EMILY HILLS. NO LEER.
Extraño el silencio, extraño tanto el silencio. Ahora las pesadillas son más y más comunes.
Estoy sola.
No recuerdo la última vez que rece. Porque cuando iba a la iglesia de pequeña me quedaba dormida. O jugaba en el teléfono de papa. Pero tan solo bajaba la cabeza y murmuraba en una plegaria cuando era necesario, es decir, al fin de cada visita al "señor".
Así que hoy me sorprendí a mi misma a medianoche, cuando me encontré rezando. No sentí pena en hacerlo. Sucedió hace unos minutos y estoy escribiendo esto en una servilleta. La enfermera me prestó un lápiz en la mañana, parece que le molesto menos que antes. No tenía ningún papel.
Se lo pedí porque quería dibujar. Al final me quede con el lápiz. Ahora estoy aquí.
Hola. :)
No está demás en hacer una actualización, después de todo.
La actualización es que todo apesta y quiero golpear a todos.
Estoy desesperada. El dolor se convirtió en un ruido sordo. Solo mis sueños lo inhiben, y es entonces cuando llegan las pesadillas.
En todas ellas estoy yo, o algo así. Mama está frente mí. Estamos en la calle frente la casa. Ella está llorando y arrastrándose. No está lastimada, pero no corre, solo huye en cámara lenta. Como si estuviera encerrada en jalea invisible.
Yo voy detrás de ella, mi paso es irregular y trémulo. La estoy persiguiendo y ella está llorando.
Me siento como yo misma, hasta que me veo en el reflejo de una ventana. Es una versión deformada de mí. Arrollada y mutilada. Retorcida y desgarbada. Un animal muerto al lado de cualquier carretera.
Le estoy gritando algo, le grito que no la amo.
Ella está escapando de mí y está aterrorizada. Yo voy detrás de ella. Tengo los brazos rotos extendidos en gesto de pedir un abrazo, pero ella ya está muy lejos de mi.
En mis sueños no hay nada que me venga tras de mí. No son como cuando yo era pequeña y veía pájaros humanoides debajo de mi cama, o pulpos dentro de mi armario, o demonios en el espejo. En mis sueños yo soy el monstruo y las víctimas son quienes yo amo.
Jamás llego hasta ellos, porque entonces sucede un eclipse en el mundo, y Sobertown es abatido por una enorme oscuridad.
Esta oscuridad llega hasta mí, y empieza a absorberme hasta que no quede nada.
Es entonces cuando despierto. Y la oscuridad sigue allí.
Esta de noche, así que no es ninguna sorpresa la fiesta de penumbras en que me encuentro. Pero es distinto. Veo cosas.
Siempre le tuve miedo a la oscuridad, y era papa quien me arropaba y se quedaba conmigo hasta que todo pasaba. Ahora yo estaba sola. Estaba sola con aparatos y monitores y camas que parecen bestias hambrientas y él se ha ido.
Y aquel ruido no se va jamás.
Sé que no puedo dormir por las pesadillas. Incluso sin ellas, las noches aquí serian complicadas. Todos los pacientes que duermen aquí son inquietos y roncan como tractores. Es todo lo que quiero mencionar de los ruidos que emiten, el resto de los que hacen... eh, incómodos.
Aunque ninguno es tan molesto como aquel ruido. Y es estresante porque no tengo idea quien lo está creando.
Es algún tipo de silbido, suave, pero áspero. Me recuerda al viento que sale de entre una puerta durante una tormenta. Pero las noches tan solo son frías como témpanos, no lluviosas, aun no.
¿Entonces de donde viene? Pienso preguntárselo a la enfermera. De seguro ella podrá hacer algo al respecto. Es lo suficientemente constante como para molestar a alguien además de mí.
Ella es una buena persona.
Mañana en la mañana. Mañana en la mañana todo tendrá sentido.
Y creo que...
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