Volví a ver a Meredith después de hacerlo, pero en ese entonces las cosas habían cambiado entre ambas y era por una buena razón: yo había ganado. El día en que ejecute el plan fue la ultima vez en que tuvimos una amistad normal.
-¡Guirnaldas! -Ordenó ella, parada sobre una silla y con los brazos hacia el techo, demasiado enredada entre chucherias para bajarse.
Conteste en un murmuro ahogado, aun con un globo en los labios. Lo hice a un lado tras enrollarlo.
-¡Ya! -Conteste, arrojándolas sin mirar atrás.
Meredith las atrapo, estas rebotaron en la punta de sus dedos. Sus reflejos fueron mas rápidos y cerro la palma en torno a ellas.
-¿Qué hora es? -Preguntó ella, trabajando en las decoraciones.
-Son las 6, aun faltan unos 20 minutos antes de que lleguen. No hay prisa.
Estaba intentando calmarme. Ya teníamos globos de sobra pero yo seguía inflando más. He hablado mucho con Meredith en el último tiempo, como es de esperarse, pero hoy debe ser distinto. Muy posiblemente todas nuestras conversaciones den vuelta en torno al plan -El que tengo con Meredith, no el mío-, y es cuestión de tiempo a que mi boca suelta me exponga. Incluso levemente será demasiado para que ella quiera abortar todo.
-Hay que hacer esto más seguido -Comentó ella.
-¿Ah? ¿Tienes más chicas que cortarle las cejas?
-No me refiero a eso. Estoy hablando de juntarnos más seguido, en una fiesta.
Había empezado a inflar un corazón que rezaba "mejórate", tan solo para seguir ocupada en algo, y en esos mismos momentos escapo de mi boca como un globo aerostático pinchado.
-¡No hay problema!
Al quedarme sin globos, camine hasta el esquinero de la cocina y prepare tomates. Los mutilaba con ferocidad y derramando el jugo, con las manos tan temblorosas provocaría un desastre.
-¿En tu casa, o en la mía?
-Es mejor que no.
-¿Por qué? Quiero ver como es tu cuarto.
-A mi mama no le gustan mucho las visitas.
"Termina la conversación. Termina la conversación" Pensé, los tomates caían cercenados como dominós."No podemos volvernos más cercanas"
-Es incom...
-Ahora que la mencionas, jamás he visto a tu mama. Tampoco en reuniones de padres. La mía es jefa de la asociación de vecinos y pienso que se llevaría muy bien con la tuya, estoy preparándole una sorpresa para el día de las madres, podríamos ir a tu casa y hacerlo juntas.
Vaya trampa, ¿eh? Cuando le haces cosas a alguien mas, evitas pensar en quienes le importa esa persona. Me pregunte si su madre la vería con los mismos ojos tras enterarse de quien era en verdad su hija.
No puedo distraerme, ¡No! Esto es por Jessica y ella debe ir primero.
-No. La mía no es sociable.
-Hey, ¿estás bien? Te suda la nuca un poco.
"Envió mensajes de odio por internet por meses" Pensé. "Quizás no tiene idea del daño que causo. Pero es igual de culpable"
-N-no es nada. Solo quiero terminar todo esto de prisa.
-Es verdad. ¿Me pasas una guirnalda?
Lance una, esta voló fuera del campo de Meredith.
-¡Hey! -Ella se estiro para alcanzarla, provocando que la silla se tambaleara.
Mire de reojo en el momento preciso en que las patas de la silla chirriaban en la cerámica. Meredith perdió el equilibrio y se fue hacia atrás con las guirnaldas entre los dedos. Todas las decoraciones del techo se desprendieron al seguir pegadas a sus dedos.
Estaba a pocos centímetros de golpearse la nuca contra el esquinero cuando la atrape con los brazos, ambas rodamos y nos detuvimos al chocar con el refrigerador.
-¡Joder! -Se quejo ella, sobándose una rodilla. La zona lastimada era masajeada por sus palmas tersas, muy lejos de su cuello. No tenia la menor idea del peligro que había corrido.
-¡¿Estás bien?!
Ella asintió con la cabeza, posando la pierna en un ejercicio de yoga, con un gesto de dolor al mover la pierna.
-Sí, tranquila. Ya no duele. Mas me lastima tener que empezar con ese condenado techo otra vez.
"Si, el techo" "De seguro sera el techo lo peor que pasara esta noche"
Abrimos las puertas y las dejamos así, con el paso de los minutos la casa se fue llenando de personas que no conocía. No suelo ir a fiestas, Jessica solo tiene otras dos amigas y tampoco se juntan con muchas otras personas, es un grupo cerrado. Ante tanto bullicio me quede en una esquina, mordiendo mis uñas. Incluso si no fuera a ejecutar el plan, me pondrían nerviosa de igual manera. Me asombre por la cantidad de personas que Meredith conocía, entonces me cuestione si alguno de ellos sabía lo que ella hacía en Internet.
2 horas luego de abrir las puertas, Janice entro a la casa.
-¡Janny! -Exclame, mientras servía el ponche a una pareja.
La chica se acerco y me recibió de un abrazo constrictor, echando todo su peso sobre mi cuerpo. Detrás de ella, entro caminando Sal. Yo y Meredith nos miramos. La fiesta transcurrió tan naturalmente como lo haría cualquier otra, no había ningún globo de disco laminado en el techo, pero la casa empezaba a desordenarse poco a poco. Una evidente señal del paso del tiempo.
Espere parada un rato a que se hiciera tarde. Una vez solo estuvieron allí las personas que se quedarían para la pijamada, me moví hasta la cocina y espere la oportunidad precisa para estar sola.
No quería que nadie después resaltara el hecho de que me había encerrado en la cocina justo antes del "accidente". Así que actué rápido. Metí la mano bajo mi remera y saque un frasco brillante. Lo vacié dentro del ponche y me fui de allí,
-¿Lista para la peli? -Pregunto Meredith.
Las chicas -El único varón restante en la fiesta era el hermano menor de una de las invitadas, un niño pequeño e intruso que va de aquí por allá siendo molesto- se habían sentado en torno al plasma de Meredith.
Asentí y me senté junto a ellas. Cuando una de las chicas camino hasta la cocina y trajo el ponche, me miraba las uñas, también lo hice mientras todas veían la peli y bebían y comían.
Paso 1 hora y unos 30 minutos, más o menos lo máximo que podía aguantar escuchando muelas masticar comida ruidosamente, cuando nadie además de mi en la fiesta se encontró despierta.
La película seguía andando, a mi lado tan solo había cabezas caídas y vasos derramados.
Para asegurarme, estire una pierna e hice caer la mesita de centro de un golpe. Con ella cayeron unos juegos y la fuente con el ponche. Nadie se despertó con el ruido, incluso cuando la fuente aterrizo en la cabeza de una muchacha.
Hice una mueca cuando lo hizo, pero mi expresión fue suavizándose a medida que confirmaba que todas ellas estaban totalmente idas de este mundo. De estar cubiertas por salsa de tomate, parecería una horrorosa escena del crimen.
Me incorpore, mis movimientos eran más descuidados y ágiles. Subí las escaleras hasta la habitación de Meredith y entre arrastrando los pies.
A diferencia del resto de su casa, su cuarto se veía limpio y pulcro, con los posters de las bandas que les gustaban intactos en las paredes, era claro que no dejaba a nadie entrar allí. Rebusque un rato hasta encontrar su mochila -Estaba bajo la cama-, y de allí saque unas tijeras.
Las sostuve con nerviosismo, un nudo en mi garganta se había formado, y lo sentía como suponía que debía sentirse tener una nuez como los varones, solo que enterrada contra mis cuerdas vocales. Tarareaba una canción para hacerme sentir mejor.
Descendí las escaleras, las luces me siguieron los pasos y delinearon mi figura por el primer piso, la estiraron al menos 3 veces de su tamaño, y la hicieron ver como una enorme criatura de brazos alargados, y mano de aguja.
Frene junto al grupo de chicas y gire las tijeras entre mis dedos, según Meredith, ambas nos sentaríamos a los lados de Janice para raparle las cejas. Ahora que Meredith estaba profundamente dormida, con la cabeza apoyada en un hombro de J, tome a esta ultima y emplee las tijeras.
Me tomo un rato, pero eventualmente, mechones cafés se esparcieron por el suelo alfombrado, como matorrales secos.
Con el trabajo listo, deje caer las tijeras frente Meredith. Mire en derredor, por más que estuviera segura que todas debían de estar al borde del coma, repetí la acción un par de veces. Me sacudí todo el cabello que pude con las manos, al menos por 20 minutos, hasta que sintiera las manos adormecidas de tanto mecerlas por mi cuerpo. Lo último que faltaba era subir hasta arriba y tomar una ducha, una última forma de asegurarme de que estaba totalmente limpia.
Al mirar hacia atrás, me tope de frente con el niño pequeño.
Me quede petrificada, con el corazón trepando hasta mi cerebro.
El pequeño me miraba con desdén, justo frente el umbral de la cocina. Detrás de él, pude ver el esquinero donde horas atrás había estado el ponche. Aquel que era al menos medio metro más alto que el pequeño.
Lo observe fijamente, y fui deslizando el dedo índice por sobre mis labios.
-Shhhhh -Susurre como una serpiente, y le guiñe un ojo.
Me fui a dormir a su cuarto. A la mañana siguiente diría que me sentía incomoda así que me había ido a su cama. Me recosté y mire el techo por un tercio de la noche. Era una noche fría. Estaba hecho, era un camino sin retorno, ¿estaría Jessica feliz ahora? Incluso tan lejos de Jessica, Scarlett y Camila, sentía un par de ojos que me observaban.
Me sobresalte. Algo afuera hizo caer un basurero, me pareció ver una figura de tropezar y correr tras su ventana. Entonces me cuestione si todo eso había sido demasiado para mi, estaba viendo cosas. Debía de ir a descansar.
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