio cavernicolesco, me gusto. Me hizo de ver a Iván un poco más diferente, posesivo y decidido.
Se hizo detrás de Erika, le dio un pico en la mejilla sin interrumpir nuestros besos y se acercó a su oído.
- Está bien, pueden hacerme todo lo que quieran --me miro directo a los ojos-- pero suave, ¿sí?70Please respect copyright.PENANAyvsMGF1Urc
- Claro amor, relax, la idea es pasar rico los tres70Please respect copyright.PENANATD3xII0xbV
- Ok, confió en ustedes70Please respect copyright.PENANAhgLKFk3T2F
- Yo sé que te va a gustar
Se perdió de nuestra vista y empecé a notar como se desfiguraba la cara de Erika de placer. Iván estaba de rodillas, había tomado su pierna con ambas manos y le estaba dando besos por la pantorrilla, acercándose a su tobillo donde le dio un mordisquito, luego siguió por su pie y empezó a meterse cada uno de sus dedos.
La conocía demasiado bien, sabía exactamente qué puntos y como tocarlos. Ella rendida se dejó caer de espaldas y yo aproveché de inmediato la oportunidad para volver a probar sus mieles.
- ¿A dónde crees que vas? --me tomó de la mano--
No le conteste simplemente, me hice de rodillas perpendiculares a su cuerpo. Empecé a bajar por su torso llenándola de besos, esta vez no tenía tanta paciencia y ánimos de jugar, ya extrañaba su sabor y su calor, fui directo a su sexo.
Él guiaba mis manos, me decía donde y como presionar. Luego recordé la forma en que él la había acariciado cuando nos estábamos recuperando en el piso de abajo y traté de investigar por cuenta propia. Sin dejar de probar sus mieles, deslizaba las yemas de mis dedos por su cuerpo y descubrí un lugar que la hacía brincar un podo, tome rumbo con mi lengua encima de sus crestas iliacas y sus gemidos eran mas fuertes y continuos.
- Muérdela --dijo Iván--
En la parte más prominente de ese hueso, primero chupe llenándome la boca con su piel y luego la mordí con sensualidad. Brinco como un toro de rodeo y nos empujó con las manos.
- ¡Tramposos! ¡Así no se, ahhhhh ahhhh, vale!
Me abrazó y llevó a su lado, tratando de mantenerme encerrada como una prisionera, definitivamente estábamos causando demasiados estragos en ella. Mi boca la hacía distraer mientras mis manos seguían recorriendo su espalda, cuello, caderas y esos huesitos que con solo tocarlos la hacían gritar.
- Necia, no más, me da muchas cosquillas
Estaba demasiado excitada y la única forma que logro aprisionarme fue buscar mis manos al frente y entrelazarla con las suyas.
Iván se metió en medio de nuestras piernas, con brusquedad se abría paso besando aún lado y al otro. Erika con la punta de su pie me hizo abrir mi pierna dejando mi rodilla flexionada y ella hizo lo mismo. Su barba hacía cosquillas en nuestros muslos, no miramos a los ojos porque suponíamos lo que seguía.
Erika fue la primera, cerró los ojos lanzando un delicioso gemido cuando Iván metió su lengua en su sexo, descargó mis manos en sus pechos y con las suyas me midió que las apretara. Volvían esos gemiditos agudos que tanto me gustaban combinados con una sonrisa que no se le borraba.
Hasta que fue mi turno y pude entender el motivo de su felicidad. Vaya, vaya, quién se imaginaría que este hombre tuviera tal destreza oral. No era para nada cuidadoso o caballeroso, al contrario, parecía como si literalmente te la fuera a arrancar con la boca.
Nos llevaba a cada una por oleadas de placer, haciendo que nuestros cuerpos hirvieran, pasando su lengua de una a la otra y en ocasiones, empujando de nuestras caderas para que nuestras pelvis quedaran tan unidas que al pasar la lengua no diera placer al tiempo.
Se hizo de rodillas y con miradas de provocación nos mostró como vestía toda la longitud de su miembro con un condón. Se acercó, tomando la pierna de cada una con su mano del tobillo, las levantó cruzándolas por el frente de su pecho, descargándolas sobre su hombro contrario.
Se agarró por encima de los muslos y empezó a frotar su miembro. Se movía suntuosamente, su erección asaba en medio, lubricándose con nuestra humedad, separando los labios y rozando nuestro clítoris e inclinaba su cabeza para morder nuestra pantorrilla y hacernos gritar. Nos empujaba de las caderas para que lo aprisionáramos en medio y cuando alguna gemía le daba una buena palmada en las nalgas.
- Ella primero --dijo Erika sin voltear a mirarlo--
Giro un poco sus caderas en dirección a mí y sentí como su glande se abría paso y me hacía temblar y lo volvía a sacar. Luego, vi como se desfiguraba la cara de ella y me arrancaba los labios con sus besos.
El morbo, por ser equitativo, nos hizo excitar demasiado, era perfecto. Cerré los ojos para besarla y ahí fue cuando sentí la segunda oleada, un poco más adentro y más fuerte, agarrándose de nuestros muslos para poder meterlo más y más.
La cara de perversión y placer de Iván era demasiado excitante, la forma sensual y atrevida con que movía sus caderas para penetrar primero a una y luego a la otra era perfecta. Estábamos tan mojadas, que a veces su miembro no le atinaba al lugar correcto, las figuras de su glande se deslizaba entre nosotras presionando nuestro clítoris y cuando lo sacaba empujábamos hacia adelante, chocábamos pelvis con pelvis y nuestro cuerpo temblaba como si entrara en corto circuito.
Iván empezó a bajar las manos por nuestro muslo, nos agarró de las nalgas, presiono varias veces una botella de lubricante. Se embadurnó los dedos, esparciéndolo en nuestros traseros con movimientos insinuantes hasta llegar al otro agujero, acariciando, moviéndolo en círculos alrededor, presionando pero sin llegar a introducirlo.
Iván estaba con los ojos cerrados, mordiéndose los labios, concentrado en su nuevo propósito, planeando como hacer ese movimiento de forma sutil. Metí por debajo de su rostro y en secreto le dije al oído.
- Ay Eri, no sé cómo decirle...70Please respect copyright.PENANAEz9i74IfmH
- ¿Qué pasa?70Please respect copyright.PENANAF2dBYzLCIZ
- Es que yo nunca... por allá, tú sabes70Please respect copyright.PENANAJPwDtbZajI
- ¿Ni un dedito?70Please respect copyright.PENANA4mKVcuuO2x
- No, ¿duele mucho?70Please respect copyright.PENANA5D99ppKFp1
- No mucho, al inicio un poco, pero apenas te acostumbras70Please respect copyright.PENANAntZvoXMg9x
- Me da susto70Please respect copyright.PENANAkfaJQxU2mu
- Es demasiado rico y adictivo, a mí me encanta
Yo sé que pude sonar como una hipócrita, pero no me sentía lista. Hacía unos segundos lo estaba excluyendo a él prácticamente con lo mismo, ahora conmigo se comportaba como toda una alcahueta. Él empezó a apuntar con su dedo en nuestro asterisco, ella notó mi cara de indecisión y me dijo al oído.
- No te preocupes, yo me encargo
Se acomodó boca arriba, le paso la pierna por detrás de la espalda e Iván y se dejó caer sobre ella en posición de misionero, penetrándola hasta desaparecer su miembro por completo, fundiéndose en un beso romántico.
Estaba ahí como congelada, sin saber qué hacer, si seguir o no, hasta que ella me atrajo para hacerles compañía. Recorrió el contorno de mi boca con su lengua, finalizando en una de mis comisuras, moviendo la punta de su lengua sugestivamente. Con una risita tímida y vergonzosa me dio una mirada dudosa y extraña.
- ¿Qué? --le pregunte--70Please respect copyright.PENANAXp0OWWTGN8
- ¿No es obvio?70Please respect copyright.PENANAPz3sTuI1BM
- No --la miré extrañada--70Please respect copyright.PENANA8QkHR8aAoW
- ¿Me vas a hacer decirlo?70Please respect copyright.PENANAUJhpHTQxFB
- Ahhh ya, eso
Me acomodé rápidamente, gateando emocionada a la cabecera de la cama, quedando en dirección contraria a la de ella. Acerque mi cara frente a la suya, mirándola fijamente, mordiendo mis labios y con el corazón a punto de salirse de la emoción.
- Dilo, quiero escucharlo70Please respect copyright.PENANAP9vwzPO5Za
- Quiero comerte a besos70Please respect copyright.PENANAO2Do0Mtbon
- ¿Besos? Ok
Me incliné hacia adelante y jugué con sus labios, mientras ella me miraba sería casi enojada sin corresponderme.
- Definitivamente me vas a hacer decirlo70Please respect copyright.PENANAUjro7vK00m
- Sí, quiero que lo digas70Please respect copyright.PENANATZYDJeiXaW
- Profe Liliana --respiró profundo-- quiero que te sientes en mi cara y chupártela hasta que te haga venir70Please respect copyright.PENANAoqVqavSvnn
- Tus deseos son órdenes
Iván se incorporó para darme vía libre con su cuerpo y para ver lo que estaba a punto de pasar con mejor perspectiva.
Nuestros labios se unieron con calma y jugábamos con nuestras leguas simulando que estaban en otro lugar.
Me fui deslizando poco a poco, nuestras bocas en los mentones, luego en el cuello y nos detuvimos un rato para chupar nuestros senos al mismo tiempo, en mi caso, con un poco de ayuda de mis manos para juntarlos y ahogarme entre ellos.
Continúe mi camino, besando su ombligo, lamiendo al rededor, metiendo la lengua, simulando penetrarla, era una nueva simulación de lo que queríamos hacer en un sitio que se aproximaba más y más.
Iván levantó los muslos de ella, metí mis manos por debajo y me arrastra usándolos como punto de apoyo, ella hizo lo mismo sosteniéndose con fuerza de mis nalgas. Fui la primera en meterme en su sexo y me hizo reía bastante por la forma en que ella levantó su pelvis y gimió.
- Ay jueputa, qué rico hijueputa
Iván no perdió la oportunidad para metérselo al fondo y darle un par de embestidas, mientras yo me ocupaba de partes más sensibles y entre los dos la hacíamos enloquecer.
Empujó detrás de mis caderas y me emocioné, al fin lo iba a hacer. Se sintió extraño el primer lametazo, la verdad no fue para nada excitante o sensual, se sentía más como si estuviera pasando la lengua a una paleta. Tal vez se estaba obligando a hacer algo que no quería. Estuve a punto de simular un gemido de placer, pero no me parecía lo correcto, preferí no decirle nada y darle un poco de tiempo.
En varios momentos me dejaba desatendida y empecé a sospechar que no iba a mejorar mucho la situación, cuando regresaba simplemente me lamía de abajo a arriba y ya. Un poco decepcionada, decidí llenarme con otro tipo de satisfacción, tomé el miembro de Iván para redireccionarlo a mi boca, acababa de alcanzar un nuevo placer de adicción, mamar con el sabor de su sexo.
Andaba ahí superconcentrada cuando empiezo a sentir como mi sexo cosquilleaba y se derretía en su boca, abrí mi boca para gemir, se me escapó su miembro y al regresarlo de nuevo a su sexo pude entender que no era que no lo quisiera hacer, era más bien que estaba tan excitada recibiendo placer de ambos que no lo podía hacer.
Volví a recuperar su miembro y esta vez lo sostuve con mi mano para que no se me fuera a escapar y oh dios mío, señor santo, la cruz, la virgen y todos los putos santos existentes en el cielo. "La señora lengua" si señoras y señores, mi sexo nunca en la vida se había sentido al mismo tiempo tan bien atendido como esa noche y fue imposible no hacérselo saber.
- Ay dios, Erika, qué maldita lengua tan rica, quiero que te la comas todita, si por favor no pares, no pares
Mi cuerpo se levantó solo, apoyándome con las manos sobre sus crestas iliacas, con los ojos cerrados, gimiendo como loca, mientras Erika hacía y deshacía con mi sexo. Sentía como si su lengua me recorriera el cuerpo entero y cuando me penetraba con ella era como si con la punta llegara hasta mi cerebro y lo lamiera con morbo separándolo a la mitad.
Iván la penetro, me tomó de atrás del cuello y nos empezamos a besar. Se sentía como si la energía de los tres estuviera corriendo por un circuito cerrado interminable que le agregaba a cada ciclo mayor potencia.
- Ay dioossss, ayyyy diiooooossssss
Mi sexo se contraía, mi vientre se amarraba con cada espasmo. Iván bajó su mano y empezó a frotar mi clítoris con su típica brusquedad. Enterré mis uñas en su cresta iliaca agarrando parte de sus caderas y cuando ella levantó su pelvis hacia arriba tuve un orgasmo algo raro, como si desde la cabeza bajara un baldado de agua y saliera expulsado de mí.
Me había venido tanto que podía escuchar como Erika hacía ruidos con su boca en mi sexo, queriendo chupar todo mi orgasmo y a la vez buscando como respirar.
Coloqué una mano detrás del cabello de Iván, metiendo mi lengua hasta su garganta y apreté mi mano jalándolo con brusquedad. Me empecé a frotar sobre su cara, moviendo mi pelvis hacia adelante y atrás. Él se acomodó al lado de mi rostro y me dijo en secreto al oído.
- Necesito tu ayuda70Please respect copyright.PENANAbTkJm84I5R
- ¿Con qué?70Please respect copyright.PENANA6D4cSRyxUT
- Matarla de placer
Miré de reojo y sonrió con perversión y maldad, yo le regresé una de vuelta. Me dio un par de instrucciones al oído, confirme con mi rostro aceptando servir en sus propósitos.
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