Capítulo 46. ¿Inesperadamente?
Una vez que Altair se había propuesto algo, era inútil resistirse. Renuncié a escapar y, en lugar de eso, me acurruqué en sus brazos mientras me llevaba cómodamente hasta el dormitorio.
Solo piensa que estás en un carruaje
Me dije a mí misma, tratando de calmar mi nerviosismo. Pero no pude evitar sonrojarme por las miradas curiosas de los sirvientes que se posaban en mí a cada paso que dábamos.
Ahora hay muchos más sirvientes...
A diferencia del pasado, ahora había más ojos observando, y me preguntaba si era apropiado crear una situación tan embarazosa. Pero Altair parecía no importarle en lo más mínimo. Bueno, ¿es que este hombre insensible se preocuparía alguna vez por lo que piensan los demás?
Siempre soy yo quien se avergüenza.
Con la renovación del castillo Ailsford casi completa y con más espacios utilizables, se había vuelto difícil mantenerlo con un personal tan pequeño como antes. Así que, junto con Pavel, el mayordomo, habíamos contratado a la cantidad necesaria de personas para administrar el castillo adecuadamente. Teníamos criadas para la limpieza, lacayos para recibir a los invitados, personal adicional para la cocina, y hasta jardineros para cuidar el jardín descuidado y lleno de maleza. Incluso recordando la gran mansión en la capital de la noble familia Bain no me sentía en absoluto en desventaja en cuanto al personal.
Por suerte, pudimos poner todo en orden justo antes de partir a la reunión.
Ahora, incluso si llegaban invitados inesperados, podíamos recibirlos adecuadamente sin sentir vergüenza.
Después de atravesar todas esas miradas, finalmente llegamos a la habitación, un espacio que ahora era solo para mí, no, para nosotros. Un suspiro de alivio escapó de mis labios.
No sé cómo interpretó Altair ese suspiro, pero me acostó en la cama y frunció el ceño.
"¿Te duele algo? ¿Quieres que llame al médico?"
"¡No, estoy bien!".
Nada más preguntar, agarré rápidamente a Altair por la solapa de su chaqueta para detenerlo de ir a buscar a León. Aunque no usé mucha fuerza, Altair se detuvo fácilmente. Sus característicos ojos fríos se fijaron en mí. Ahora sé que lo que muestran esos ojos es preocupación. Al principio, solía temblar de miedo con solo ver su sombra.
¿No es un gran progreso que ahora pueda tener pensamientos tan tranquilos?
Mi situación me pareció de alguna manera graciosa, y al dejar escapar una sonrisa, Altair frunció el ceño de nuevo.
"¿Qué te hace gracia?"
"Yo misma me hago gracia. Ahora puedo mirarte a los ojos con confianza, Altair."
"Ah, eso es cierto"
Altair asintió ligeramente y entrecerró los ojos.
"Cuando nos casamos, veía más la coronilla de mi esposa que su cara. Siempre tenías la cabeza baja"
"¡M-mi coronilla!"
Me sorprendí tanto que cubrí mi coronilla con ambas manos. En ese entonces, pensaba que estaba evitando su mirada porque me asustaba. Nunca consideré cómo podría haber sido visto desde su perspectiva.
"Te-tengo mucho cabello..."
"¿Dije yo que no lo tuvieras?"
"No, pero... me preocupa. No se ve bien si la coronilla está calva"
Cada vez que Mari o Anna me cepillaban el cabello, solía caer tanto pelo al suelo que a veces me preocupaba que pudiera quedarme sin cabello.
Dicen que, si sufres mucho estrés, se te cae el cabello con más facilidad. ¡Por eso las personas como yo, que somos sensibles y vulnerables al estrés, tenemos que tener especial cuidado con la calvicie!
De alguna manera, me sentí un poco solemne y toqué mi cabello mientras me miraba en el espejo. Altair dejó escapar una risita.
"No estás calva. Tienes un cabello muy abundante. ¿Cómo no lo sabes?"
"No puedo ver mi coronilla por mí misma"
Bajé la cabeza y traté de ver mi coronilla en el espejo, pero mi cabello se interponía en el camino. Al verme esforzándome, Altair extendió la mano y me revolvió el cabello.
"No te preocupes, tienes mucho volumen"
Realmente no podía ver, pero confiaba en que Altair no mentiría al respecto.
"Tú también tienes un cabello abundante. Probablemente seguirás teniendo mucho cabello incluso cuando seas un anciano".
"¿Un anciano? ¿Ya estás preocupándote por eso?".
"Es un problema importante. Bueno, aunque no puedo imaginarme a Altair calvo"
A pesar de mis palabras, intenté imaginar a Altair calvo. Quizás porque su rostro es tan apuesto, incluso sin cabello, pensaba que se vería sorprendentemente bien.
Hmm, entonces para Altair no sería un gran problema quedarse calvo...
¡¿Será que el secreto de todo es tener un buen rostro?!
Parpadeé mientras miraba fijamente su increíblemente atractivo rostro. Tal vez porque mi mirada lo incomodaba, Altair se tocó la cara con la mano.
"¿Por qué me miras así?".
"De repente pensé en lo guapo que eres"
"¿…Qué?"
Altair frunció el ceño y preguntó. No era la reacción de alguien que acaba de recibir un cumplido.
"No necesitas hacer cumplidos vacíos"
Parecía pensar que yo estaba diciendo cosas bonitas solo para adularlo. Inmediatamente agité las manos, tratando de aclarar las cosas.
"No es un cumplido vacío. Y tampoco tengo necesidad de adularte"
"Eso es...".
Incluso cuando quería impresionar a Altair y asegurarme de estar a su altura, nunca se me ocurrió adularlo. Solo me concentré en hacer bien mi papel y encontrar mi lugar a su lado.
Cuando seguí mirándole fijamente a la cara, exudando sinceridad con cada fibra de mi ser Altair no pudo soportarlo y apartó la mirada bruscamente.
"Deja de mirarme así. Es incómodo"
"¿Te sientes incómodo? ¿Tú también puedes sentirte así, Altair?"
Esta vez, mis ojos se abrieron de par en par con sorpresa. Incómodo. Siempre había pensado que Altair era tan indiferente que no sentía cosas así en absoluto.
Hace un momento, cuando me llevaba en brazos por el pasillo, parecía muy despreocupado.
Incluso había llegado a admirar cómo podía ser tan descarado. Pero ahora, se sentía incómodo solo porque le dije que era guapo.
Por alguna razón, me pareció gracioso y dejé escapar una risa. Las orejas de Altair se pusieron un poco rojas, y miró nerviosamente a su alrededor. Parecía querer encontrar algo para cambiar de tema. Y, afortunadamente para él, tenía un tema a mano.
"Parece que han llegado muchas cartas mientras estábamos fuera"
Altair me trajo las cartas que estaban apiladas en una bandeja de plata sobre la mesilla. Como las cartas dirigidas a Altair eran enviadas a su despacho, las cartas en la bandeja eran todas para mí.
De repente, estoy recibiendo tantas cartas.
Cuando me convertí en la Baronesa de Ailsford, ni siquiera recibí cartas de felicitación, y por supuesto, no había invitaciones a fiestas de té o bailes. Pero a medida que la posición de Ailsford mejoró, también lo hizo la cantidad de cartas e invitaciones que recibía.
Saben que si las envían a Altair, las rechazará sin falta.
Probablemente piensan que es más fácil dirigirse a la nueva baronesa que acaba de casarse, en lugar del frío y temible barón.
Además, la socialización es sin duda responsabilidad de la señora de la casa.
No puedo rechazarlas todas indiscriminadamente, así que tendré que filtrar adecuadamente y hacer acto de presencia de vez en cuando.
Aunque Altair no ha dicho nada al respecto...
Miré de reojo a Altair mientras jugueteaba con los sobres apilados. Aunque no lo diga, él también espera que yo participe activamente en la sociedad. Después de todo, eso es lo que la mayoría de los nobles esperan de sus esposas.
¡P-pude superar la Reunión de Nobles del Este! ¡Puedo hacer esto también!
Bueno, para ser precisos, sobreviví a la reunión, pero no podría decir que lo hice particularmente "bien".
Mientras pensaba en esto y hojeaba inconscientemente los sobres, de repente encontré un emblema familiar y mi mano se detuvo. Altair, al notar algo extraño, tomó el sobre y frunció levemente el ceño.
"Es una carta del Marquesado de Bain"
"Sí..."
El sello del marqués de Bain, que una vez había sido mi nombre. Y no era solo uno, había otros tres sobres con el mismo sello. Tenía la sensación de que no se trataba de un asunto trivial.
Mi vacilación no pasó desapercibida para Altair, quien sacudió ligeramente el sobre.
"¿Quieres que lo lea?"
"No, es una carta para mí. Debería leerla yo misma".
Intenté decirlo con la mayor tranquilidad posible, pero podía sentir cómo se me secaba la boca.
"Leámosla juntos"
Dijo Altair, devolviéndome el sobre. Solo el hecho de que él quisiera leerla conmigo me daba valor, así que abrí el sello con cuidado. No tenía idea de qué podría haber escrito mi tío, y mucho menos en cuatro cartas.
¿Eh?
Sin embargo, al contrario de lo que pensaba, el remitente no era mi tío.
"Es de Melissa"
Aunque éramos primas de la misma edad y habíamos vivido juntas durante mucho tiempo, Melissa y yo no éramos lo suficientemente cercanas como para intercambiar cartas. De hecho, yo había sido la que había recibido desprecio unilateral por su parte.
Sin embargo, el tono de la carta de Melissa era sorprendentemente cálido y amable, lo que me hizo preguntarme si todo el malentendido entre nosotras había sido solo mi imaginación. Si alguien que no supiera nada de nuestra relación hubiera leído la carta habría asumido que éramos primas cercanas.
Altair, que estaba leyendo el contenido a mi lado, también parecía pensar lo mismo, ya que inclinó la cabeza ligeramente sin darle mucha importancia.
"Supongo que el Marquesado de Bain también ha escuchado sobre la buena fortuna de Ailsford"
"Sí"
Melissa estaba preguntando si los rumores sobre la buena fortuna de Ailsford, que se estaban extendiendo últimamente por la capital, eran ciertos, y si lo eran, si podría visitar Ailsford en alguna ocasión. Las otras tres cartas contenían mensajes similares.
Sin embargo, como no había respondido a tiempo debido a mi participación en la Reunión de Nobles del Este, parecía haber malinterpretado mi silencio como una negativa, y las cartas posteriores contenían una urgencia creciente para que respondiera.
Y en la última carta...
Melissa escribió que estaba muy preocupada porque no había recibido respuesta, y que planeaba visitar Ailsford en breve.
¿¡V-viene a Ailsford!?
Me sorprendí tanto que salté de la cama de un brinco. Leí la carta una y otra vez para asegurarme de que no me estaba equivocando. Melissa era una persona que, si decía que iba a hacer algo, lo hacía. No estaba enviando cartas vacías. El hecho de que no hubieran llegado más cartas después de decir que vendría a Ailsford confirmaba que no estaba bromeando.
Visitar la casa de otro noble sin permiso era una gran falta de respeto, pero Melissa estaba dispuesta a cometer cualquier falta para visitarme.
"M-melissa viene!"
Al gritar eso mientras miraba a Altair, me di cuenta de que él no sabía nada de Melissa.
"Es decir, Melissa es mi..."
Rápidamente traté de explicarle quién era, pero Altair respondió con indiferencia.
"Lo sé. Ella es tu prima".
"¿Cómo lo sabes? Nunca te he hablado de ella..."
Mientras preguntaba, sorprendida, oí la voz de Pavel desde fuera, sonando algo apurada.
"¡Mi señor! ¡Hay una emergencia! ¡Tenemos un invitado!"
Si Pavel, que siempre era tan calmado, estaba tan agitado, indicaba que este invitado era inesperado.
¿¡De verdad es Melissa!
Sin saber qué hacer, caminé de un lado a otro, mientras Altair, con su habitual calma, abrió la puerta del dormitorio para recibir a Pavel.
"¿Un invitado del Marquesado de Bain?"
Al escuchar la pregunta tranquila de Altair, Pavel parpadeó como si no entendiera a qué se refería.
"No. ¿Un invitado del marqués de Bain, habla de la familia de la señora?"
Los ojos de Altair y los míos se encontraron. El "invitado inesperado" de Pavel no era Melissa.
Entonces, ¿quién es?
Mientras parpadeaba con confusión, Pavel suspiró y habló.
"¡Es la realeza, la realeza!"
"¿La realeza?"
"Sí, ¡Su Alteza el Tercer Príncipe está aquí!"
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