Alex se volteo, justo cuando el basurero soltaba el último chirrido antes de caer sobre él.
El novato se hizo hacia atrás de un salto y cayo de culo, la enorme sombra del basurero se cernió sobre su cuerpo y él se arrastro con las manos, aun en su radio.
Rodó a un lado y el contenedor aterrizo con un estruendo. Una nube de humo se disperso. Las bolsas de basura fueron vomitadas por el estacionamiento.
Antes de que Matt hiciera amago de bajar, Cooper ya se había disparado fuera de la ambulancia y corría hacia Alex.
El novato se incorporo tosiendo y refregándose los ojos, estaban muy lejos como para descifrarlo, pero parecía estar preguntando quien coño –énfasis - había empujado el maldito –énfasis, de nuevo- basurero.
-¡¿Fue un vagabundo, verdad?! –Bramó, con el rostro rojo- ¡Cooper! ¡Ve a golpear al bastardo!
El interior de la pocilga, que parecía una caja de cereales podrida caída con todo su contenido desparramado, se revolvió al son de vidrios rotos. Alex se volvió hacia las bolsas de basura y sonrió.
-¡Aja!
-Hey, hey, ¿Qué haces? –Pregunto Cooper. Se había detenido y tenía los brazos en jarra. No considero necesario preguntar si Alex estaba bien, se veía bastante saludable como para estar entrando a patadas dentro de la basura.
-¡Voy a encontrar al maldito! ¡Una mole de basura no se cae así por si sola!
Algo golpeo el interior del vertedero con un sonido hueco, como un mazo azotando una pelota a gran velocidad. Alex recogió una botella. Un gruñido alerto a Cooper. Sonaba a un tractor viejo y oxidado encendiéndose.
-Alex –Advirtió el jefe, en tono de orden-, aléjate del basurero.
-Vamos, vamos. Me tomara un segundo. Hago esto y seguimos con el temita de la dama muerta, si no me encargo de esto podría atacar a alguien más, ¿sabes?
-N-no creo que eso sea un vagabundo –Comento Matt, sin acercarse. Cooper retrocedió. El gruñido crecía.
Al ver un acto de vacilación en el jefe, la mano de Alex que sostenía la botella tembló. El ronroneo pesado fue agudizándose hasta imitar un rugido desgarrado.
Un animal se arrastraba fuera de las bolsas negras. El basurero daba a luz una criatura de pelaje espantoso y ensangrentado.
Una vez la mitad del perro estuvo fuera, Alex intuyo que sería imposible que siguiera moviéndose, o produciendo ese sonido por mucho tiempo, a juzgar por la forma en que su cabeza colgaba sin vida de su cuello quebrado.
El perro le devolvió la mirada. Los ojos se le escapaban de las cuencas, derretidos en gelatina blanca como cera de vela. La botella se le fue de las manos y reventó en el pavimento.
Utilizo las patas traseras para eyectarse fuera del basurero. Cooper tomo a Alex del brazo y lo obligo a correr. El perro se orientaba perdidamente, el pelaje del pelo le colgaba fuera de la carne como una capucha.
-No puede estar vivo, -Tartamudeaba el chico, arrastrado por el jefe- eso no puede estar vivo. Puedo ver su cerebro.
-¡Esta rabioso! –Escupió Cooper la explicación más coherente- ¡Mueve tus piernas o te dejare atrás!
Le soltó el brazo y Alex dio tumbos, mareado.
-¿Q-que es esto? –Tartamudeo Matt, dando pasitos hacia atrás- ¿Qué está pasando...?
Pese a la distancia entre el resto, podía ver con perfecta claridad la situación; Cooper había adelantado a Alex por varios metros, y el ultimo perdía el ritmo con su respiración agitada.
-¡Aléjate, aléjate! –Gritó Alex, dando patadas hacia atrás.
El jefe ya había llegado a la ambulancia y se había quedado de pie frente la entrada. Matt le tendió la mano. En lugar de tomarla y subir, Cooper se agacho y recogió rocas.
Alex dio un traspié. No soporto la presión, el sudor humeante en su cuello y axilas, y echo un vistazo hacia atrás. El rostro carnoso del perro estaba frente él, demasiado veloz para permitirle darle una patada.
Una roca golpeo al perro en la nariz.
La piedrita dio vueltas lejos, separándose en pedazos. Alex aprovecho el segundo de confusión en el perro y encajo una patada en su cráneo, provocando un sonido hueco.
Lo siguiente que escucho fue el ruido de un tejido desgarrándose de un tirón. El perro le había arrancado un tercio del zapato de un mordisco.
-¡Corre! –Grito Cooper, luego de volver a frenar al perro con una piedra.
El alma le regreso al cuerpo y huyo hacia la ambulancia, picas frías de pavimento se le enterraban en el pie descalzo.
El sol se había perdido entre los rascacielos, de todas partes goteaba una oscuridad interminable, al ritmo en que el cielo espantaba la luz, los edificios se derretían en charcos crecientes.
El perro acercaba sus colmillos en torno a sus tobillos, como una trampa de oso.
-¡Ya, ya!
Cooper subió apoyándose en la plataforma con los brazos y los uso para lanzarse hacia adelante. Matt dejo caer las rocas y lo imito.
Empujaron la camilla de manera que no bloqueara la entrada, y cada uno tomo posición en una de las puertas, como dos guardias. Alex pego un brinco dentro.
Los dos médicos jalaron las puertas hacia dentro, el perro se encontraba en pleno arco en el aire cuando se cerraron como una mandíbula mecánica en su torso.
Matt grito y por poco soltó el asidero, la cabeza mutilada del animal trataba de acercarse a su mano mordiendo el aire.
Para la sorpresa y horror de Alex y Matt, Cooper soltó la puerta y se adelanto a tomar una bandeja con herramientas médicas.
-¡¿Qué?! –Reclamo Matt, con el animal a poco de arrancarle la cara- ¡Cooper!
Bisturís y jeringas dieron vueltas en el aire, y Cooper saco al animal de un golpe con la placa metálica.
Cerró la puerta con los brazos. Descanso con el cuerpo apoyado en la entrada. Durante los primeros momentos la respiración se le torno errante. Pero al paso de unos segundos redujo la velocidad como si pisara un par de frenos mentales.
-Eso estaba muerto –Convinó Alex. Un completo genio del pensamiento. El sudor había formado costras alrededor de sus ojos- ¡Llevas una vida en esto, hombre! ¡Sabes que lo que le escurría de las orejas era su cerebro!
Matt se confió de mas y dejo ir la puerta, esta al instante se abrió y el perro ingreso.
-¡MATT! –Rugió Cooper.
El momento se congelo en el tiempo, y le dio el lapso suficiente para grabar a profundidad en su memoria lo que él veía; un carrusel en espiral hacia el esófago del animal, tras una dentadura de clavos oxidados. El perro había pasado justo frente Cooper y se elevaba frente su rostro.
Y entonces lo dejo con vida, paso de el totalmente.
Los ojos de Matt se pusieron en blanco, se desplomo y el pánico le provoco espasmos.
-¡Alex, cuidado!
El novato volvió a la realidad, apartando la vista del cuerpo inconsciente de Matt.
Al caer, su trasero presiono el acelerador a fondo. Desde la perspectiva de Cooper, la razón por la que ambos salieron volando fue porque Alex había activado la palanca con sus manotazos. La verdad había sido que la mano del enfermero no había estado ni remotamente cerca de tal pértiga.
De haber echado un vistazo a la derecha y distraído su atención del perro que le atacaba, habría sido testigo de cómo la palanca de cambios giraba y echaba a andar el motor por cuenta propia, tirada por hilos invisibles.
El animal tan solo logro hundirle los colmillos un par de veces en los antebrazos, mientras Alex gritaba, como si jugueteara con un hueso de plástico, antes de que todos los que estuvieran dentro de la ambulancia fueran disparados contra las paredes.
El siguiente pensamiento del jefe –todo esto sucedió en el lapso de unos 5 segundos- recayó en el perro, y tal como si lo hubiera invocado, el lomo del animal le golpeo el rostro. Cooper lo aparto como pudo, arrojándolo finalmente fuera de la ambulancia.
Vio como rodaba hecho una maraña confusa por la calle, y se aferro a un estante antes de poder acompañarlo.
Ninguno de los tres jamás hubiera podido saberlo –De hecho, jamás lo hicieron-, pero mientras la ambulancia se alejaba de la carretera, el perro se levanto aturdido.
Una vez la ambulancia desapareció de su campo visual, se le comprimió el pecho, la mirada se le desvió y se desplomo como si jamás hubiera estado vivo.
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